𝙸: 𝙿𝙻𝙴𝙰𝚂𝙰𝙽𝚃 𝙿𝙰𝚁𝙰𝙳𝙸𝚂𝙴.

Advertencia: Después de el segundo separador hay contenido sexual.

¿Qué jodida mierda tiene que ser su vida?

El enojo lo invadía completamente a la vez que sus grandes ojos no se despegaban de la publicación de Instagram que había encontrado al navegar por la red social.

Todo debía ser un maldito error, un estúpido y pendejo error.

No le gustaba hacer su vida pública, tenía una reputación que mantener a pesar de los rumores pero no entendía.

Kisaki Tetta era uno de sus mejores amigos de la infancia junto a Takemichi Hanagaki, habían crecido juntos ¡Hasta ese momento estudiaban en la misma institución!

No compartían departamento porque los dos mencionados aún vivían con sus familias y había ciertas cosas que ninguno hablaba para conservar su amistad.

Pero ¿Por qué Hanma había sido tan cabrón para engañarlo con Kisaki?

¿Fue su error por nunca dar a conocer su relación?

El enojo subía por su garganta, apretando aún más el nudo que tenía en la tráquea y que empezaba a asfixiarlo.

No lloraría, por el amor de dios, no lloraría.

No lo valía, nadie se merecía sus lágrimas.

Con lentitud cerró la aplicación antes dirigirse hacía su armario, necesitaba aire, respirar, olvidarse por un momento de ser el jodido chico que todos querían en sus vidas.

No era el Matsuno Chifuyu que conocían por toda la institución, no, no podía estar regalando sonrisas cuando estaba hecho mierda.

Tomando la primera sudadera de color pastel, las lágrimas bajaron; ya no podía retener todas las emociones.

Su padre había muerto meses antes de ingresar a la preparatoria y su madre a la semana ya estaba comprometida con alguien más, no había problema, o eso quería pensar.

Pero cuando llegó con la novedad de que ingreso a la educación de Shibuya no habían pasado más de dos horas cuando sus maletas ya estaban listas y su hermosa progenitora lo llevaba justo a el departamento donde se encontraba.

Un suspiro lastimero salió entre sus sollozos, observando que sus uñas se encajaban en sus palmas por el coraje; no quería quedarse ahí, tal vez solo necesitaría pasear un rato para aclarar su mente y después podría entrar a ver esa linda foto que compartió uno de su trío de amigos para felicitarlo.

Los maullidos de su lindo minino lo hicieron limpiarse con furia las mejillas dónde los riachuelos de lágrimas aún bajaban, para caminar hacía la entrada y calzarse los tenis blancos.

- Regreso en un rato Excalibur. - Mintió ante el pequeño gato negro que lo veía con atención- Tu comida está en su lugar, no te preocupes.

Escuchando un fuerte maullido cerro la puerta, poniendo el seguro y guardando las llaves en el gran bolsillo de la sudadera; por un momento rogaba no encontrarse a ninguno de sus vecinos que normalmente se aseguraban de sacarle plática y entretenerlo un par - o varios - minutos.

El aire frío de Otoño golpeó su cara, regresandolo a la realidad sin problemas; él tomó la decisión de iniciar una relación con Hanma hace un año y también fue su responsabilidad haberlo ocultado ante todos.

Pero, si Kisaki era feliz con el chico de los tatuajes lo iba a dejar; porque lo adoraba.

Kisaki Tetta entro a su vida cuando ellos tenían cinco años - De eso ya once años - siendo un pequeño niño temeroso que se propuso defender, siendo el primero de su trío; se dedicó un año entero en hacer que su amigo ganará confianza y reputación.

Habían tenido tantas primeras veces juntos, la primera vez en detención o la primera vez que se escaparon a una fiesta, también cuando ambos se perforaron juntos y cuando consumieron alcohol por primer vez.

Mierda.

Estaba enojado con Hanma pero no con Kisaki.

