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Sigo viva :u

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Al día siguiente Napoleon estaba en camino para una reunión con la iglesia católica. Tenía que ponerles unas cuantas reglas.

Iba en carruaje, su mente metida en sus pensamientos. Tenía muchos asuntos pendientes tanto guerras, conquistas, etc como la seguridad de su esposa y el francés que apareció en Paris hace una semana.

En eso sus pensamientos se vieron interrumpidos al escuchar gritos y sonidos de espadas. -¿Que está pasando?- Iba a salir del carruaje pero alguien le puso seguro desde a fuera y condujo alejándolo de la iglesia y llevándolo lejos. -¡¡Déjeme bajar!! ¡Es una orden!- No recibió respuesta alguna.

Minutos más tarde llegaron a lo que parecí ser un bosque, debía ser uno pequeño. Ya que en Pris no es muy común encontrar grandes bosques.

Finalmente el carruaje se detuvo y la puerta se abrió. Napoleon, con un arma en mano, salió y apunto a secuestrador, pero se sorprendió al encontrarse con un Arno sonriente. - ¡sorpresa!- Exclamó. Napoleon observo el lugar y encontró una canasta llena de comida con un mantel en el pasto cerca de un lago de agua cristalina.

-¿Que es todo esto?- Preguntó confundido mientras bajaba su arma.

-Nuestra primera cita, no sabes cuanto ansiaba para tener una cita a solas contigo.- Comentó el de traje de asesino mientras agarraba las manos del comandante de manera amorosa. Pero este último las aparto rápidamente. Arno lo miró desconcertado. - Perdón si te incomode. Vamos mon amour, lo preparé todo para nosotros.. para ti- Lo jaló del brazo para llevarlo al picnic.

Se sentaron y pues, Napoleon no tenía otra opción que empezar a comer. Arno igualmente lo hacía, pero miraba de reojo la mano de su prometido. Aquella mano donde tenía un anillo de compromiso. El asesino estaba dispuesto a acabar con la vida de la mujer que tenía a SU esposo, no lo dudaba ni un segundo.

Arno se le acercó a Napoleon, este al notar la repentina cercanía del asesino intento retroceder. Pero el de pelo recogido lo tumbo en el suelo y lo beso. Aquel beso era uno save y apasionado.

- Je t'aime Napoleon- Susurró, el comandante sintió un liquido resbalarse entre sus labios hasta su boca. - Por eso te deseo unas buenas noches- E inmediatamente todo se puso de negro para Napoleon.

No se sabe cuanto tiempo quedó dormido. Pero al despertar estaba en un lugar totalmente diferente.

Era una habitación elegante, arreglada, donde tenía una hermosa vista de la ciudad. Se levantó de una cama, se empezó a alterar y cuando estaba apunto de salir de la habitación.

Apareció aquel francés de pelo recojido en la puerta sonriendo.

- Buenos días mon amour ¿Que tal dormiste?-

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