Capítulo 49: "Verte feliz"


♥(͡° ͜ʖ ͡°) 49. "Verte feliz" (͡° ͜ʖ ͡°)♥


«Oye, no te dejaré sola en ningún momento»

«No hagas promesas que no podrás cumplir»

«No te dejaré sola, Amelí»


Hoy es el cumpleaños de Amax.

Abro los ojos y aprecio el techo blanco. Arrugo la frente al notar algo diferente pero no sé el qué.

Giro el cuello hacia el despertador. Marcan las cinco de la mañana.

Raro, hace tiempo no me levantaba tan temprano ya que duermo de largo cada vez que encuentro una posición cómoda.

Agarro el teléfono y apoyo la espalda en el respaldar.

—¿Hola? —digo en cuanto entra la llamada.

¿Amelí? —le sale voz ronca— ¿Pasa algo? ¿Estás bien? ¿El bebé está bien? —interroga con preocupación.

—No no —niego de inmediato—. Solo quería decirte...

Te escucho.

—Feliz cumpleaños —musito.

¿Cómo? No te escuché.

—Feliz cumpleaños —repito, esta vez más alto.

No escucho respuesta y compruebo si sigo en llamada y parece que sí sigo.

—¿Aló? ¿Estás ahí?

Eres peligrosa, ¿lo sabes?

—¿Peligrosa? —Frunzo el ceño ante el repentino cambio de tema.

Sí, peligrosamente adorable.

La sonrisa sale antes de que pueda retenerla.

No solo has alegrado mi día, alegraste mi existencia.

—Ajá, voy a colgar —me entran los nervios ya que se está poniendo demasiado cursi.

Se ríe.

Gracias por despertarme, pero que no se te haga costumbre, no mejor sí.

—Te lo dejaré pasar solo porque es tu cumpleaños. —Sacudo la cabeza ya que no tiene remedio.

El mejor cumpleaños. —Bosteza.

—Ya puedes seguir durmiendo, hablamos luego.

Ya quisiera, pero tengo mucho que hacer con todo el tema de investigación de...

—Creí que habías terminado tu trabajo. —Enarco una ceja.

Ah sí. —Se ríe, pero de un modo raro—. Aún me falta... terminar el reporte final que debo entregar a mis superiores.

—Aaaah. —Asiento al encontrarle sentido—. Entonces te dejo avanzar.

¿Nos vemos después?

—Uy, hoy no creo que pueda.

¿Qué?

—Bromeo. —Me río—. Nos vemos luego.

¿No se te olvida algo?

—No lo creo. —Me lo pienso.

¿Mi regalo de cumpleaños?

—Nos vemos luego, Amax. —Ruedo los ojos ya que en cosas así sí que tiene buena memoria.

—Nos vemos luego, Amelí —se le escucha bastante feliz a pesar de ser de madrugada.

Curvo los labios y le cuelgo. Exhalo al sentirme de mejor humor y quitarme esta extraña molestia.

—Bueno. —Me arrastro hasta el borde de la cama—. Hoy hay mucho por hacer.

Me levanto y camino como caracol, a cinco centímetros por hora.

—¿Este pasillo está cada vez más largo o me parece? —cuestiono a medio camino.

El timbre suena y maldigo a quien creó esas vainas del demonio.

—¡Ya voy! —aviso mientras doy pasos de pitufo.

Una hora después, vuelve a sonar el timbre.

—¡Que ya voy! —grito desde la cocina.

Dos horas después, vuelve a sonar el timbre.

—¡Ahora ya no voy! —reniego desde la mitad de la sala.

Diez horas después, vuelve a sonar el timbre.

Abro la puerta con la fuerte intención de darle una paliza a la persona del otro lado, pero todo mi enojo desaparece el instante en el que veo a Rei.

—Estás aquí —digo ida.

—¿Me extrañaste? —Sonríe ampliamente.

Empiezo a llorar como si se acabara de morir mi querido perico.

Me rodea con sus brazos y palmea mi espalda.

—Yo también te extrañé, Am.

La abrazo como puedo, que mi panzota se interpone en mi camino.

Luego de unos interminables minutos abrazadas me aparta y sujeta de los hombros.

—¿Lista para la mejor fiesta de tu vida?

