• Capítulo 15.

‒ Capítulo 15.

(Narra Mei)

Me disponía a regresar a la casa de Tazuna-san, puesto que era de noche y todos se preocuparían por mi. Agarré mi chaleco para volvérmelo a poner, ya que en mi entrenamiento me lo había quitado.

Caminé hacia la casa, cuándo estaba a punto de llegar pude vislumbrar a dos siluetas un poco pegadas ‒demasiado‒, pero al acercarme más pude ver  una cabellera rubia y  una azabache, mi amigo rubio pasaba su brazo por los hombros del Uchiha para poder caminar bien. Una sonrisa se asomó en mi rostro, caminé a paso lento.

‒ Ambos lo hicimos. ‒escuché decir por parte del rubio‒ Ambos llegamos hasta la cima.

Me posé atrás de ambos ‒a una distancia prudente, puesto que se podrían caer o algo por el estilo‒.

‒ Bien. ‒asintió el sensei‒ Ahora avancemos, comenzaremos mañana. Los tres serán guardaespaldas de Tazuna.

‒ ¿Tres? 

‒ Si, yo igual. ‒ respondí, haciendo que estos den un brinco por el susto-

Naruto comenzó a gritar, perdón, a chillar, feliz y emocionado. ‒ Estupendo.

Y como si yo fuera adivina, ambos se cayeron a causa del rubio. Pasé por al lado de ellos mirándolos.

‒ Eres tan mediocre. ‒Sasuke se quejó.

Los de la mesa rieron, mientras que mi rostro tenía una sonrisa ladeada.

Los ayude a pararse y nos dispusimos a cenar.

Cuando terminamos de comer, Naruto tuvo una discusión con Inari, ya que creía que era estúpido arriesgarse tanto. Estuve de acuerdo con mi amigo, pero era inútil discutir.

( . . . ) (Narrador Omnisciente)

‒ Muy bien, dejo a Naruto y a Mei en tus manos. ‒dijo Kakashi hacia Tsunami en la puerta de la casa‒ Llevaron su cuerpo al límite, sobrepasándose como de costumbre, quizá no puedan moverse para nada el día de hoy.

‒ ¿Y qué hay de usted?, aún sigue en recuperación. 

‒ ¿Por qué? ¿Me veo tan mal? 

‒ Andando, vámonos.

( . . . )

(Narra Mei)

Me desperté tranquilamente, ¿a quién engaño? En realidad me desperté por un dolor en mi cuerpo, así es, me había caído de la cama, y para el colmo, me llevé las sabanas conmigo.

Me reincorporé y miré a la ventana, sorprendiéndome.

‒ ¡Ay, ¿por qué nadie me despertó?! ‒escuché que alguien gritó.

Me paré rápidamente y salí por los pasillos escuchando los gritos de mi amigo.

‒ ¿Dónde están todos? ¿A dónde fueron? 

Me paré atrás del rubio mirando a Tsunami quien lavaba los platos pero al percatarse de los gritos de mi amigo se giró.

‒ Ah, Naruto, Mei.  Su sensei quiere que descansen. Les dio el día libre.

Naruto pasó por al lado mío, esquivándome. ‒ ¡Lo sabía, me dejaron!

Rápidamente me cambie con mi ropa habitual y seguí a mi amigo.

‒ ¡Hasta luego! 

( . . . )

Seguíamos corriendo, pero mi instinto me decía que algo andaba mal.

‒ Solo espero que no sea muy tarde. ‒murmuró el Uzumaki,

Solté un suspiro. ^Nunca cambiará^ 

Pasaron unos minutos, pero mi intuición seguía diciéndome que algo malo sucedería. 

‒ Naruto, adelántate. Nos vemos allá. ‒murmuré seria, parándome sobre la rama.

‒ ¿Qué? ‒preguntó confundido.

‒ Luego te explico.

Corrí de regreso. Espero que estén bien.

( . . . )

(Narrador omnisciente)

Un shinobi albino atacó con su espada hacia Inari. Se pudo ver el gorro del pequeño volar y una mancha de sangre junto a eso, pero era un jutsu de sustitución.

‒ La mujer no está.

‒ Lamento llegar tarde. 

