Capítulo II

Según se había mencionado en el pronóstico del clima el tiempo del día de hoy sería mucho más fresco por el frío e incluso habría algo de nieve caer. Sumire ya esperaba algo mucho más severo, pero no fue así.

El clima realmente se volvió muy agradable, y no solo eso, ya habían tocado las siete y media de la noche y el ambiente se había vuelto de lo más bello. Fue observando todas las calles a su alrededor comenzando a cubrirse de nieve junto con las luces navideñas colgando en el lugar y los árboles secos por el invierno.

Despistada por un momento al ver a sus alrededores, dió un vistazo a la hora que marcaba en la pantalla de su celular. Pasó dos minutos desde la última hora que se fijó, siendo las 7:30 pm., aún así no paraba de estar un poco aniosa.

Tener que esperar en un lugar público no es algo que ella frecuentaba hacer en este tiempo, después de todo era una persona que no se familiarizaba socialmente con el resto de las personas.

Aún así, se reunía con unas amigas en un punto específico, tampoco es que sea algo tan fuera de lo normal, para la gente normal claro.

Ahora mismo se encontraba en una de las plazas que había en el centro de la ciudad, lugar al que siguió esperando a sus dos amigas más queridas. Según el plan de Wasabi, este punto de reunión era donde empezarían para luego irse juntas a la fiesta, principalmente porque no querían que Sumire se perdiera y no sabría donde sería.

Eso último la ofendió un poco, ya que eso le decía que Wasabi la veía como una niña.

En situaciones un poco más tranquilas les había dado un pequeño pellizco a las dos por eso. Una acción que a veces se lo tomaba demasiado en serio, casi hasta creía que ella era la madre de ambas.

«¿Por quién me toman?» —suspiró en medio de sus pensamientos, su propio aire fue visto en vapor que había salido desde su boca—. «¿Acaso es tan complicado llegar al lugar de la fiesta?»

Ya le preocuparía mucho si en el caso más raro y feo fuera en que el lugar donde sería la "fiesta" fuera peligroso, tendría personas peligrosas que las esperaban y que fueron ellos donde les habían pasado información falsa a Namida para engañarla. Las tres ya serían raptadas y acabarían siendo prisioneras de esa gente que ellos mismos las usarían como quisieran.

«¿Qué estoy pensando?»

Bueno, todo eso era algo extraño de pensar y le preocupaba mucho su misma imaginación que había volado hasta llegar a tales pensamientos.

Con algo de vergüenza por pensar en todo lo anterior, solo pudo cerrar los ojos mientras disimulaba su "inocencia" que había perdido un poco cuando pensó en la posible situación desalentadora que podrían tener está noche.

Realmente debería de dejar ver series muy fuera de tono y maduras. ¿Qué podría hacer? Le gustaba el drama y la intensidad con las que lleva el guión en esas series.

—Me pregunto, ¿qué pasará en el siguiente episodio con la heroína? —puso su dedo en su barbilla—. ¿Superará su pasado con esa terrible situación…?

— ¡Sumire, estamos aquí!

De forma precipitada su pequeña burbuja de debate mental se había rompió cuando oyó su nombre desde otro lado.

Reconoció muy bien la voz que provenía desde su derecha.

Al girarse hacia esa misma dirección fue reconociendo a las dos figuras que iban caminando a su dirección. No pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, levantó la mano por instinto mientras se ponía de frente hacia las dos chicas que eran sus buenas amigas.

—Tardaron un poco más de lo que me habían dicho. —su sonrisa desapareció en un segundo mientras fruncia el ceño.

Se alegraba de ellas, si. Sin embargo, no le gusto estar esperando un rato con este cambio de clima en plena plaza, podría llegar a morir por el frío en segundos.

—Lo siento mucho, perdimos el metro que se suponía que íbamos a subir —aclaró la Izuno mientras se rascaba la cabeza—. Fue una suerte que luego de una media hora llegó otro que venía hasta aquí.

— ¿Acaso esperaste mucho? —preguntó Namida algo preocupada al notar un poco la molestia de Sumire.

