Escena extra
♥(͡° ͜ʖ ͡°) Escena extra (͡° ͜ʖ ͡°)♥
—¿Todos conformes con el plan? —Miro a ambos.
Alex y Frank intercambian miradas para luego mirarme a mí y asentir.
Reviso mi reloj y calculo que Rei ya debe haber sacado a Amelí de su departamento.
—Alex. —Me enfoco en él—. Pregúntale a Maya cómo van con los preparativos.
No tarda en sacar su teléfono y escribirle. Como lo esperaba, la adolescente le contesta a los pocos segundos.
—Dice que marcha excelente —lee lo que le ha mandado—. Ya deben estar en el local. —Me mira.
Asiento y reviso el plano extendido sobre la mesa.
—Es hora. —Miro a Frank—. Atrapemos a esa mujer.
Él revisa el mensaje que le ha llegado.
—La policía ya está en posición.
Reviso por enésima vez las calles que tomaremos para verificar que no haya algún detalle que se nos ha escapado. Tiene que salir perfecto o la perderemos de vista de nuevo.
—¿Seguro que quieres hacer esto en tu cumpleaños? —Alex no suena convencido.
—Leíste la carta. —Lo miro—. Si no la detenemos va a atacar a Amelí en la fiesta.
—Solo no te adelantes demasiado si llegas a verla —me recuerda Frank—, deja que las autoridades se encarguen.
Asiento, aceptando su petición.
—Y tú mantente oculto, recuerda que ella cree estás fuera del país por trabajo —se lo recuerdo.
Ya que esa mujer solo saldrá si sabe que Frank está fuera del mapa. Tal vez sea porque le teme, o tal vez sepa que con él presente nunca se le podrá volver a acercar a Amelí y vivir para contarlo.
Frank es algo tenebroso cuando se meten con los suyos. Menos mal estamos del mismo lado.
En todo el recorrido hasta el estacionamiento permanecemos en silencio, y aunque estoy algo nervioso por hacer esto sé bien que es el único modo de atrapar a Charlotte.
Por meses hemos retenido cada carta o paquete amenazador que le mandaba a Amelí, y descubrimos que ella no es su único objetivo. Me ha mencionado un par de veces.
Tal vez se enteró de nuestro pasado, no me sorprendería que me haya investigado y por esa razón me he vuelto alguien interesante para ella. Nuestra teoría es que también piensa atacarme solo para lastimarla, lo cual usaremos a nuestro favor. Si quiere hacerla sufrir le haremos creer que lo conseguirá.
Claro que también la investigamos y encontramos cosas muy perturbadoras.
Una de ellas que la muerte de su ex esposo no fue un accidente.
No sé cómo empezó toda esta obsesión con Frank, pero cada acción que realiza es solo para recuperarlo, aunque no del modo correcto debo decir.
Y ahora estaría asustado si no fuera porque no es la primera vez que trato temas así.
He trabajado unas cuantas veces en conjunto con las autoridades para atrapar a varios directivos de las empresas que me mandaron a investigar.
Alex también ha trabajado en casos así, pero fue demasiado para él y pidió un traslado de área. Pero no se lo pensó dos veces para ofrecerse a ayudarle a Frank.
Y hoy, luego de más de un año siguiéndole el rastro y perdiéndola incontables veces, conseguimos la oportunidad perfecta para atraparla de una vez por todas.
Subo al auto de Amelí y tanto Alex como Frank se quedan parados a un lado, observándome. El pintor lleva puesta una gorra y lentes de Sol para esconder su identidad, aunque admito que resalta más con ese look.
Les enseño el pulgar arriba y una media sonrisa.
—Los veo luego. —Y enciendo el auto.
Suben al auto polarizado que alquilamos para hoy, con Alex detrás del volante, y soy el primero en salir del estacionamiento.
Fijo la vista en la carretera y pongo fuerza en el agarre del volante.
Va a salir bien, Max. Saldrá bien. Al fin Amelí estará a salvo, es lo que más importa, que ella esté bien.
