37| Sábado 22 de noviembre del 2003

Querido diario:

Hoy tuve un cumpleaños muy divertido, pero te advierto que podría quedarme dormida en cualquier momento...

—¡Feliz cumpleaños! —saludan varios niños en la entrada de la casa de los Thompson.

Amelia no esperaba encontrar a tantos compañeros de clase al otro lado de la puerta cuando fue a abrir, se limita a agradecerles y ponerse a un lado para que entren.

La pequeña se queda ahí, sosteniendo la puerta mientras aprecia la sala llena de niños hablando y riendo.

—Hoy hay casa llena —comenta su padre, quien ha aparecido de la nada.

—No creo que todos ellos sean de mi grado —supone.

—Míralo por el lado bueno. —Amelia eleva la vista para mirar a los ojos a su padre—. Más niños con quienes jugar. —Le dedica una alentadora sonrisa.

La pequeña le sonríe de vuelta y asiente.

—¡Amax! —se sorprende al encontrarlo a su costado ya que no se dio cuenta en qué momento apareció.

Amelia recuerda que aún sostiene la puerta, así que la suelta y cierra la entrada.

—Feliz cumpleaños. —Le entrega una cajita cuadrada forrada con papel de regalo decorado en forma de mosaico con la cara del pirata de su nueva película favorita.

—¡Es hermoso! —se emociona por tan bello papel de regalo.

—Aún no lo abres. —Se ríe el pequeño.

—Y no creo hacerlo. —Inspecciona cada rincón para apreciar tan hermoso rostro—. No quiero romper la cara de Jack.

Max se vuelve a reír, lleno de orgullo de haber elegido ese papel.

—Tengo más en casa, si quiere te lo puedo regalar.

—¿En serio? —Lo mira con sus grandes ojos verdes.

Max asiente, aún sonriendo.

—¡Gracias! —Se lanza a abrazarlo.

El pequeño no sabe qué hacer ya que es la primera vez que le pasa algo así. Pide ayuda con la mirada al padre de Amelia, quien, con mimica, le indica que le haga palmaditas en la cabeza. Max le hace caso y se esfuerza en hacerlo lo más suave posible para que no le duela.

—Ven. —Amelia se separa de él y le sujeta de la mano—. Vayamos a jugar a las escondidas. —Se lo lleva a la sala para luego salir al patio trasero.

Los demás niños los siguen, emocionados por unirse al juego.

La pequeña explica las reglas y todos la escuchan atentos, ansiosos por empezar.

Amelia se apoya en la pared y cierra los ojos mientras cuenta en voz alta.

El patio se llena de silencio y los niños corren de un lado a otro, algunos riendo bajito, otros serios por encontrar el escondite perfecto.

Las siguientes horas se la pasan jugando hasta que es momento de soplar las velas, y Amelia queda impresionada por el gran coro de niños que tiene adelante. Es la primera vez que escucha a tantas personas cantando al mismo tiempo la canción de cumpleaños.

Este es sin duda uno de los mejores cumpleaños que tuvo en su niñez, porque pudo jugar hasta agotarse, hacer nuevos amigos, y recibir bonitos regalos con los cuales jugar con sus nuevos amigos.

Y ha sido tan grandioso que ni se percató de la ausencia de Amanda, su querida amiga quien no fue a su fiesta.


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Hola :3

Crecen tan rápido :')

Estoy que chillo de la emoción cada vez que escribo esta historia, me resulta tan tierna que siento me va a doler mucho cuando llegue al final T.T

Los días que actualizaré serán: martes, jueves, sábados

Se viene mucho de la pequeña Amelia y el manos de axila :3

Les comento que estoy volviendo a dedicar capítulos a aquellas personitas que me dejan comentarios tan bonitos, realmente me animan mucho, y quiero que sepan que los leo todos (aunque no me da la vida de responderlos, se los agradezco de corazón, sus comentarios son el impulso para seguir actualizando :3)

También quiero activar mi grupo de lectores (llamado "Valectores" en Facebook), y quería preguntarles qué les gustaría encontrar por allá :3

Gracias por darle la oportunidad a esta pequeña Amelia y al manos de axila :3

Vale rie*

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