Daylight (8)


Daylight.

VIOLET

Kris me había invitado a su casa a almorzar, sabía que amaba el pollo con toda mi vida y él había cocinado eso para mi.

¿Me gusta él? Me encantaba, pero nunca lo admitiría en voz alta, mucho menos frente a mis amigas, temia a que se burlaran de mi.

—Gané de nuevo —festejé cuando por segunda vez, le gané a Kris jugando UNO.

—Tú que... ¿Te enseñé y me ganas? Eso es injusticia.

—Yo siempre gano —alardee, eso lo puso incómodo.

—Ya no quiero jugar —me hizo reír.

—Aprende a perder.

—Tú haces trampa, me amenazas.

—¿Yo? —me apunté inocentemente —, puede que solo un poquito...

—¿Un poquito? Siempre que sacaba cartas que te hacían comer decías que no era posible y me dabas tus razones poco coherentes.

—Eran muy entendibles en mi opinión.

—¿Quieres algo de tomar?.

—¡Si!.

—Ven y hacemos algo rico.

—¿Sexo? —bromee.

—Te da miedo —y tenía razón, le tenía pánico.

—Tu luego me dejas. He reservado mi virginidad para el amor de mi vida.

—¿Y entonces, que se supone que soy? —preguntó.

No sabía que responder a eso. ¿Era el amor de mi vida? Yo lo quería, me gustaba, era increíblemente lo que yo quería para un futuro. Pero tenía sus cosas malas, yo quería un hombre, no se.

—Mi compañero temporal —esa respuesta lo desconcertó —, las relaciones no son eternas, Kris. Acepta la realidad.

—Lo sé pero...

—Pero nada. Me quitas la virginidad y me botas, así son los hombres.

—No me generalices. No soy como los...

—¿Cómo los demás? Eso dicen todos.

Kris calló.

—Es la cruda verdad, todos son iguales.

—No sabía que pensabas eso —se tornó serio —, pero bueno.

—¿Vamos a salir con mi amiga Alice?.

—Llámala, ella ya debe saber como llegar hasta aquí.

—Vamos por ella y de paso vamos a un parque de diversiones, yo que sé.

—Ok —respondió seco.

Entendía su mal humor, puesto que acababa de decir que resultaría ser igual a todos, tal vez no, pero era mejor dejar las cosas claras, yo no era de esas chicas que desde jóvenes querían estar con una sola persona toda su vida, yo quería aventura, sin cadenas.

Era estúpida, porque a veces me imaginaba teniendo una relación para toda mi vida. ¿Sería capaz de soportar? Suponía que si, el sexo era muy importante para mi, ya que dada la situación, yo amaría a esa persona toda la vida, tenía que escoger a una persona la cual tampoco se olvidara de mi.

—Hola Alice —contesté el celular cuando salimos de la casa de Kris —, sal del apartamento, vamos por ti.

Kris estaba a mi lado, caminando con las manos metidas en sus bolsillos, pensativo.

El miedo habitaba en mi. No tenía claras mis intenciones. ¿Lo amaba? ¿Lo dejaba? ¿Lo dañaba? Supongo que iba a hacer lo que mis instintos impulsivos dijeran.

—Así no seas eterno, aquí estoy, siempre estaré —recité. Era cierto, hasta el momento se había ganado eso, mi presencia.

Él estaba haciendo el amor dorado, y yo solo era blanco y negro.

Pase lo que pase, también siempre estaré para ti, Violet.

Lo abracé, fue un abrazo sincero y sin barreras de sentimientos de por medio. Me latía fuerte el corazón, así era cada vez que lo veía recién, nunca había sentido algo así, nunca me había sentido nerviosa, nunca había pensando en alguien que no fuera yo.

Por un momento todos mis pensamientos narcisistas y tóxicos salieron de mi mente.

¿Él era bueno? ¿Él no me haría daño? No, él si me haría daño de alguna forma, era hombre...

—Lo siento por compararte —hablé —, pero es lo que pienso.

—No hay problema —susurró aún abrazándome.

Le presté más atención a sus manos en mi cintura, por primera vez también quise que las tuviera más abajo, que me tocara.

—Puedes tocarme —le dije con vergüenza —, puedes tocar...

—Más tarde en mi casa —determinó —, no hay prisa.

Sonreí, era tan paciente, tan él, tan lindo.

—Gracias —respondí.

Cuando llegamos al apartamento, ya Alice nos estaba esperando en el parqueadero.

—¡Hola! —me saludó con un beso en la mejilla, seguido le dió un quedé suave a Kris en la cabeza —, hola Kris.

Habían tomado más confianza entre ambos las veces que habíamos salido los tres.

—El parque de diversiones no es muy lejos informó Kris.

—Lo sé, ya he ido —mencionó Alice con obviedad.

Empezamos a caminar los tres hacia una sola dirección, cuando llegamos quedé fascinada con el montón de atracciones.

—Tenemos que comprar tickets —Alice me tendió su bolso —, saca el dinero de ahí.

Me dirigí a la caja con Kris detrás. Me seguía, y me encantaba, me daba miedo admitir que me estaba gustando mucho más de lo que yo pensaba.

—Hola, queremos un ticket para cada uno, por favor —le informé a la chica de la caseta, ella me sonrió amablemente.

—Vale —me los dió, luego pagué.

Cada atracción era increíblemente asombrosa, me divertí como nunca con las dos personas favoritas de mi vida.

Él era importante, él se había vuelto mi ángel, mi salvador, y yo era una mierda de persona, era mala, despiadada, odiosa y cruel.

No estaba muy segura de mis sentimientos, solo que cuando estaba cerca de él, mi corazón no podía controlarse.

Kris se había ido a una atracción solo, aproveché para hablar a solas con Alice.

—¿Lo quieres? —preguntó ella, yo negué.

—Yo no quiero a nadie —mentirosa.

—¿Entonces por qué estás con él?.

—Porque no quiero estar sola —otra mentira —, Alice, a veces siento que no quiero nada con él, a veces siento que lo quiero todo. ¿Esto es bipolaridad? No lo sé, no sé nada.

—Si tu no sabes mucho menos yo —tomó un sorbo de su gaseosa —, solo espero que esto no vaya a dañarte más. No quiero verte sufriendo a causa de un muchacho.

Yo observé como Kris jugaba y reía, su sonrisa resplandeciente y sus ojos achinados.

¿Por qué mi corazón iba tan rápido? ¿Esto era amor? No, no podía ser amor, yo no podía enamorarme de nadie, no podía enamorarme de él.

Yo no me merezco subir a su cielo, y él no se merece estar en mi infierno.

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