Escapar...

DC Fic

Era tarde, demasiado, pero eso no le importaba. A estas alturas estaba en modo automático y desde hace mucho que dejó de pensar con sensatez. Sólo una cosa estaba clara en su mente:

No podía detenerse.

Por más que sus piernas se quejasen. Por más que las heridas aún frescas es sus extremidades le hicieran quejarme cada tanto. No podía. No aún.

Pero más temprano que tarde se vió obligada a tener que hacerlo, ya que la presencia de unos hombres que a kilómetros se notaba lo pasado de copas que estaban, la hicieron salir del modo avión y ser consciente del peligro que corría al andar sola a mitad de la noche en la conocida "Ciudad del Crimen".

Así que, más alerta, acomodó la capucha de la chamarra extra grande que portaba, y cruzó hacia la otra acera a toda prisa, rezando para que no le presten atención y pueda salir ilesa de esta.

Ya ha tenido suficiente.

Pero, como siempre en su vida, la suerte nunca estaba de su lado.

—¡Pero qué están viendo mis ojos!

Uno de los hombres le veía directamente, y la sorpresa mezclada con el pánico la hicieron brincar en su lugar y casi perder el equilibrio.

—Parece una chica —dijo otro, haciéndola reaccionar.

—¡Pues claro que lo es!, ¡Y está completamente sola!

La mala intención mezclada con el alcohol en su voz, hicieron que la piel de la joven se le erizara de una forma que el frío no logró.

—¡Ven con nosotros linda!, ¡No te haremos nada que no te guste!

Y con eso, se echó a correr.

Más nuevamente, la vida estaba en su contra, y finalmente el dolor le hizo perder fuerza en las piernas y caer de cara contra el piso.

—Carajo... —se quejó, escupiendo la sangre de su labio partido.

Y para empeorar la situación, las risas de los borrachos junto a sus pasos llegando a ella, hicieron que el terror la embargue por completo.

«No otra vez... No otra vez, por favor...»

Pero no pudo hacer mucho, en cuento intentó ponerse de pie, un pinchazo proveniente de su pierna derecha le hizo caer de rodillas en medio de un quejido ahogado.

Justo en ese momento, ellos llegaron.

—Miralá, está toda herida. Seguramente un cliente se molestó —observó uno de los sujetos, y para colmo había burla en su voz.

«¿Cliente? ¿Creen que soy una..?»

—No lo creo, se ve muy joven —señaló un cuarto, el cual no se oía tan mal como lo otros, pero el hecho de que estuviera con ellos rodeándola, sólo hacía las cosas peor.

—¿Sabes cuántos pagarían por estar con una jovencita? Además, ¿Qué otra explicación tendría para estar así?

—¿Será que se escapó?

—¿Escapaste de casa linda? —reconoció la voz del primero que la vió, más ella se mantuvo con la cabeza gacha, apretando los dientes para aguantar el dolor de su pierna. Y ante su silencio, él se agachó hasta agarrar su capucha, activando las alarmas de la chica— ¿Te quieres venir conmigo? Yo podría ayudarte, claro, a cambio de ciertos favores...

—Primero muerta —logró responder, pero el tipo sólo se rió, haciéndole enfurecer.

Así que, en cuento descubrió su cabello, ella alzó el rostro sin dudar y le escupió directamente en la cara a pocos centímetros de la suya.

—¡Maldita bruja! —gritó rabioso— ¡Te mataré yo mismo! —agarrándole del cabello, la puso de pie de golpe, haciendo que una oleada de dolor le recorriera desde los pelos hasta la punta de los pies.

El tipo alzó el puño listo para estrellarlo en su cara.

Pero antes de que tan si quiera pudiese respirar, un disparo resonó en la calle, paralizando a todos.

—¿Pero qué demo-

No logró terminar, la chica aprovechó su distracción para usar su pierna aún útil y encestarle un golpe en la entrepierna al tipejo, lo suficientemente fuerte para que la suelte y caiga al piso adolorido.