Bajando las escaleras del complejo departamental sintió una punzada en su pecho, la noche del tres de noviembre era horriblemente fría y lo odiaba.

Sin pensarlo mucho empezó a caminar, iría a esa tienda de souvenirs nueva que se encontraba a diez minutos de su hogar; se compraría un gran bote de helado y claro unos premios para su gato para después regresar y hundirse en tristeza al leer algún tomo de Nana.

Pateando un pequeño piedra recorrió las solitarias calles, evitando los callejones oscuros debido a que no tenía muy gratas experiencias al ser el mejor amigo de dos grandes líderes de las pandillas de Kanto.

Caminando a pasos lentos pudo escuchar claramente una gran discusión y perfectamente el era un metiche de lo peor.

- Basta Kazutora. - Ordenó el chico de cabellera larga que entró en su campo de visión al esconderse tras una columna, observando como paraba los puños del mencionado - Debes madurar, aceptaste las condiciones y esto se acabó.

- ¿¡Qué mierda te sucede Keisuke!? ¡No estas pensando en lo que yo siento! - Gritó con lágrimas empapando sus mejillas el chico que denominaba como Kazutora antes de empujarlo- Eres un maldito cabrón, estuve a tu lado todos estos jodidos años y dejas que todo se vaya a la mierda porque querías tener un puto hoyo seguro para meter el pene.

- Deja de llorar por una vez. - Siseó el acompañante del castaño con mechas rubias, sintiendo como las palabras eran empapadas con indignación.

Un pequeño jadeó escapó de sus labios al ver cómo el más bajo de aquel par daba un golpe precisó en la mejilla del azabache, logrando que su rostro se volteara y que un gruñido retumbara.

- ¡Pudrete Baji!

Claramente cuando el chico de grandes ojos ámbar paso a su lado y le dió una mirada molesta pudo asegurar que su escondite fue el peor.

- Oh, odio a los chismosos. - Escuchó, una voz ronca con tono de burla que lo hizo voltear apenado- ¿Qué haces aquí? ¿Quien te manda?

- Eh, yo...

Su pequeño balbuceó quedó en el olvido cuando sintió una grandes manos tomarlo por los hombros y estrellarlo contra lo columna donde se encontraba.

Bien, su día no podía ir más de la mierda pero no sé quejaba.

Si terminaba golpeado podría tener la excusa perfecta para faltar a la preparatoria y evitar ver a la nueva pareja.

Estaba decidido, esperaría el primer golpe y luego se defendería.

- Vaya que eres lindo, si me dices quien te manda evitaré golpear tu rostro. - Mascullo el pelinegro antes de acercar aún más sus rostros- ¿Quién mierda eres?

- ¡Chifuyu! - Bien, su plan se fue a la mierda en el momento que decidió soltar su nombre y el extraño empezó a reírse- No se de qué jodidos te ríes, pero si no me sueltas te partire la cara.

- Pareces un niño ¿Cuántos años tienes? ¿Trece? - La burla en aquellas palabras lo hicieron fruncir el ceño y empujar al denominado Baji.

- Tengo dieciséis genio, que tú parezcas un anciano es diferente ¿Cuántos años tienes tú? ¿Treinta? - Cuestionó antes de posar sus grandes iris azules en los achocolatados que tenía a unos centímetros- ¿Vas a golpearme? ¿O por tu condición ya no puedes ni levantar un puño?

Un pequeño Chifuyu le dió una cachetada mental después de procesar todo lo dicho, puta lengua suelta que se cargaba y siempre le causaba tantos problemas; pero su madre no había criado un cobarde, si un chico bonito y recatado pero nunca un cobarde.

- Si no tiene nada que decir ¡Me voy! - Anuncio empezando a caminar antes de escuchar unos pasos a sus espaldas.

"Santa mierda" se dijo al volver a las calles principales y sentir como un brazo pasaba por sus hombros.

Jodido y santo dios.

