Sea bienvenida la mañana, que llega con esperanza y con condena.

Sea bienvenida la tarde, que llega con aburrimiento y cocina de alimentos no muy agradables para una vegetariana con tendencias y deseos veganos.

Sea despreciado el dolor que lastima su corazón, y el mío también.

Sean liberados esos animales que serán alimento de mi familia y de Cristian hoy, que sus mentes sean liberadas.

Sean...libres.

Sea...libre.

Un poco más que ayer, aunque sea un poco menos que mañana.

Por favor.

Pablo quería que cocinara algo que pareciera fino, pero a la vez, algo que fuera barato, así que prepare dos platillos, uno de carne y otro vegano, para ayudarme a pasar por eso.

Y tenía a Javier para platicar

Javier: Me qebro la cabeza intentando pensar en como te dare clases de boxeo

JenniferM: No lo se yo tampoco .-.

Javier: Quieres salir en una cita conmigo hoy???

JenniferM: No lo se... mi castigo.

¿Podría deshacerme de él?, tal vez... si buscaba ser convincente...

JenniferM: Bien, pero que sea un lugar poco publico para decirle a Pablo que ire con mis amigas, porq sino , no me dejara salir

Javier: A la orden, te encuentro en???

JenniferM: La casa de Francisca donde me dejast la otra vz.

Javier: Bien 😊

Después de eso, decidí que tendría que explicarles a mis amigas de lo que haría para que me cubrieran.

Grupo: JAAF

JenniferM: Chicas me podrían cubrir hoy?

Alexxx: Porq???????

JenniferM: Javier me invito a salir y estoy castigada tal vez si le digo a pablo que salgo con usds me deje salir

AsR002: Mmm... no lo creo.

AFrancisca: No seas aguafiestas Astrid

AsR002: Lo sientooo Francisca 😝

JenniferM: Le dije a Javier q m recogiera en la casa de Francisca.

AFrancisca: Con q aventándome responsabilidades??

AFrancisca: Oka t ayudare...

Alexxx: nuestra chica ya esta sacando su lado oscuro wuuu.

Dejé de mensajear con ellas y terminé de hacer la comida y acomodar todo para la cena con Cristian.

Entre a la habitación de mamá y le di un cambio decente de ropa, esta vez no grito, ni se enojó, era lo que los antidepresivos hacían por ella.

Peine a mi madre y dejé que se maquillara sola, ella veía un punto inexistente en el espejo.

–Tienes que estar despierta cuando llegue Cristian–le advertí–, sino Pablo se enojara.

Ella seguía silenciosa.

–¡Mamá! –le dije.

Asintió.

Al faltar treinta minutos para que llegara Cristian, llego Pablo. Se bañó, se cambió y se peinó. Se paró en medio de la sala y observo todo alrededor.

–Te faltó limpiar mejor–me dijo, miro su reloj y agregó–; pero ya es muy tarde.

Su mirada me dejó saber que después hablaríamos de eso.

Asentí.

–Tengo que informarte algo–agrego–, me iré mañana con mi hermana, me quedara un poco más lejos el trabajo, pero he decidido renunciar, y me consiguió un trabajo mejor, mucho mejor.

Era mucha información en muy poco tiempo, y su tono era algo... extraño.

Su hermana era una mujer soltera que había tenido demasiadas relaciones fallidas y se había mudado a una ciudad vecina en busca de un mejor trabajo, al aprecer lo había encontrado. Agradecía al destino por alejar a Pablo de mi hermano y de mí, aunque sería muy rápido y de difícil proceso, pero, lo importante era que se iba a ir.

Iba a descansar por fin.

Iba a respirar de verdad por fin.

Y saber eso, de alguna manera, hacía que la cena con Cristian fuera más llevadera.

Una vez que llego Cristian llego diez minutos tarde, con un ramo de flores para mi madre y una sonrisa hipócrita para Pablo –dos falsos juntándose–, fuimos todos a la cocina y nos sentamos alrededor de la pequeña mesa.

–Estoy muy feliz que hayas podido venir–le dijo Pablo a Cristian.

Puf, claro.

–Y yo estoy muy feliz de haber venido–le sonrió Cristian.

Nos reunimos todos en nuestro pequeño comedor, en el que faltó Ariel por haber ido a trabajar.

Comimos en silencio hasta que Pablo y Cristian empezaron a hablar de deportas y lo difícil que estaba la situación últimamente. Por el contrario, mamá se encontraba comiendo y concentrada en ello, y yo, esperando que la cena pronto terminara.

