Capítulo 33: "Aj, que rico"


♥(͡° ͜ʖ ͡°) 33. "Aj, que rico" (͡° ͜ʖ ͡°)♥


«Es la mejor»

«¿Me parece o intentan emparejarme con ella?»

«Si tú eres feliz, yo soy feliz»


Adiós, avión, cuida a las personitas que llevas dentro, escúpelas con delicadeza una vez aterricen. Adiós.

—Amelí.

Miro por encima de mi hombro derecho al abogado que me anda esperando. Vuelvo a girarme hacia la vista de afuera en donde están los aviones.

—Llévame contigo —le pido en un murmuro.

Miro por encima de mi hombro izquierdo para comprobar que el conde sigue ahí y suspiro cuando lo veo. Me enfoco de nuevo en el avión que se aleja rápidamente.

—Por favor —le ruego.

Pero el condenado desaparece entre las nubes y me abandona.

Me giro con los hombros encogidos para enfrentarlos.

—¿Dónde se van a quedar? —Miro a ambos.

—Alquilamos un departamento. —Max rodea con su brazo al conde—. Juntos.

Verlos actuar tan fraternales, como si fueran grandes amigos, me resulta sospechoso. Aunque la sospecha viene más por el abogado que se nota se esfuerza por mostrarse cercano al pintor, quien mantiene su cara de bótox como si le valiera chichi lo que está pasando.

—Bien por ustedes. —Pongo mi cara larga—. Me voy a seguir durmiendo. —Mis pies se mueven.

—¿No quieres comer algo antes? —Max coloca su brazo por encima de mis hombros—. Yo invito.

—No tengo... —Mi estómago me interrumpe con su sonido de auxilio.

—Frank, tú conduces. —El abogado le lanza algo y el conde la ataja.

Le doy un vistazo y puedo notar que su paciencia ya está en números rojos.

—Si gusta yo puedo conducir —me ofrezco.

—No —me rechaza de inmediato.

Asiento y presiono los labios para no decir algo más que empeore su humor. Arrugo la frente ante el brazo que aún me cuelga detrás del cuello.

—¿No crees que ya estoy cargando suficiente peso como para cargar también tu estúpido brazo? —le reclamo al abogado.

—Si quieres te cargo. —Sonríe mientras quita su estúpido brazo.

—Vas a cargar tus pelotas si sigues molestando —amenazo.

Se ríe y se aparta un poco porque sabe que no es del todo broma lo que he dicho.

Soy la primera en entrar al auto en la parte de atrás y el abogado me sigue. Paso de mirarlo a él al conde que se ha sentado detrás del timón.

—¿No prefieres sentarte adelante? —le propongo con amabilidad.

—Aquí estoy bien. —Sonríe como niño bueno, hasta descansa la cabeza en el respaldar—. Frank, llévanos al mejor restaurante de la ciudad. —Cierra los ojos, listo para tomar una siesta.

El conde se mantiene en silencio y trago saliva temiendo lo peor.

—Yo puedo conducir. —Asomo mi tímida cabeza.

—Ponte el cinturón —ordena.

—Como usted diga. —Obedezco de inmediato.

Exhalo en un intento de calmar mis nervios y convencerme que no va a pasar nada malo.

Sí, solo será un almuerzo. ¿Qué podría salir mal?


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Olviden lo que dije.

Le doy otro vistazo a toda la comida amontonada en la gran mesa que puede usarse para una familia y medito si sentirme agradecida u ofendida.

—¿Qué tanta hambre crees que tengo? —Miro al pendejo.

—¿Mucha? —Eleva las cejas.

Genial, estamos llamando la atención, esto no le va a gustar al conde.

—Mejor lo pedimos para lle... —Mi nariz capta un delicioso aroma.

La baba está por salirme en cuanto mis ojos captan algo tan rico que podría comer hasta reventar. Y vaya que estoy cerca de hacerlo.

Sí, hice un chiste de mi panzota, ¿algún problema? Idiota.

Perdona, eso fue demasiado, las hormonas me están afectando demasiado.

—¿Quieres? —Max me acerca el pie de manzana.