La rubia, apareció, recostando suavemente a Tsunami en el suelo, mientras los tipejos miraban confusos a la niña que sostenía a Inari en brazos.

‒ ¿Quién es ella?

‒ Los héroes aparecen en el último minuto.

Inari abrió los ojos y sonrió. ‒ Mei, ¿eres tú?

‒ Hm, si. ‒sonrió también‒ Le dije a Naruto que se adelantara, tenía un mal presentimiento, y por lo que veo, nunca falla. 

El niño la miraba estupefacto. Mei lo dejó a su lado.

‒ Felicidades, Inari. Lo hiciste bien. Cuando los enfrentaste se olvidaron de tu madre por un minuto, eso me dio la oportunidad de usar el Jutsu de Sustitución para alejarla de ellos.

‒ Pero, Mei... ¿Cómo supiste que esos samurai vendrían hasta aquí? 

‒ En el bosque encontramos a un Jabalí que estaba siendo atacado. Y los árboles habían sido cortados también, como cuándo alguien ha estado practicando con una espada o algo parecido, los cortes apuntaban hacia la casa así que los seguí hasta aquí y en parte fue mi presentimiento. 

(Narra Mei)

‒ Blah, blah, blah... es una de los ninja que Tazuna aloja. 

‒ Tras ella. 

‒ Si.

Ambos se arrojaron sobre mí.

‒ ¡Ahí vienen! ‒exclamó Inari.

‒Jutsu multiclones de sombra ‒creé cuatro clones.

Dos clones distrajeron al enemigo, mientras que otros dos se colocaron sigilosamente detrás de estos.

‒ Elemento Agua: Prisión de Agua.

Los dos clones que se ubicaron detrás de los tipos, hicieron los sellos correspondientes al jutsu encerrando a ambos en las prisiones, al cabo de unos minutos, ambos se quedaron sin oxígeno y quedaron inconscientes. Deshice los jutsus asegurándome que verdaderamente estuvieran inconscientes y los até con una cuerda que me pasó Inari.

‒ Lo hiciste. ‒murmuró sorprendido.

( . . . )

 ‒ Oye, Inari, perdón por el trato que tuvimos ayer contigo. Naruto en especial te manda disculpas. Eres muy valiente.

Él se sonrojó un poco pero después comenzó a sollozar pero luego se secó las lágrimas ‒ ¡Rayos! Yo me prometí no volver a llorar. Van a volver a burlarse de mí, me llamarán bebé. Pero no puedo detenerme.

Me giré hacia el océano. ‒ No creo que sea malo llorar por felicidad, en realidad, ¿qué tiene de malo? Yo también he llorado de felicidad, eso no significa que sea una bebé.

Inari me miró confundido.

Sonreí mirándolo ‒ Cuando estás feliz, se vale llorar, en serio.

‒ Mei...

‒ Bien, debo dejarte cargo, Inari, ¿estarás bien? 

‒ Sí.

‒ Nos vemos, ah, por cierto... ‒sonreí, sacando un papel de mi bolsa‒ Esto te lo manda Naruto.

Le entregué la carta y luego salí corriendo, despidiéndome con la mano.

( . . . )

"Maldición ya me retrasé mucho, seguramente mis compañeros siguen en combate y si no... no, estarán bien" pensé, angustiada.

 Llegué a una rama del árbol y miré la situación. 

Sakura estaba en frente de Tazuna mientras que Kakashi sensei peleaba contra Zabuza. 

Pero... habían espejos allí, miré atentamente.. eran espejos de hielo. Necesito una estrategia para poder atravesar los espejos. Naturalmente el fuego es débil contra el agua, por lo tanto, no me servirá el elemento fuego, el elemento tierra es fuerte contra el agua, eso es, si realizo un jutsu de tierra quizá destruya una parte para poder entrar. Me enderecé e hice las señas de manos correspondientes.

‒ Estilo de tierra, terremoto sísmico.

En un ágil movimiento y con el Sharingan activado le pegué al hielo con toda mi fuerza, un pedazo de hielo se salió pero este trataba de regenerarse por lo que entré rápidamente.

 La situación me dejó paralizada por unos momentos.

