🗒 Capítulo 28 🗒

—Jimin-ssi, ¿podrías tomarte una foto conmigo? —Una chica se acercó coqueta al pelinegro.

—Bonita, ¿por qué quieres una foto conmigo? —Respondió— Yo no soy guapo como esos chicos de Tik Tok.

— ¡No, Jimin-ssi es muy lindo~! —Los gritos de las chicas llenaban el aula.

Yu Na rodó los ojos con fastidio, lo malo de estar en la clase 3–B era tener que lidiar con las niñas pubertas que rodeaban como abejas a una flor a Park Jimin. Ella aceptaba que era apuesto, pero no creía que fuese necesario que 20 chicas al día se lo recordaran.

Jimin se sentía fastidiado igual. Lidiar con elogios y coqueteos no era fácil, sobre todo porque debía mantener su imagen de chico popular. Le confundía ver que todas las chicas le coquetearan de una forma u otra, menos Choi Yu Na. Aquella que siempre simulan estar dormida en clase, sacaba buenas notas y cantaba en el club de vocal. Sin mencionar que después de cada receso estaba entre clases comiendo cualquier aperitivo. Y se sentaba frente a él, lugar que todas envidiaban e intentaban quitarle, pero no lo lograban.

Jimin estaba rodeado de hombres, un chico se sentaba detrás de él y alado de ese, uno a su lado y enfrente de ese. Solo Yu Na estaba frente a él. Jimin sonrió al ver que la clase estaba a punto de empezar, las niñas pubertas se alejaron desanimadas.

—Hey, linda, —tocó el hombro de la castaña— ¿tienes un lápiz?

—Es temporada de exámenes y no traes un lápiz contigo, —respondió sonriente— que gran dilema.

—Lo olvidé en la biblioteca, ¿podrías prestarme uno? —Inclinó su rostro al hombro de Yu Na.

Solo es un lápiz. No tenía nada de malo prestar un simple lápiz a Park Jimin. Examinó el rostro del chico para luego escapar un suspiro.

— ¿Qué harás si las chicas de hormonas alborotadas me matan por tu culpa? —Yu Na frunció el entrecejo.

—Les diré que no te hagan nada porque eres mi babygirl. —Le guiñó el ojo de una forma encantadora.

Yu Na se acomodó en su lugar ignorando las palabras y el esfuerzo de coqueteo de Jimin.

—Pregunta cuatro... —Leyó.

— ¡Hey! —Jimin tocó su hombro varias veces— Yu Na, por favor.

—Comprarás en la tienda por mi, toma. —Le dio un lápiz con dibujos tiernos— Si le dices a alguien que te lo presté te mato.

—Eres algo tosca, me gusta. —Las palabras de Jimin quedaron en el aire de la ignorancia.

🚬

—No es bueno fumar, —la voz del mayor alarmó a Yu Na— necesitarás tus pulmones en un futuro.

—Maldita sea, ¿por qué te esméras tanto en molestarme? —Respondió Yu Na sin dejar su cigarrillo.

—No lo sé, —Jimin se encogió de hombros— quizá porque eres interesante a mis ojos.

— ¿Y? —La mirada retante de Yu Na hizo que Jimin se estremeciera— No soy un juguete para entretenerte.

—Tienes razón.

Jimin tomó asiento alado de la castaña. Si alguien los viera podían ser suspendidos y castigados por dos semanas aseando los baños, pero en ese momento no se percataban de esas consecuencias.

Los labios de Yu Na dejaban escapar el humo asfixiante del tabaco. Jimin quería vomitar.

—Vete. —Yu Na arrojó el cigarrillo al piso para luego pisarlo— Saltarse las clases no es bueno.

— ¿Ahora tú me aconsejas? —Jimin bromeó— Mentira, solo bromeaba.

—Jimin.

Los ojos de Yu Na le trasmitían una paz interior al pelinegro que no podía describir. Le interesaba conocer todo de ella, cada vez se impresionaba más y más de su belleza. Su nombre saliendo de los labios de la menor le hacía sentir extraño, aquello que le daba un cosquilleo en el estómago. Y no era diarrea.

—No vas a obtener nada bueno de mí, no me hagas quererte. —Le advirtió con convicción— Esto no va a terminar bien.

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