Ella también cayó, pero eso fué solo un dolor más a los que ya tenía y sinceramente le daba igual. Lo que en verdad le importaba, era el escándolo que se estaba armando entre los hombres que la agarraron, y dos de los cuatro compañeros del caballero de Gotham: Red Hood y Nightwing.

El pequeño grupo de borrachos rápidamente terminó en el piso, ya sea por su estado de ebriedad, o por los golpes certeros de los héroes. Así que, en resumen, todo acabó antes de siquiera comenzar.

Eso le permitió respirar con tranquilidad por un momento, más los insultos del sujeto que aún seguía doblado en el piso, le hicieron recordar que todavía no estaba segura.

—Vaya vocabulario que tienes, ¿Nadie te ha dicho que esa no es forma de tratar a una señorita?

La mirada de la chica se desvió entonces hacia los héroes, donde el de rojo cargaba a los inconscientes borrachos hasta ponerlos en un montón, y el del símbolo azúl estaba a poco menos de tres pasos dedicándole una sonrisa amable, mientras que su tono cortante iba para su agresor.

El de la chaqueta soltó algo parecido a una gruñido cuando comenzó acercarse hacia donde ellos haciendo que la chica se alertara e intenté ponerse de pie para alejarse, más el héroe de azúl y negro le impidió ir lejos, y con calma le mostró que su compañero solo iba por el tipo restante para dejarlo inconsciente de un golpe y llevarlo junto a sus amigos.

—¿Ellos te hicieron esto? —le preguntó Nightwing entonces, y ella le miró confundida, hasta que cayó en cuenta de que se refería a las heridas en sus piernas.

De inmediato las recogió y haciéndose bolita intentó alejarse al ser consciente de la extrema cercanía del mayor. Eso lo puso alerta, no sólo por su actuar sino también porque evitaba mirarle a la cara.

—N-No... Ellos no... No f-fueron —balbucea, evasiva, escondiendo el rostro tras sus cabellos oscuros y buscando ponerse la capucha de vuelta.

—Entonces ¿Quién fué?, Se ven recientes —señaló, provocando que estire la falda de su uniforme lo más que pueda para intentar cubrirse y que no siga preguntando, más lo único que consigue es preocuparlo y que sienta aún más curiosidad—. Estás segura con nosotros, podemos ayudarte, pero tienes que decirnos quién te lastimó.

—¿No tienen a más personas que salvar? —esta vez consiguió hablar con firmeza.

—Sí, así que habla para que podamos seguir trabajando —declaró Red Hood, colocándose junto a su colega—. Y si no, pues simplemente te llevaremos a un hospital y esperaremos a que lleguen tus padres para-

—¡No!, ¡Él no puede saber dónde estoy! —gritó de golpe la chica, exaltada, dejando de lado su actitud evasiva para mostrar una expresión aterrada—. Puedo ir a un hospital, pero no pueden llamar a mi padre, ¡Él no puede encontrarme!

—Entonces fué él quien te lastimó... —concluye el pelinegro, haciendo que la joven sea conciente de sus palabras y cubre su boca huyendo de sus miradas de nuevo— No te preocupes, él no te pondrá un dedo encima de nuevo, estás a salvo.

Su tono es seguro y gentil, él de verdad quiere hacerla sentir segura, pero contrario a sus intenciones, sus palabras solo le causan dolor.

—Dile eso a mí madre... —susurró, apretando las manos, y sintiendo nuevamente el picor en sus ojos ya rojos.

Los mayores se miraron entre sí ante eso, haciendo de inmediato sus teorías de lo que le pasó a la joven, y ningúna era buena.

—Igual no podemos dejarte así. Esas heridas podrían infectarse y pasarte algo peor —insistió el de azul, más no estaba seguro de qué hacer exactamente.