–Oh, señor–dijo Cristian–, me entere de las fotos de su hija, una total pena.

Cristian me lanzo una mirada significativa.

–Creo que Jennifer –dijo haciendo hincapié en mi nombre–, debería fijarse con quien se mete.

Esta vez su mirada fue claramente amenazante.

Entendimiento cruzo mi mirada. Era él, el que publico las fotos.

–Sí, sí–estuvo de acuerdo Pablo–, ya hemos discutido sobre eso.

Cristian le sonrió a mi madre que se encontraba en su mundo.

–¿Se encuentra bien hoy señora, parece algo distraída? –ya estaba entendiendo esto, él estaba provocándome.

Pablo tomo con fuerza el brazo de mi madre, haciendo que saliera de su ensoñación.

–Es que ella ha estado algo cansada últimamente–contesto por ella.

Cristian junto sus manos en el comedor.

–Oh, he escuchado que Jenny ha estado saliendo con el nuevo–le comento a Pablo mirándome a mí–, aunque no creo que sea el correcto, él es un poco... problemático.

Me lanzó una sonrisita y agregó:

–La otra vez tuve un proble...

–¿Quieres un vaso de agua? –le interrumpí, señalando su vaso vacío.

Cristian me lanzó una mirada divertida y asintió.

–¿Y cómo te ha ido en el trabajo, Pablo? –le pregunté, intentando desesperadamente, cambiar de tema.

La cena transcurrió entre insinuaciones de Cristian, de las que Pablo no tenía idea.

Cristian se levantó para lavar sus manos, al final de la cena.

–¿Qué es eso? –preguntó con inocencia señalando un trapo sucio que había olvidado lavar, dejándolo yo en la esquina del lavamanos.

Cristian seguramente dijo eso para causarme problemas, el conocía como era Pablo gracias a algunas de mis platicas.

Pablo me lanzó una mirada de reproche, y yo, recogí rápidamente el trapo, disculpándome en voz baja.

Lo peor paso cuando Cristian se fue.

Pablo fue todo risas y amabilidad, pero todo cambio cuando se cerró la puerta y quedamos en la intimidad de nuestro hogar. De nuestro propio infierno.

Pablo se giró mirándome furioso, me tomo de cabello y me llevo a la cocina donde el trapo había estado.

–¿Qué fue eso? –me dijo golpeando mi cabeza con el lavamanos– ¿No puedes hacer nada bien?

–Yo... lo lamento–le digo.

Me lleva de regreso a la sala hasta la puerta de mi habitación.

–¿Lo lamentas? –me grita–, me avergüenzas siempre, ¿por qué no puedes hacer nada bien?

–Lo lamento en verdad, no volverá a pasar–le prometo–, pero por favor déjame ir hoy a casa de Francisca.

–Una disculpa no significa nada sino cambia la acción realizada–me dijo–, y eso, es imposible

Pablo entra a mi habitación, cierra la ventana con candado y guarda la llave, me empuja hacia dentro y cierra la puerta con llave.

Me recargué en la puerta y lloré en silencio.

No intenté que me abrieran la puerta. No había nadie para salvar a alguien que no se podía salvar a sí misma.

Cuatro paredes siendo más grandes e imponentes que una persona, una persona siendo devorada por el silencio.

Contaba las motas de polvo de mi habitación y me perdía en mi respiración.

No le llame a Javier, no le avisé que faltaría, era mejor cortar ya cualquier comunicación. Fue tonta al creer que diferente podía ser, la vida no cambia al desearlo, no funciona así, somos presas del destino, pero más aún, de nuestras decisiones.

No le llame a mi hermano, porque él estaba ocupado haciendo algo importante, y porque, yo, no lo era.

No les llame a mis amigas, porque no quería que se enteraran, y no les llame a mis amigos porque no quería su preocupación ni su lastima.

Por primera vez en mucho tiempo, no quise nada...

El silencio se puede convertir en tu mejor amigo, no dice nada hiriente, no dice nada que no quieres escuchar, sólo no le pidas muchas respuestas, porque el silencio serán sus respuestas, y, si te acostumbras a la soledad, entonces, tendrás un amigo que nunca te va a dejar.

No recibí señales de vida todo lo que resto de la tarde, y no las esperé.

Estaba cansada de esperar cosas que nunca llegaban.

Y me dormí, con una nana del silencio.

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