 Naruto estaba tirado en el suelo casi inconsciente y Sasuke estaba parado ‒como podía‒, ambos tenían clavadas agujas senbon en todo el cuerpo ‒y con suerte en ningún punto vital‒.

 El de la máscara estaba tan ocupado en dañar a mis amigos que no se dio cuenta de mi presencia, al igual que mis compañeros ya que estaban ocupados en evitar las agujas. 

Sasuke tenía... el Sharingan, era obvio, no por nada era un Uchiha.

El ninja salió de su espejo con unas cuantas agujas en mano a gran velocidad hacia mi mejor amigo que yacía tirado en el suelo, Sasuke instantáneamente se colocó frente a Naruto protegiéndolo.

Sin pensarlo me coloqué detrás del Uchiha, recibiendo las agujas. 

Muy pocas llegaron hasta Sasuke pero aún así era peligroso.

 Escupí algo de sangre, manchando el suelo mientras que el azabache estaba un poco sorprendido al ver que me había interpuesto y que todas las agujas no se habían clavado.

Vi de reojo por sobre hombro de Sasuke como Naruto se daba media vuelta aún en el suelo.

El enemigo se encontraba tirado.

‒ Tú siempre interfieres Naruto. ‒murmuró el Uchiha‒ Inevitablemente.

Naruto se sorprendió pensando que habíamos derrotado al sujeto. ‒ Ah, Sasuke, Mei, lo vencieron.

El rubio se dio cuenta de nuestra condición, me puse al costado de Sasuke y me dejé caer de rodillas. Sonreí costosamente.

^¿Este es mi final?^ pensé mirando al rubio ^Si es así, estoy feliz por ello, admito que quería seguir viviendo y descubrir más el mundo shinobi, sobre todo... revelar el secreto de mi collar, pero me alegra ver que salvé la vida de mi mejor amigo, espero que Sasuke esté bien ya que también quería salvarlo^

‒ Deberías ver tu mirada ‒le dijo con dificultad‒ Es la de un total mediocre.

‒ No le digas... eso. ‒murmuré.

‒ ¿Por qué me salvaron? ‒preguntó confundido mirándonos‒ ¿Por qué lo hicieron?

‒ No sé por qué... solo lo hice y ya. ‒cayó al suelo.

‒ Porque... ‒escupí sangre, intentando sonreír, a la vez que me desvanecía en el suelo‒ ... eres mi mejor amigo.

Cerré despacio los ojos, recuerdos pasaron en mi mente, recuerdos que no se si volveré a tener, con una última sonrisa terminé de cerrar los ojos.

( . . . )

Abrí los ojos lentamente, los volví a cerrar, intentando acostumbrarme a la luz del día. 

Abrí los ojos rápido al percatarme de que no estaba en el campo de batalla.

¿Dónde estoy?

El aire era puro, irradiaba felicidad, había paz. 

¿Acaso ya morí?

Aún recostada, miré hacia arriba, había un árbol donde caían pétalos de un árbol de cerezos.

Me senté despacio y tranquilamente.

Miré a mi alrededor, inspeccionando el lugar.

‒ Estoy muerta. 

‒ Aún no lo estás. 

Me giré asustada provocando que casi me caiga al agua, una figura me tomó de la cintura, era un chico más grande que yo.

‒ ¿Quién eres? ‒cuestioné asustada.

El chico me sentó sobre el pasto de nuevo con delicadeza.

Su cabello era de color rubio, más oscuro que el mío y sus ojos eran del mismo color que los míos. Ciertamente se parecía bastante a mi.

 Me sonrió abiertamente.

‒ Aún no puedo decirte, pero no estás lista para morir, Mei. Tienes mucho que vivir aún.

‒ ¿Y mis amigos? ‒le pregunté con el ceño levemente fruncido‒ No puedo dejarlos solos, están en peligro.

‒ Ellos están bien, el chico rubio derrotó al enemigo, no te preocupes. 

‒ No creo que deba seguir en ese mundo. ‒murmuré, rendida‒ Este lugar es hermoso, y es tan pacífico, en cambio, allí todo es guerra. Nunca me sentí tan bien en mi vida.

‒ Hm. ‒cambió su semblante a relajado‒ ¿Eso crees?, ¿qué sentirían tus amigos al verte muerta?, mejor dicho, ¿qué crees que sienten?