A decir verdad, si esperó un buen rato y si estaba con frío, pero tampoco es algo que le molestara mucho.

—No te preocupes Namida, había llegado hace poco. —respondió Sumire.

Esbozo una pequeña sonrisa hacia su amiga Namida, la cual usualmente tenía coletas pero está noche había dejado su cabello suelto. Llevaba un abrigo blanco de buena medida, tenía una falda blanca que le llegaba hasta los muslos y de allí unas medias que le llegaban hasta un poco más abajo de la falda. Se veía verdaderamente linda, un aspecto más que acertado para una noche para mostrar tu imágen.

Su atención siguió hacía Wasabi que estaba al lado, la revisó de pies a cabeza con su outfit un poco más normal que la de su otra amiga. Su cabello corto y rebelde estaba igual, tenía una chamarra negra y con una sudadera de color musgo por debajo y tenía unos pantalones oscuros que desprendía su aura de chica tomboy que siempre tenía.

Normalmente Wasabi usaba ropa deportiva y otras veces un poco más moderada a su género, pero sin perder su aspecto rudo, está noche extrañamente tenía un aspecto de ambas cosas.

Admitió que se veía bien, las dos se veían más que bien por sus formas de ser. Aún no sabría si la elección que se dió para sus ropas podían rivalizar con las de sus dos amigas.

—Sinceramente, aún me cuesta creer que en verdad accediste en venir a la fiesta —dijo Wasabi con asombro—. Siempre estás metida en los estudios. ¿Qué te hizo cambiar de parecer?

—Digamos que… —dudó un poco en si debería confesar que su misma tutora le convenció en venir, no sería muy apropiado y podría ser descortés—, bueno, pensé que tal vez podría salir a divertirme solo por esta noche, ahora que estamos cerca de navidad.

Realmente no decía tanta mentira, estaba curiosa y necesitaba dar su esfuerzo en ser mucho más social en su tiempo como una universitaria. Eso es algo que se lo había prometido a Akita.

Al menos estará con sus amigas, eso ya es algo que por lo menos no tendría que estar muy incómoda o sentirse sola en la fiesta.

—Pues si se nota mucho, hasta incluso te viniste muy arreglada. —Wasabi pasó sus manos por detrás de su nuca mientras esbozaba una sonrisa de oreja a oreja.

Sumire parpadeó los ojos, no creyendo que una de sus amigas fuera notando la forma en como vestía. Cómo era tan común de estar arreglada para esta clase de reuniones o fiestas es normal entre chicas.

— ¿Acaso no es normal? —preguntó para sacar sus dudas.

—No, claro que lo es —con el puño en frente de su boca, Wasabi estaba conteniendo una leve risa—. La cosa es que verte muy bien arreglada para esta noche es completamente nuevo para nosotras, siempre te vistes con algo casual en la universidad.

—Sin embargo, hoy te vez muy hermosa y desprendes perfectamente lo madura que eres Sumire. —agregó Namida felizmente.

Ésta última se acercó hacia Sumire, la miró de pies a cabeza la ropa que traía puesta. Para Sumire fue algo completamente raro tener que vestirse de la forma con la que había venido:

Su ropa consistía de un pequeño sacó gris elegante para el frío, por debajo de éste una blusa negra sin cuello y de manga larga. Lo muy problemático y que le apenaba era que este mismo suéter le hacía ver bien la figura de sus pechos, sintiéndose completamente expuesta a miradas de posibles chicos. Otra pieza de su ropa también fue una falda elegante de color crema que le llegaba hasta la mitad de sus muslos, llevando unas medias que cubrían sus dos piernas. Sus pies los cubría con unas botas negras.

No mentiría si tuviera que decir que, usar esta ropa era demasiado para ella. Alguien como ella no acostumbra a vestir así, sentía que no era ella misma. De todas formas, se suponía que así debía ser, estar arreglada para un evento social era a fin de cuentas una acción falible para el aspecto estético de una persona, así encajar muy bien en la sociedad universitaria y de los adultos.

