—Nos vemos, maestro Gong. —La pelipúrpura se despidió.

Decir que era mal portada o una pesada era muy poco para describir a aquella chica. Kang Kanhi era una personificación del mal escolar.

Pocos lograban ponerle límites, a muchos les sobrepasaba el límite. La actitud de ella era como una mezcla de todas las villanas de películas.

—Kanhi, tenemos que hablar. —La voz proveniente de Eun Bi hizo que detuviera su caminata.

Y, como antes dije, pocos lograban ponerles límites. Hwang Eun Bi era una de ellas.

— ¿Necesitas algo? —Sonrió mostrando sus hoyuelos característicos de ella.

—Leí lo que comentaste en la foto de Yerin, ¿te crees muy graciosa?

—No tengo tiempo, acabo de hacer un oral y me duele la boca de...

—Sé lo que haces. —La sonrisa de Eun Bi hizo que la pelipúrpura sintiera escalofríos.

Miles de pensamientos rodaron por la mente de Kanhi. Seguro es por lo de Yerin, ella no te sigue a todos lados para ver que haces, aparte no tiene pruebas. Posó de una forma arrogante echándole una mirada a la castaña.

— ¿Qué es? —Preguntó confiada.

—Borra tu comentario y arregla lo que le hiciste a mi Yerin, —Eun Bi se cruzó de brazos— a no ser que quieras vivir en otro país de la vergüenza.

— ¿Son lesbianas? —Kanhi lanzó una carcajada al aire— Hablas de Yerin como si fuera tuya.

—Es casi mi hermana, no quiero que le pase nada malo por tu culpa.

La sonrisa de Kanhi se desvaneció. Ella tiene pruebas. El timbre ensordeció a la pelipúrpura dando por terminada la última hora de clases del día.

Eun Bi se perdió entre los estudiantes que caminaban de acá para allá cada quien en sus mundos. Jungkook se acercó hablando de lo que había descubierto en clase ese día, sin notar que la castaña simplemente sonreía fingiendo que lo escuchaba.

Estaba contenta de haber logrado lo que esperaba sin sorpresas. Ahora estás en mis hilos, Kang Kanhi, dijo para sus adentros.