Wow, ¿desde cuándo creció tanto? Está tan alta.

—¿Me estás escuchando? ¿O nos besamos primero?

—Estás más alta, digo, sí te escuché.

Curva los labios de un modo que me provoca nervios.

—Ehm, ¿vuelvo luego? —dice alguien a mi espalda.

Me giro y veo a Maya.

—¡Maya! —Corro hacia ella.

Bueno, en realidad solo camino en cámara lenta, y como demoro tanto la adolescente avanza lo demás.

Nos estrechamos como podemos que mi panzota se interpone en mi camino.

—No puedo creer que voy a ser tía —gimotea.

Curvo los labios y acaricio su nuca.

—Prometería que seré la tía genial pero ese puesto ya está reservado para Rei.

—Ambas podemos ser la tía genial. —Rei se une al abrazo.

—Mientras no lo lleven a las drogas —bromeo.

—No prometo nada —dice Maya.

Tanto Rei como yo nos apartamos para mirarla.

—Solo bromeo. —Sacude la mano como si no tuviera importancia—. ¿Empezamos con los preparativos?

—Espera, ¿cómo llegaste aquí? —La miro con atención al darme cuenta recién de la situación.

—Vine con Alex, pero me dejó en la entrada porque tuvo que irse rápido a encontrarse con Max por temas de trabajo. —Se encoge de hombros—. Les manda saludos. —Mueve la mano en el aire.

—Bien. —Rei aplaude para llamar nuestra atención—. No perdamos más tiempo y vayamos al lugar en donde haremos la mejor fiesta realizada en este continente.

—En marcha —coreamos Maya y yo.

Avanzo a pasos decididos. Lentos pero decididos.

—Maya, ¿trajiste lo que te mencioné? —Mira a la adolescente.

—Ah sí. —Trota hasta la salida y regresa a los pocos segundos empujando una silla de ruedas—. Llegó su carruaje, damisela —finge la voz de... no sé de quién exactamente, aunque suena un poco similar a Mickey Mouse.

—Qué curioso. —Me siento—. Se parece mucho a la que tiene Max. —Inspecciono los apoyabrazos.

No dicen nada y se limitan a empujarme.

—¿Fueron a ver a Max? —Las reprocho con la mirada— ¿No iba a ser una sorpresa que estén aquí?

—Esa sorpresa se arruinó anoche cuando me llamó para decir que ya sabía que íbamos a venir —explica la modelo.

—Sí, a mí también me llamó. —Maya suspira—. Me pidió que pase primero a verlo para recoger la silla de ruedas ya que sigues con descanso.

Exhalan al mismo tiempo, mostrando su decepción por la sorpresa arruinada.

—Por eso debemos asegurarnos de que esta sea una gran fiesta —asegura Rei como si dijera un discurso inspirador—. No descansaremos hasta haber dejado a Max en shock por la sorpresa.

—Se va a sorprender tanto que le dará un ataque al corazón —afirma Maya con convicción.

—Ya me perdí. —Arrugo la frente—. ¿Quieren sorprenderlo o matarlo?

—Sorprenderlo —dicen al unísono.

Llegamos al estacionamiento y me ayudan a entrar.

—Por cierto. —Rei se abrocha el cinturón—. ¿Te vas a mudar o algo así?

—No, ¿por?

—Por todas las cajas acumuladas en la sala lo supuse. —Enciende el auto.

—Ah. —Sonrío—. Es que Max se puso un poco loco con las compras. —Asiento varias veces—. Y como si no le hubiera bastado vaciar varias tiendas apareció con montones de cajas vacías para organizarlas por categoría.

—Oh sí. —Nos empezamos a mover—. Él es un maniático del orden.

—Lo noté cuando pasó toda la tarde de ayer ordenando las cajas.

—Por eso no quiere entrar a mi habitación —comenta Maya—, la última vez que entró casi se desmaya —dice con orgullo.

—Y eso no es todo —sigo con el chisme—, se pasó toda la mañana armando la cuna, prácticamente estuvo todo el día en mi casa.

—Sospecho que así será a partir de ahora. —Rei ladea su sonrisa.

—No lo creo. —Me rasco la mejilla—. Dijo que va a volver a LA en unos días.