‒ Alivio, supongo. ‒dije bajando la mirada‒ Siempre he sido un estorbo. Para todos siempre he sido la pobre niña que no recuerda nada.

‒ No digas eso. ‒me sonrió.

Todo comenzó a esfumarse ahora estaba todo de color gris, el chico seguía a mi lado, señaló al frente, instantáneamente miré donde señalaba.

Una niña rubia se encontraba caminando por las calles de Konoha, el atardecer estaba a punto de salir, por lo tanto ese paisaje era lo más bonito que se podía apreciar en esa aldea.

 Los jounnin que pasaban instintivamente se alejaban, entristeciendo a la niña.

La pequeña tocó su collar, sintiéndose protegida. Sonrió sin razón alguna.

Continuó caminando y se encontró con un niño sentado en un columpio, tenía la mirada baja mientras que todos los que pasaban lo miraban mal. Sin dudarlo, caminó hacia él.

‒ Hola. 

El niño levantó la cabeza atónito.

‒ ¿A mi? ‒su mirada era totalmente confusa.

La niña asintió.

‒ Soy Mei Haruno. ¿Cómo te llamas? ‒le sonrió.

‒ ¡Soy Naruto Uzumaki'tebayo! 

Sonreí nostálgica. ‒ Naruto...

‒ Aún no termina. 

‒ Me llamo Sakura Haruno. ‒una pequeña de cabello rosa le sonreía.

‒ A partir de hoy serás parte de la familia Haruno.  Soy Kizashi Haruno, ella es mi esposa Mebuki.

‒ Kizashi, Mebuki, Sakura...

Otro recuerdo apareció.

‒ ¿Me llamó, Lord Hokage? ‒un peliplata apareció en su rango de visión. Este yacía en la ventana de la oficina del tercero.

‒ Si, Kakashi.  Necesito que entrenes a esta pequeña, su nombre es Mei Haruno, la niña de la que te hablé.

‒ Entiendo, Hokage-sama. Sería un honor entrenarla.

‒ Kakashi-sensei...

De pronto varios recuerdos con mis amigos pasaron en frente mío. 

Hinata, Sasuke, el Hokage mismo, Iruka-sensei...

‒ ¿Ahora lo ves?

De pronto aparecimos en el bonito lugar que anteriormente estuvimos.

No había quitado mi sonrisa nostálgica para nada tras los recuerdos. Aunque he de admitir que sentí que faltó alguien, aunque realmente estoy confundida.

‒ ¿Cómo hago para salir? ¿Volveré a verte?

‒ No te preocupes por ello, y en cuanto lo otro no lo sé.

Lo miré dubitativa, aunque su sonrisa hizo que lo imitara.

Todo comenzó a moverse como un reflejo de agua, el chico seguía ahí pero solo como una onda, se despidió con la mano y me susurró un "cuídate", le sonreí por última vez y todo se tornó negro.

Próximamente sentí como todo el oxígeno ingresaba a mi cuerpo y volvía a tener control del mismo. 

Abrí mis ojos lentamente, volví a pestañear varias veces intentando acostumbrarme a la luz del día. 

¿Estoy viva?

Sentí sollozos. Sakura.

‒ Sakura ‒sentí la voz de Sasuke‒ Me cuesta respirar contigo encima de mí.

‒ Sakura...

‒ ¿Sasuke? ¿Mei?

‒ Señor Tazuna... Sasuke y Mei están vivos. ‒murmuró sollozando aún más.

‒ No se desharán tan fácilmente de mí. ‒murmuré algo adolorida, pero con un tono de burla.

Sakura se arrojó sobre Sasuke y sobre mí, llorando de la felicidad. Me quejé del dolor.

Me senté al igual que el azabache, mientras que la pelirrosa nos regañaba.

‒ ¿Cómo está Naruto? ‒preguntó el Uchiha‒ ¿Y qué pasó con el muchacho de la máscara?

‒ Naruto está bien. ‒suspiré de alivio‒ Pero... el de la máscara... él si está muerto.