A comparación de ella y las otras dos, Sumire era más irreconocible. Ese efecto fue más evidente cuando también había olvidado que se maquillo, o más bien Akita fue quien lo hizo. Jamás en su vida intentó usar lápiz labial, aunque al menos no era uno tan sobresaliente como un tono muy rojo. Además, se había dejado el cabello suelto pero con un pequeño arreglo de hacer una pequeña trenza en la parte de arriba de su cabeza.

Akita había dicho que su apariencia estaba de muerte —una expresión de palabras un tanto extraña—, pero dudaba de su misma apariencia y ahora sus amigas parecen compartir la misma opinión.

Sumire nunca ha tenido confianza de su apariencia.

— ¿Realmente me veo bien? —preguntó aún más insegura.

—Claro que si —Wasabi sonrió entre dientes hacia la pelivioleta—, seguramente puedas agarrar dos o tres chicos allí.

—Por favor, eso es lo último que haría.

—Eso ya sería un milagro. —dijo entre broma mientras miraba la expresión molesta de su amiga.

—No lo catalogues como un milagro, que lo digo en serio —hizo un puchero Sumire, mostrando su descontento—. Creo que tú y Namida serían las que podría tener mejor oportunidad de estar con alguien.

Y no mentía, ellas eran más audaces, eran mucho más proactivas en hablar con los chicos. Su forma de desenvolverse entre la gente era algo que ellas sabían hacer muy bien, Sumire apenas y podía entablar una conversación con un extraño de forma amigable.

—Podría, pero hoy no tengo prioridad en buscar un novio —admitió su amiga rebelde con los hombres caídos—, solo vine a disfrutar de una buena fiesta antes de volver con mi familia a pasar la navidad.

—Por mi parte hay un chico que si estoy interesada, de hecho, lo invité a esta fiesta para acercarme más a él. —Namida desvió la vista y juntaba sus dos dedos con pena.

Las otras dos voltearon a verla en seguida, tardaron dos segundos en procesar esa declaración tan repentina.

—Wow. No sabía que tenías puesto tus ojos sobre un chico. ¿De dónde es?

—Él es de la universidad vecina, lo conocí cuando fui al karaoke con unas amigas de otra clase, fue tan bueno conmigo que fuimos empezando a congeniar.

—Eso es bueno, me alegro por tí. —Sumire le sonrió amistosamente.

Ver a Namida tan eufórica y soñadora mientras hablaba de un chico fue normal para Sumire, pero aquello fue un poco diferente, comparándolo con otras veces si que fue mucho más diferente.

Su amiga siempre ha sido alguien con mucha aura de niña buena, pero también una chica muy femenina que busca el amor como cualquiera que soñaba con los cuentos de hadas.

Sumire aún recordaba cuando tenía sueños así de pequeña, pero eso ya fue hace mucho y solo afronta a la realidad y lo complicado que es el amor.

Enamorarse nunca ha estado en sus planes o al menos ahora mismo.

Esto no se lo había dicho nadie ni tenía pensado decírselo a sus amigas, pero ella ya había tenido una leve "experiencia" con el romance en la escuela media y sobre los hombres, una que no volvería a cometer ella misma. Por eso mismo sabía muy bien que era una perdida de tiempo ahora mismo. Antes de todo lo anterior prefirió enfocarse más a sus estudios y su futuro.

No obstante, estaba feliz por su amiga y que le vaya bien en cosas que ella no puede hacer, lo mismo para Wasabi.

—Espera, si es así, ¿por qué no fuiste con él a la fiesta? —preguntó Wasabi.

—Se propuso a ir conmigo, pero rechacé a esa idea —segundos después de tener su mirada en su amiga, se volvió a Sumire—. Le dije que iba a ir mis amigas. Yo estoy más feliz de poder ir juntas por primera vez a una experiencia como está, está vez con Sumire presente.

Unas lindas palabras, que hasta incluso el frío viento y la nieve misma se derretían con tan cálidos sentimientos desbordaba la chica. Sumire no pudo evitar esbozar una sonrisa hacia aquellas palabras.

La unión de estos días festivos estaba muy presente en ellas, más de lo que creía la misma Sumire. Está epoca es para unir a familias y amigos, ahora mismo lo estaba sintiendo.

