Escena extra

Interesante, su teléfono está apagado, seguro que se le murió la batería. Espero no se atore en el tráfico, a estas horas el congestionamiento es terrible.

Pasearé un poco mientras la espero.

Amelia podría necesitar uno de estos cojines para el cuello, compraré dos.

¿Y si trae el suyo? No creo que con la prisa lo haya recordado, lo compraré por si acaso, no vaya a sentirse mal por no conseguirle uno.

—Disculpe. —Dos jovencitas aparecen de la nada— ¿Podríamos tomarnos unas fotos contigo? Somos tus fans.

¿Tengo fans?

Cierto, a veces se me olvida.

—Claro. —Les sonrío—. No hay problema.

Primero una le toma a la otra mientras se sujeta de mi cintura, y viceversa; por último, juntamos nuestras tres cabezas, conmigo en medio, y varios flashes se disparan a una corta distancia de mis ojos.

—¿Quiere venir con nosotras a tomar una soda? —La más bajita luce risueña.

—Con gusto aceptaría, pero estoy por subir a un avión en... —Miro mi reloj—. Cuarenta minutos, y tengo que esperar a mi especial acompañante.

—Podemos acompañarlo mientras espera. —Extiende una sonrisa—. Clau, ve por tres sodas dietéticas. —Le codea a la de pecas.

Que jovencitas tan amables.

—Cuéntenos quién es esa especial acompañante de la que habla. —Aspira con fuerza su soda—. ¿Es su novia?

En el área de asientos, tengo a cada lado a una muchacha mientras bebemos de nuestras enormes sodas.

—Aún no. —Sin querer, sonrío.

—Así que quiere que sea su novia. —La bajita, quien me aseguró que puedo llamarla Gen, me codea—. Por eso la invitó a viajar.

—Algo así.

—¿Es alguien famosa? —Clau se emociona—. ¿Será Rei? Ella es hermosa, y en las entrevistas ustedes se veían muy bien juntos.

—Imposible. —Gen sacude la cabeza—. La han visto salir con varias chicas, su actual novia es alguien promedio, seguro que por eso lo mantienen en secreto, porque no es una celebridad.

¿Alguien promedio? ¿Será tal vez... Amelia?

Rei me comentó vagamente al respecto, pero creí que bromeaba.

—¡No me digas! —La pecosa se exalta— ¿Desde cuándo pasó esto que no me he enterado?

—Estabas en el hospital por tu pierna. —Gen sacude la mano, como si no fuera la gran cosa—. Como sea, esta mujer tiene el cabello corto, ojos verdes, contextura casi normal, y su ropa no se le compara a la que usa la increíble Rei. —Le da un sorbo a su soda—. La verdad es que no me explico qué le ha visto.

Sí, están hablando de Amelia.

Por cierto, ¿por qué tarda tanto?

—Jack, ¿tienes hermanos? —Clau cruza las piernas encima de la silla.

—Sí, uno.

—¿En serio? ¿Y por qué no lo has mencionado en ninguna de las entrevistas que te han hecho?

—A Jack no le gusta hablar de temas personales. —Gen asiente con confianza—. Siempre ha sido reservado al respecto. Ya sean novias, parientes o cualquier otro tema que involucre su vida íntima él no lo menciona.

¿Debería sentirme halagado que me conozca tanto?

Sí, creo que sí.

—¿Qué edad tiene tu hermano? ¿Es tu hermano mayor o menor? ¿Cómo se llama? ¿Está soltero?

—¿No me escuchaste? No habla de temas personales —Gen se queja.

—¿Y entonces de qué le pregunto? ¿De fútbol?

—De la desconocida a la que espera, como no sabemos quién es no creo que haya problema de que nos hable de ella.

Apoyan las cabezas en sus manos, cuyos codos descansan sobre sus regazos, mientras me miran fijamente.

—Prometemos que no se lo diremos a nadie y que todo lo que nos diga solo lo usaremos en fanfics inspirados en hechos reales —recita la bajita.

¿Fanfics?

—¿Por favor? —insiste la pecosa.

Ambas parecen ser buenas personas, y se ven confiables.

—De acuerdo, pero solo pueden hacerme tres preguntas en total, sin nombres ni datos de cualquier tipo.

