Intentando Poder Tener Un Tiempo A Solas

Habían pasado unas tres semanas desde que acordaron darse una oportunidad, pero lamentablemente no habían podido verse. Sasuke había estado ocupado con algunas tareas que Tsunade le había asignado, y Sakura tenía tanto trabajo que no encontraba tiempo para respirar. Ambos sabían que el rumor sobre su relación corría por toda la aldea, y que la única que realmente pondría obstáculos sería Tsunade. Sakura había sido su alumna y la cuidaba como una hija, lo que ponía a Sasuke en una situación delicada.

Sasuke estaba desesperado. Quería verla, aunque fuera solo por unos minutos, y estaba dispuesto a tomar las medidas necesarias para lograrlo. Salió de su casa sabiendo exactamente adónde quería ir. Pensó mucho en lo que había sucedido; mantenerlos alejados era una táctica efectiva, pero él no se rendiría. Había logrado la oportunidad que tanto anhelaba con la mujer que quería, y no dejaría que nada lo detuviera.

Caminó sin prisa, pero con determinación. Sabía dónde estaría Sakura, y solo quería ordenar sus pensamientos antes de verla. Afortunadamente, no tuvo que escabullirse por el hospital, ya que Sakura estaba hablando con una anciana fuera de él. No quiso interrumpirla, así que simplemente se quedó observándola. Se veía tan linda con su uniforme de médico que tuvo que usar todo su autocontrol para no hacer algo impulsivo.

Sakura se despidió de la anciana, quien había estado preguntándole mucho sobre el tratamiento a seguir. La vio irse feliz y le sonrió. Era una anciana muy amable, y Sakura le tenía un gran cariño. Estaba tan concentrada en eso que no se dio cuenta de que alguien estaba detrás de ella hasta que sintió una respiración pesada en su cuello.

—Hola, hermosa. —La abrazó por la cintura, y ella sonrió al escuchar aquella voz.

—Sasuke, me asustaste. No te escuché llegar. —Rodó en sus brazos para volverse hacia él.— ¿Cómo estás? —Lo miró con alegría.

—Mejor ahora que estoy contigo, te extrañé.

—Lo siento, Sasuke, yo también te extrañé, pero mi trabajo no me deja tiempo. —Se mordió el labio, apenada.— Es un lindo detalle que hayas venido a verme.

—Es que realmente te extrañaba. La última vez que te vi fue cuando aceptaste salir conmigo. Ha pasado mucho tiempo.

—Lo sé. —Se sonrojó al darse cuenta de que estaban demasiado cerca.— Es solo que Tsunade no parece muy contenta con que estemos juntos. He intentado escaparme varias veces y siempre me descubre.

—¿Crees que puedes escaparte unas horas? Quiero invitarte a comer.

—Con tal de que no sea ramen, lo acepto. Solo debo avisarle a Ino que me cubra. Dame cinco minutos. —Se apartó de él y entró rápidamente al hospital.

Sasuke sonreía como un tonto. Pensaba que estaba más linda que antes. Esperó pacientemente mientras pensaba en cómo aprovechar el poco tiempo que tendría a su lado. No desperdiciaría ni un minuto con ella. La vio salir con su uniforme y, tomándose de la mano, comenzaron a caminar tranquilamente por la aldea. Iban en silencio, pero no era incómodo; se daban pequeños apretones de mano, como si su silencio fuera una conversación entendida solo por los dos.

Sasuke la miró. Estaba tan linda sonriendo que, en un impulso algo posesivo, la jaló hacia él y la besó con cariño, un beso lo suficientemente discreto para ser público.

—Sasuke... —Se sonrojó hasta las orejas cuando se separaron.

—¿Qué? Perdón, me dio ganas. —Le sonrió con picardía.

—A mí también, pero… me tomaste desprevenida. —Bajó la mirada, apenada.— ¿No podríamos ir un poco más lento? No es que me esté quejando... es solo que...

—Tranquila, te entendí perfectamente. —Le apretó la mano.— Yo solo quiero que seas feliz. Vamos a comer antes de que se den cuenta de que te escapaste.

—No importa. Tsunade debería entender que no es mi madre y no puede separarnos. Nos estamos dando una oportunidad y no quiero desperdiciarla.

—Ven acá. —La rodeó con sus brazos, apretándola contra él.