—¡¿Qué?! —chilla.

Tanto Maya como yo nos asustamos por su reacción.

—Esa sabandija no me lo dijo —gruñe.

La adolescente recibe un mensaje y lo revisa.

—Alex quiere saber cómo vamos con los preparativos.

El auto se detiene, lo que indica que llegamos al local que alquilé para la fiesta. Tuve que dar un gran depósito para que me lo puedan reservar con pocos días de anticipación.

—Dile que todo marcha excelente —le indica Rei.

Maya asiente y le obedece.

Salimos y me subo a la silla de ruedas que me espera junto a la hermosa modelo.

—Vamos a ver cómo van con la decoración —comenta mientras avanzamos.

La adolescente regresa corriendo luego de adelantarse para ser la primera en ver el interior.

—Tienen que ver esto —suena animada.

—Am, sujétate.

No tardo en obedecer y volamos a la velocidad de la luz.

—No tan rápido que se me sale el hijoooooo.

—Wow —dice la modelo una vez entramos.

Recupero el aliento como si hubiera sido parte de una larga persecución y recién aprecio lo que está a mi alrededor.

Wow.

—Es perfecto —murmura Rei mientras va girando.

Ayer pude ver las fotos que me mandaron del proceso, pero apreciarlo en persona es completamente diferente.

Sí que han sabido aprovechar cada espacio.

Una esquina está dedicada a una de nuestras películas favoritas, Piratas del Caribe. Bien decorada y con un espacio con disfraces disponibles.

Una esquina la ocupa una gran mesa en donde se pondrán todos los postres favoritos de Max, entre ellos el toffee de coco.

Una esquina tiene una barra de licores en donde el bartender se encargará de preparar las bebidas con los nuevos nombres que acordamos. Allí encontrarás desde "Mi sedosa cabellera" hasta "Soy un caballero".

Y la última esquina es la pista de baile. La esposa de Alex será la DJ y ya le hicimos un pedido especial para que reproduzca las canciones favoritas de Max. Incluyendo las infantiles. Ella nos aseguró que hasta mi bebé se pondrá a bailar. Y le creo porque sus mezclas son mis favoritas.

—Tengo que documentar todo esto —dice Maya, quien se aleja con teléfono en mano.

—Buen trabajo, Am. —Rei me enseña el pulgar arriba.

—No lo habría logrado sin tu dinero. —Le enseño el pulgar arriba.

—Hacemos un buen equipo. —Me va empujando para pasear por el lugar y ver más de cerca cada zona—. Tú pones la creatividad y yo la pasta.

—En realidad alguien más ayudó en esto —comento al verla acercarse.

—¿Quién? —curiosea.

—Hola, Brenda. —Le sonrío—. ¿Cómo va todo?

Apareció días atrás para traerme mi ración usual de aceitunas y de paso me comentó que se había quedado para las coordinaciones de la galería que abrieron hace poco.

—Ha habido un retraso de diez minutos debido a que varios globos se han ido volando —informa mientras revisa su tableta—, pero ya se están encargando de amarrar bien las nuevas... —Se queda callada al notar la presencia de Rei.

—Ella es Rei, la mejor amiga de Max y mía. —La señalo con la mano—. Rei, ella es Brenda, la asistente de mi ex jefe.

—Un placer. —La modelo le acerca la mano.

Brenda se aclara la garganta y al terminar se la estrecha.

Verlas juntas pareciera que son madre e hija, la diferencia de altura es considerable. Tal vez por eso Brenda parece un poco intimidada con su presencia.

—Con permiso, debo comprobar algo. —Se retira rápido, como si huyera de la ley.

—Es adorable —comenta Rei.

Noto que no le ha quitado la vista en todo su recorrido para hablar con el encargado de inflar los globos.

—¿Qué edad tiene?

—Rei —le advierto.

—¿Qué? Solo me da curiosidad. —Me mira como si no supiera de qué hablo.

—Tiene veintidós.

—Interesante. —Asiente.

—Rei —le llamo la atención.

Se ríe y me continúa empujando.

—Descuida, no salgo con chicas tan jóvenes.

—Apenas la has visto, ¿cómo sabes si te correspondería?

—Qué tierna eres.

Observo a Brenda desde lo lejos, quien aparta la vista en cuanto nota que la estoy viendo.