Ya la dejé sola una vez, no puedo volver a fallarla.
Valdrá la pena, lo sé.
—Bien, llegamos. —Apago el auto y salgo.
Reviso una vez más mi reloj y voy corriendo a los elevadores.
Muevo los dedos como loco mientras aprecio cómo los números van cambiando con una insoportable lentitud.
—Hubiera ido en escaleras —me lamento.
Las puertas se abren y salgo corriendo.
Me detengo frente a la familiar puerta y uso la llave que me entregó mi querida Amelí.
Menos mal que ella se ofreció primero porque no se me ocurría el modo de pedírselo sin resultar sospechoso.
—Dónde estás. —Inspecciono cada lugar.
Llego a la habitación y allí lo encuentro. Lo pongo de cabeza y deslizo el cierre oculto que tiene ahí abajo. Compruebo que el rastreador sigue ahí. Lo regreso a su sitio y enderezo al grandulón.
—Lo siento por despertarte, pero tenemos que irnos.
Cargo como puedo el enorme peluche y salgo de ahí sin mover nada más.
—No queremos que tu dueña sepa que alguien estuvo aquí cuando no estaba. —Camino a la salida.
No lo recordaba tan grande y pesado, realmente parece que estoy cargando a una persona. Y esa es la idea, que lo parezca.
De milagro consigo sentarlo en el puesto del copiloto y hasta le abrocho el cinturón por su seguridad.
Rodeo el auto y entro. Tras abrochar mi cinturón le doy un vistazo al Snorlax.
—Al menos no voy a estar solo. —Ladeo la boca—. Me aseguraré de llevarte con tu dueña al finalizar esto.
Arranco y salgo rápido del estacionamiento.
Varios minutos después compruebo una vez más el espejo retrovisor.
—Ahí estás. —Curvo los labios, un tanto feliz de ver el auto que me ha estado siguiendo los últimos minutos.
Enfoco más el espejo y puedo apreciar a medias los rulos del conductor.
Charlotte.
—Tú tranquilo, yo nervioso —le consuelo al Snorlax—. Acabemos con esto.
Sabíamos que había venido hasta aquí porque ha estado rondando a Amelí, pero siempre fue tan rápida que la perdimos de vista. Y la mejor manera de tenerla vigilada fue plantar rastreadores en ella cada vez que tenía oportunidad. Así que nos deshicimos de todos menos de uno, el mismo que está resguardando el peluche.
—No le digas a Amelí que te usamos para hacerte pasar por ella porque creerá que le estoy llamando gorda y querrá golpearme —le pido al grandulón.
Tomo su silencio como una respuesta positiva.
Por suerte ella sigue con los preparativos de mi cumpleaños y dudo vaya a expo...
Arrugo la frente ante la llamada entrante de Maya. Contesto y la pongo en altavoz.
—¿Maya, pasa algo? Estoy conduciendo.
—¡Max! Am... Am...
—Mierdaaaaaaaaaaa.
Me recorre un escalofrío por la espalda. ¿Qué rayos está pasando?
No, Charlotte sigue ahí atrás, no puede ser ella.
No me digas que...
—¿Va a dar a luz?
—Sí, ya es hora.
—¿Segura?
—¡Que sí! ¿Dónde estás? Estamos de camino al hospital.
—En la calle, ¿saben llegar?
—Sí, Brenda sabe el camino.
—¿Al hospital Wenchester?
—Sí, ese mismo.
—De acuerdo, voy en camino.
—Nos vemos allá. ¡Date prisa!
Mierda. Mierda. Mierda.
Golpeo el volante y contengo las ganas de soltar una mala palabra ya que Maya sigue en llamada.
—Auuuuuuuuuu.
—Déjame hablar con Amelí. —Le doy un vistazo al celular.
—Te pondré en altavoz.
—¿Amelí?
—¿Qué tal? ¿Cómo te... va? —se la oye agitada.
