PRÓLOGO
La joven maga se encontraba leyendo cartas tratando de averiguar su futuro aunque lo veía como el fondo de su vaso vacío, negro.
—Aquí dice que tenga cuidado con el fuego, ja...chorradas—no tenía ganas de beber, su barril estaba incluso lleno, algo extraño dada la hora.
Muchos pensaban que su adicción por beber se trataba a la falta de amor o afecto, aunque por otro lado muchos miembros eran huérfanos pero cada uno salía adelante y afrontaba las cosas a su manera.
—Kana, ¿te encuentras bien?—pregunto Levy cerrando un libro.
—Mi ultima cita fue un desastre, trato de besarme a la fuerza y tuvo que encerrarlo en una carta hasta que rogó por su vida—suspiro recordando la experiencia.
—Vaya, quizás deberías dejarte de citas así y pensar en algo más serio—Levy tenía razón.
—Si no tengo esas citas estaría aburrida y encima así encuentro algo de diversión y puede que salga el indicado—reprocho ella mirando su rostro en una carta espejo.
—En fin, espero que encuentres pronto a ese chico—ella volvió a retomar el libro.
—Tu tienes a Gajeel, por cierto, ¿tiene piercings ahí abajo?—soltó sin tapujos.
Levy roja como un tomate negó con la cabeza.
—Son cosas privadas y...no, no tiene, ademas no hemos llegado tan lejos—susurro totalmente roja.
—Pobrecillo, debe de estar mucho tiempo en el baño—respondió esta.
—¿Como lo sabes?—Levy pensaba que era por las cartas.
—Es igual, voy a que me de el aire—se estiro y fue hasta la salida.
Sentir la brisa golpear su rostro se sintió muy bien, algunos miraban directamente a su pecho ya que acostumbraba a salir con ese modelito.
—Ey Kana, ¿qué tal vas?—pregunto la voz conocida.
—Hola Natsu, ¿Lucy te ha vuelto a echar?—pregunto ella sonriendo.
—Si, no le gusta bañarse mientras estoy dentro—Natsu llevaba un chichón en la cabeza.
—A mi no me importa—coqueteo acercándose hasta este.
—Lucy y tu sois diferentes—se sobaba de vez en cuando la cabeza para aliviar el dolor.
—¿Quién las tiene mas grandes?—el alcohol de antes empezaba a hacer efecto en ella o puede que no fuera eso.
—Mmmm difícil, creo que tu. Bueno debo irme a comprar comida ahora que tengo dinero—pero antes de irse fue agarrado por Kana.
—¿Puedo acompañarte?—el chico asintió, no veía porque debía negarse.
Y así salieron los dos juntos y pareciendo una pareja, sin saber que les deparaba el futuro.
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