- ¿Dónde vas? - La pregunta lo hizo voltear rápidamente, estúpido Matsuno Chifuyu que había hablado ¡Ahora ese chico lo golpearía! - Te acompañó.

- Da igual. - Murmuró intentando parecer tranquilo, guardando sus pequeñas manos en el bolso recto de su sudadera azul y jugando con las llaves.

- Soy Baji Keisuke y en realidad tengo diecinueve.

- Lo sé Baji-san. --Aclaró sin detener su andar- Lo, lo escuché ¡Solo su nombre! No su edad.

- Eres divertido Chifuyu.

Deteniéndose un segundo a observar a su nuevo acompañante, Bufó.

Tenía un aura peligrosa y sus ojos alargados le gritaban que era una persona problemática, la sonrisa que le estaba obsequiando le daba un aura salvaje por los colmillos superiores alargados y puntiagudos.

Bendito dios, era realmente atractivo y eso le gustaba.

- Voy a comprar helado, a la tienda de souvenirs que acaban de abrir. - Soltó evitando que el silencio reinará entre ellos - Mi día fue una mierda.

Sintiendo toda la atención en él, suspiro, la mirada de Baji era pesada y claramente si estaba fija en él la sentía inmediatamente; realmente quería desahogarse con alguien pero estaba seguro que Takemichi tenía reunión con los Black Dragons y Kisaki debía arreglar unas cosas en su hogar.

- Tuve una relación durante un año, pero, no quería que nadie se enterará. - Comentó permitiéndose disfrutar el calor que emanaba el brazo que lo rodeaba- No le dije a ninguno de mis amigos y él me engaño con uno.

- Vaya mierda, de por sí el amor es un asco. - Por una vez concordaba con el azabache a sus palabras- Con él que peleaba era un amigo de la infancia, llegamos a un acuerdo de tener sexo cada vez que queriamos pero no termino bien.

- Golpea bien. - Musitó viendo el cartel del nuevo 24/7 que buscaba- ¿Quiere algo Baji-san?

- ¿Me estás invitando? Es una forma de...

- De apoyarlo en su pelea. - Cortó inmediatamente - Puedo comprarle un chocolate.

- ¿Quieres olvidarte de todo lo malo? - La pregunta lo descolocó completamente antes de ser empujado lentamente hacía el interior del local- Yo compraré el alcohol y tú la comida.

Un pequeño escalofrío recorrió su espalda al escuchar eso pero en cierto modo sabía que podía ser lo mejor.

De cualquier manera no volvería a ver al azabache.

Las risas resonaban por todo su departamento mientras observaba con atención como el de hebras largas intentaba pararse en un solo pie.

Su teléfono no dejaba de sonar, sabía perfectamente que era Takemichi porque fue al único que le mando una foto de todas las botellas que el mayor había comprado; no había duda que esa noche sería larga y podría olvidarse de todo.

- ¡Esto es imposible! - Gritó el más alto antes de dejarse caer en el suelo de su recámara y frotarse los ojos- Mierda hay dos Chifuyu.

- Está borracho Baji-san. - Río antes de gatear hacía el mencionado y colocarse en medio de sus piernas- ¿Ya ve un solo Chifuyu?

- No me molestaría ver doble, serías doblemente lindo. - Soltó como si fuera lo más casual Keisuke - Podría decir que estoy con un ángel.

- Que pésimo coqueteó Baji-san. - Musitó entre pequeñas risas dejando caer su frente en el pecho del más alto- Por eso nunca a tenido relaciones serias.

- Me gusta lo casual. - Afirmó el más alto, dejando lentas caricias en su cabeza- Aparte no quiero terminar como tú.

Realmente no entendía nada, después de comprar todo el alcohol que el mayor quería las palabras salieron solas de sus labios; invitandolo a su casa para ahí poder tener una noche tranquila.

Vaya tontería.

No conocía de nada a Baji pero ahora estaba ahí, siendo mimado después de contarle todo lo que sentía, como si realmente pudiera ser él mismo sin ser juzgado por una vez.

