Ya es diciembre.

Hace un año estábamos genial, el diciembre pasado fue mágico, fue el primero y último diciembre juntos, pero fue el mejor diciembre de mi vida.

Y como me tenias en tus brazos aquella noche de septiembre.

Créeme que si volvemos a querernos, lo haría bien esta vez.

Este mes será difícil sin ti, no se como vivía antes de ti, pero se me está haciendo cada vez más fácil olvidarte.

Cada que pasa el tiempo me olvido de tus frases, de tu risa, de tus gustos, está bien, está bien olvidarte, pero no quiero, tengo miedo de algún día no acordarme nisiquiera de tu voz.

Si tienes cadenas en tu puerta, lo entiendo, yo misma hice que las pusieras, te obligué a ponerlas.

Pero esta soy yo, tragándome mi orgullo, parada frente a ti. Diciendo que, lo siento por esa noche.

Regresaría a diciembre todo el tiempo, porque amor, resulta que "la libertad" no es más que extrañarte.

Desearía volver a diciembre, cuando me amabas mucho más que el día anterior, cuando estábamos en nuestra mejor parte de la historia.

Regresaría a diciembre otra vez, y cambiaría mi propia decisión.

Estoy alucinando, tal vez es porque sueño contigo, a veces me imagino que vuelves y corro a tus brazos como una niña pequeña. No pasará, no volverás, pero con esos sueños realistas prefiero seguir durmiendo, aunque no me guste mucho dormir, quisiera hacerlo una eternidad para estar contigo toda la vida, así sea una mentira.

Mi mente siempre juega conmigo, ahora de una forma más sana.

Tengo una lucha interna sobre hacer el mal o el bien. Yo elijo el bien.

Ya no me llevarás a la cena navideña en tu casa.

Bueno, al menos tu ya tienes a quien llevar, yo no tengo porque no me siento cómoda con nadie.

¿Cómo conectaste con alguien más? Yo conectaría con cualquier tipo, pero no quiero, siento que he dejado de sentir por cualquier otra persona que no seas tú.

Es gracioso, porque antes de ti, yo podía hablar con todo el mundo sin darle importancia a nadie. Ahora tu eres muy importante y no hablo con nadie, porque no me sentiré de la misma forma.

Devuélvame a diciembre, donde estábamos experimentando con nuestros cuerpos, donde nos vimos el alma sin desnudarnos, donde hablamos sin hablar.

En diciembre te amaré otro poquito menos, pero muy poquito.

Todavía veo con melancolía los detalles que me diste.