1
"Cuando la noche cae"
Chuuya había estando dando saltitos por el corredor con felicidad que emanaba cada paso que daba. Incluso los guardias testificaban que iba tarareando una canción mientras se dirigía a reportarse con Mori.
¿Cómo no estarlo? Cuando había arreglado con Kouyou el ir con Dazai a la feria de atracciones. El pelirrojo había calculado que iba a tener que acompañar a Elise junto con Dazai, debido a que el anterior año el castaño se había quejado en cuanto volvió de aquel paseo todo lo que quedaba del día.
Se sentía dichoso, porque Kouyou ni en sus mejores sueños lo habría dejado ir con el otro; por eso mismo la desafió a un duelo. Lo que la otra no sabía, es que Chuuya llevaba practicando a escondidas por si lo llegaba a necesitar.
Su semblante cambio completo con solo dar un paso en la oficina del jefe de la Mafia.
—Boss ¿Me necesitaba? —se inclino, bajando su sombrero hasta su pecho en señal de respeto.
—Deberías dejar de ser un lame botas, Chuuya —dijo Dazai dando un pequeño sape en la parte superior de la cabeza de Chuuya, haciendo que casi pierda el equilibrio.
Chuuya gruño por este comentario. Mori carraspeo su garganta, para que ambos adolescentes guardaran la compostura.
—La feria ha llegado ¿Sabes que significa? Dazai-kun —Dazai hizo una mueca de disgusto por esto—. Elise, hablo con Kouyou sobre un nuevo acompañante.
—No iré con el enano. —dijo cruzándose de brazos.
Elise apareció detrás de Dazai, tapándole los ojos, pareció susurrarle algo, para luego desaparecer y posicionarse al lado de Mori.
—¿Alguna objeción? —dijo mori, observando a Chuuya.
—No, Boss.
Dazai hizo muecas quejándose de no haber dicho nada.
.
Chuuya se estaba preparando para ir a aquella feria, siempre deseo ir con alguien que quisiera. Iba a ser su primera vez en un evento así. Se retoco varias veces antes de si quiera empezar a ver cual sombrero le quedaba mejor.
Mentiría si dijera que no estaba emocionado, siempre vio como los miembros pequeños de su antigua organización iban mientras que él se quedaba vigilando. Nunca había tenido la oportunidad de solo ser un adolescente.
Ahora tenía la oportunidad, y no la iba a desaprovechar.
Se dio una sonrisa para si mismo en el espejo con confianza de que el sombrero que llevaba puesto era el ideal para esta ocasión.
—Te queda bien ese sombrero. —comento Dazai con desinterés.
Chuuya se sobresalto por eso, iba a golpearlo, pero vio a Elise que estaba aferrada al brazo del castaño. Ella solo le regalo una sonrisa.
—Dazai solo ha usado un par de alambres para quitar tus cerraduras —dijo haciendo un Puchero—, le diré a Rintaro que refuerce la seguridad del edificio.
El pelirrojo solo rio por ese comentario, para luego agacharse a su altura.
—Gracias, Elise —dijo mientras le revolvió el pelo—. Estoy listo, vámonos.
—Ya era hora. —dijo rodando los ojos Dazai.
Chuuya hizo lo que pudo para guardarse todo su enojo y sepultarlo en lo profundo de su ser.
.
La noche transcurrió mejor de lo que esperaba, incluso el pelirrojo se había dejado pintar la cara con patrones de león a petición de Elise. Se estaban divirtiendo, así parecía. Aunque Chuuya no podía dejar de hablar sobre una cosa.
Quería subirse a la noria.
El pelirrojo lo había deseado desde que la vio por primera vez, una noche donde se había quedado con Yuan y Shirase. Donde ambos se habían subido a esta, dejando a Chuuya vigilando la zona desde lo alto.
El también quería hacerlo, pero no tenía con quien subirse ¿Quién querría estar ahí con el líder de la organización de vándalos adolescentes? Hizo una sonrisa amarga de solo pensar en ese recuerdo.
Intento ser sutil con Dazai, probando hacerse el interesado, luego el desinteresado, incluso haciendo malas bromas sobre el tema. No resulto ninguna, el castaño no estaba siquiera escuchándolo.
Intento rendirse con el tema y solo subir con Elise, porque seguro que la pequeña aceptaría sin dudarlo. Pero no iba a ser lo mismo.
Llevo sus dos manos a su cabeza, se revolvió el pelo. Dándose ánimos a si mismo, para intentarlo una vez mas. Solo una vez y se rendiría.
Se dio la vuelta, esperando ver a Dazai detrás suyo observando todo con desinterés, pero lo que vio no fue eso.
Dazai estaba coqueteando con una chica pelirroja que llevaba un yukata con escote abierto. Dándole pequeños susurros a la oreja de la chica. A Chuuya no le importo, le importaba un comino los intereses de a quien se la ponía esa noche Dazai.
El solo quería hacer su sueño realidad. Así que con todos los cojones del mundo, fue con seguridad a donde estaban aquellos dos calenturientos, haciéndose notar carraspeando la garganta.
—Oh, Chuuya —dijo Dazai dejando de observar a la chica—. Verás, estoy ocupado ahora, lleva a Elise a donde quieras, yo pago luego.
Termino y volvió a concentrarse en la chica, cosa que el pelirrojo evito, agarrando su brazo. La chica hizo una cara de disgusto.
—¿No es claro que queremos estar solos? —dijo con molestia la chica—. Iremos a la Noria, piérdete. Imbécil.
Chuuya se quedo helado por este comentario. Ni siquiera pudo decir algo, cuando vio como la chica paso al lado suyo aferrada a Dazai.
El pelirrojo reacciono solo cuando Elise empezó a jalonear su brazo, demandando atención.
—Chuuuyaaa —dijo ella con lloriqueos fingidos—. Quiero un algodón de azúcar ¿Chuuya?
Chuuya bajo hasta su altura.
—Iremos de inmediato ¿Si? —dijo en un tono amable.
Elise sonrió por esto, guiándolo hasta donde estaba el puesto. Aunque el pelirrojo no podía dejar de ver con el rabillo del ojo como Dazai y la chica subían por la Noria. Ambos estaban riéndose.
Luego del algodón de azúcar, convenció a Elise de volver a casa. Todo el camino actuó normal, cargo a Elise, ya que se sentía cansada; él le contó historias hasta que ella se quedo dormida. Mori estaba contento con su trabajo, incluso lo felicito.
Pero con llegar a su casa las cosas cambiaban. Chuuya se dijo a si mismo que esto no lo iba a afectar, y que solo era un sueño de un crio de 8 años. Echado en su cama solo quedaba él observando una foto de "The flags".
Cayo en cuenta de lo ingenuo que fue al esperar una muestra de aprecio de Dazai hacia él. Mientras que el lo consideraba su único amigo, seguro que el otro ni un segundo se paro a pensar en lo que el podría sentir.
.
Chuuya actúo igual que siempre cada día. Solo que con la única diferencia de que ahora él se había rendido con sus sueños.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top