Capítulo 29: "Reencuentro húmedo"



♥(͡° ͜ʖ ͡°) 29. "Reencuentro húmedo" (͡° ͜ʖ ͡°)♥


«¿Qué intentaban cocinar?»

«Estábamos hirviendo agua»

«No solo lo hirvieron, lo evaporaron»


—Ameliaaaaaa. —Maya corre a abrazarme.

Se lanza a un lado del sillón en donde estoy sentada y me estruja la parte de arriba de la panza.

—¿Cómo estás? —Se despega de mí para mirarme a los ojos— ¿Has comido? ¿Ya fuiste al baño? ¿Estás estreñida?

—Yo también te extrañé. —Sonrío y vuelvo a abrazarla—. Demasiado —gimoteo.

—Si lloras yo también lloraré —se le rompe la voz.

—No estoy llorandooouu —se me rompe la voz.

—Yo tampocoooou —solloza.

Lloramos tan fuerte que nuestras voces se combinan en un nostálgico coro.

—¿Ahora qué te hizo Max? —pregunta Rei, aunque no la puedo ver por las lágrimas reconozco su voz de inmediato.

—Reiiiiii —la llamamos entre sollozos.

Corre hacia nosotras, se arrodilla en el suelo y las tres nos abrazamos con fuerza para llorar aún más alto.

—No debí maquillarmeeeee —se queja entre gimoteos.

Gritamos más fuerte, esta vez tristes por arruinar el maquillaje de Rei. Nos separamos para mirarnos las caras, lo que solo vuelve a darme ganas de llorar por ver sus ojos rojos e hinchados.

—No lloren más. —Rei pone sus índices sobre nuestras bocas—. Ya nos desahogamos lo suficiente, ahora pasemos a lo siguiente en nuestro itinerario.

Asentimos repetidas veces.

—Respiren hondo. —Hace lo que dice y la imitamos—. Y exhalen lento. —Lo hacemos al mismo tiempo— ¿Mejor? —Nos mira.

Asentimos en respuesta.

—Ahora nos lavamos y nos alistamos para su presentación, ¿entendido?

Volvemos a asentir.

—Buenas chicas. —Sonríe mientras nos acaricia la cabeza.

Se levanta del suelo y la seguimos con la mirada mientras se aleja. Hasta que desaparece de nuestro campo de visión.

—¿Qué esperan? —Asoma la cabeza.

Nos paramos al mismo tiempo y la seguimos.

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—Am, estás bellísima. —Maya me enseña ambos pulgares arriba.

—Ya me dieron ganas de ser madrastra —bromea Rei con una gran sonrisa.

Ambas están sentadas en el borde de la cama mientras yo poso como si fuera modelo de alta costura.

—¿Por qué tanto tardan? Ya debemos salir. —Max irrumpe en mi habitación.

Su boca se abre mientras me mira de pies a cabeza.

—¿Quién eres tú y qué hiciste con Amelí? —Me acusa con el dedo.

Maya y Rei le avientan almohadas a la cara, y no esquiva ninguna. Me parto de la risa por lo chistoso que fue.

Max, lejos de estar enojado, tuerce la boca con tranquilidad.

—Luces hermosa. —Me mira—. Aunque siempre lo has sido. —Sonríe.

—Lo mismo digo. —Sonrío.

—Wow, ¿los hombres también coquetean a pesar de que tienen novia? —Maya se sorprende.

El abogado le lanza una mirada asesina.

—Andando —sisea y se marcha.

—Si tanto le gustas no entiendo por qué empezó a salir con alguien más. —La adolescente sacude la cabeza.

—Mejor nos ponemos en marcha. —Rei se levanta—. ¿Vamos? —Me ofrece su brazo para enroscarlo.

Sonrío y lo acepto.

—¿Qué prefieren? —pregunta Maya mientras nos sigue— ¿Amerei o Reimelia?

Frunzo el ceño al no captarlo. ¿Son nombres para el bebé?

—Me gusta Amerei. —Rei sonríe.

—Amerei será —afirma la adolescente.

Yo solo me mantengo callada ya que sospecho se trata de algo pecaminoso.

Freno al ver al conde de perfil y mis ojos saltan por cada parte de su cuerpo para no perderme ningún detalle.

Lleva un pantalón de vestir negro entallado y una camisa blanca remangada. Y puedo decir que ya entiendo por qué varias de sus fans están locas por él. Es que ese trasero no debería ser legal.

—Am, ¿estás bien? —Rei me mira con preocupación—. Estás toda roja.

—¿Ah? —La miro—. S-sí, estoy bien. —Me aclaro la garganta—. Solo con algo de bochorno. —Intento mantenerme seria.

