3

Dazai se sentía frustrado. Siempre se le considero un prodigio; pero eso no evito que una de sus predicciones no fuera acertada. 

Ahora el es un adulto, una persona de 22 años que es mas madura que el niño de 15 que alguna vez fue en el pasado. 

Él estaba listo para poder confiar y amar a su primer amor. 

Había preparado su encuentro con él, incluso se aseguro que ambos estuvieran solos ese día, conociendo el temperamento del otro, seguro que primero se llevaba unos golpes. Así que, había comprado vendas extras. 

Pero, las cosas no fueron como el esperaba. Si bien encontró al pelirrojo, este no lo miraba de la misma manera; ni siquiera le regalo una sonrisa tonta por sus comentarios sobre el pasado.

Lo único que pudo ver en él, fue una sombra del brillo que emanaban sus ojos cuando le conoció. 

Suspiro por solo recordarlo. Ahora se encontraba junto a Atsushi en una reunión con Fukuzawa. Quién con un semblante tranquilo le explico la situación, dejando a Dazai mas pensativo sobre el tema. 

El castaño solo se retiro, sin siquiera molestar a Kunikida antes, cosa que dejo en desconcierto a todos en la Agencia, pero nadie dijo nada. 

.

Ahora el se encontraba en su casa, cambiando sus vendas. Sabía porque el comportamiento de Chuuya había cambiado, pero no quería aceptarlo; no lo haría hasta que él otro se lo dijera cara a cara. 

Una parte de él no quería ir a ese encuentro, por como reaccionaría el otro. Conocía sus viejos hábitos, pero ¿estaría a la par para los nuevos? Detestaba sentirse se esa forma. 

Sabía que su ida había cambiado las cosas, sumado a los pequeños actos infantiles que hizo para alejar al otro. Lo tenía claro. 

Chuuya había sido lo único constante en su vida, de una forma tan regular que Dazai temía darle el valor que merecía el pelirrojo; recordándose a si mismo cada día que lo iba a perder el día que le diera importancia. 

Pensó que podría jugar a ese juego siempre, dándole falsa esperanza a Chuuya una y otra vez, solo para abandonarlo al final.

Nunca planeo que el otro se iría, mejor dicho; que dejará de amarlo.

Porque el se había dado cuenta como los sentimientos del otro habían cambiado, las miradas, la necesidad de contacto físico, entre otras señales. Lo notó. 

La diferencia entre él de ahora y él Dazai antiguo. Es sobre que él adolescente se encargo de intentar aplastar las esperanzas del otro. Sus sueños, ambiciones, posesiones. Incluso aquel día en la feria de atracciones. 

Siempre supo lo que para él otro significaba, lo notó con solo ver la actitud que presento el pelirrojo en la oficina de Mori, solo que en ves de concederle lo que él quería. Decidió frustrar los planes del otro. 

Incluso cuando Elise le dijo que le daría un momento a solas para subirse a la mayor atracción, quiso probar que tanto le afectaba al otro, arruinar esa noche. 

Aún recordaba la sonrisa del pelirrojo ese día, cuando iba de la mano con Elise, sus ojos brillaban por cada cosa que veía y correteaba incluso mas que la pequeña cuando veía una nueva atracción que probar. 

Incluso pensó en abandonar su plan, solo para disfrutar de la feria de atracciones, pero cuando Chuuya se le acercó con la cara pintada junto a muchos peluches. Las cosas cambiaron. 

Su mente se quedo en blanco, no sabía como reaccionar, mas cuando él otro jalaba su brazo guiándolo hacia los carritos chocones. 

No tenía control de sus emociones, y eso le aterró. Así que su salida mas fácil, fue herir los sentimientos del pelirrojo. Dejarlo en su lugar. 

.

Atsushi ya se encontraba tocando el timbre del edificio de forma insistente, Dazai termino de acomodar su yukata para abrir la puerta mientras daba ligeros bostezos. 

Al ver como el otro llevaba desacomodado su yukata, rio para si mismo, por fuera simplemente lo acomodo. Durante todo el viaje, Atsushi intento sacarle conversación para hacer mas amena la caminata. 

Pero al ver que el otro estaba sumergido en sus propios pensamientos, solo se rindió, dejando un silencio tranquilo mientras caminaban. 

Así fue, hasta que llegaron hasta las escaleras que daban al monte. Atsushi estaba dispuesto a subir con su forma de tigre, pero con solo intentar dar unos pasos en ese estado, Dazai lo había devuelto a la normalidad con solo un toque. 

—Ambos vamos a sufrir con uno de mis peores enemigos —dijo en un tono afectado—. Ni intentes usar tu poder, porque me encargaré de devolverte a ser normal y caerás. Atsushi-kun. 

Finalizo con una sonrisa con inocencia. Aunque le duro poco, porque cuando iban por mitad de las escaleras, donde Dazai estaba echado en medio sin querer moverse. Un perro venía subiendo con su dueño. 

—Déjame morir aquí, solo seré una carga —dijo bocabajo el castaño—. ¡Dile a Chuuya que el enanismo es una enfermedad incurable de mi parte! 

Atsushi dejo de intentar arrastrar a su mentor, se había rendido. Hasta que vio a un pequeño pitbull subiendo las escaleras. 

Se echo a correr.

—¿Ah? —dijo subiendo su cabeza Dazai, para ver como Atsushi corría—. ¿Qué mierda? 

Se dio la vuelta, con solo ver al perro. Sobrepaso a Atsushi en rapidez. 

.

.

Ahora ambos estaban cansados a los pies de los mafiosos, donde Dazai echo una pequeña mirada al pelirrojo. Qué llevaba un yukata que favorecía su figura, sonrió para si mismo solo por verlo. 

Eso, le hizo decidirse en el hecho de hacer que Chuuya le de una segunda oportunidad, empezando por esa noche. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top