—Recuerda lo que practicamos —intenso sonar calmado.
—Métete tu práctica por el hortoooooooooooooouuuuuu.
—Respira, Amelí —le insisto.
—Que respiren tus weboooooooooouuuuuu.
—Escucha mi voz. —Aprieto los dientes ya que me es doloroso escucharla sufrir así—. Céntrate en mi voz.
Ese bebé no pudo querer nacer en peor momento.
Me centro en inhalar y exhalar lo más fuerte posible para que me escuche, y la oigo seguir mi ritmo hasta que nuestras respiraciones se sincronizan.
Tenían razón, respirar sí que sirve, ya me siento más tranqui...
—Ahí viene... otroooooooooouuuuuuu.
—Vas bien, Amelí, vas bien. —Asiento repetidas veces, convenciéndome de que todo irá bien—. Maya, ¿cuánto falta para que lleguen?
—Catorce minutos —responde la asistente de Frank.
—¡¿Qué?! —Amelí se exalta.
—Trataré de que sea menos.
—Vas a lograrlo, Amelí. —Asiento, seguro de que será así.
—¿Dónde estás? —me reclama.
Miro por el espejo retrovisor a la causante de sus accidentes y regreso la vista a la carretera.
—En camino.
—¿No estás con Alex? —pregunta Maya.
—Nos... separamos, pero también está yendo. —Mierda, debo avisarles a él y a Frank—. Avisó al hospital para que preparen su habitación —miento.
Ya no quiero seguir mintiéndote, Amelí, pero debo hacerlo para mantenerte a salvo. Te lo contaré todo cuando esto termine.
—Date prisa —Maya me insiste.
—Estoy algo lejos, pero trataré de llegar rápido. —Me muerdo el labio para contenerme y no soltar alguna verdad—. ¿Cómo vas, Amelí?
—Carajoooooooooouuuuuu.
—Am... mi manoooooo.
Entonces noto que el vehículo de atrás se acerca cada vez más. Va a intentar chocarme.
—Tengo que colgar, Maya, no la dejes sola ni para ir al baño.
—Eso haré.
—Nos vemos pronto, Amelí. Te lo...
El golpe provoca que se me caiga el teléfono.
—Mierdaaaaaaaaaaaa —la escucho gritar.
Y después no escucho nada. Parece que colgaron.
—Esto no puedo estar pasando. —Me doblo y estiro el brazo para alcanzar el estúpido aparato—. Te tengo. —Me enderezo, con celular en mano.
Sí, colgaron. Estarán bien. Tienen que estar bien.
—Debo llamar a Alex. —Marco su número—. Alex, hay un problema.
—Sí, me llamó Rei. —Exhala con pesadez—. ¿Qué hacemos?
—Seguir el plan —afirmo—, tengo a Charlotte jugando a los carritos chocones conmigo.
—Vaya, tenías razón, en serio tiene un fetiche con los accidentes automovilísticos.
—Ni me lo digas. —Otra embestida más—. No creo pueda aguantar mucho, su auto es mucho mejor y me hará chocar si sigue golpeándome así.
—Mantente así, estamos atrás.
—¿Qué esperan? Bloquéenla.
—La policía quiere que entren en una zona menos transitada por si se pone fea la cosa.
—Claro, y a mí que me parta un rayo. —Otro embiste más—. Sujétate, Snorli.
Al fin entramos a una calle repleta de parques, sitio que se acordó el más adecuado para interceptarla. Me relajo solo un poco ya que aún debo salir de una pieza de ahí.
—¡Acelera! —Alex me da la señal.
Presiono el pedal con ambos pies y dejo atrás a la loca. Dos autos policiales no tardan en bloquearle el paso, y otros dos también se estacionan atrás, rodeándola por completo.
Freno y derrapo un poco debido a la velocidad, pero logro detenerme a pocos metros de la escena.
Como la calle ya había sido despejada salgo del auto sin preocuparme en mirar a los lados y correr hacia el tumulto. Tienen apuntando a la loca y le ordenan que salga, lo cual hace al cabo de unos segundos.