- Yo tendría algo casual con Baji-san. - Confesó, antes de volver a reír- Es condenadamente atractivo, me gusta.

- Yo también lo tendría, si no fueras menor de edad ¿Qué tal si me terminas denunciando?

- Diría que es estrupo. - Bromeó antes de retirarse de aquel cómodo lugar y sentarse bien- Pero eso no pasará.

- ¿Qué no pasará?

- ¡Que vaya a denunciarlo! ¿Por qué haría eso? - Cuestionó antes de estirarse y tomar el pequeño caballito con fuego que había abandonado- Mierda, esto pudo incendiarse.

- Eres tan tonto Chifuyu. - El insulto lo hizo arquear una ceja mientras sentía como el alcohol quemaba su garganta- ¿Muy fuerte?

- ¿Quiere probar?

El ligero asentimiento que pudo observar por el más alto lo hizo sonreír antes de lanzarse completamente a los brazos del mencionado.

Pudo divisar sorpresa en el rostro ajeno, sintiendo como la adrenalina subía por su cuerpo y la valentía se hacía presente.

- Con su permiso. - Dijo, antes de por fin unir sus labios.

Santo Dios.

Sus labios encajaban a la perfección, como si, tuvieran las medidas exactas para completarse.

El sabor a alcohol estaba totalmente presente mientras sentía como los caninos de Keisuke se encargaban de jugar con su labio inferior, pidiéndole un silencioso permiso para poder hacer de aquella acción algo más íntimo.

En el momento que accedió ante la intromisión, sus lenguas se rozaron, una pelea por el liderazgo empezó; no sabía cuánto había pasado - tal vez solo segundos o minutos- cuando Baji tomo las riendas del asunto, tomando su nuca y tratando de acercarse aún más.

Podía sentir que el aire empezaba a ser pesado, pero no era exactamente por la tensión.

El deseo, lujuria y exitación estaban rondando por su habitación, cubriéndolos con el calor de querer unir sus cuerpos y saciar la necesidad de sus curiosidades.

Una maldición salió de los labios ajenos al tenerse que separar por falta de aire, antes de volver a sentir como aquellos ojos empañados en deseo lo veían.

Se sentía anhelado, como si fuera el ser más precioso del mundo y la persona delante de él pudiera darle la seguridad al estar en sus brazos.

Su mente estaba totalmente desconectada de sus acciones, dejando que todo lo que quería fluyera; sintiendo como todas las emociones se agrupaban en la punta de su erección.

- Maldita sea, Chifuyu. - Escuchó, sintiendo el deseó cargado en su nombre y como el remitente de las palabras saboreaba cada letra.

No importaba, él también quería saborearlo y por ello fue a lo seguro volviendo a saciarse de los labios de Keisuke; mordiendo, degustando y saboreando cada pequeño roce.

Las fuertes manos del más alto sostuvieron con seguridad su cintura, escabulléndose entre su gran sudadera y haciendo que un pequeño suspiro de placer escapara al sentir la temperatura baja de estás.

Lo quería.

En definitiva, quería que todo continuará al igual que su juicio nublado; estaba bajo los efectos del alcohol pero aún estaba lo suficientemente cuerdo para desear sentir a Baji dentro de él.

Entre el borrón de caricias y besos, no supo en que momento terminó en horcajadas en el regazo ajeno moviendo ligeramente las caderas y gimoteando por el contacto sobre la ropa.

- Baji-san. - Llamó entre las dulces sensaciones que sentía agruparse - Por favor.

El gruñido que resonó lo hizo temblar de pies a cabeza, ansiando sentir lo que venía cuando por fin la ropa empezó a desaparecer entre ellos.

Besos húmedos eran dejados por la piel que empezaba a exponerse, sintiendo como a veces los pronunciados y característicos colmillos del azabache rozaban en su piel blanca.

Ayudando con la tarea desesperante, empezó a retirar la chaqueta de cuero que aún permanecía en Keisuke siguiéndole la playera blanca y terminando con el cinturón desabrochado.