Sakura pensó que la besaría nuevamente, pero se sorprendió cuando la envolvió entre sus brazos, apoyando su barbilla en su cabeza. La apretó contra su pecho. Estaban en plena calle principal, y varios aldeanos los miraban entre curiosos y divertidos. Sakura, un poco avergonzada, levantó los brazos para devolverle el abrazo, apoyando la mejilla en su pecho para acurrucarse. Se sentía tan segura en sus brazos que no le importaba si se quedaba allí por siempre. Sintió su aroma y, sin querer, acarició su pecho con la nariz. Estaba tan cómoda que no pensó en nada más.

—Tienes el cabello más largo. —Dijo mientras tomaba un mechón.— ¿Te lo vas a cortar?

—No lo sé, me dijiste que te gusta que lo tenga largo.

—No importa si es largo o corto, lo que importa es que te sientas cómoda. —Le acarició el brazo hasta tomar su mano.— Te ves hermosa como sea. —Le besó la mejilla.

—… —Se sonrojó enormemente.— Gracias, Sasuke, eres muy lindo. Te quiero. —Le regresó el beso.

Siguieron caminando y entraron en un pequeño restaurante en la entrada de la aldea. Vieron a algunos compañeros que estaban disfrutando de su almuerzo, los saludaron y se sentaron en una mesa apartada. Sasuke le ayudó a tomar asiento y se sentó frente a ella. Estuvieron un rato en silencio, nerviosos y sin saber de qué hablar. Sakura se sentía algo incómoda, ya que varias personas no dejaban de mirarlos, como si no creyeran que realmente estaban juntos. Pero lo que más le incomodaba era ver cómo las otras mujeres miraban a Sasuke, lo mismo que había sentido cuando era niña. Sasuke notó que Sakura hacía muecas, así que decidió preguntarle directamente.

—¿Qué pasa? —Se inclinó sobre la mesa para hablarle en voz baja.

—No me siento cómoda viendo cómo te miran.

—No tienes que preocuparte. A la única que quiero es a ti. —Le tomó la mano.

—Lo sé, es solo que… eres muy atractivo y siempre todas te han perseguido.

—Pero yo solo me he fijado en una. —Le besó suavemente el dorso de la mano.

—… —Sakura se sonrojó un poco.— Y, ¿cómo han sido tus tres semanas?

—No me quejo, solo quería verte. —Entrelaó sus dedos con los de ella.— Te quiero.

—Yo también te quiero.

Pidieron algo de comer y continuaron conversando sobre trivialidades. Ella le contó sobre sus pacientes y él sobre los encargos que le habían dado. Sasuke estaba fascinado al verla hablar con tanta energía y alegría sobre la gente de la aldea. Le tenía mucho cariño, y ese sentimiento era recíproco. Estaban pasando un buen rato hasta que, de repente, vieron a Naruto entrar al lugar. Ninguno de los dos lo había visto en esas tres semanas y sabían que armaría un escándalo. Afortunadamente, el lugar estaba bastante lleno, por lo que agradecieron no ser el centro de atención.

Después de comer, pagaron la cuenta y decidieron regresar al hospital para que Sakura retomara su turno. Sasuke la tenía abrazada por los hombros, realmente no quería dejarla ir. Había pasado una de las mejores tardes de su vida y no quería que terminara. Llegaron a la puerta del hospital, cada uno lamentándose internamente por ello. Se quedaron mirándose, sin saber cómo despedirse. Finalmente, Sasuke le dio un ligero beso en la comisura de los labios, pero antes de que pudiera alcanzarla, un grito los sobresaltó.

—¡Sakura! —Era Tsunade, claramente molesta.— ¿Cómo te atreviste a faltar a tu guardia?

—Tsunade… yo... —Estaba nerviosa, respiró hondo antes de enfrentarse a ella.— Llevo semanas sin descansar, me ha hecho hacer doble guardia. Sé que no le gusta que esté con Sasuke, pero es algo que no le incumbe. Quiero volver a tener mis horarios normales y ser una adolescente como cualquier otra.

—En ese caso, no hay más que decir. Tómate un día libre y luego hablaremos. —Se dio la vuelta para entrar de nuevo al hospital sin decir nada más.

—Estoy en serios problemas. —Suspiró.— Bueno… iré a casa. ¿Te importaría acompañarme?

—Para nada, ya es tarde y no me gustaría que estuvieras sola por la calle. —La abrazó suavemente.— Vámonos.

Caminaron abrazados, con paso lento, queriendo alargar un poco más su tiempo juntos. Sakura se sentía tan feliz que no podía creer que Sasuke hubiera cambiado tanto. Sentía que estaba conociendo una nueva faceta de él, y le encantaba. No sabía si su relación tendría futuro, pero disfrutaba cada uno de los momentos a su lado.

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