Capítulo 30: "Me derrito como hielo"
♥(͡° ͜ʖ ͡°) 30. "Me derrito como hielo" (͡° ͜ʖ ͡°)♥
«Es diferente»
«¿Por qué?»
«Para empezar... tú me agradas»
—¿En qué te inspiraste para escribir el cuento?
—Eeeh...
—¿Por qué elegiste escribir un cuento y no una novela?
—Bueno...
—¿Vas a publicar pronto más cuentos?
—Claro...
—¿Cuál es el siguiente cuento que van a lanzar?
—Aún no...
Y las preguntas no dejan de llegar.
¿En qué momento esto se convirtió en una conferencia de prensa? Se supone solo hablaríamos del cuento, responderíamos un par de preguntas y ya.
Miro a Maya para que me auxilie pero sacude la cabeza y me apunta con la barbilla como diciendo «Ahora te toca a ti».
Asiento y acepto las consecuencias de tomar agua antes de salir, a la próxima me quedaré con sed. No, a la próxima no bebo en días, tal vez así no tenga que mear cada cinco minutos.
O usaré pañal.
No, Amelia, ya es muy incómodo tener un bulto adelante como para agregar uno abajo.
—¿Qué está pasando? —Me asusto al ver a la gente acercándose.
—Vamos a firmar sus cuentos —susurra Maya sin poder ocultar su emoción.
—¿A poco?
Asiente y se endereza para recibir a la primera chica. Ay no, ¿también vamos a tomarnos foto? ¿Estaré peinada? Me siento hinchada.
Ah cierto.
—Hola —saludo a la mujer de cabello corto, quien está tomada de la mano con una pequeña igualita a ella—. Hola —me sale un saludo más agudo del usual. Me aclaro la garganta para intentarlo de nuevo—. Hola —ahora lo dije demasiado grueso.
Vamos, Am, deja de hacer el ridículo y solo pon tu firma.
Mi mano se detiene en cuanto estoy por firmar al escuchar la risa más adorable que he oído en mi mundana vida. Miro a la pequeña, la causante de tan bonito sonido, y le sonrío ante las ganas de apachurrarla.
—Gracias —dice la pequeña humana, quien se pone de puntillas para recibir el cuento.
Pongo mis manos sobre mi pecho, con el corazón a punto de explotarme por tanta ternura.
—¿Mía, quieres tomarte una foto con ella? —le pregunta su mamá.
Se me eriza la piel al escuchar su nombre. Suena parecido a...
La pequeña asiente y camina hacia mí para posar a mi lado. Yo no puedo moverme, y solo me quedo en esa posición esperando termine la madre de tomar la foto. Me lo agradece y se aleja con la pequeña, quien da brinquitos emocionados.
—Hola, solo quiero que sepas que todas las noches le leo tu cuento a mis hijos.
Parpadeo varias veces hasta que consigo enfocarme en la siguiente persona en la fila. Fuerzo una sonrisa y continúo firmando y tomándome fotos con los presentes.
—Eso fue divertido, aunque me duele un poco la boca de tanto sonreír —dice Maya.
Asiento mientras acaricio mi estómago para encontrar fuerzas de mantenerme tranquila.
Ya no escucho las voces del gentío, por lo que puedo suponer que ya se han ido todos. No me atrevo a levantar la mirada y solo me enfoco en mi panza.
No quiero llorar, no ahora. Solo aguanta un poco más.
—Tomaremos un descanso —dice alguien.
Presiono los ojos con fuerza para concentrarme en la imposible tarea de aguantar las lágrimas.
—Maya, ven.
—Pero...
—Tienes que comer algo antes de la siguiente presentación.
—Pero, Am... Ya voy, ya voy, no tienes que mirarme tan feo.
Tras escuchar el sonido de la puerta cerrarse levanto la mirada y descubro que estoy sola.
Así que dejo de contenerlo.
Chorros por todos lados, acompañado de sollozos horribles de escuchar. Lo expulso todo con la promesa de que una vez termine estaré bien.
Estaré bien.
Descanso los brazos sobre la mesa y los uso de almohada. Mantengo la vista fija en un punto cualquiera mientras las lágrimas siguen cayendo, esta vez con menos fuerza.
Inhalo hasta llenar mis pulmones al máximo y exhalo poco a poco hasta vaciarme.
Algo me bloquea la vista y alzo la cabeza para apreciar la botella de jugo rosado. Desvío los ojos hasta el conde, persona que ha dejado la botella sin decir nada para luego marcharse.
—Gracias —me atrevo a decir.
—Bébelo todo —dice de camino a la salida—, así solo tendrás que ir al baño solo una vez.
Vuelvo a quedar sola en la sala.
—Tonto, así no funcionan las vejigas —bufo.
Miro la botella y la agarro. Me sorprendo por lo fácil que fue abrirla, como si lo hubieran aflojado...
—¿Lo han abducido los aliens o qué onda? —Sonrío.
Bebo el delicioso jugo hasta no dejar ni una gota.
—¿Cómo es que sabe tan rico? —Inspecciono el envase—. No tiene nombre —me extraño al ver que no hay nada pegado a su alrededor.
Exhalo y me levanto del asiento.
—Me lavo y regreso —murmuro—. No sé con quién hablo porque aquí no hay nadie —agrego mientras avanzo—. Aparte de mí, claro —continúo con los murmuros—. Ah bueno, estoy hablando conmigo misma, nada nuevo.
Deslizo la puerta corrediza y abro bien los ojos de la sorpresa al encontrar al conde parado en la pared junto a la puerta.