—Maya, trae agua con cubos de hielo —pide con amabilidad.

La adolescente sale volando a cumplir la solicitud de su reina.

—Frank, ¿puedes traer algo para echarle aire? —se dirige al conde, quien ya se ha girado para enfocarse en mí.

—No creo que eso sea...

—Siéntate un rato. —Rei me lleva al sillón y me ayuda a acomodarme con mucho cuidado.

Carajo, estoy que los preocupo.

El conde regresa con la tabla para picar y se la entrega a Rei, quien la usa para abanicarme.

Cierro los ojos ya que el aire me provoca un poco de ardor en las corneas.

—Gracias, ya estoy mejor.

—¿Segura? —Deja de echarme aire.

Despego los párpados justo a tiempo para recibir el vaso con más hielo que agua. Uso el sorbete para beberlo ya que la modelo y la adolescente me miran fijamente.

Vuelvo a cerrar los ojos ante la nueva ventisca.

—Entonces, ¿ya estamos...? ¿Qué pasó?

Abro un poco el ojo izquierdo para apreciar a Max, uniéndose al grupo de preocupación.

—Tiene bochorno —Rei lo dice como si se tratara de una enfermedad terminal.

—¿En serio? Yo la veo algo pálida.

—Maya, trae pescado —pide la modelo—. Debe faltarle hierro.

Puedo volver a ver ya que Rei ha dejado de echarme aire, y me arrebata el vaso con hielo.

—Eso está demasiado helado.

—Rei, no hay pescado en la cocina. —Maya regresa apenada.

—Pasaremos por una pesquería en el camino. —La modelo se levanta.

—Estoy bien —alzo la voz—. En serio lo estoy —intento decirlo lo más convincente posible.

El conde cuelga la llamada que hacía y los cuatro se me quedan mirando esperando diga algo más.

—Solo tuve un poco de calor, nada más —agrego mi excusa.

Suspiran en coro y tuerzo la boca ante la incomodidad de ser descubierta por sonrojarme.

Estúpido trasero del conde.

Al notar que nadie se mueve me pongo de pie.

—¿No se nos hace tarde? —pregunto.

El abogado y pintor son los primeros en salir, Rei enrosca su brazo al mío y Maya nos sigue desde atrás.

—¿Dónde está Jack? —Miro a la modelo.

—Se adelantó. —Sonríe—. Para ayudar.

—¿Ayudar en qué? —Arrugo la frente.

—Ya lo verás.

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—¿Qué es ese tumulto? —Miro por la ventana la gran fila de personas que esperan afuera de la librería— ¿Has rebajas?

Rei sale primero para abrirme la puerta y ayudarme a salir. Maya sale después que yo y también le ayuda.

—Ellos están aquí por ustedes. —Se coloca en el centro y nos abraza a ambas.

—¡¿Qué?! —nos exaltamos al mismo tiempo.

La modelo nos lleva a la entrada y los nervios empiezan a llegar más rápido de lo que creí.

—Tienen nuestro cuento —digo al notar lo que sostienen con la mano.

—Es verdad. —Maya se cubre la boca con la mano—. ¿Cómo es que...?

Una vendedora nos deja pasar y vuelve a cerrar la puerta para que nadie más entre.

—Amelia, Maya, llegaron —nos recibe Ana, la dueña de la librería, con un cálido abrazo—. Menos mal aparecieron antes —dice al separarse de nosotras—, vamos a tener que adelantar la presentación porque hay más gente esperando de las que esperábamos.

Ana es la única persona que aceptó hacer la presentación en su librería, luego de que decenas nos rechazaran por ser autoras desconocidas. Claro que a cambio le dije que yo costearía la impresión y su tienda podía quedarse con las ganancias. Así que sí, he vuelto a quedar en bancarrota. Y no me arrepiento de nada.

—¿En serio todas esas personas han venido para la presentación de nuestro cuento? —Maya no se lo cree.

Ana sonríe y asiente.

—Y hay más en la sala de atrás. Las que están afuera son para el siguiente horario. —Aplaude—. Ah sí, he tenido que abrir un nuevo horario en dos horas, es que había demasiados que no cabían.

Maya y yo nos miramos sin tener idea de cómo reaccionar.

En serio, ¿qué está pasando?

—¿En qué momento nos volvimos famosas? —pregunta una idea adolescente, aún procesando la información.

—¿Estaremos soñando?

Maya se cachetea y de inmediato se cubre la zona golpeada.

—No.

—Debemos darnos prisa —indica Ana—. Las están esperando.

La seguimos en silencio mientras nos hacemos caras para intentar saber lo que está pasando.

En el camino frunzo el ceño al resultarme conocido el tipo que atiende la caja.

—¿¿Jack?? —Maya también nota su presencia.