Si la lleva a un hospital, al ser menor de edad, obligatoriamente deberán llamar a sus padres, pero si fué su propio padre el que la lastimó y ella está huyendo de él, solo la estarían dejando a su suerte y podría pasarle algo peor y sería por culpa de ellos.

Pero a juzgar por el tono pálido-enfermo que poco a poco iba adquiriendo la muchacha, y la gran cantidad de sangre seca en sus piernas, no podría aguantar más sin la atención apropiada.

—¿Y no tienes algún otro familiar?, ¿Tíos o algo? —indaga el de rojo, comenzando también a inquietarse al tampoco saber qué hacer con la joven.

—No... No conozco —logra respóndele en un tono bajo, pero ya no es intencional, sino que, al ya no tener la adrenalina en su sistema y ser más consciente de su estado, el cansancio físico junto a la perdida de sangre y demás males le están haciendo efecto todos juntos— A-Ayuden... Me...

Es lo último que alcanzó a decir, antes de caer finalmente en la inconsciencia, rezando en sus adentros que la vida le tenga piedad por una vez.

Y tomando en cuenta que el impacto contra el suelo nunca llega, tal vez, lo hizo.

***

—¿En qué estabas pensando?, Debiste llevarla a un hospital.

—Lo sé B, pero se desmayó de golpe y yo... ¡Entré en pánico!

—Entiendo que te preocupaste, pero aún así no debiste traerla hasta aquí. Si Alfred no hubiera estado en la cueva cuando llegaron, ¿Qué ibas a hacer?

—No "ibas", ¿Qué van a hacer ahora con esa chica?

—¿Van?, ¿Y a mí por qué me incluyes?, Éste fué el de la idea de traerla hasta aquí, yo le dije que mejor la dejáramos en un hospital y le decíamos a los doctores que la atendieran sin hacer preguntas. Ellos podrían haber llamado a servicios sociales o algo, pero no me escuchaste.

Silencio. Ninguno es capaz de alegar nada contra esa lógica.

Después de que la chica cayese inconsciente, el héroe de azul efectivamente sufrió una pequeña crisis al pensar en lo peor, y ante la preocupación que las palabras dichas por la chica le dejaron, no se vió capaz de dejarla sola, por lo en seguida se puso a pensar en cuál sería el lugar más seguro donde poder ayudarla sin que nadie pueda herirle.

Y vaya sorpresa se llevó el resto de los miembros del clan de murciélagos al ver llegar a los hermanos mayores con una chica desconocida y herida.

Y hablando de ella, la jóven ahora se encuentra vendada sobre una camilla... Oyendo todo.

—Disculpe que los interrumpa, pero la señorita lleva tiempo despierta y ustedes la han ignorado por estar discutiendo, a pesar de que ya han pasado casi dos horas desde que está aquí.

«¿¡Dos horas!?»

El impacto de saber que ha estado inconsciente por dos hora y que de paso ha sido descubierta fingiendo, hace que la susodicha salga de su falso sueño de golpe y se incorpore abruptamente.

—Demonios... —se queja, al sentir como una corriente de dolor la recorre entera.

—Le pido que por favor no haga más movimientos bruscos, señorita, su cuerpo está débil y su estado es delicado. Tuve que cocer muchas heridas y también posee otras internas que tardarán en sanar —le hace saber el mismo hombre que la descubrió, y enseguida alza la mirada encontrado a un señor mayor portando el típico traje de mayordomo—. Le recomiendo que se recueste.

Aunque su sugerencia es entendible, ella no obedece, y no porque no quiera, sino porque su atención se ha centrado únicamente en las personas en trajes coloridos y muy conocidos que la observan a algunos metros tras el mayordomo.

Nigthwing.

Red Hood.

Red Robin.

Robin y...

Batman.

«¿¡En qué demonios me metí!?»






















Escribí esto hace tiempo y ahora es que me vengo a reflexionar en lo random e incoherente que es toda esta situación xD

Igual lo voy a dejar porque las risas.

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