Por dios.

Lo necesitaba.

Necesitaba sentirse perdido en el mar de placer que le brindaba el orgasmo, sentir como marcas eran dejadas en cada parte de su cuerpo mientras su compañero disfrutaba de su cuerpo.

El pequeño dolor de su piel siendo perforada en un costado de su cuello logró que su espalda se arqueara, perdiéndose en la nebulosa de exitación que empezaba a formarse en su interior.

La sorpresa lo invadió completamente al sentir como era levantado sin problemas, mientras que las manos que antes delineaban su cintura ahora se establecían en su trasero.

Joder.

El mullido colchón se hundió con su peso, sintiendo el frío al dejar de ser apresado por un cuerpo más grande.

Respirando con dificultad se sostuvo en sus codos, recibiendo la vista más erótica de su corta vida.

Baji se acomodaba entre sus piernas, con la respiración agitada y sus ojos fijos en su cuerpo dándole la sensación de ser deseado, el torso totalmente descubierto y su jean negro a media cadera; un jadeó escapó al observar como su erección salía a relucir entre su ropa interior.

- Dios. - Soltó al sentir como su pantalón abandonaba su cuerpo junto a su ropa interior- Dios santo.

- No, Chifuyu. - Lo reprendió con diversión Baji antes de acercarse a sus labios- No soy Dios, pero te haré llegar al cielo.

Un gemido fue emitido en el momento que sintió como su núcleo de placer era tomado por la gran mano del mayor y empezaba un vaivén.

Aferrándose a las sábanas que se encontraban bajo él, murmuró pequeñas maldiciones debido a las sensaciones placenteras; intentando no perderse entré las divagaciones de su mente para sentir como su cuerpo reaccionaba.

El sonido de un envase siendo destapado llamo su atención, observando a su al rededor y dándose cuenta que la pequeña botella de lubricante que tenía en el mueble a lado de su cama había desaparecido.

Claro, la había comprado para su deleite con su ahora ex novio pero a su parecer venía algo mejor.

- Relájate. - Ordenó Keisuke antes de separar su cuerpo y empezar a buscar aquel lugar que necesitaba preparar- Te trataré con todo el cuidado del mundo.

- ¿Quién dice que necesito cuidado? - Preguntó, intentando no verse completamente extasiado.

Y era verdad, no quería unas simples embestidas como siempre había acostumbrado; quería ser totalmente sometido, sintiendo como su cuerpo - el cual siempre había cuidado- quedaba totalmente adolorido por lo que pasaría.

Su respiración se cortó por un momento al sentir como un dedo era ingresado en su interior, expandiendolo cuando daba ligeros movimientos circulares.

- Vamos Chifuyu, necesito cuidarte al principio para después disfrutarte cómo se debe. - Comentó con diversión el mayor aún bombeando su longitud y preparándolo - En definitiva mereces ser adorado.

Dejándose llevar, un segundo dígito ingresó rápidamente; haciéndolo suspirar mientras extendía sus brazos hacía el de ojos achocolatados y lo llamaba entre jadeos.

Inmediatamente su pedido fue atendido cuando sus labios fueron tomados y sus manos jugaban con el cabello negro de Baji, perdiéndose por completó de como su entrada era expandida.

Cuando el tercer dedo llegó, unas lágrimas se agruparon en sus ojos; dolía, realmente eso sí había dolido.

- Baji-san. - Llamó entre bocanadas de aire- ¿Puede morderme?

Esperaba algún tipo de reacción, incertidumbre, asco, burla o hasta rechazo; pero no espero sentir como empezaba a ser marcado sin piedad, teniendo pequeños espasmos cuando su piel era perforada.

El abandono de los dedos ajenos lo hizo quejarse, se sentía vacío, incompleto; rogando que rápidamente fuera llenado por más.

- Mierda, Chifuyu. - Añadió Baji, antes de tomar su mejilla y hacer que su mirada se centrará en él- Te ves tan jodidamente bien, que te quiero tomar ahora mismo.