—Eso es muy lindo —contestó Wasabi con un pequeño sonrojo—. Me siento mal que no hayas ido de esa forma con él, pero estoy feliz de pensar así sobre nosotras y Sumire debe estar agradecida igual, ¿verdad?

Se giró a verla.

—Si, así es. Yo igual estoy muy contenta por tus palabras, gracias Namida. —habló con sinceridad Sumire.

—Para eso son las amigas y son importantes para mí.

—Oigan chicas, ¿qué les parece si vamos avanzando rumbo a la fiesta? —Wasabi se había puesto entre las dos.

—Cierto, ya estoy empezando a sentir un poco de frío luego de estar aquí un buen tiempo parada —Namida se había abrazado a si misma, empezando a tener pequeños temblores en su cuerpo—. Y Sumire estuvo un rato aquí esperándonos. Se congelará.

Eso volvió a recordar a la chica de su tiempo esperando por ellas, cosa que quería decir un par de cosas. Afortunadamente para las otras dos, Sumire decidió no decir nada luego de haber sido testigo de buenas cosas de parte de sus amigas.

Además, una de las cosas que Akita le había recomendado a ella en disfrutar de la noche y con sus amigas.

De pronto pensó que tal vez esto no sería nada malo después de todo, a fin de cuentas, será una noche para pasarla con sus amigas.

Ahora con mucha seguridad caminó junto a sus amigas rumbo hacia el lugar de la fiesta gustosamente, está vez sabiendo que tendrá a sus amigas junto con ella.

Posiblemente será divertido.

***

«Esto definitivamente no es para nada divertido…»

No habían pasado ni una hora desde que se encontraba en la fiesta y ya parecía una eternidad estar en ese lugar. Ya tenía las ganas de irse y alejarse lo más posible de ese lugar, no solo por el constante ruido que había entre la gente —aunque fue una suerte que fuera una disco—, la mayoría de estas comenzaron a entablar conversaciones que es usual de estas fiestas.

Cuando ella había llegado con las chicas no había tenido ningún problema, estaba muy agradecida en ser bien recibidas por lo que había parecido un mesero o trabajador de allí.

Un punto en el que ella jamás creyó fue en el lugar en donde se estaba haciendo la fiesta navideña. Normalmente este tipo de cosas lo harían en la casa de la misma persona que lo había planeado, pero jamás creyó que la misma fiesta se habría organizado en el bar de un hotel que se ubicaba en la parte de arriba de un edificio, incluso había una terraza que podía verse la ciudad completa.

Afortunadamente Wasabi le contó después de que la persona que había organizado está fiesta había sido un tal Kaminarimon, ese apellido por supuesto lo reconocía ella, todo el mundo lo sabe al ser de las más grandes compañías.

¿Había de esa familia en su escuela?

Lo pensó y pronto entendió que realmente no prestaba mucha atención a su entorno y a quienes estaban. Esto lastimó en lo más profundo de su orgullo, y estaba claro que Akita se pondría por encima de ella para decirle que tenía razón.

Esto iba a quedarse en ese sitio y nada más. Eso afirmó para si misma Sumire.

Una vez había inspeccionado el lugar, lo cual no pudo evitar admitir que era muy lindo y elegante —se sentía fuera de su zona de confort—, además de que al ser un solo piso completo era muy espacioso y estaba repleto de muchas mesas con sillas bajas para más de 6 personas

Todos alrededor  estaban a lo suyo y todos no dejaban de hablar. Lamentablemente para ella, había notado una que otra mirada sobre ella cuando ingresó al lugar junto con Namida y Wasabi.

Al ser concientes de eso mismo, ellas se habían pegado más a ella para hacerla ver que estaba en su compañía, cosa que estaba agradecida Sumire.

Cuando habían aprovechado para tomar alguna bebida. Sumire no estaba acostumbrada en tomar algo que tenga alcohol, pero lo podía soportar, al menos eso es lo que ella deducía, aún así trataba de ser cuidadosa.

