CAPITULO 21

Samuel caminaba emocionado por alrededor del centro comercial buscando el regalo perfecto para Guillermo. Su cumpleaños era en menos de tres dias y no podía desaprovechar aquella ocasion y darle un detalle a su amado. Pensaba en comprarle un reloj, quizás unas flores dado que sabia a Guillermo le gustaban mucho, o quizás un peluche o una cena, era tantas opciones que era difícil decidirse por una sola, en el pasado sabia tenia oportunidad de sorprenderlo en cada aniversario pero ahora las cosas eran totalmente diferentes y no sabia cuanto tiempo mas podría estar con él, quizás podría ser el ultimo cumpleaños juntos, quizás Guille seguiría viéndolo a escondidas o por el contrario y muy probablemente, no.

Sintió un nudo en la garganta al solo pensar en aquello, estaba tanto en las nubes que habia olvidado el pequeño detalle de que el pelinegro no estaba libre para él, no eran una pareja oficial y por muy al revés, eran solo amantes. Viles mentirosos para mas pronto.
Era patente de que ello era muy malo y patético, no obstante, su fascinación por Guillermo era mas que suficiente para aceptar aquel lugar tan denigrante con tal de estar en su vida. Quizás era tonto, quizás era que su amor ya no conocía fronteras, no sabia que era exactamente pero si de algo estaba seguro era de que no podía ni queria desaprovechar la oportunidad que tenia ahora mismo. Y es que aquella noche no había hecho mas que dejarlo aun mas hundido en aquel embrollo de emociones que cada vez eran mas intensas. Adoraba recibir la llamada de Guillermo por las noches pidiéndole estar juntos encontrando siempre el pretexto perfecto para que su madre no sospechara sus salidas, incluso inventando iba a visitar a su primo Frank cuando en realidad se la pasaba en casa del castaño durmiendo, entre comillas, con él.

Y es que con solo recordar la risa del pelinegro le hacia parecer todo valía la pena: las mentiras, la culpa, el tener que esconderse, el ir y venir, absolutamente todo.
Los días iban avanzando irremediablemente y era como si el tiempo le obligara a tirar todo por la borda para contarle la verdad al ojirasgado, aunque claro, había un problema, no sabia si seria correspondido como el esperaba y de no ser así arruinar la mínima gota de esperanza.
Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que apenas y pudo percibir el sonido de su teléfono movil en su bolsillo, y hablando del rey de roma.

—Hombre, Guille— hablo animado.

—Samuel, ¿No te habras olvidado de lo acordado o si?— contesto de la misma manera por el otro lado de la linea.

Samuel se quedo callado unos cuantos segundos, era tonto, había quedado de ir por Guillermo a la hora de su comida para acompañarlo, lo había olvidado, o realmente no pero llevaba tanto tiempo dando vueltas por las tiendas que había dejado de prestar atención a la hora.

—No, no para nada— su manera acelerada de hablar lo había dejado en evidencia por lo que el menor río. Lo sabia.

—Si, claro, no tardes señor no se mentir, te estaré esperando

Y sin mas colgó, dejando a ambos chicos con una sonrisa de oreja a oreja.

El castaño ingreso a la tienda de la esquina y  finalmente se había decidido por comprarle un reloj demasiado lindo a decir verdad, era plateado, brillante, con pequeños destellos verdes. Estaba de sobra decir era su color favorito y Samuel sentía volvía a conocerlo como la palma de su mano por lo que también queria llevarlo a cenar pero no a cualquier lugar. No era el restaurante de Luzu, ni aquella cafeteria donde tantas veces se vieron, era diferente, era o al menos había sido su lugar especial por mucho tiempo.

Una vez en su auto guardo en la guantera del mismo aquella caja envuelta con el regalo y la miro con mimo antes de cerrarla, prontamente arranco con direccion al restaurante de Luzu.
Al faltar pocos minutos sintio como su corazón se aceleraba, no era la primera vez que veía al menor y sin embargo se sentía igual cada día. Emocionado, nervioso, ansioso y conmocionado debido a tantos sentimientos juntos. Era latente, siempre estaba alli, incluso en el tiempo en que no había sabido nado de él, su amor no había desaparecido.

Al aparcar en el estacionamiento vio al chico dueño de todo su corazón quien lo esperaba con una bolsa de comida entre sus manos y se le notaba un tanto sonrojado. Bajo la mirada apenado queriendo evitar Samuel lo viera en ese estado tan vulnerable, mas, había sido en vano. ¿Que porque estaba así?
Era fácil, se había dado cuenta de lo importante que era el castaño en su vida cuando por un momento había pensado se quedaria plantado y había querido llorar antes de marcarle para poder discipar aquellos malos pensamientos.

Al verse de frente, el mayor le planto un mimoso beso en la frente junto con una sonrisa y un »Hola bonito«

Guillermo quería hablar pero no podía, sentia  se le había ido la voz por un instante y de poder hablar tenia la impresion de que únicamente tartamudearia. Se había quedado con los labios ligeramente entreabiertos sin poder atinar a hacer mas que moverlos por cortos segundos sin sonido alguno.

Pero no necesitaba palabras.

