nineteen
- - - - -
1 de enero de 1998
A pesar de mi falta de sueño y mi ligera resaca, me levanto temprano a la mañana siguiente. La primera parte de la luz de la mañana se desliza a través de las grietas de mis persianas y se lanza a través de mi habitación y mi cama.
El brazo de Theo está envuelto en mi cintura y puedo sentir su respiración constante contra mi hombro. Me enrollo con cuidado sobre mi espalda y Theo ni siquiera se mueve.
Se arroja una pizca de luz sobre su cara y su cabello. Me acerro la mano y le cepillo el pelo de la cara. Tengo mis dedos sobre las pecas de su cara. Realmente lo estoy mirando. Está sin camisa y el edredón está unida justo por encima de sus caderas, y el cuerpo de Theo irradia calor.
Voy a tocar su cabello, que se ve increíblemente suave, pero tiro de mi mano hacia atrás antes de que entre en contacto con su cabello castaño.
Todo encaja en su lugar.
Me gusta Theo Nott.
Oh, estoy completamente jodida.
Me levanto de la cama, tratando de estar lo más tranquilo y rápido posible. La mano de Theo me tiende contra las sábanas, pero ya estoy a mitad de camino al otro lado de la habitación. Me puse pantalones de pijama y un jersey, que probablemente sea de Theo, y me dirijo hacia abajo, cerrando la puerta de mi dormitorio suavemente detrás de mí.
La casa sigue tranquila, ya que todo el mundo se levantó tarde y tenemos unas horas hasta que tengamos que ir a Kings Cross. Escuché que mi madre llegó a casa alrededor de la una, pero Matthew no volvió a casa hasta casi las dos. Podía oírlo tropezar en el pasillo y chocar contra la pared.
Bajaré las escaleras y necesito un poco de té. Tal vez eso me ayude a reunir mis pensamientos porque están completamente dispersos en este momento.
No me gusta Theo.
Cuando llego a la cocina, hay una sola luz encendida y Matt está sentado en el rincón del desayuno con una taza de té. Tiene una manta en las piernas y parece que todavía está medio dormido.
—No pensé que estarías despierto todavía —digo.
—Igual para ti —responde Matthew. —Tengo tanta resaca que me desperté hace media hora y sentí que iba a morir.
Me ahojo una risa y cojo una taza del armario. Puse una bolsita de té y vertí el agua caliente de la tetera en la estufa. —Tengo una poción de pimienta debajo del lavabo de mi baño por si la necesitas —sugiero.
—Ningo también, pero solo hizo tanto —dice Matt.
Cojo mi taza de té y me siento al lado de mi hermano en el rincón del desayuno. Comparte su manta conmigo y toma un sorbo de su té.
—¿A qué hora llegaste a casa anoche? —Él pregunta.
Me encogía de hombros: —Un poco después de la medianoche. No salimos tarde, pero no nos fuimos a la cama hasta después de las dos.
—Lo sé, podía oírte a ti y a Theo riéndose a través de la pared —bromea Matthew.
—Y pude oírte tropezar y chocar contra la pared —respondo.
Matt pone los ojos en blanco y una sonrisa tira de la esquina de sus labios. Toco un sorbo de té y sostengo la taza caliente en mis manos frías.
—¿Por qué te levantas temprano entonces? —Matt pregunta.
Suspiro, debatiendo si decírselo o no. Parte de mí siente que necesito decírselo a alguien.
—Me gusta Theo —digo.
Matt se ríe: —Bueno, espero que sí, es tu novio.
—Pero eso es lo que pasa —murmuro. Mi hermano levanta las cejas y yo bajo la voz, aunque no haya nadie más despierto. —Si te digo algo, prometerás no decirlo más. ¿Como una promesa de voto irrompible?
—Alex, te lo juro por Merlín si estás embarazada...
—Santo diablos, no lo estoy —le corté.
Matthew toma un sorbo de su té y espera a que continúe. Le eche un vistazo a mi hermano menor y las palabras salen de mi boca.
—Theo y yo en realidad no estamos saliendo, es falso, todo —explico. —Su padre lo iba a obligar a un matrimonio arreglado si no encontraban a alguien por su cuenta. Así que Theo y yo empezamos a tener citas falsas para darle algo de tiempo para encontrar a alguien y sacar a su padre de su espalda. Todo es mentira.
Matthew me da un hueco durante unos segundos y luego frunce el ceño. —No hay manera —dice. —La forma en que te mira, que tú lo miras. Eso no es falso, Alex.
—Eso es porque lo arruiné todo y capté sentimientos por él, los reales —suspiro, dejando caer la cabeza en mis manos. —Soy una idiota. Tengo sentimientos por mi mejor amigo, de quien estoy fingiendo estar enamorada, y todo va a terminar porque va a encontrar una novia de verdad y se va a casar con ella y van a tener hijos hermosos... —Puedo sentir las lágrimas brotando en mis ojos. —Soy una puta idiota.
—¿Y cómo sabes que Theo no se siente de la misma manera? —Matt pregunta.