Un minuto después de eso Namida tuvo que dejarlas un rato para buscar al chico con quién estaba intentando algo, Sumire la quiso dejar ser al igual que Wasabi. Estás últimas fueron decidiendo estar en la barra donde estuvieron sentadas por un tiempo.

Todo parecía estar en orden y Sumire se sentía un poco relajada, pensando que todo iba a estar bien, pero la cosa tuvo un efecto contrario cuando había vuelto Namida luego de unos 15 minutos de su ausencia.

Había llevado a las dos hacia donde estaba el chico junto con un grupito que estaba por una de las mesas platicando, quería a más chicas presentes para no sentirse algo sola y rodeada de mucha gente que desconoce, aunque algunos son de la misma escuela a la que va.

Sumire jamás había sospechado nada de lo que significaba aceptar acompañarlas, no hasta que llegó al lugar en donde estaban sentados unas 7 personas más que iban interactuando.

Entre esos siete habían tres que desconocía, los otros tres los conocía de rostro en su clase —milagrosamente los recordó—, y la séptima persona… esa séptima presencia que estaba ante ella la conocía perfectamente, algo que en parte no sabía cómo sentirse al respecto.

Sus ojos quedaron inmersos al ver de quién se trataba y pronto su corazón comenzó a palpitar de los nervios, ¿cuál sería la causa de los nervios?

¿Miedo?

¿Inseguridad?

¿Amor?

No, eso último no podía ser. Algo como eso ya no podía ser posible, y más cuando se trataba de esa persona.

Lo que la puso más nerviosa de todo es en cuando todos voltearon a verlas llegando y entre esas miradas esa persona en específico se centró en ella, sus ojos se conectaron por unos breves momentos.

A pesar de los años que habían pasado, ella nunca había olvidado esos ojos azules como el cielo, al igual que esa cabellera rubia —la diferencia es que lo tenía un poco más largo que la última vez— y aquellos bigotes de zorro características.

El contacto visual con él terminó cuando Namida se acercó para presentarlas a las tres rápidamente. Jamás estaba agradecida con su amiga como lo estaba ahora. Se relajó cuando vio que había perdido la atención de esos ojos que la habían mirado, estaba feliz…

… O eso al menos le gustaría sentir.

Cuando pensó que las cosas no podían ponerse más extrañas e incómodas de lo que se sintió hace unos momentos, lo que veía ahora le ganaba a todo lo presenciado antes.

ESA persona, a quien jamás creyó volver a ver luego de muchos años estaba sentada en frente suyo del otro lado de la pequeña mesa que los separaba, pero eso no es lo peor…

Lo peor que se no esperó es que la misma persona que Namida estaba teniendo sus intenciones de conquista era la misma persona a quien Sumire le costaba tener cerca su presencia luego de años.

Está clase de cosas se supone que solo se encontrarían en historias ficticias. Ella nunca creía en las coincidencias, pero luego de esta noche se remplantaria eso.

Ahora estaba "contemplando" cómo aquella persona parecía estar divirtiéndose con lo que sea que estuviera hablando con Namida, ambos parecían llevar una conversación algo agradable y estaba siendo una vista de dos personas congeniando de forma tan natural.

«Esto definitivamente no es para nada divertido…»

Su molestia empezó a incrementarse y solo pudo quedarse callada junto a Wasabi, la cual ya parecía estar divirtiéndose sin preocuparse a su alrededor. Estaba tan concentrada bebiendo junto con una chica que parecía estar llevándose bien con ella, específicamente era una que estaba en la misma escuela suya junto con sus dos amigas.

Aunque fue por unos breves momentos volvió a ver a los dos que más le interesaba en ese lugar. Siguió viendo en como Namida se reía de una forma adorable, disfrutando de la compañía con él, teniendo un efecto positivo en el resto del grupo.

El otro formaba una sonrisa que parecía estar agradandole la compañía de su amiga y también del ambiente.

De pronto no se sentía bien del estómago y el sabor a la bebida fue perdiendo algo de sabor.

No le gustaba.

