📣 Capítulo 27 📣
Un día normal para todos los estudiantes, excepto que sin clases. Un domingo ordinario en el que las chicas pesadas se juntaban para hablar de lo que habían hecho en la semana y para concluir "proyectos", así como dar anuncios relevantes.
Eunha pensaba callar ante lo sucedido con Jungkook. ¿Y si Eun Bi se enoja conmigo?, pensaba.
Sowon no quería hablar de Seok Jin y su encuentro íntimo, a pesar de que lo había disfrutado bastante. Dirán que soy una fácil, igual que Kanhi, pensaba en silencio.
Eun Bi seguía pensando en aquel momento cercano que había tenido con Jungkook días antes. Lo mejor por ahora es actuar como si no hubiera pasado nada, es lo mejor ¿no?, sus ojos fijos en la mesa daban a entender que no tenía nada que compartir.
Umji, en cambio, no quería quedarse callada y hablaba de cualquier tema en aleatorio. Sabrán que oculto algo si no hablo sobre nada, no quiero que sepan que mis sentimientos por Min Yoongi han vuelto, ideaba.
Yerin escuchaba a Umji fingiendo interés, no le prestaba atención por pensar en como sería salir con Kim Taehyung. Nadie estará de acuerdo con ello, se lamentaba, además, no podríamos salir de manera formal.
— ¿Se comieron a alguien? —Kanhi se acomodó en el asiento vacío— Están muy calladitas, debió de estar muy grande como para que les duela hablar.
La peliazul reía sola, las demás no estaban de humor como para reír de semejantes palabrerías vulgares. La presencia de dicha chica las asqueaba sin exagerar, y la menor entre todas deseaba que un auto la arroyara algún día, pero contenía su molestia, igual que el resto.
— ¿Conocen a este chico? —Kanhi les mostró una foto de un chico, conocido por Eunha y Eun Bi— Lindo, ¿verdad?
—Lo he visto algunas veces, —Eun Bi mintió— ¿porqué?
—Dios santo, —Kanhi sonrió— ¿le has visto las piernas? Las tiene tan, ah~
— ¿Podrías no gemir en público? Que asco. —Eunha la regañó sin importarle si esta se ofendía o no.
—Como sea, me lo quiero follar, me encantan esos que tienen cara de niños pero cuerpo de hombres...
—Maldita sea, Kan, —Eun Bi estalló, no le agradaba escucharla hablar así de su amigo— ¿no puedes hablar de otra cosa que no sea sexo? Me tienes hasta la puta madre.
—Hey, tranquila. —Yerin hizo que se sentara de nuevo— No le hables así solo porque...
—Ah, este también. —Kanhi les mostró una foto de Taehyung, ahora Yerin se había molestado.
—Deja de buscar víctimas, —Yerin le arrebató el teléfono— ¡pareces una gata en celo!
—Tu tienes dos en tu casa, ¿me das uno? —Kanhi bromeó juguetona.
Esta vez se había pasado de la raya, bromear sobre sexo era pasable para Yerin, pero bromear sobre sus padres era algo repugnante. Levantó sus cosas de la mesa, las lágrimas en sus ojos se habían acumulado. En cambio, Kanhi no dejaba de reír.
—Que puto asco, —Kanhi no se detenía— ¿cómo puedes vivir sin cogertelos? Yo ya hubiera hecho un trio, lástima que son maricas.
—Por eso ni tienes madre. —Soltó Yerin para luego irse.
La madre de Kanhi la había abandonado por su carácter, pero a ella no le afectaba ello. Su corazón era tan frío que ni siquiera le importaba que su madre la hubiese abandonado.
Eun Bi fue detrás de Yerin. Las demás veían a Kanhi como si pudieran matarla con sus ojos. Sowon suspiró al ver a la peliazul reír, el llanto de Yerin se escuchaba hasta su mesa, a pesar de que estaban en los baños de aquel centro comercial.
— ¿Te das cuenta de lo que hiciste, Kahni? —Eunha se levantó— No puedo creer que le hayas dicho eso.
—Yo no puedo creer que esa niña haya sido criada por gays, —se defendió la mencionada— es algo asqueroso, que bueno que no todos nacieron así.
— ¡Carajo, lee un libro! —Umji se fue de ahí echando humos.
Eunha tocó a Sowon, no querían quedarse con esa homofóbica de lengua larga. Ambas se levantaron sin esperar que la peliazul respondiera. Era evidente que odiaban su presencia, pero no tanto como sus palabras hirientes.
—Estúpidas exageradas. —Bufó Kanhi comiendo el resto de las papas fritas que había pedido Eun Bi minutos antes.
📉
—Ya no la aguanto, —se quejó la menor con el caramelo en su mejilla izquierda— ¿por qué sigue con nosotras si sabe que la odiamos?
—Es una de esas chicas que habla mucho y escucha poco, —Sowon asintió— nadie la quiere y viene a molestarnos porque nadie la aguanta.
—Como sea, unnie, ¿ibas a decir algo cuando estábamos todas? —Eunha sabía que ocultaba algo, era buena descifrando rostros.
—No. —Mintió.
— ¿Estás saliendo con alguien? —Trató de adivinar, ¡y vaya que había acertado!
—No. —Volvió a mentir.
— ¿Es ese chico de espalda de acero del que pusiste como ejemplo la vez que hablamos por videollamada?
—No. —La palabra "mentirosa" lucía, de manera imaginaria, con letras rojas en la frente de Sowon.
— ¿Lo viste saliendo del trabajo? —La menor sabía todo de ella, creaba teorías de lo que pasaba.
—No. —Pinocho envidiaba lo mucho que mentía.
— ¿Te acostaste con él? —Y como si un martillo clavase un clavo, Eunha había dado con la verdad.
— ¿Tienes hambre? —Trató de evadir el tema sin éxito.
—Es bueno que se hayan reconciliado.
—Oh, —señaló un anuncio de una tienda de videojuegos— ¿ese es el nuevo juego de Empire Loxus a la venta?
— ¿En dónde? —Eunha salió como una bala disparada a aquel local.
Había logrado zafarse de su interrogatorio. Al menos por unas horas, todo lo que había preguntado Eunha era cierto, pero no quería que se enterara todavía.
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