Con las manos levantadas se queda parada mientras enseña una sonrisa tranquila.
Esperen. No. No es posible.
Corro más rápido hasta ser retenido por dos policías.
—Tranquilo, ya la tenemos —dice Rodrigo, uno de los uniformados con el que he estado trabajando en esto los últimos meses.
—No es ella —musito tan débil que ni yo me escucho.
—¡No se mueva! —le ordena el sargento, alterado que no siga sus órdenes— ¡Mantenga las manos en el auto!
No obedece y acerca su mano a su cabellera ondulada. Y se la quita.
Ella no es Charlotte.
—Hola, Maxi. —Sonríe como si estuviera feliz de verme, y hasta me saluda con la mano en el aire.
—Jean. —Arrugo la frente, cada vez más perdido—. ¿Cómo...? —Sacudo la cabeza ante el mal presentimiento que me recorre la espalda.
—Sorpresa. —Extiende su sonrisa—. No quería perderme tu cumpleaños.
Esto no tiene sentido. ¿Qué está pasando?
Voy retrocediendo paso a paso, alejándome de aquella mujer que ya no puedo reconocer.
—No. —Se pone seria y avanza hacia mí—. No te vayas.
Los uniformados se le abalanzan y la tiran al suelo para esposarla.
—Amelí.
Doy media vuelta y empiezo a correr.
—¡¿A dónde vas?! —me reclama— ¡¡Quédate conmigo!!
No tardo en llegar al auto y arrancar a toda velocidad.
—Vamos, vamos, vamos. —No dejo de presionar el acelerador.
El teléfono suena y contesto la llamada.
—Max, ¿a dónde vas? ¿Qué rayos está pasando? —Alex suena mucho más perdido que yo.
—Fue una trampa —me exalto—. Una maldita trampa. —Golpeo el volante.
—¿Cómo que una trampa? Pero si nosotros...
—Así como yo me usé de cebo para atraparla, Charlotte usó a Jane para distraernos.
—¿Pero de dónde la conoce?
No tengo ni idea, pero no es buena señal.
—Parece que han estado en contacto —dice Frank—, Jane confesó todo, ya se la están llevando para procesarla. Está muy alterada, no deja de decir tu nombre.
Le doy un vistazo al teléfono para escuchar atento la nueva información que ha conseguido.
—Jane usó sus contactos para que le notifiquen cuándo Amelia está en parto, por eso Charlotte se mantuvo oculta todos estos meses, estaba esperando este momento.
—Pero Amelí ya debe estar en el hospital. —Frunzo el ceño, aún sin entender—. Dudo pueda lastimarla con tantas personas presentes. —Sacudo la cabeza—. Algo no estamos viendo.
—Algo que tienen en común Charlotte y Jane es que quieren que Amelia sufra —dice Alex—. Y si Amelia ya está segura entonces a la otra persona que podría...
El sonido ensordecedor del clácson entumece mis oídos.
«Feliz cumpleaños, Amax.»
♥(͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°)♥(͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°)♥
¡Hola! T.T
LO SIENTO, EN SERIO LO SIENTO *Huye de la escena hasta nuevo aviso*
META DEL CAPÍTULO: 250 COMENTARIOS
Si llegamos a la cifra de arriba de comentarios subiré antes el epílogo u.u
Sin trampa -.-
¿Preguntas amables u.u?
Deposita aquí tu desahogo (Con amabilidad que soy sensible u.u)
¿Frase favorita u.u?
Aprecio, agradezco y atesoro cada comentario que me dejas. Quiero que sepas que los leo todos aunque a veces no pueda responderte, siempre te leeré y te querré por ello. Me apoyas muchísimo con cada comentario, así sea algo cortito, me animas e impulsas a seguir escribiendo, además que se siente menos solitario por aquí (͡° ͜ʖ ͡°)
Vale rie*
♡ Los adoro ♡
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top