- Puede hacerlo. - Aclaró, dando un vistazo rápido hacia la erección que ahora estaba al aire y empezaba a ser enfundada en un condón- Más bien, hágalo ahora.

La sonrisa de lado no paso desapercibida para él, pero no pudo darle importancia al sentir como la punta de la aquella gran longitud chocaba contra su entrada.

Las lágrimas brotaron rápidamente al sentirse invadido, su cuerpo intentaba relajarse y sus caderas exigían dejar de ser expandidas.

El aire dejo de entrar cuando por fin sintió como Keisuke está completamente dentro y el gemido tan erótico que llegó a sus oídos lo hizo temblar.

Estaba lleno, adolorido, pero completamente lleno.

Estaba seguro que con la primera estocada, su punto dulce sería tocado y eso le ponía ansioso, expectante de saber si estaba en lo cierto.

Pudo empezar a contar en el momento que todo se quedó en silencio a excepción de sus respiraciones, ¿Qué mierda estaba haciendo?

Literalmente había deseado ser profanado por un desconocido - y claro lo estaba cumpliendo-, pero si sus amigos lo supieran se volverían locos.

La primera embestida llegó, confirmando lo que ya sabía, todas sus terminaciones nerviosas temblaron cuando su próstata fue tocada y sus apiñonados labios se separaron para dejar escapar el aire.

Alabado sea Baji Keisuke y su gran habilidad.

- No podría cansarme de escuchar eso. - Murmuró con deseó el culpable de aquellas sensaciones antes de dar otra estocada- No quiero que te quedes callado Chifuyu, es una orden.

- Ah... Ahora damos órdenes. - Trató de bromear después de sentir como el aire salía de su cuerpo.

- Las necesarias. - La sonrisa lasciva cautivó toda su atención, esperando ansioso que la actividad siguiera- No escuché una confirmación Chifuyu.

- Si, por favor Baji-san. - Pidió egoístamente.

Sus plegarias fueron escuchadas al momento que un ritmo rápido y continúo fue marcado, las embestidas eran jodidamente deliciosas y que las manos ajenas aprisionaran su cintura con fuerza lo hacía temblar.

No sé contuvo, no iba a callarse en todo el tiempo que tuviera la oportunidad de sentirse así; la erección del azabache estaba moldeando se interior, haciéndolo completamente suyo sin dudas.

El sonido de sus pieles chocando acompañado de su cama rechinando por el movimiento; la calidez tan dura de Baji lo abría completamente, pegando constantemente en aquel lugar que lo hacía ver estrellas y fantaseando con la caída libre.

Mierda, sus labios fueron tomados en un beso brusco, violento, posesivo; su erección era atrapada entre su torso y el ajeno sintiendo como la punta de esta derrabaka su líquido preseminal mientras su cuerpo era invadido.

¿Qué había hecho bien la vida para tener el mejor sexo esa noche?

Una embestida más fuerte y profunda lo hizo arquear su espalda, liberando por fin toda su escencia y gimiendo tan alto que por un momento pensó que sus vecinos vendrían a tocarle.

El mar de placer por fin lo hizo hundirse en el, disfrutando como aún Baji buscaba su liberación aún en su orgasmo.

Sus sentidos se agudizaron al sentir como el bombeo de la erección que tenía aún dentro de él empezaba, dándole la señal que no era él único que había terminado.

Su respiración se detuvo un segundo al escuchar un delicioso y agradable gruñido cuando la cúspide del placer llegó a su punto en Keisuke.

Esperando a que su interior fuera dejado, intentó recapitular su noche.

Hanma lo había engañado con su mejor amigo, había decidido hundirse entre helado y chatarra para sentirse un poco mejor, presenció una pelea por algo casual y termino teniendo el mejor sexo de su vida por la misma persona que había estado involucrado en la pelea.

Bien, podría ser una gran anécdota.

