Una Y Otra Vez (9)


Una y otra vez

VIOLET

Nadie va a dañarme de nuevo.

Eso fue lo primero que pensé cuando desperté de mi sueño de belleza. Él no iba a dañarme de nuevo y si tenía que hacer todo para que se fuera y nunca volviera, lo haría.

Tenía el chat de facebook abierto, con un chico escribiendo en tono coqueto, dude, dude y dude.

¿Él se merece esto? Por ahora no. Pero él se irá, y mejor que se vaya temprano que tarde, que se vaya antes de que yo lo quiera más de lo que lo quiero.

Él tenía mi contraseña, podía ver todo lo que yo escribía y esa era la idea, que viera lo que diría a continuación...

Le escribí al chico "hola guapo" y él no tardó en responder. ¿Me sentía de la mierda? Tal vez, pero tenía que cuidarme a mi misma de sentir, no podía sentir, no quería sentir.

Kris no iba a entrar a mi perfil, no por ahora, él confiaba mucho en mi como para revisar mis redes. Evadir el sentimiento, eso era tal vez lo que yo quería, así no lo sentiría.

¿Culpabilidad? Si la tenía, pero no me importaba nadie, solo importaba yo. Era una Diosa, era fuego y nadie iba a apagarlo.

Tenía que hacer que me odiara, para que no volviera jamás, sabía de esto, si simplemente terminaba con él, él me buscaría y yo no quería ser buscada, no en ese momento.

—¿Qué haces? —preguntó Alice desde su sofá.

—Coqueteando —contesté sin vergüenza.

—¿Cómo? —se sentó —¿Tú no tienes novio?.

—No puedo Alice. No puedo amarlo.

—Hey...

—No quiero tus consejos, no quiero consejos de nadie, no quiero sentirme así, no quiero ponerme cadenas.

—¿Y piensas que así se irán?.

—No lo sé —me dolía el pecho —, supongo que si hablo con más personas el sentimiento se irá.

—¿Por qué no le dices que no quieres estar con él?.

—Porque me va a rogar y yo no podré dejarlo.

—No estés con alguien por lástima.

—Estoy porque lo quiero —admití con rudeza —, y es por eso mismo que necesito hacer algo, no puedo quererlo. Se va a ir si lo quiero.

—Deberías canalizar tus...

—Te dije que no quiero consejos, no me importa lo que sienta la gente —otra mentira.

—No te obligues a dejar de sentir algo, puede que se quede.

—Lo voy a obligar a irse.

¿Debería hacerlo? ¿Debería dejar que se vaya? Mi mente estaba en guerra constante.

—Hablando del rey de Roma —dijo Alice cuando escuchó que llamaron a la puerta.

Me emocioné sin saber porqué, fui a abrir la puerta. Era él, era Kris.

Lo dejé pasar al apartamento.

—Hola amor —me besó —. ¿Jugamos videojuegos?.

Me mostró una bolsa llena de chucherías, acepté, me encantaban los videojuegos.

Alice se sentó en uno de los sofás y encendió el televisor, yo fui a poner las chucherías en un solo recipiente.

—¿Puedo jugar? —preguntó Alice.

—No —respondió Kris a modo de burla —, tu estatura y tu edad no es correcta para tomar un control.

—Pues —trató de decir ella riendo —, ay, deja de burlarte, feo.

—Fea tú.

Reí cuando los escuché decir cosas mutuamente, eran un par de loquitos.

Me senté en la mitad de ambos.

—Ella es mía —dijo Alice cuando vio como Kris se recostaba en mi hombro.

—Es mía —Kris insistió.

—No.

—Si.

—No.

—Si.

—¡Ya! No empiecen.

—Pero... —Alice se indignó, cosa que me hizo gracia.

Empezamos a jugar. Debía admitir que mi novio era muy bueno en todos los videojuegos. Hasta competimos en fifa y yo no sabía ni pasarle el balón a los muñecos.

—Yo siempre gano —alardeo.

—Eso es trampa —dijo Alice.

—Si, es trampa.

Él rio antes de pasarme el brazo por los hombros y la nariz por la mejilla.

—Diluviu —susurró.

—Yo más —no pude evitar responderle, a lo que Alice me miró extraño.

Aunque Kris tampoco se quedó atrás. Callé como si no hubiera dicho nada.

—Sigamos jugando.

Y así nos la pasamos toda la tarde, hubo un momento en el que Kris me empezó a hacer cosquillas y si tengo bastantes, por lo que sin querer lo golpee al manotear.

—Auch —se quejó sobando su nariz.

—Lo siento, me pongo loca si me hacen cosquillas.

—Yo te pondría loca haciéndote otras cosas —Alice nos miró como si tuvieramos dos cabezas.

—Ojo con ella —lo señaló —, deja a mi niña virgen.

—Cállate enanita —le empujó la cabeza.

Y así empezaron a pelear por mi de nuevo, discutiendo de quien era propiedad la famosa Violet.

—¿Mañana irás al instituto? —le pregunté para cambiar el tema de nuevo, él asintió.

—Parece que en el instituto el único tema de conversación que tienen, es sobre nosotros.

—No tengo muy buena fama —di un sorbo a mi bebida —, se podría decir que me tachan de infiel.

—¿Y lo eres? —su pregunta me tomó por sorpresa, solo respondo levantando los hombros.

—Depende de que sea infidelidad para ti.

Esa respuesta lo dejó pensativo.

¿Lo amaba? ¿Lo quería conmigo? ¿Realmente lo quería? Sentía que un día si y otro no. ¿Por qué me sentía así?.

—No soy tu heroína Kris, se podría decir que soy la antagonista de nuestra historia.

—Pues heme aquí, enamorado de la villana.

Me besó haciéndome sentir mariposas. ¿Eran mariposas? No lo sé. ¿Me iba a dejar sola?.

—Esta villana no sabe querer, eso puede ser un problema.

—Yo puedo enseñarle —me rozó la nariz por el cachete —, me encantan tus cachetitos.

—Gracias —me quedé sin palabras.

Nunca había tenido inseguridades con mis mejillas, eran gorditas y coloradas.

—Eres cachetona —me presionó la mejilla con un "pup" —, me gustas, me gustas mucho Violet.

—Que cursi son —se quejó Alice.

—Si tu no tienes amor, no es mi culpa —le respondió Kris sacándole la lengua.

—Ella me ama, con eso me basta.

—A mi también me ama.

—¿Cómo estás tan seguro?.

Él calló, Alice a veces era perfecta creando inseguridades.

—Porque está conmigo, incluso después de todo.

—Piénsalo mejor, tú eres el que está con ella. Como lo dijo, no es la heroína.

Me quedé en silencio, me sentía desnuda teniendo ropa puesta.

Había empezado a quererlo, eso era un problema, porque yo no sabia que era el amor, yo no sabía querer correctamente.

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