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Los amigos de Napoleon al escuchar su elección se miraron entre si y sonrieron con maldad frotando sus manos.
- Uuuy esto se puso bueno- Comento Raoul.
- Sshhh, callate- Le ordeno Manon- Te reto a...- El chico de pelo mono miró a su alrededor, y en eso, entre todos los niños del colegio. Vio una pequeña figura sentada en una banca sólo, sin ningún amigo, entristecido con la cabeza baja. Le dio una idea al instante. - Te reto a que le digas a ese niño de haya que le gustas-
Manon señalo al niño y Napoleon siguió su dirección con la mirada.
Se trataba de una pequeña alma de pelo castaño brillante, tez blanca y ojos color almendra, quien se encontraba sólo.
- No, no puedo hacer esto, está mal- Se negó completamente, no se le hacía justo jugar con los sentimientos de ese pobre niño.
- Lo haces, o no vuelves a ver a tu libro- Le amenazó Raoul. Napoleon tenía ganas de matarlos, matarlos a los tres. Fue a paso pesado hacía ese niño, aún no notaba la presencia del mayor, Napoleon se paró en frente de él. No sabía su nombre, noto que en la maleta del niño estaba anotado el nombre del dueño.
Aquel niño al notar su presencia lo miró a los ojos.
- Eem... Arno Victor Dorian- Leyó disimuladamente para luego volver la mirada hacía el pequeño Arno.- Sé que no nos conocemos, soy Napoleon Bonaparte... y te vengo a confesar que.. me gustas-
"Me gustas"
Al pequeño Arno se le iluminaron los ojos al escuchar esas dos palabras.
- Bueno eem, me tengo que ir- La campana justamente toco y el pequeño Arno agarró su mochila y se fue corriendo.
Napoleon volvió con sus amigos quienes le devolvieron su libro, vio al pequeño niño correr. Mañana le diría que sólo fue un reto.
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Después de clase, salí del aula para ir al patio del colegio. No tenía amigos, se sentía raro ir a un colegio nuevo después de que a tu padre le asesinaran y fueras adoptado por un completo extraño.
No tenía amigos, todos me miraban como si fuera un ser de otro planeta.
Siempre me encontraba sólo, me senté en una banca y deje mi maleta a un lado.
Me puse a mirar el suelo, y sin darme cuenta, me sumergí en muchos pensamientos. ¿Quien me arrebató a mi padre? ¿Por qué lo hice? ¿Fui un mal hijo? ¿Soy un niño malo por no haber obedecido a mi padre? ¿Habría seguido con vida si me hubiera quedado? ¿Todo fue mi culpa?
¿Por qué nadie me habla? ¿Por qué nadie quiere ser mi amigo? ¿Habré hecho algo malo? ¿Acaso soy yo el problema? No merezco vivir.
Mis pensamientos se esfumaron al ver a alguien parado en frente de mi, eleve la mirada, y vi a un niño muy bonito mirándome a los ojos.
- Eem... Arno Victor Dorian- ¡Sabía mi nombre! Yo creía que nadie me conocía, solamente los profesores. - Sé que no nos conocemos, soy Napoleon Bonaparte... y te vengo a confesar que.. me gustas- Napoleon Bonaparte...
"Me gustas"
Esas dos palabras retumbaban en mi cabeza. Napoleon Bonaparte, el primer niño en el colegio que me dirige una palabra. ¿Le gusto?
Me sentí tan especial, como si alguien finalmente me quisiera, que ya no estaría sólo. Iba a decir algo, pero mi timidez me venció.
- Bueno eem, me tengo que ir- La campana toco, Napoleon se fue, yo agarre mi maleta y me fui corriendo a la fila.
Lo mire una última vez. Mañana... le pediría que sea mi novio.
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