Y es que es difícil no hacerlo ya que hay muchas chicas alborotadas frente a él.

—¿Qué hace ahí? —Me mira como si yo tuviera respuestas.

—Estoy tan perdida como tú. —Sacudo la cabeza.

Mi amigo nos nota y alza el brazo para saludarnos. ¿Pero qué hace con el uniforme de la librería? ¿Desde cuándo trabaja aquí?

—Eso explica por qué hay tantas chicas afuera —deduce Maya mientras seguimos a la dueña.

—Aaaaah. —Asiento como si acabara de entenderlo—. ¿Por qué? —Miro a la adolescente.

Maya anda enfocada en su teléfono, parece que está buscando algo.

—Ajá. —Sonríe.

—¿Qué encontraste? —Acerco mi cabeza.

Me acerca la pantalla para que vea lo que halló. Se trata de la red social de Jack.

—¡¿Treinta millones de seguidores?! —me exalto.

—Eso no. —Presiona la última imagen que ha publicado—. Mira lo que subió.

—Se parece a... —Señalo la foto—. Este lugar. —Miro a mi alrededor.

—Esperando ansioso la presentación del primero cuento escrito por mi querida amiga Amelia y dibujado por mi preciada fan Maya —dice—. Eso puso en la descripción.

Me cubro la boca con ambas manos.

¿Jack hizo eso?

—¿Listas? —Ana se ha detenido y nos está mirando.

Frente a ella hay una puerta corrediza de cristal borroso, lo que no me permite ver lo que hay al otro lado.

—¿Para qué? —pregunta Maya, sospechando que no se trate de algo bueno.

Ana sonríe y empuja la puerta. Y el ruido de las voces nos cachetean el cuerpo.

—¿¿Vamos a hacer la presentación ahora?? —se exalta la adolescente.

Las personas que están sentadas en las sillas de metal notan nuestra presencia y nos saludan con palabras que no logro entender.

—Mierda —murmuro.

—¿Qué pasa? —Maya me escucha.

—Quiero hacer pis. —Salgo corriendo.

—¡No tardes! —pide la adolescente.

Lo siento, Maya, pero en serio quiero hacer pis. Mi estúpida vejiga es tan pequeña que apenas y retiene cinco gotas.

—Quítense del camino si no quieren que los mee encima —grito durante el trayecto.

Al fin llego al baño y me meto al espacio del medio ya que es el único vacío.

—Oh sí. —Me relajo al soltar el líquido y sentir tanta paz por la liberación.

Bajo la palanca y salgo del baño ya renovada.

—Tengo que darme prisa. —Lavo mis manos—. O Maya será la siguiente en hacerse... —Noto algo en el espejo—. Pis.

Solo me basta unos segundos para reconocer aquel rostro. Al girarme hacia la puerta la mujer ya ha desaparecido. Salgo y miro a los lados pero no hay señales de ella o de por dónde pudo haberse ido.

—No. —Sonrío por medio segundo—. Debo haber visto mal. —Frunzo el ceño.

No puede ser ella. Es imposible.

—Am, ¿estás bien? —Rei aparece frente a mí.

La miro en silencio.

Si le digo se va a preocupar, y tal vez ni siquiera sea ella, solo alguien que se le parece.

—Sí. —Sonrío.

—Que bueno... ¡Porque Maya se va a desmayar estando ahí sola! —Me sujeta la mano y me jala mientras corre—. ¡Quítense del camino, mortales!

Sí, vi mal.

No es posible que Charlotte haya venido aquí.


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¡Hola! :3

He estado muy atareada con varios proyectos que ando avanzando además de la nueva historia que voy a publicar pronto 7u7 y mi plan de actualizar más seguido se ha ido al caño T.T

Al menos lo compenso con un capítulo más larguito :3

PD: ¿Ya te uniste al chat de telegram de lectores e.e? El enlace para entrar lo encuentras en mi perfil o también puedes pedírmelo al privado :3

¿Preguntas?

¿Teorías de lo que pasará en el siguiente cap?

¿Frase favorita?

Aprecio, agradezco y atesoro cada comentario que me dejas. Quiero que sepas que los leo todos aunque a veces no pueda responderte, siempre te leeré y te querré por ello. Me apoyas muchísimo con cada comentario, así sea algo cortito, me animas e impulsas a seguir escribiendo, además que se siente menos solitario por aquí (͡° ͜ʖ ͡°)

Si quieres fangirlear conmigo o contarme qué te pareció cada cap, mi privado siempre estará abierto para ti, en cualquiera de mis redes, y no tengas pena en etiquetarme, yo encantada y honrada quedaré (͡° ͜ʖ ͡°)

Vale rie*

Los adoro

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