El gran rey Asgore gobernaba este imperio junto a su reina Toriel y su heredero Asriel, era un gran y amable reino donde todos convivían en paz y muy ocasionalmente se desarrollaban conflictos. Separados de los humanos por una enorme muralla de grandes dimensiones debido a sus diferencias en sus formas de pensar, aun así el rey no buscaría conflictos con ellos y buscaría la paz entre las razas. Había pasado mucho tiempo desde la última gran batalla entre ellos, aunque los monstruos habían atacado por defensa perdieron varias vidas inocentes. El rey no quería declarar la guerra así la guardia real fue reducida luego de esa batalla final ya que no quería más víctimas, pero esos problemas habían quedado en el pasado ahora era mejor pensar en el futuro.

La familia real pasaba mucho tiempo con su acompañante oficial Papyrus, quien debía acompañar al rey a donde le pidiera, no era una gran tarea pero con ello ganaba lo suficiente para él y su hermano. Su hermano Sans solía contar chistes muy malos pero a la reina le hacían reír así que le dieron ese puesto de contar chistes permanentemente, un día el rey mando a llamar a la líder guerrera Undyne.

Undyne... Ya es hora de que Mettaton salga de su retiro, podrías traerlo ante mí? -pregunto amablemente-

Enseguida alteza... -afirmo la guerrera con su gran y brillante armadura en un tono azul oscuro con detalles en dorado, su casco bajo su brazo izquierdo con una gran cabellera roja. Dio una reverencia y se retiró a buscar a la persona ordenada-

Un rato después ante el rey apareció Undyne junto a Mettaton, este estaba de ropa normal. Unos pantalones marrones y una blusa blanca de manga larga, su largo y negro cabello cubriendo la mitad de su rostro. Papyrus lo observo curioso de saber quién era aquella persona tan casual.

Qué bueno volver a verte Mettaton.. -sonríe-

Es un placer estar aquí de nuevo Alteza... -hizo una reverencia con una sonrisa-

Me informaron que tu herida ya está mejor, como te sientes?... -algo preocupado-

Estoy bien alteza, totalmente recuperado. No debe preocuparse... -sonríe-

Me alegra saberlo entonces... estás listo para regresar a tu puesto?...

Ya se terminó el descanso... -dio una leve risa- Claro que estoy listo...

Excelente, pediré que lleven tu armadura a tu antiguo cuarto y podrás sentirte más cómodo...

Gracias alteza... -volvió a hacer una reverencia-

Te ara bien regresar y recuperar pronto tu puesto... -afirmo el rey con una gran sonrisa en su rostro-

Si majestad... -asintió la guerrera llevando al contrario al lugar indicado-

Papyrus se había quedado hipnotizado por la belleza en el rostro del contrario para lo poco que haba visto, sus rasgos eran muy delicados era difícil creer que formara parte de un escuadrón de guerra. Su delineado ojo y su piel clara lo hacían parecer casi humano, sus finos labios y sus adorables expresiones. Para verlo solo un par de minutos se había fijado demasiados detalles en el.

Papyrus?... estas bien?... -El rey noto que la mente de la persona a su lado se había ido a las nubes-