Sospechoso.

—Ou. —Siento algo raro en la panza—. Auch. —Algo me punza en la parte de abajo.

—¿Qué pasa? —Rei se acerca.

—Aaaaauuuu.

—Oh mierda.

¿Por qué siento algo tibio abajo?

Ay no.

—Aaaaaaaaaauuuuuuuu.

Maya llega corriendo.

—Tenemos que llevarla al hospital.

—No... —Respiro de forma entrecortada—. No tengo mis cosaaaaaaaaauuuuuuu.

Brenda también se acerca.

—Maya, tú y Brenda lleven a Amelia al hospital, yo iré por sus cosas.

La adolescente me empuja hasta la salida y Brenda me ayuda a subir en la parte trasera. La adolescente se coloca a mi lado y me toma la mano.

—Voy a llamar a Max. —Usa su teléfono con su mano libre.

¿Por qué mierda duele tanto? No vuelvo a embarazarme en mi vida.

—¡Max! Am... Am...

—Mierdaaaaaaaaaaa.

—Sí, ya es hora, ¡que sí! ¿Dónde estás? Estamos de camino al hospital... sí, Brenda sabe el camino... ese mismo... nos vemos allá. ¡Date prisa!

—Auuuuuuuuuu.

—Te pondré en altavoz.

¿Amelí?

—¿Qué tal? —Me cuesta respirar— ¿Cómo te... va?

Recuerda lo que practicamos.

—Métete tu práctica por el hortoooooooooooooouuuuuu.

Respira, Amelí.

—Que respiren tus weboooooooooouuuuuu.

Escucha mi voz, céntrate en mi voz.

Miro el celular y me enfoco en respirar profundamente.

Escucho la respiración de Max e intento imitarlo. Inhala y hago lo mismo. Exhala y hago lo mismo. Nuestras respiraciones no tardan en sincronizarse.

—Ahí viene... otroooooooooouuuuuuu.

Vas bien, Amelí, vas bien. Maya, ¿cuánto falta para que lleguen?

—Catorce minutos —responde Brenda.

—¡¿Qué?! —me exalto.

—Trataré de que sea menos. —Y acelera.

Vas a lograrlo, Amelí.

—¿Dónde estás? —le reclamo.

En camino.

—¿No estás con Alex? —le pregunta Maya.

Nos... separamos, pero también está yendo. Avisó al hospital para que preparen su habitación.

—Date prisa —le pide.

Estoy algo lejos, pero trataré de llegar rápido. ¿Cómo vas, Amelí?

—Carajoooooooooouuuuuu.

—Am... mi manoooooo.

Tengo que colgar, Maya no la dejes sola ni para ir al baño.

—Eso haré.

Nos vemos pronto, Amelí. Te lo...

—Mierdaaaaaaaaaaaa.

—Ay no, cada vez son más seguidas sus contracciones. ¡Brenda, acelera!

—Sujétense.

—Mierdaaaaaaaaaaaaaaaaa.

—Mi manoooooooooo.

Al fin llegamos al bendito hospital y me arrastran de un lado a otro hasta que me acomodan en una cama.

—Vas bien, Amelia —dice mi doctora—. Parece que el pequeñín ha querido salir antes. —Y se mete entre mis piernas—. Muy bien. —Se asoma—. Puedo ver su cabeza.

—¿¿Qué?? —me espanto.

—Está bien, significa que ya es hora.

—No puedo. —Sacudo la cabeza—. Dueleeeeeeeeuuuuuu.

—Muy bien, puja.

—Iiiiaaaaaaaaaa —me sale voz de criter.

—Muy bien, vas bien. Una vez más.

Sacudo la cabeza ya que no quiero seguir haciéndolo. Quiero descansar.

¿¿Dónde carajos está Max??

—Una vez más, ¡puja!

—Mierdaaaaaaaaaaaaaaa.

Expulso el ente que me poseía y provocaba los inhumanos dolores y escucho un lloriqueo.

Veo borroso debido al sudor que me bloquea la vista, pero consigo apreciar a la enfermera acercándose.

—Felicidades, es una hermosa niña —anuncia la doctora.

Extiendo el brazo para tocar su preciosa y diminuta carita.