En el momento que pudo sentir como su cuerpo era abandonado, suspiro, ¿Ahora que se decía? ¿Gracias por la comida?

- ¿Quieres que tomemos un baño? - Cuestionó su invitado, sentándose a su lado después de tirar el condón- ¿O prefieres cenar?

- Preferiría que durmieramos. - Soltó, observando con atención como el azabache recogía su cabello con un moño mal hecho- Eso fue, demasiado para mí.

- Eres un niño, los niños deben dormir temprano. - La pequeña burla lo hizo reír, sintiendo que todo el peso de sus males se iba- Hoy es mi cumpleaños.

- ¿En serio? - Pregunto dándose cuenta que su reloj aún no marcaba las doce de la noche- Feliz cumpleaños Baji-san.

- Gracias Chifuyu.

- Bien, entonces como hoy no pudimos festejar mañana lo haremos. - Afirmó antes de sentarse y soltar un quejido lastimero- Mierda, duele.

- ¿Mucho? ¿Necesitas algo?

- Si, yo duermo del lado de la pared. - Mascullo antes de extender sus brazos- Le toca dormir del otro lado, dónde los mounstros pueden comérselo.

La risa que salió de la boca de Baji sonaba tan sincera que lo hizo reír de la misma manera, esperando ser acomodado para cumplir con el sueño que exigía su cuerpo; el alcohol y el sexo habían acabado con sus reservas de energía completamente.

Entre pequeñas bromas y risas, terminaron entre sus cobijas, viéndose frente a frente mientras intentaban no distraerse.

- ¿Tienes clases mañana Chifuyu? - La pregunta logro que un pequeño puchero se formará en sus labios antes de recibir un casto beso en su labio inferior que sobresalía- Supongo eso es un si.

- Yo quiero festejar con Baji-san. - Pidió antes de darse cuenta de lo invasivo que sonaba- Pero si usted no quiere.

- ¿Faltas mucho a clases?

- No, mi expediente está limpió. - Sonrió orgulloso antes de acercarse aún más y apoyar su frente en el pecho descubierto- Por eso podría faltar mañana solo si usted quiere.

Un bostezo le dió el anuncio que no faltaba mucho para que su cuerpo sucumbiera al sueño, realmente anhelaba dormir cómodamente y calientito.

- Entonces mañana podremos festejar. - Escuchó antes de ser acomodado y tener el soporte deseado en su cabeza- Descansa, Chifuyu.

Antes de terminar cayendo en los brazos de Morfeo, el cuestionamiento de que estaba haciendo paso por su mente.

Pero simplemente al sentir como efímeras caricias eran dadas en su espalda, lo dejo pasar.

Tal vez podía ser amigo de Keisuke, simplemente convivir en algún momento sin involucrar nada más.

Después de todo, ¿Qué podría salir mal?

𝖞𝖔𝖙𝖆𝖘:

Estrupo es el delito de mantener relaciones sexuales con un menor entre los catorce y dieciséis años aún con el consentimiento del mencionado.

Caballitos con fuego son los shot de tequila que se les prende una llama en la parte de arriba para concentrar el sabor al alcohol.

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Hola, hola personitas ❤️.

¿Cómo se encuentran el día de hoy?

Espero que muy bien, como siempre.

Primera aclaración, esto lo lancé porque no lo podía sacar de mi cabeza me estaba volviendo loca de no escribirlo.

Segundo, el contenido de esta obra va a ser aún más explícito que de las otras cosas que he escrito por lo cual dejo desde ahorita la advertencia.

Tercero, en este escrito me gustaría interactuar más con ustedes saben que los adoro.

Cuarto, de antemano una disculpa por el smut tan malo pero en definitiva quiero practicar.

Y quinto y último, esto es la primera parte de una trilogía; va a haber demasiada turbulencias conforme pasen las cosas así que espero les guste.

Gracias por la oportunidad y espero se queden conmigo hasta el final ✨.

Nos vemos en la siguiente actualización. 😜

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