CAPITULO 14

Después de aquel choque de miradas Samuel no había resistido más y habría tomado a Guillermo de la cintura, quedando sus rostros frente a frente, sus respiraciónes se agitaban de a poco, sus labios estaban a centímetros, Guillermo poso su mirada de los ojos de Samuel a sus labios. De verdad quería lanzarse y darle un beso, lo queria y lo haría.

Cerro los ojos dispuesto a tirar todo por la borda, su corazón palpitaba como si quisiese salir de pecho y sus mejillas totalmente rojas.

—Chicos— se escucho una voz provocando se separaran de inmediato —Oh, lo lamento, yo venia a tirar la basura— era James

Totalmente apenado camino hacia el contenedor donde vacío las bolsas. Samuel le dedico una sonrisa nerviosa quien le correspondió de la misma manera.

—Pues a trabajar compañero— quiso calmar la tension del momento el pelinegro.

—Si, si vamos— secundo nervioso.

[...]

El turno iba a mitad de su duración, el día era especialmente tranquilo por lo que Samuel decidio escaparse de la cocina cuando vio a Guillermo pasar allí cerca, se escondió por detrás de una planta que ayudaba de decoración en el lugar, grito un »Buuu« provocando Guillermo saltara del susto, ambos rieron aunque el menor negando con la cabeza.

—Menos mal no traía pedido o la que se hubiera liado— le dijo aun riendo.

—En ese caso no lo habría hecho o te hubiera tomado por detras— eso ultimo había sonado un poco atrevido —Digo, para evitar tiraras algo— se rasco la nuca un tanto nervioso.

—Si claro— le dijo no muy seguro.

—Te parece si aprovechamos el viernes que ambos descansamos para ir a un bar a bailar un rato, Luzu acepto faltemos ambos. Así puedes distraerte un poco de todo

—Me agrada la idea— pasar tiempo juntos sonaba genial.

Sabian bien no era adecuado, las intenciones de ambos salian a relucir de a poco y la tensión era mas que evidente, todos lo notaban, en especial James.

—Entonces es un hecho— los dientes perlados de Samuel relucieron. Se veía sumamente lindo a ojos de Guillermo —Al salir voy a dejarte con Frank y nos organizamos mejor, ¿Te parece?

—Me parece más que perfecto— aceptó —Me vendría bien salir

—Samuel, ¿Podrias hacerme un favor?— le llamo de la nada un compañero de cocina —Hola Guille, perdona te lo robo un rato

—Sin problemas compañero, trabajo es trabajo— contesto con una sonrisa alzando los hombros. Por desgracia se había acabado el tiempo juntos por ahora.

—En un rato nos vemos Guille— le dijo Samuel caminando por detrás del otro cocinero y comenzó a perderse rumbo a la cocina no sin antes guiñarle un ojo y sonrojar al menor en el proceso.

Algunas horas mas pasaron y la hora de salida llego, Guillermo fue el primero en ir a los lockers para dejar su uniforme guardado. Su teléfono móvil sono, lo saco sin prestar mucha atención y contesto.

—William, que bueno que contestas— era Lana —Tengo buenas noticias, mi padre mejoro y regresare en unos días a Madrid

El susodicho se quedo perplejo en silencio.

Mierda.

[...]

El día jueves había transcurrido con normalidad, Samuel había pasado por el pelinegro en la mañana, habían platicado sobre sus planes del día siguiente y reian recordando el susto que le había dado el mayor un día anterior. Por la tarde Samuel había vuelto a escaparse de la cocina y habia buscado a Guillermo con la mirada, este atendía amigablemente quien al sentir su mirada había girado a verlo y esta vez, atreviéndose a cosas nunca imaginadas, le había guiñado un ojo al mayor.

Samuel le había regresado el gesto marcándolo mas que otras veces acompañado de una sonrisa dejando las cosas mas que claras. Las intenciones de ambos estaban sobrepasando lo normal a una simple amistad, eran patentes de ello y les gustaba, ninguno había puesto algún limite si no por el contrario, cada uno iba subiendo el nivel de a poco, ya fuese fuese consciente o inconscientemente, lo hacian.