‒ ¿Muerto? Pero... ¿cómo? ¿Naruto lo hizo? -preguntó Sasuke exaltado

Sakura negó con la cabeza - Yo... llegué tarde, no estoy segura. Él estaba protegiendo a Zabuza, sabía que saldrían adelante, yo tenía fe en ustedes, son demasiado geniales para terminar así.

‒ ¡Naruto, por acá! ‒el grito de mi hermana me aturdió.

El nombrado giró.

‒ ¡Mira! ¡Están vivos! 

Me paré costosamente. Luego toqué mi estómago, notando que tenía algunas agujas, decidí no sacarlas, ya que como no era ninja médico podría hacerme más daño.

Le sonreí mientras Sasuke levantaba la mano en señal de saludo.

Pronto aparecieron los secuaces de Gato, amenazándonos con atacar la aldea ya que su jefe había muerto. Kakashi estaba sin chakra y el resto bastante agotados, cuando estos se lanzaron a atacar una flecha cayó, enseñando a los aldeanos junto con Inari defendiendo su territorio.

‒ ¡Antes que pongan un pie en nuestra aldea tendrán que pasar por encima de nosotros! 

Todos levantaron las armas que llevaban en señal de afirmación. 

Naruto junto con Kakashi crearon clones, ‒siendo idea del primero‒.

Asustados, los maleantes salieron corriendo.

Fui sostenida por Naruto mientras veía a Kakashi hablar con Zabuza que estaba medio moribundo.

‒ Gracias Mei, ya sabes, por salvarme y quizá por salvar a Sasuke por una posible muerte. ‒me sonrió.

‒ No te preocupes, Naruto. ‒le besé la mejilla y este se sonrojó‒ Eres mi mejor amigo, haría todo por los amigos.

Kakashi agarró al ninja renegado, le quitó las armas de su espalda y lo colocó junto a su compañero. Pronto comenzó a nevar.

‒ ¿Nieve en esta época del año? 

‒ Eres tú, Haku, son tus lágrimas ‒murmuró Zabuza‒ Gracias Kakashi.

Miré los copos de nieve y sonreí, extendí la palma de mi mano, haciendo que uno quede atrapado en ella.

‒ Siempre estuviste a mi lado. Lo mínimo que puedo hacer es estar junto a ti al final, se que no puede ser pero... ‒tocó su rostro‒ ... quisiera poder ir, a donde tú vas, como quisiera... acompañarte, Haku.

Me conmoví por la escena, mis ojos se humedecieron. Miré a Naruto quien estaba sollozando.

‒ Él me dijo que de donde venía estaba nevando siempre, todo el tiempo.

‒ Por supuesto. Su espíritu era tan puro como la nieve, uno nunca sabe, Zabuza, tal vez tú lo acompañes allá. 

( . . . )

Luego de enterrarlos decidimos regresar a Konoha. Todos nos estaban despidiendo.

‒ Nunca hubiera terminado el puente sin ustedes ‒habló el viejo‒ No puedo decirles cuánto los extrañaremos.

‒ Cuídense mucho. 

Kakashi les agradeció.

Sonreí.

‒ Ya, ya, volveremos para visitarlos muy pronto.

Inari se aguantaba las ganas de llorar, lo miré.

‒ ¿Me juras que lo harán? 

Un aldeano apoyó su mano en la cabeza del pequeño.

Naruto estaba a punto de llorar como el niño. ‒ Por supuesto, ya sabes Inari, está bien que llores si quieres, no hay nada de malo en eso, adelante.

‒ ¿Quién dice que quiero llorar? ‒preguntó él‒ Además si no tiene nada de malo, entonces, ¿por qué no lloras tú?

Me reí internamente, esta escena era muy cómica.

‒ No, tú primero.

A ambos se le notaba a leguas que querían llorar.

‒ Olvídalo ‒se volteó.

Ambos comenzaron a llorar en silencio.

Me acerqué hacia Inari y le apoyé mi mano en su cabeza, revolviéndole el cabello.

‒ Nos vemos, Inari. ‒murmuré con una sonrisa.

‒  Adiós, Mei-chan.


Sonreí orgullosa cuando escuché que nombrarían al puente como mi amigo, definitivamente estaba feliz.

( . . . )

Capítulo Editado.Los capítulos editados llevarán un • al principio del título.Saludos, SophiiaB.


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