Dejame

Estaba nerviosa, mi corazón no podía dejar de latir.

Enfrente de mi está Zenit, aun no había probado el té, y su sonrisa me esta asqueando.

- Me alegra tanto que me invites a tomar el té -. Decía inocentemente -. ¿Esto significa que nuestra relación de hermanas se hará más fuerte?

- Sí, si quieres puedes decirme hermana -. Zenit rebosaba de felicidad... demasiada para mi gusto, sola la dejo llamarme así porque me da pena saber lo que haré.

Solo por hoy, solo por hoy.

Veía como Zenit tomaba el té, todo se sentía tan surrealista tan caótico.

En cuestión de segundos estaba en el suelo, en cuestión de segundos vinieron sirvientes a ayudarla y los guardias se acercaban a mi en busca de respuesta, yo solo les enseñe mis muñecas.

- La maté yo.

Todos me miraban tan mal, a ver lo entiendo pero que mas querían fueron ellos mismo los que no me dieron otra salida.

Me llevaron a un celda fría y estaba encantada, al fin podía sentir a la muerte, podía sentir que podría irme de inmediato, solo pensar en ver a mi dulce hermana de regreso en mis manos soy feliz.

Recuerdo el día que mi padre se caso con aquella mujer, ella ya llevaba una niña en su vientre que no le pertenecía a mi padre, solo se casaban por conveniencia, mi padre le ayudaría a sustentar a mi madre y hermana y ella nos criaría a las dos.

Cuando murieron sufrí mucho, recuerdo llorar en los baños del orfanato.

Pero llorar no iba servir de nada, debía actuar rápido querían adoptarnos por separado, yo ya estaba entrando en la adolescencia y mi hermana aun era muy pequeña perfecta para ser adoptada supongo.

No lo pensé mucho cuando escapamos, deje los estudios por una temporada pero valió la pena. Y ahora me despediré de estas riquezas, títulos y sé que valdrá la pena.

- ¿Por qué? -. No noté que Lily había entrado -. Mi niña si querías el trono lo podías tener en segundos, sabes que el emperador te favorece.

Lágrimas caían de ella.

- ¿Por qué un intento de asesinato?

- Lily -. Hable fuerte -. Me has criado todos estos años y aun no me conoces -. La mire con un odio inmenso -. ¿De verdad crees que haría esto por una corona?, ¿Crees que spy tan materialista?

- Mi princesa, no quería decir eso -. La escuchaba asustada.

- Entonces callaté -. No quería gritar pero esta vez si lo hice.

- Princesa -. Su voz temblaba.

- Estoy harta -. No podía parar -. No eres mi madre, solo eres mi niñera no deberías hablarme con tanta confianza, puede que este encerrada pero eso no quita que sea la princesa -. Me acercaba poco a poco a ella -. Toda la vida veías en mi a un mujer que no iba a volver.

Estamos cara a cara, su rostro esta pálido.

- Yo no soy Diane, y ella no es nada para mí. Deja de verme como si quisieras recuperar algo que ni siquiera te pertenecía, ella no era tuya y yo menos.

Callo de rodillas al suelo.

- Vete. 

Fue lo último que dije.

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