Pensó que posiblemente era el ambiente, que tal vez no encaja aquí, sentía de cierta forma que todos vivían en un mundo aparte del que ella no acostumbra a estar. Ella era como una especie de nini… Bueno, una que solo se dedicaba mucho a la ciencia e investigaciones.

Por mucho que se estaba divirtiendo con personas que tenían la misma edad que ella, le era imposible ahora en estar muy concentrada cuando ÉL estaba aqui.

—Voy al baño.

Le susurró a Wasabi para no llamar algo de atención en el grupo de personas que se encontraban en esa mesa, en especial al que estaba de frente.

Se apresuró en irse al baño, porque aunque no lo parezca, realmente quería ir al baño. Sus "necesidades" comenzaron a ser mayor prioridad que sus nervios.

***

Unos 10 minutos después había terminado de hacer dichos asuntos en el baño, lo que luego le dió a ella un golpe de realidad en el que recordó que tenía que volver en aquella mesa donde tendría que estar con esas personas y él.

— ¿Qué estoy haciendo? —se preguntó al mirarse al espejo del lavabo.

No tendría que sentirse así, solo era una persona del pasado que ya debería de ser solo un recuerdo.

Se lo repitió las veces que fuera, y aunque no estaba del todo recuperada decidió en salir y volver. No podía estar toda la fiesta en el baño escondida como una estudiante de secundaria.

Tomando un poco de iré mientras seguía viendo su rostro por el espejo, salió por la puerta del baño y volvió a caminar —aunque de una manera tan rígida y sin mover mucho las piernas— por el pasillo rumbo al resto de la gente.

— ¿Se puede saber por qué caminas como un pingüino?

Palabras que se oyeron como un eco en sus oídos, fueron provenientes desde atrás suyo hasta hacerla sobresaltarla dando un pequeño brinco.

Allí estaba él, viéndola mientras éste estaba apoyado contra la pared con los brazos cruzados, mirándola a través de sus ojos que uno de ellos estaba medio oculto por su cabello largo.

Verlo un poco más de cerca y privada, él realmente se había puesto un poco más atractivo. Posiblemente por la edad.

—H-Hola, Boruto-kun…

Estaba algo consternada, jamás creyó que diría su nombre después de años, ni mucho menos volver a ver en persona.

Su cara estaba poniéndose un poco roja, por vergüenza a ser emboscada de forma tan abrupta en su momento más decidida, aunque también se puso nerviosa por estar con un chico a solas.

— …

— …

El le respondió con silencio y ella igual, ni uno ni el otro mencionó una palabra en los siguientes 30 segundos en los que Sumire no pudo mirarla a la cara. Estaba segura que él estaba igual.

Pasó por su cabeza en tener la idea de irse de allí, una retirada para posponer su tan extraño e inesperado reencuentro.
Al menos esa era la idea que tuvo cuando movió su pie derecho, pero rápidamente fue detenida otra vez por la voz de él.

Está vez parecía mucho más amigable, sin embargo, no quitaba que su expresión parecía inquieta. Una parte de ella estaba un poco preocupada, ya que él era de ese tipo de personas que sonreían siempre. Su sonrisa hasta el día de hoy seguía siendo algo que ella nunca olvidó.

— Quería preguntarte si… —giro sus ojos para otro lado mientras rascaba su mejilla izquierda nervioso—, ¿te gustaría que te invitara una bebida?
.
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Continuará…

***

A/N:  Segunda actualización del capítulo rápidamente salida, espero que les haya gustado la primera parte.🙏🏻

Se presentó un reencuentro de Boruto con Sumire luego de muchos años para ella, cosa que habrá mucho de lo que hablar. Aún así, es algo que me estoy disfrutando escribir ahorita mismo y espero tener un poco lista el siguiente capítulo el día de mañana, y si se puede el 25 la última parte.

Tocará mucho esfuerzo si no hay complicaciones en mi horario. Aún así, estoy completamente entusiasmado e inspirado. Terminé este capítulo ayer cuando aún solo tenía como 500 de palabras y escribí otras 4K rápidamente.😅😂

¡Nos leemos hasta la próxima!

¡Sayo!

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