—Usted... —digo despacio.
—No escuché nada. —Y se marcha.
Entrecierro los ojos mientras aprecio cómo se aleja.
—Escuchó todo —aseguro y suspiro.
Mi ex jefe puede ser bueno en muchas cosas pero en disimular no lo es.
—Hola, Am. —Aparece Maya.
—Hola. —Le sonrío—. Disculpa por...
—No te preocupes —me corta—. ¿Cómo estás?
Acaricio su cabeza.
—Hambrienta.
Sonríe y sus ojos se achinan, lo que la hace lucir tan jovial. A veces olvido que es solo una adolescente por lo madura que suele comportarse a veces.
—¿Qué se te antoja?
—Se me antoja... —Miro a mi alrededor como si fuera a encontrar algo comestible en una librería.
Mis ojos se detienen en el conde, quien se ha agachado para atarle los cordones a la pequeña de antes.
Mi boca se abre en cuanto su boca hace algo inimaginable. Sonríe ampliamente.
—¿Am? ¿Am, estás bien? —La adolescente me toca el brazo para llamar mi atención.
—¿Ah? —La miro, aunque está borrosa porque me he quedado ciega con lo que he visto—. Yo...
—¿Otro bochorno?
—¿Qué? —Sigo mensa.
—Ay no, otra vez tu cara está roja, iré por agua con hielo. —Se aleja corriendo—. ¡¿Alguien tiene hielo?! —grita.
Me toco las mejillas, las cuales siento más calientes de lo usual. Busco en el techo por si la tienda cuenta con aire acondicionado, que de no ser así eso explicaría el que me ande acalorando de la nada.
—No, sí tienen. —Miro al acusado—. Aunque debe estar apagado o en bajo nivel. —Sacudo la cabeza, juzgando al desgraciado que ha ocasionado estas reacciones en mi cuerpo.
—¿Qué pasó? —Aparece Max—. ¿De qué me perdí?
Se quedó ayudándole a Jack ya que se empezaban a juntar y él se encargaba de echarlas sin piedad.
—Nada, solo estaba apreciando el aire acondicionado. —Regreso mi atención a la máquina—. ¿Te parece que esté defectuoso? —Arrugo la frente ante la incógnita.
—Al fin llegué —dice ella con una sonrisa y enroscándose al brazo del abogado.
Y con Ella ya saben a quien me refiero.
Su noviecita.
—Hola, Amelia —saluda con amabilidad—. Espero no haberme perdido tu presentación, se alargó mi llamada de trabajo.
—Descuida, habrá otra en unos minutos —le aclara Max de buen humor.
Creo que han vuelto mis nauseas matutinas.
—Ya es hora. —El conde aparece a mi lado.
Y de algún modo terminamos cara a cara hombre con hombre y mujer con mujer. Vamos a tener unas luchas o qué está pasando.
Todos nos hemos quedado mirando a mi ex jefe ya que no entendimos de qué habla.
—Ya está entrando el segundo grupo. —Me mira—. Tienes que regresar.
Mi salvador.
—¡Tienes razón! —me emociono—. Andando. —Lo agarro del brazo y me lo llevo como rehén.
Por suerte el conde no opone resistencia y nos alejamos con éxito.
—Encontré hielo —dice una agitada Maya—. Tuve... que... correr... dos cuadras. —Le falta el aire como si acabara de terminar una maratón.
Me entrega el vaso con agua sin saber qué hacer. Me lo aviento o cómo. Que no quiero tomar nada o me darán ganas de ir al baño en plena presentación.
El conde me lo arrebata y se lo bebe de un solo trago. Maya empalidece ante lo que ha hecho.
—¡Eso era para Am! —le reclama.
—Tenía sed. —Sigue avanzando.
—Te voy a acusar con mi hermano. —Hace un puchero.
—Vamos. —La rodeo con mi brazo para caminar juntas.
—¿Pero estás bien? —Vuelve a preocuparse por mí.
—Mejor que nunca. —Sonrío.
—Menos mal. —Se encoge de hombros—. Porque dudo vaya a correr esas dos cuadras de nuevo.
—Me consientes tanto. —Apoyo mi cabeza en su hombro.
Me abraza de la cintura y seguimos caminando así pegadas.
Al entrar a la sala repleta de gente y ruido nuestra tranquilidad desaparece al instante.
—No creo vaya a poder acostumbrarme a esto —digo bajito, sin moverme.
Maya da dos pasos y se gira hacia mí.
—Lo haremos juntas. —Me extiende su brazo.
Sonrío y tomo su mano.
Sí, no estoy sola en esto.
♥(͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°) (͡° ͜ʖ ͡°)♥
¡Hola! :3
Publico algo tardecito para mantener las viejas costumbres :'v
Alguien se está derritiendo y no es debido al Sol 7u7
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¿Preguntas?
¿Teorías de lo que pasará en el siguiente cap?
¿Frase favorita?
Aprecio, agradezco y atesoro cada comentario que me dejas. Quiero que sepas que los leo todos aunque a veces no pueda responderte, siempre te leeré y te querré por ello. Me apoyas muchísimo con cada comentario, así sea algo cortito, me animas e impulsas a seguir escribiendo, además que se siente menos solitario por aquí (͡° ͜ʖ ͡°)
Si quieres fangirlear conmigo o contarme qué te pareció cada cap, mi privado siempre estará abierto para ti, en cualquiera de mis redes, y no tengas pena en etiquetarme, yo encantada y honrada quedaré (͡° ͜ʖ ͡°)
Vale rie*
♡ Los adoro ♡
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