—Es... preciosa...

Y de repente, se hace de noche.

Amelí.


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Doy largas pestañeadas, que me cuesta mantener los ojos abiertos.

—Hola, Sus. —Muevo mi boca para sonreír, aunque dudo lo haya conseguido—. Te ves increíble.

Me aclaro la garganta ya que noto mi voz suena como si estuviera borracha.

—Despertaste. —Se pasa los dedos por la cara, tal vez quitándose una pestaña que se le cayó.

—¿Cuánto dormí? —Giro la cabeza a la derecha y aprecio la habitación— ¿Dónde estoy?

—En el hospital, ¿no lo recuerdas? —Mi vista se agudiza más y percibo sus ojos rojos e hinchados.

—Yo... —Bajo mi mano hasta mi panza y me estremezco al sentirla rara.

Trato de levantarme, pero mis brazos me fallan.

—Ella está bien. —Me sujeta del brazo para que siga recostada—. Tu hija está bien.

—Sí... —La miro—. Ya recuerdo... estaba pujando como si fuera a expulsar una caca enorme pero lo que salió fue algo sorprendentemente precioso.

—¿Algo más que recuerdes? —Me acaricia la cabeza.

Se limpia la nariz con un pañuelo, no ha parado de llorar a pesar de que ya desperté.

Algo no anda bien.

—¿Dónde están los demás? —Vuelvo a inspeccionar la habitación.

—Solo nos permiten entrar uno a la vez —dice bajito—, los demás están afuera.

—¿Segura que la bebé está bien? —La miro, preocupada por este mal presentimiento que me da su estado— ¿Puedo verla?

—Pediré que la traigan. —Sonríe, aunque no con la intensidad que me gustaría—. Por ahora descansa.

—Quiero verla —pido.

Asiente y se dirige a la puerta. Se suena los mocos y sale.

Puedo sentir pinchazos en ambos brazos y compruebo los tubos clavados en cada uno.

—Genial. —Miro al techo—. ¿Acaso voy a morir? Me siento tan cansada que podría dormir por semanas.

Debo sospechar que pasó algo luego de que saliera la mini yo, porque lo último que recuerdo es apreciar su hermosa carita. Seguro me desmayé. Y por el saco rojo colgado a mi izquierda deduzco que perdí sangre en el proceso. ¿Pero qué será eso transparente? ¿A poco es como el vino que hay en diversos colores y es sangre de otro color?

Que sueño tengo. Dormiré un poco hasta que la traigan.

—No. —Abro los ojos—. El que duerme pierde, y yo ya perdí demasiado —aseguro—. No creo que tarde mucho, la esperaré.

Rayos, estoy tan cansada.

—No. —Vuelvo a abrir los ojos—. No te puedes dormir hasta verla.

No me dormiré.

No me dormiré.

No... me...

El sonido de la puerta me despierta y curvo los labios al verlo parado en el marco. Me tranquiliza saber que está aquí. Gracias a él mis preocupaciones se han disipado.

—Llegaste.


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¡Hola! :3

Capítulo final publicado T.T

Como lo prometí, lo subí una vez llegamos a la meta en el anterior cap, gracias por darle una gran despedida a la novela con sus hermosos comentarios T.T

META DEL CAPÍTULO: 200 COMENTARIOS

Si llegamos a la meta de arriba subiré el capítulo antes :3

Ahora solo quedan la escena extra y el epílogo u.u vuelvo a recalcar que la violencia es mala y que a mí me dolió muchísimo escribir lo que se viene u.u 

Las veo en el siguiente cap u.u

PD: ¿Ya te uniste al chat de telegram de lectores e.e? El enlace para entrar lo encuentras en mi perfil o también puedes pedírmelo al privado :3

¿Preguntas?

¿Teorías de lo que pasará en el siguiente cap?

¿Frase favorita?

Aprecio, agradezco y atesoro cada comentario que me dejas. Quiero que sepas que los leo todos aunque a veces no pueda responderte, siempre te leeré y te querré por ello. Me apoyas muchísimo con cada comentario, así sea algo cortito, me animas e impulsas a seguir escribiendo, además que se siente menos solitario por aquí (͡° ͜ʖ ͡°)

Vale rie*

Los adoro

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