43| Martes 23 de noviembre del 2004
Querido diario:
Estamos preocupados.
Ya van dos días que Amax no tiene noticias de su padre.
Lo último que supo es que iría a otro de sus viajes de capacitación como profesor, y aunque le prometió que le escribiría seguido el último mensaje que recibió de él es una foto del avión al que se subió.
Ojalá esté bien. Si para mañana no tenemos noticias les diré a mis papás para ir a la policía y ver si ellos pueden buscarlo.
Luego te sigo contando, Amax ya llegó.
Amelia cierra su diario y sale corriendo de su habitación apenas escuchó el llamado de su papá, avisándole que llegó el hijo que nunca tuvo.
—Papá, ¿puedes dejar de llamarlo así? —le reclama—. Lo vas a traumar al pobre. —Mira con preocupación a su amigo que tiene la cara toda roja.
Ya ha perdido la cuenta de las veces que lo ha visto así, aunque en ocasiones le causa gracia y le divierte fastidiarlo porque se nota que le da vergüenza que le pase.
Claro, a veces realmente se preocupa por él ya que cree que en serio es una reacción alérgica, ya que ella se puso casi igual la vez que se intoxicó con malvaviscos.
O al menos es así como lo recuerda.
A veces cree que Max en serio es alérgico a ella, porque solo eso explicaría que se ponga así cada vez que se le acerca.
—Mientras solo sea él que se ponga rojo. —El padre sonríe de un modo que resulta amenazante.
Amelia y Max lo miran sin comprender. La mamá se cubre la boca para aguantar la risa.
—Yo estaré feliz el día que Amelia también se ponga roja —comenta la mamá en un suspiro.
—Sobre mi cadáver —añade el padre con un tono siniestro—. ¿Quién quiere ver una película? —Sonríe ampliamente.
Jala a Max a la sala para que lo ayude a decidir qué película poner. Amelia se acerca a su mamá y ambas observan a los muchachos trabajar arduamente para la dura elección.
—Mamá, ¿sabes qué le pasa a papá? Últimamente está actuando más extraño de lo usual. —Eleva las cejas ante la duda que ha tenido desde que lo notó.
—Cuando empieces a sonrojarte te lo diré.
—¿Ah? —Tuerce la boca, sin entender lo que quiso decir.
—¿Me ayudas a preparar las palomitas?
Le da otro vistazo a su papá, quien debate con seriedad con Max sobre la película que verán.
—Sí, y mejor nos damos prisa para elegir nosotras, que dudo ellos vayan a decidirse.
—Tiene razón. —Suspira en nostalgia—. Es como el hijo que nunca tuvo.
—¿Tú también, mamá?
—¿Te acabas de poner roja?
—¡Claro que no! —Se va a la cocina.
—¡Te pusiste roja! —La sigue.
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Hola :3
Los no tan pequeños se han puesto rojos e.e
Son tan adorables a esa edad *suspira en nostalgia*
Los días que actualizaré serán: martes y jueves (se supone iba a publicarlo ayer pero no pude u.u)
Se viene mucho de la pequeña Amelia y el manos de axila :3
Les comento que estoy volviendo a dedicar capítulos a aquellas personitas que me dejan comentarios tan bonitos, realmente me animan mucho, y quiero que sepan que los leo todos (aunque no me da la vida de responderlos, se los agradezco de corazón, sus comentarios son el impulso para seguir actualizando :3)
Gracias por darle la oportunidad a esta pequeña Amelia y al manos de axila :3
Vale rie*
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