Iu, pie.

Mmm, pie.

Asiento y recibo el manjar con ambas manos. Agarro el tenedor y lo ataco.

Ajjj, pie.

Cielos, está rico este pie.

—Señorita, por favor traiga una ración más de pie —le dice Max a quien sabe ya que estoy concentrada en devorar mi asqueroso postre favorito—. Mejor que sean dos.

Lamo el envase para no dejar ni una miga de la exquisitez.

Demonios, ahora me gusta el pie.

—¿Qué pasa? —pregunta un abogado preocupado.

Mis hombros se sacuden mientras lloro, aún lamiendo el envase.

—No me gusta el paiiiiii —sollozo.

—Lo sé, lo sé. —Me acaricia el hombro en un intento por consolarme—. No llores. —Pasa sus dedos por mi mejilla.

—No estoy llorandoooouuu.

—Es cierto, no estás llorando y no te gusta el pie —su voz es suave.

Asiento repetidas veces ante sus afirmaciones.

—Y yo soy un pendejo.

Asiento más rápido.

—¿Quieres más pie?

Exhalo hasta vaciar mis pulmones y lo miro. En sus manos tiene otro de esos manjares. Me lo entrega sin esperar respuesta.

Lo disfruto como nunca.

—Esto está delicioso —digo mientras mastico—, tan rico.

Pie pie pie ta ra ra ra ra pie pie pie ta ra ra ra ra.

—¿Quiere un poco? —Miro al conde, quien está concentrado en su teléfono.

Me mira de vuelta, pero sin responder, como si no creyera que hablo con él.

Agarro su tenedor para pinchar un pedazo de la delicia y se lo acerco para que lo reciba.

Tarda en reaccionar, pero al final lo acepta. Me quedo mirándolo, esperando se lo coma.

Pero no lo hace.

—¿No le gusta? —digo, dolida.

Que tonta, debí suponer que también odiaba el pie. Tonta tonta tonta.

—Frank, cómete el pie —le amenaza Max.

—No, está bien, si no quiere no lo forzaré. —Agarro el cubierto para quitárselo, pero no lo suelta.

Frunzo el ceño ante su resistencia, ¿qué carajos intenta?

Lo jalo hacia mí, pero él hace lo mismo y lo vuelve a atraer. Uso la otra mano para tirar con más fuerza.

—Si no quiere... —Tiro—. No lo coma. —Vuelvo a tirar.

El estúpido tira con más fuerza hasta que su boca captura el pedazo. Abro mi boca de la sorpresa.

—¿Por qué se lo comió? —le reclamo.

No contesta para concentrarse en comérselo. Bebe un poco de su agua para pasarlo y despejar su esófago.

—Tch —me resiento.

Mejor sigo comiendo antes de que se enfríe.


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—Amelí, Amelí. —Se acerca un emocionado Max—. Mira lo que encontré. —Alza un traje de pirata en miniatura—. Hasta viene con su parche. —Señala el adorable objeto que cuelga a un lado.

Luego de comer el abogado propuso comprar algunas cositas para el bodoque y me pareció una buena idea ya que no había tenido oportunidad de comprar nada. Una hora después y seguimos en la tienda de ropa muriéndonos por cada conjunto que vamos encontrando.

Max vuelve a alejarse corriendo para seguir buscando algo más para comprar, aunque si seguimos así nos vamos a llevar todo.

—¿Eso es un terno? —Me detengo detrás del conde, quien está de espaldas apreciando un elegante mini traje con moñito de colores.

Lo regresa de inmediato al sitio donde lo encontró y sigue inspeccionando el lugar como si fuera el dueño. Aprovecho que no me está viendo para agarrar el trajecito y meterlo en el cesto que cargo.

—¡Amelí! —grita Max a dos pasillos de distancia.

Me empino para poder verlo por encima de toda la ropa y levanta bien alto su mano que sostiene un... disfraz de mimo.

Las ganas de llorar se activan de inmediato al recordar la banda de mimos.

Mamá, pronto habrá un nuevo integrante a la banda, me habría gustado que estuvieras aquí para conocerlo.