Levanto la cabeza y lo miro, las lágrimas se deslizan por mis mejillas. —Simplemente lo lo sé —digo. —Conozco a Theo, es mi mejor amigo. Si estuviera enamorado, creo que lo sabría.
Matthew no dice nada por un minuto. —Nunca se sabe cómo van a salir las cosas. Pero siempre será tu mejor amigo.
—No estoy seguro de eso —digo. —Creo que hemos cruzado demasiadas líneas como para volver a la forma en que eran las cosas antes de toda esta situación —La realización de esto hace que me caigan más lágrimas por la cara y me siento increíblemente patético llorando por un niño.
—Oh, Alex —dice Matthew, su voz goteando de lástima. Me da un abrazo y dejo que mi cabeza descanse sobre su hombro por un momento mientras las lágrimas se detienen.
—¿Está todo bien?
Me atengo del abrazo para ver a Theo de pie en la puerta de la cocina. Ni siquiera lo escuché entrar. —Sí, todo está bien —digo. Rápidamente me limpio las lágrimas de la cara mientras Theo sigue tratando de captar mis ojos. Me levanto y voy a la nevera y empiezo a sacar cosas. —¿Tienes hambre? Puedo preparar el desayuno.
—Alex- —comienza Theo.
—Estoy bien, Theo —digo, encontrándome rápidamente con su mirada. Mira a Matthew, que está evitando su mirada y bebiendo su té, luego sus ojos se escanean sobre mi cara.
Theo no parece convencido, pero lo deja caer. —Sí, el desayuno suena genial —dice.
- - - - -
Después del desayuno, Theo y yo volvemos arriba para empacar y prepararnos. Estoy callado y Theo lo está captando, pero no hace palanca.
Me despido de mi madre, luego Matthew, Theo y yo tomamos el floo y salgo a la Plataforma 9 3⁄4.
Matthew ve a sus amigos y les saluda antes de volver a mí. —Te veré más tarde, Alex —dice y me da una pequeña sonrisa.
—Sí, nos vemos más tarde, Matt.
Se despide de Theo y desaparece entre la multitud con todos sus amigos. Theo me quita el maletero y empezamos a caminar hacia el tren. Me bajo primero y camino a lo largo del vacón del tren hasta que veo a Draco, Pansy, Blaise y Daphne en uno de los compartimentos.
Theo y yo nos presentamos y me siento al lado de Pansy mientras Theo se sienta frente a mí, junto a Blaise.
Draco y Pansy llevan gafas de sol, el primero parece estar a punto de vomitar.
—Buenos días —dice Daphne, sonriendo tan ampliamente que parece que duele. Su anillo de compromiso brilla a la luz y se inclina hacia atrás contra Blaise, que tiene su brazo alrededor de ella.
—Buenos días —digo. Me meto en mi bolsa y entrego un pequeño vil hacia Pansy. —Para las resacas.
—Alex, estoy enamorada de ti —Pansy aplaude. —Eres un regalo del cielo. No había ninguno en mi casa —Ella toma un trago de la poción y se la pasa a Draco. En un minuto ambos se ven mucho mejor y se quitan las gafas de sol.
Me instalo de nuevo en mi asiento y miro por la ventana cuando el tren comienza a salir de la estación. Escucho a Pansy, Draco, Blaise y Daphne hablar, pero no digo nada y Theo tampoco.
Estamos a unos 15 minutos del viaje en tren cuando Pansy nos mira a Theo y a mí.
—Está bien, ¿estáis peleando o qué? —Ella pregunta. —Porque ninguno de los dos está hablando y por lo general están el uno sobre el otro.
—No estamos peleando —digo.
—¿No lo estamos? —Theo pregunta.
Nuestros ojos se encuentran y los dos nos miramos sorprendidos. —¿Pensaste que estábamos peleando? —Pregunto. —¿Por qué piensas eso?
—Apenas me has hablado en toda la mañana, estás siendo todo enjaulada —baja la voz para que solo yo pueda escuchar, —Y le estabas llorando a tu hermano esta mañana.
—No, no- —digo. —No estamos peleando. No estoy enfadada contigo. ¿Por qué estaría enfadada contigo?
Los hombros de Theo se desploman en alivio. —¿No lo sé, por lo de anoche? —Cuando no entiendo de lo que está hablando, Theo mira a nuestros amigos que nos están observando, y luego se inclina más para poder susurrarme al oído. —Porque tuvimos sexo —susurra Theo, —varias veces, si no recuerdo mal.
—No, podría, nunca me enfadaría contigo por eso —digo. —Lo quería.
Theo se retira, pero todavía estamos cerca. —¿Así que no estás enfadada? ¿No estamos peleando? —Theo pregunta.
—No estoy enfadada. No estamos peleando —confirmo.
—Oh, gracias Merlín —dice Theo. Se inclina hacia adelante y me da un beso rápido. Mi corazón revolotea y me inclino hacia mi asiento, maldiciéndome en silencio por ser tan estúpida.
Nunca tuve una oportunidad.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top