—Yo empiezo. —Clau levanta la mano sonriendo— ¿Cómo descubrió que la quiere como su novia?

—Fue difícil, necesité ayuda para notarlo.

No creo que deba mencionar el hecho de que soy prácticamente nuevo en esto de las relaciones.

Desde pequeño Frank me ha enseñado que para sobrevivir debía ocultar mis debilidades, y eso incluía mis emociones, claro que fallé de manera considerada y terminé peor. Pero en algún momento empecé a hacerle caso, y fue cuando se marchó.

Quería que con Amelia fuera diferente, pero no pude. Hasta ahora no he sido capaz de expresarme como lo hubiera querido.

Claro, si no fuera por Rei que me ayudó a darme cuenta de lo que sentía probablemente habría pasado el resto de mis días sin entender lo que me ha estado ocurriendo.

—Siguiente pregunta.

—¿Qué? Pero si no nos ha dicho casi nada.

—Eso te pasa por subestimar a una celebridad, es mi turno. —Sorbe su soda—. ¿Es correspondido lo que siente por la desconocida?

—No lo sé, a veces creo que sí, pero con ella es difícil saberlo.

Y está el hecho de ese ex novio suyo que la ha estado rondando como un perro faldero, por él se me han complicado mucho las cosas.

Cuando Rei me contó ayer que Amelia lo estaba buscando, un sentimiento asesino se encendió en mí, algo nuevo ya que nunca le había deseado el mal a alguien.

Pero con él era diferente, a ese tipo estaría dispuesto de causarle mucho mal con mis propias manos. Por su culpa muchas cosas cambiaron, y una de ellas fue Amelia.

Antes de que él llegara creí conocerla. Yo era su mejor amigo, y estaba confiado con el tema. Entonces ese tipo llega a probarme lo contrario, a echarme en cara que hay otras facetas de Amelia que desconozco.

—Siguiente pregunta.

—Tu gran sonrisa compensa tus respuestas breves. —Clau suspira.

—¿Pero podrías darnos una pista de cómo se llama?

—Rima con Amelia. —Me pongo de pie para tirar el envase en el cesto de basura que está a unos pasos a nuestra izquierda—. Les queda una pregunta.

—¿Por qué quieres viajar con ella? —Gen se levanta y se acerca con su amiga— ¿Por qué no le pides que sea tu novia aquí?

—Si te fueras de casa, y empezaras a vivir en un lugar diferente, ¿no aprovecharías la oportunidad para ser alguien diferente? ¿No te darían ganas de cambiar cómo eras para convertirte en lo que quisieras ser?

—Tal vez. —Gen se encoge de hombros.

—Bueno, algo así deseo hacer, pero con ella. Aquí nosotros somos simplemente amigos, y es como los demás nos ven, pero allá podemos ser lo que queramos. Y lo que quiero es tener un futuro a su lado.

—Si Pamelia no viene, ¿puedo irme con usted? —A Clau parecen brillarle los ojos.

Río y le acaricio la cabeza.

—Cielos, creí que no llegaría.

Reconozco la voz al instante y me giro hacia ella.

—Jack, te he estado buscando por todas partes. —Camina hacia mí— ¿Por qué no contestabas tu... quiénes son ellas?

Miro a las jovencitas que no le quitan los ojos desde que apareció.

—Clau y Gen, acabo de conocerlas hace unos minutos, como su vuelo se retrasó aceptaron acompañarme mientras esperaba.

—No puedo creerlo ¡eres tú! —Gen se entusiasma.

—Ah... de acuerdo. —Ella toca mi brazo—. Jack, ¿podemos hablar un minuto? Ya sabes, ¿los dos solos?

—Claro, aún me queda tiempo. —Miro a las jovencitas—. Chicas, fue un gusto platicar con ustedes, pero ya...

—¿Podemos tomarnos unas fotos contigo? —La acorralan.

Rei no tiene de otra que aceptar, y pasa los siguientes tres minutos tomándose fotos con ella y posando con más entusiasmo del que imaginé.

—Rei, ¿no había algo que querías decirme?

Sale de su pose y se despide de las chicas, quienes se marchan mientras miran las fotografías que se han sacado juntas.