Un pañuelo aparece en mi campo de visión y lo agarro.

—Gracias —le digo al conde, quien ha aparecido a mi derecha.

Y me sueno los mocos con fuerza.

Demonios, me soné tan fuerte la nariz que por poco y se me sale el bebé.

Ah no, solo me hice pis.

—Carajo —gruño.

Ya se me acabaron las ropas interiores limpias.

—Oh cielos. —Max aparece, y me observa bastante sorprendido— ¡Se te rompió la fuente!

Lo miro con cara de «¿Estás pendejo?»

Al mirar abajo comprendo por qué cree eso. Me mié todo el pantalón.

Solo no pido que venga Chucky a acabar con mi desgracia porque no quiero que le pase nada a Condejo.

—¡Alguien llame una ambulancia! ¡Mi ex va a tener a mi bebé! —le grita a las vendedoras.

¿¿Cómo llegó hasta el mostrador tan rápido??

Y cuando creo que no puede ser más pendejo viene y me sorprende.

Soy cubierta con una gran manta morada y miro al conde ya que es él quien me ha envuelto.

—¿De dónde sacó esto?

—Lo acabo de comprar. —Me rodea con su brazo y me lleva hasta la salida—. Max —lo llama con voz autoritaria.

—¡Voy!

—¿Pero y la ropa? —Miro hacia atrás, en el cesto que he dejado.

—Al carajo la ropa, ¡vas a tener un bebé! —dice un eufórico pendejo.

—No voy a tener un bebé, pendejo —se lo escupo bajito mientras nos acercamos a la salida.

Pone su cara de menso ya que aún no lo capta.

—Si él es el padre espero no herede su inteligencia —murmuro.

Noto movimiento en el rostro del conde y lo miro.

Al fin salimos de la tienda y me siento menos avergonzada por el ridículo que acabo de hacer.

—Gracias por ser tan considerado en com-

—¡Oigan! —grita alguien atrás de nosotros— ¡Tienen que pagar eso!

—¿Qué dijo? —Trato de girar el cuello lo suficiente para ver a la persona que ha hablado y comprobar si es a nosotros a quien les está reclamando.

El conde apresura el paso y lo miro con sospecha.

—Amelí. —Max permanece a mi izquierda, ignorando los reclamos del desconocido—. ¿Acaso te measte en tus pantalones? —me lo pregunta justo cuando pasan a nuestro lado un grupo de personas que se me quedan mirando para confirmarme que escucharon lo que el pendejo ha dicho.

Freno una vez llego a mi límite. Los copadres también frenan y se me quedan mirando.

—Ustedes dos... —Miro a ambos—. ¡Pueden irse al carajo!

Y hablando de irse al carajo... acabo de hacerme pis... de nuevo.

—No volveré a tomar agua en mi vida. —Salgo corriendo entre sollozos.


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¡Hola! :3

Me disculpo por actualizar hasta ahora, hace un chingo de frío por acá y ya era cuestión de tiempo para que me afectara. Por suerte ya estoy casi recuperada gracias al descanso y la medicina u.u

Cambiando de tema, levante la mano quien se hizo pis de tanto reirse ._./

PD: ¿Ya te uniste al chat de telegram de lectores e.e? El enlace para entrar lo encuentras en mi perfil o también puedes pedírmelo al privado :3

¿Preguntas?

¿Teorías de lo que pasará en el siguiente cap?

¿Frase favorita?

Aprecio, agradezco y atesoro cada comentario que me dejas. Quiero que sepas que los leo todos aunque a veces no pueda responderte, siempre te leeré y te querré por ello. Me apoyas muchísimo con cada comentario, así sea algo cortito, me animas e impulsas a seguir escribiendo, además que se siente menos solitario por aquí (͡° ͜ʖ ͡°)

Si quieres fangirlear conmigo o contarme qué te pareció cada cap, mi privado siempre estará abierto para ti, en cualquiera de mis redes, y no tengas pena en etiquetarme, yo encantada y honrada quedaré (͡° ͜ʖ ͡°)

Vale rie*

Los adoro

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