Llevo dos horas mirando el mensaje.

Sin abrir.

Está en mi bandeja de entrada. 

He oído ruidos abajo.

Seguramente son mis padres.

Debo darme prisa y leerlo.

<< Hola Gillbert. Sé que esperabas que fuera Lucy pero ella no puede hablar contigo. Me dijo que si desde que os habíais separado no habías mejorado para hoy te mandara este mensaje. Mi hija sabía que no podrías vivir sin ella pero quiso hacer lo mejor para ti, entiéndelo. Dicho esto aquí te dejo su carta para ti.>>

Cuando dije tantas veces que me rompía en pedazos y que sentía que me moriría en cualquier momento, exageraba.

Ahora conozco ese sentimiento. Y no se parece en nada a lo anterior.

Mis ojos escuecen y no paran de llorar.

Tampoco quiero que paren. 

Cojo las llaves del coche para irme.

Me intentan detener en la entrada de casa, pero empujo a mi padre.

Oigo un ruido a mi espalda. Pero no me paro.

Siento que la despedida con mis padres sea esta.

Siento que les haya tocado un hijo como yo.

Pero por encima de todo siento lo que les voy a hacer ahora.

No nos volveremos a ver.

Espero que algún día consigan perdonarme.

Pero ahora solo puedo pensar en ti.

Aprieto el volante con fuerza antes de frotarme los ojos con fiereza.

No veo bien por donde voy, aunque sé a donde me dirijo.

Voy a cien por hora por una carretera de sesenta.

Una curva.

Acelero. 

Ahora nos vemos Lucy. 

Te quiero.