—Sí, Amelia me pidió que te diera esto. —Saca de su bolso un sobre naranja y me lo extiende—. Me aclaró que era de suma importancia que lo recibieras antes que te vayas, y cómo no me dijiste en dónde estarías pasé los últimos veinte minutos buscándote.

—Gracias. —Lo recibo— ¿Dónde está ella? —La busco a mi alrededor—. No me digas que ha ido al baño, pronto tenemos que subir al avión.

—¿Cómo decirte esto? —Me enfoco en Rei y noto que se está mordiendo las uñas—. Jack, Amelia no va a venir.

—¿No va a venir dónde?

—Aquí, contigo. —Apunta el suelo con el índice.

—¿De qué hablas? —La miro sin comprender.

Exhala y coloca ambas manos sobre mis hombros.

—Jack, ella se ha ido.

—¿Cómo que se ha ido? —Arrugo la frente— ¿Pero a dónde?

—No tengo idea. —Se encoge de hombros—. Solo... se fue.

—¿Por qué? —Arrugo la frente, con un vacío en el pecho empezando a crecer— ¿Por qué no la detuviste?

—¿Cómo podría? —Sonríe—. Su rostro se le iluminaba mientras se despedía, creí que estaba cometiendo un error por no elegirte, pero se le veía tan segura que parecía otra. No parecía ella misma, o tal vez fue todo lo contrario.

—¿Y eso debería hacerme sentir mejor? —Le doy la espalda y me tomo un par de segundos para volver a darle la cara—. Rei, tú más que nadie sabes lo que siento por ella.

—Sí, lo sé, y lo lamento. —Su mirada triste no ayuda—. Lo siento, Jack.

—No, yo lo siento. —Miro el sobre—. Debí suponerlo, debí darme cuenta que ya era tarde.

Quise negarme a ver que desde el comienzo ya la había perdido.

—Jack, eres nuevo en esto, no dejes que te deprima tu primer rechazo, seguro que en Milán encontrarás...

—No, no lo haré, no alguien como ella —le corto.

—Jack...

—Debo subir al avión. —Le doy la espalda—. Adiós.

—Adiós, Jack.

Me alejo mientras sujeto con fuerza el sobre, como si fuera un bastón, y sin este podría terminar cayendo.

Ya en mi asiento, con el puesto junto a la ventana vacío, me dispongo a abrir lo que cargo con tanto recelo.

Descubro parte del contrato grueso y complicado que he intentado leer varias veces, pero solo pude conseguirlo con ayuda de un abogado. Suspiro en frustración y lo meto, pero en el proceso este se estanca, como si hubiera algo dentro que lo bloqueara.

Con la mano hasta el fondo, palpo otro sobre, este más pequeño y delgado, y lo saco.

Es del tamaño de una carta, y lo que encuentro adentro es justo eso, una carta. Está escrito a mano, y reconozco la letra de Amelia.

—Querido Tack... ¿querido Tack? ¿Quién es Tack? Ah, espera...


Querido Jack:

Mientras iba en el taxi a encontrarme contigo me puse a pensar.

La verdad es que en todo el viaje ida y vuelta la pasé pensando. Pensaba en ti, mis amigos, mis conocidos, mi familia, y en lo que ha sido de mí cuando los tengo presentes.

Me di cuenta de algo, no estaba siendo realmente yo.

Por eso decidí no irme contigo, porque no estoy lista para algo así.

Sí, te dije que quería empezar de nuevo, pero he entendido que para conseguirlo no puedes estar allí.

¿Cómo podría empezar de nuevo si me acompaña alguien que ha conocido a la Amelia de siempre? Contigo presente no voy a ser capaz de cambiar.

Me gustaría pensar que un día volveremos a vernos, que este no es un adiós definitivo, y cuando ese momento llegue quiero estar lista. Quiero que tú principalmente veas a la nueva yo, a la mejor yo, a la original.

Hasta pronto, mi querido amigo, sé que te irá estupendo a donde sea que vayas, porque eres increíble.

Ahora me marcho a un destino desconocido y tenebroso, te deseo lo mejor en esta oportunidad que se te ha dado, y yo haré lo mismo.

Adiós, nos vemos luego, hasta mañana.

Amelia a medias


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top