Al salir del trabajo, lo había llevado casa de su primo Frank donde después de agradecerle Guillermo le había tomado la mano y finalmente antes de bajarse de auto se había estirado para dejarle un casto beso en la mejilla. Samuel se había quedado sumamente impactado, ya no era solo su imaginación, ahora estaba totalmente seguro, el menor le estaba coqueteando. Se habían despedido con una sonrisa y un »Hasta mañana«
Al llegar al departamento de su primo había notado el aun no llegaba del trabajo. Recapitulo lo anterior y quiso darse un golpe por ser tan lanzado, era verdad que la llamada de Lana lo había puesto nervioso y suponía era por ello que había actuado de aquella manera.

Samuel le gustaba y mucho, pero eso no quitaba el hecho de que tenia una prometida, les gustara o no, esa era su realidad y por mucho que sus impulsos le ganaran de vez en cuando, no tenia el valor suficiente para terminar con aquel compromiso. Se acostó aun pensando en ello y quedo dormido sin darse cuenta.

A la mañana siguiente ambos habían despertado con el corazón latiendo rápidamente, la emocion de poder verse fuera del trabajo les carcomía, Samuel había recomendado un bar con buena musica. y luces de todos los colores, no sin antes ir a la cafetería que tanto le gustaba al menor.

Guillermo salio del departamento de Frank quien pasaría el día con su madre, tomo las llaves y bajo rumbo a la recepción para salir a donde Samuel le esperaba en su auto con una sonrisa.

Camino apresuradamente hacia alli y se subió del lado del copiloto donde se estiro para saludar al castaño con un beso en la mejilla sonrojándose en el proceso.

—Hola— le hablo notablemenente animado —Que buen saludo

Lo había aceptado, le gustaban esos acercamientos cada vez mas atrevidos por parte del pelinegro. Aun a pesar de saber el estaba comprometido, la idea de poder recuperarlo aun no se esfumaba, por mas que lo intentaba el solo hecho de saber Guillermo decia no poder recordarla y por ende no poder corresponderle le hacia querer lanzarse y dejar todo atrás, era consciente de la tensión entre ambos, y patentaba sobre que el menor iba quitándose la pena y de igual manera se iba lanzando de a poco. No sabia en que terminaria todo aquello y sin embargo, queria correr el riesgo.

—Podría ser nuestro nuevo saludo— »Ay, Guillermo, no podrías disimular un poco« paso por su mente al formular aquello.

Los ojos del castaño se abrieron como platos, quizás estaban escalando demasiado rápido en los ultimos días y aun no podia procesar del todo lo que estaba pasando. ¿Acaso debería contarle la verdad de una vez por todas? Se sentía impaciente, quería tenerlo para él como en los viejos tiempos, besarlo, mimarlo y poderlo llamar »Carino« como solía hacerlo.

—Me agrada la idea— espeto recibiendo un nuevo sonrojo por parte de su acompañante.

Encendió el carro y sin mas que decir fueron rumbo a la cafetería, eran aproximadamente las 4 de la tarde, estarían allí un par de horas platicando sobre cosas varias. Guillermo le contaba sus experiencias con sus clientes con quienes a pesar de no haber tenido grandes problemas si que era complicado complacerlos en ciertas ocasiones y debía saber sobrellevarlo, Samuel le conto sobre sus compañeros cocineros y como se organizaban para poder sacar los pedidos a tiempo, en como Luzu había sido un gran apoyo para su carrera donde nadie le daba una oportunidad por falta de experiencia laboral y él le había dado la confianza de comenzar en su restaurant. Habían ordenado lo habitual, un café moka y un postre de queso y frutillas.

—Creo deberíamos pedir la cuenta— hablo Guillermo recibiendo un asentimiento por parte de Samuel.

Al pasar uno de los trabajadores del lugar, amablemente habian pedido les cobraran por lo consumido, el chico acepto y regreso con una hoja con el total.

—Pero esta vez yo pago— rio

—No, no es necesario Guille— era demasiado tarde, en menor ya tenia todo preparado y le había pagado.