Y sin pensarlo mucho mas se lanzo a los brazos de Samuel, acunandose perfectamente en sus brazos al instante y dándole la paz interna que tanto necesitaba.
Era lindo y a la vez preocupante que una persona que no podía ser para él le provocara tanto con tan poco.

Lo era y ciertamente comenzaba a doler aquel hecho.

Disfrutaban del contacto físico entre ellos de todas las maneras y variantes existentes, sin poderlo controlar y sin pensar en la consecuencias que pudiera traer.

Al separarse del abrazo Samuel tomo las bolsas y decidieron subirse al auto para poder platicar tranquilos. Guillermo había llevado unas hamburguesas y unos refrescos que había comprado allí mismo en su trabajo.

—¿Que tal tu día de descanso?— se animo a hablar primero el ojirasgado mientras le daba una mordida a su comida.

Samuel miro de soslayo la guantera frente a su chico y sonrió

—Mejor de lo que imagínarias

[...]

Okey si, todo se había salido de control, pues Guillermo una vez mas había terminado entre las sabanas moradas de Samuel con el pecho agitado y el corazón bombeando a tope, ambos cuerpos estaban perlado es sudor y sus respiraciones eran pesadas intentando recuperar el aliento.

A decir verdad cada encuentro carnal entre ellos se caracterizaba por la pasión en sus acciones, y asimismo el cariño. Desde el primer instante Samuel había sido cuidadoso con el menor, llenándole el cuerpo de besos y mimos, manteniendo su mirada fija en sus expresiones sabiendo ya de sobra que era lo que le gustaba y lo que no. Adoraba ver cada uno de sus gesto en el proceso y poder acallar sus suspiros con besos, adoraba sentir el ardor en su espalda por la mañana siguiente debido a los arañazos del menor.

Todo seguiría igual, sin cambios, a no ser porque Guillermo llevaba dos días ya en casa de Samuel alegando a su familia se encontraba en casa de Frank aprovechando sus últimos días de "soltero"

Una vez mas Guillermo ignoraba la llamada de su primo pidiéndole una explicacion a su desaparición. Si bien le había pedido de favor mintiera estaba con él, le habia prometido explicarle después, cosa que claramente no había sucedido.

—Creo deberías contestarle— hablo Samuel a sabiendas de que era Frank —Debe estar preocupado por ti

El menor lo pensó unos cuantos segundos y asintió con la cabeza, se levanto de la cama, tomo su móvil y fue en dirección al baño del castaño sintiendo la atenta mirada de su amante por detrás de si. Al ingresar cerro la puerta y suspiro pesadamente.

Vamos, era su primo y no merecia meterlo en aquel lío o al menos no sin que supiera que estaba pasando. Era imposible pedirle le cubriera las espaldas sin saber de que lo debia cubrir.

Lentamente presiono el icono verde y lo deslizo para contestar.

Le diría la verdad.

[...]

Si, efectivamente, Frank había gritado y despues se había quedado anonadado al escuchar a Guillermo cuando le confeso estaba con Samuel desde hace dos días.
¿La razon? Se sentia incapaz de regresar a su realidad y es que solo quedaba semana y media para su boda y finalmente, al siguiente día era su cumpleaños y sabia debia fingir ante toda la familia, Lana y el eran la pateja perfecta. Cosa que estaba muy alejada a la verdad.

—¿Estas molesto conmigo?— pregunto el menor despues de algunos segundos en silencio del otro lado de la linea. Segundos que le habían parecido eternos.

Escucho como su familiar suspiro.

—Se han liado en la cama ¿Verdad?— se animo a preguntar.

Guillermo empalidecio, no pudo contestar.

El silencio otorgo la respuesta a Frank. Si.

—Es difícil de explicar— respondió con pesadez finalmente.

—No Guille, no es dificil de explicar, se dice tal cual es. Samuel es tu amante y punto

Decir estaba molesto con el ojirasgado no era lo correcto, puesto que sabia eso podía pasar en cualquier momento y por lo visto la mentira de toda la familia no habia sido suficiente para separar a aquellos dos. Estaba molesto con Samuel puesto que él si recordaba todo y se aprovechaba de su primo quien estaba confundido sobre todo su pasado.

—¿Samuel esta allí contigo ahora?— cuestiono serio.

Y un sudor frío recorrio la espina dorsal de Willy.

No queria meter al castaño en problemas.

—Frank, yo quise, el no me obligo a nada, te prometo solucionare esto antes de que alguien se entere ¿Vale?

Por en otro lado el mencionado nego con la cabeza, Guillermo seguía siendo un cabeza hueca que se ínterpondría por salvar a Samuel a toda costa, lo sabia, no podía cambiar eso por mas vidas falsas que le inventaran.

—Se que tu quisiste, se que el te hace feliz pero no es correcto, Guille— hablo de nuevo, esta vez, mas calmo —Te dejare arreglarlo, no dire nada pero si me permites darte un consejo, elige bien y si es necesario termina con Lana antes de seguir mintiéndole

Guillermo sonrió ladino, era agradable saber contaba con él y confiaba podía arreglar las cosas antes de que todo fuese un desastre.

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