¿A Dónde Vamos? (2)
¿A dónde vamos?
VIOLET
Cuando lo vi, le brillaban los ojos. No se si por la fascinación de haberme conocido pero joder, era muy lindo.
Cabello negro oscuro, pestañas largas, labios carnosos, tez bronceada, ojos marrones, manos grandes.
Que pudiera hacer con ellas.
El corazón me latía fuerte, nunca me había sentido así pero jamás lo admitiria en voz alta.
—Así que... —empezó.
—¿Qué? —prosegui.
Estábamos afuera de la casa de mi amiga Lewis, el chico no paraba de mirarme las tetas y pensaba que no me había dado cuenta que llevaba rato con la vista allí.
—¿Vamos a tener algo? —preguntó.
—Primero termina con tu novia, no quiero ser la otra.
—¿Y luego?.
—Conozcamonos un poco —no quería hacer las cosas tan forzadas.
—Podríamos conocernos mientras somos pareja. Así tendríamos siempre de que hablar.
—Solo te digo que si tu novia sigue contigo, no voy a querer nada.
—Le terminaré.
—Oh, no. Ahí viene.
Y justamente a lo lejos venía ella, la rubia oxigenada busca pleitos.
—Mierda —susurró Kris mientras se pasaba las manos por su hermoso cabello.
—¿Me puedes explicar por qué no contestas el maldito celular? —preguntó nada más al llegar, Kris se cruzó de brazos mientras la miraba con confusión.
—Estaba ocupado —dijo.
—Pues no lo estés —me miró de la cabeza a los pies, con curiosidad.
—¿Puedes dejar de meterte en mi relación? —le dijo directamente a Lewis cuando pasó su mirada hacia ella.
—Yo no me meto en tu...
—Como si no supiera que me pone los cuernos contigo —la señaló —, estúpida que...
—Nisiquiera es con ella, tengo más culpa yo, así que a ella no le reclames —respondí con la cabeza en alto, no iba a humillar a mi amiga de esa forma.
—Así que contigo.
—Si.
—¡¿Cómo eres capaz de hacerme esto?! —le gritó a Kris, histérica.
—Te dije que ya no te quiero, no entiendes.
—¡Pues terminamos! Maldito imbecil.
—Menos mal —respondió él con frialdad.
Noté como ella se enfureció.
—No puedo creerlo, me estás cambiando por esa rara.
—Pues lo raro es excepcional, y tú eres bastante básica.
—Pues vete al demonio Kris. Y a ti —me señaló —, algún día el karma te llegará, Violet.
Rodé los ojos. Estaba loca.
Luego de ese día todo fue rosas, Kris y yo empezamos a salir, aunque aún no quería presentarlo a mi madre, era un paso muy grande para mi, pues literalmente era mi primer novio real y quería esperar.
Todo era perfecto, era el chico para mí. O eso creía en ese entonces.
—¿Cómo estás? —me preguntó caminando con las manos en los bolsillos. Había ido hasta mi casa a recogerme.
—Mejor —acababa de salir de mi casa, ese día tenía la regla y me ponía realmente mal con ella.
—¿Quieres algo? ¿Te duele mucho? ¿Puedo hacer algo para que no te duela?.
—Chocolate —le sonreí.
—Bien, pues chocolate quieres, eso tendrás.
—¿Qué música te gusta? —pregunté de la nada.
—Demasiada, pero no soy muy fan del reggueton.
—¡Enserio! Yo tampoco, es más, lo odio.
—¿De verdad?. ¿Entonces que escuchas?.
—Morat, Taylor Swift, Aitana, Olivia, Prince Royce...
—Bastantes. Yo soy más de metal, música un poco más fuerte, como la de ghost, queen, soda stereo, algo más suave como Zoé...
—Conozco las bandas pero no escucho canciones de ellos, deberías un día ponerlas a ver si me gustan.
—Estoy seguro que te encantarán.
—Pues ya me encantas tú —y no era broma.
Paró de caminar un momento, como si hubiese escuchado una novedad.
—Dilo otra vez.
—¿Qué? ¿Qué me encantas? —sonreí cuando me miró ilusionado. Era tan lindo.
—¿Por qué haz tardado tanto en entrar a ese grupo?.
—Porque el destino quería que estuviera aquí, en este momento.
—Pues espero que el destino te quiera conmigo siempre —me tomó de la cintura —, no llevamos mucho hablando y siento que te conozco de toda la vida.
—Me pasa igual, Kris —aunque sabía que en parte no había superado del todo a mi ex, pero vamos, un amor virtual no iba a destruirme.
Me sentía culpable, era un chico realmente bueno, extraño y simpático. Y yo, pues yo no era una buena persona, es más, era lo que muchos consideraban alguien "tóxica", mis acciones nunca han sido las correctas, gracias a mis impulsos y a mi ira descontrolada la mayoría de mi vida había sido así.
—¿Nos vamos a besar? —preguntó cerca de mi boca, yo no pude evitar reír.
—No lo sé —rodee su cuello con mis manos.
Me miró sonriente, con los ojos destellando.
Pero no podía parar de pensar que...
—¡Violet! —escuché a lo lejos, me aparté rápidamente del chico.
Miré a mi espalda, Alice venía corriendo hacia mí.
Cuando llegó me abrazó, pasó de mirarme a mi a mirar a Kris, su semblante se tornó serio.
—¿Y quien es...?.
—Se llama Kris.
Ella no era muy amigable, era difícil que aceptará a algún novio mio, pues no era muy fan de verme sufrir y aunque nunca me había tocado llorar por uno, ella sentía terror de que algún día me llegara el karma.
Y tan poca razón no tenía.
—Jum.
Entrecerró los ojos
—Tu madre al teléfono —me tendió el celular, yo abrí los ojos como platos.
Recibí el celular con temor, mi madre era un poco estricta.
—Hola mamá.
—¿Pensabas llamarme algún día que no sea para darte dinero?
—Lo siento mamá —respondí con dulzura, Kris a mi lado casi rie.
—Necesito que vengas a la casa, hoy tenemos una cena importante.
—Hoy es la cena con mi familia —susurró Kris al escuchar, no sabía que tenía el celular en altavoz.
Me pegué una cachetada mental.
—Hoy no puedo ma, lo siento —apreté los dientes.
—Te necesito de apoyo, ven un rato.
—Pero tendría que irme a las siete —expliqué, Kris quería presentarme a su familia.
—Está bien —colgué devolviendo el celular a Alice, Kris me miró con duda —, tendrás que ir a recogerme a la casa de mi madre, de paso te la presento.
Noté los nervios en su cara, al menos mi madre no era tan mala persona.
Alice se fue corriendo de vuelta a casa, mientras yo volví a rodear el cuello de Kris.
—¿Dónde nos habíamos quedado?.
—En que te besaba —y sin más que decir, me besó.
No podía explicar la sensación ni el montón de mariposas que revolotearon en mi interior, fue tan intenso, tan nuevo que estaba tan confundida.
Jamás había querido un futuro al lado de alguien pero si sus besos siempre iban a ser así, no me quejaría de estar atada a sus cadenas.
Cuando separamos nuestras bocas me miró, y con una seguridad increíble me dijo :
—Nunca había besado unos labios tan suaves como los tuyos.
Y todo en mi interior explotó.
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