—La primera vez que salimos tu pagaste, es mi turno —espeto divertido al verlo en shock —Ya quita esa cara

—Esto no se quedara así tio— advirtió y rieron.

Tomaron sus pertencías para poder salir del lugar, subieron al auto y en esta ocasion condición Samuel para rumbo aquel bar ya dadas las 8 de la noche, hora justa para una fiesta e ir a tomar un poco. Al llegar Guillermo abrió levemente la boca, el lugar era asombroso, la entrada tenia el nombre del lugar en luces neon moradas, dos grandes puertas y dos hombres haciendo guardia y al entrar la cosa solo mejoro, luces de todos los colores y musica de moda resonaba por todo el lugar medianamente lleno, al parecer lucia mas bien como un antro, uno muy animado por cierto.

—Esta genial— espeto Guillermo por sobre la musica fascinado con el lugar.

Desde que había salido del hospital se había dedicado a su casa, ayudarle a su madre, despues trabajar y volver a casa con apenas oportunidad de salir solo, y aun menos a un lugar así. Era su primer recuerdo de fiesta y no pudo evitar sonreir de oreja a oreja al pensar en ello, nuevos recuerdos.

—Te dije que era bueno— Samuel lo tomo de la mano.

Comenzaron a andar por la entre la gente que se encontraba en pequeños grupos, ambos reían sintiendo la musica sonar de fondo y el ambiente positivo del lugar, finalmente llegaron a la barra donde ambos pidieron un trago. Guillermo habría hecho cara de asco al primer trago, tampoco recordaba a que sabia el alcohol por lo que era como si nunca lo hubiese probado.

—Esta un poco fuerte— acepto ante la risa de Samuel al ver su rostro.

—Te acostumbraras de a poco, ya veras, no es que vinieramos cada fin de semana pero de vez en cuando salíamos a tomar y vaya que te gustaba— le relato el mayor.

—Supongo que volvera a gustarme— musitó divertido dando el segundo trago, esta vez sin hacer caras, comenzaba a tomarle el gusto.

Uno, dos, tres, tragos, risas, cuatro y cinco más.

Así avanzo el tiempo con ambos ciertamente ya mareados por el alcohol en sus cuerpos.

—Deberiamos bailar un poco— propuso Guillermo pensando en alguna estrategia para bajar un poco la borrachera del momento.

El castaño había espetado un »Por supuesto« antes de levantarse de su asiento e ir detrás de él, ahora habia mas gente ya dadas las 11 p.m. La musica era mas movida que hace algunas horas y el ambiente les proporcionaba la perfecta manera de perderse entre la gente.

Finalmente Guillermo se había parado en un lugar un poco alejado del resto, casi por una esquina de la zona donde había comenzado a bailar animadamente. Samuel por su parte lo observaba en silencio. Sonrió un vez más. Amaba verlo tan lleno de vida, divertido y siendo el mismo de hace algunos meses atrás.

—¿Me dejaras bailando solo?— le llamo haciendo un ademán con su mano para que fuera hacia él.

—Claro que no tio— avanzo hacia donde el chico de ojos achinados comenzando un baile efusivo.

Ambos reían y se miraban hacer pasos extraños al propósito. En determinado momento Samuel sintio aquella desesperación sobre contarle todo, había estado a nada de hacerlo y sin embargo nunca terminaba de atreverse.

—Chiqui— se animo a llamarlo una vez mas por aquel apelativo, el susodicho lo miro como una especie de brillo de ilusión en los ojos, estaba atento a lo que le diría. Paso saliva antes de volver a hablar —Eres lo mejor que tengo

Sus palabras eran de lo más sinceras y habían sonado firmes, sin titubeos, se sentian como si no hubiesen mas que ellos en el mundo. El pelinegro paro de bailar y le miro directo a sus orbes marrones, las luces del lugar no hacian mas que resaltar aun mas su mirada, aquella que lo enloquecía cada vez sin poderlo evitar.

—Se que lo dices de corazón— dio algunos pasos hacia él para quedar de frente lo mas juntos posibles —Y siento lo mismo

Y sin mas que decir se levanto un poco de puntillas para poder quedar mejor a su altura y estampó sus labios contra los del contrario.

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