Capítulo I

En plenas horas de la tarde el cielo había sido pintado de un color anaranjado que anunciaba el atardecer. Para esta hora es cuando todos o la mayoría tenía la oportunidad de haber terminado sus horas de trabajo del día.

— ¡Que día~! No hay nada como salir del laboratorio luego de un gran día de trabajo.

Había salido una mujer mayor de cabello marrón de un edificio mientras de iba estirando los brazos. Tuvo cuidado en que no se le cayera su bolso, acomodándose sus lentes de forma sutil y delicadamente.

Tras ella iba saliendo otra chica más, mucho más joven que ella.

—Tambien estoy feliz que hayamos terminado antes el día de hoy, Akita-san. Estoy segura que Katasuke-sensei le gustará saber que ya se ha terminado la segunda parte.

Detrás de la mujer había aparecido una joven chica de cabello violeta y ojos del mismo color. Su cabello estaba arreglado con una sola tranza que ella misma usaba todos los días como una moda para ella.

—Ya lo dijiste Sumire, estará encantado de que los avances que hemos hecho son más que prometedores. —dijo la mujer mayor con una sonrisa risueña hacia la joven mientras ocultaba su rostro sonrojado—. Me muero por ver su cara de felicidad~.

Sumire miraba a la mujer mayor que estaba a su lado con una sonrisa nerviosa. Esto era algo tan normal para una mujer, pero muy raro para ella en ser testigo de una mujer como Inuzuka Akita ser demasiado amorosa para ser alguien tan responsable. Hasta parecía que tenían la misma edad con su personalidad.

Actualmente Sumire había cumplido este año sus veinte. Ya era en toda la palabra una mujer, pero se encontraba estudiando en su segundo año en la universidad. Afortunadamente estos días no habían clases, por lo que la mayor parte de su tiempo la semana era trabajar en el laboratorio.

Podrá ser una universitaria, pero de un lugar tenía que ganar dinero para luego pagar sus propios estudios. Aún tenía el dinero que había guardado su difunta madre para que nada le falte a ella, pero ese lo usa solo en casos de emergencia.

Con mucha tranquilidad ambas caminaban rumbo a sus hogares mientras los rayos del sol del ocaso cubría el cielo en un tono anaranjado, cubriéndolas. No solo eso, sino también todas las calles de la ciudad estaban cubridas por nieve. El aire estaba más o menos helado ya que sus mismas respiraciones podían verse ante ellas.

En el camino Sumire miraba de reojo como Akita seguía  permaneciendo entusiasmada por el jefe del personal de su trabajo y que también era su asesor, el profesor Katasuke.
Al ser un hombre tan dedicado a la ciencia fue lo que hizo que le agradara a Sumire, ya que ella igual le gustaba la ciencia. Es algo que ella quería estudiar desde la secundaria.

Una de las razones por las que había conseguido un trabajo era porque el mismo Katasuke era su maestro de universidad, tuvo el visto bueno de él por ser una buena alumna que al final fue contratada.

El ambiente laboral fue uno en el que ella se acostumbró en seguida y disfrutaba mucho con la gente de allí.

Cuando ambas se detuvieron a esperar el cambio de semáforo para pasar al otro lado de la calle, Sumire sintió la mano de Akita mientras la veía.

—Oye Sumire, ¿qué te parece si vamos por un chocolate caliente antes? —antes de si poder declinar o aceptar dicha invitación, le oyó decir otra cosa que no podía evitar ella en aprovechar la oferta—. No tienes que preocuparte, hoy invito yo.

—Bueno, si usted lo dice. Tampoco es que tengo algo que hacer hoy.

— ¿Eh? —la expresión de Akita se había vuelto diferente, a una más molesta.

Sumire luego entendió que abrió de más la boca, dándose cuenta que era mucho más factible el haber asentido y nada más.

—Bueno, supongo que esto podremos de aprovechar para hablar entre chicas.

Si, hoy volvería a tener un sermón de ella pero muy duro. Bueno, no tanto como eso, pero si uno que será una molestia, aunque no lo dirá en voz alta.

***

— ¡¿Otra vez piensas quedarte en vela?!

Parte de las quejas de Akita no pasaron desapercibidas del local. Muchos de los asientos de dónde estaban cerca de ambas podían apenas escuchar algo de su conversación. La cosa sería diferente cuando ella alzaba la voz hasta ser escuchada en casi todo el lugar.

La joven pelivioleta no podía culpar a su senpai del trabajo y casi buena amiga —aun si tenían una diferencia de edades muy grande entre ellas—, podía entender sus preocupaciones sobre ella. En su lugar estaría igual de alterada, pero no era quien para hablar o pensar sobre eso.

Con sus ojos violetas hizo una leve señal con la mirada para pedirle a Akita de que sea mucho menos sobresaliente. Una suerte que entendió el mensaje en seguida y se propuso a bajar un poco el tono de su voz.

—Sumire, ya te he dicho que no tienes que excederte demasiado. —se sobó la frente luego de tomar un poco de su chocolate caliente—. Katasuke-sensei te dijo que no hay necesidad de trabajar horas extras.

—Es que… necesito dinero. —Sumire desvió la mirada mientras tomaba su chocolate.

—Eso no es cierto, las veces que tienes una urgencia de dinero me lo haces saber primero para hacer unas horas extra. No mientas Sumire.

Y estaba en lo cierto, ella estaba mintiendo y no es algo que Sumire le gustara, pero no podía evitarlo. Tal y como muchos lo hacían, mentir era una forma de escapar de lo que ella necesitaba alejarse.

Estaba deprimida por hacerle esto a alguien como Akita. Solo agachó la cabeza desde el otro lado del asiento.

—Lo siento mucho Akita-san.

Un suspiro salió de la boca de la mujer, dejó su taza de chocolate y se acomodó un poco mejor de su asiento.

—Tranquila Sumire, no estoy enojada, solo estoy preocupada por tí —dirigió sus palabras de forma más suavizadas mientras tomaba la mano de Sumire por la mesa—. Es solo que la mayor parte del tiempo de los días estás en el laboratorio, más que en tu propio apartamento. Hazme caso cuando te digo que debes cuidarte más, mucho más.

—Lo hago, solo que me gusta mucho hacer mi trabajo. —dijo tranquilamente, intentando en no tragarse en sus meras palabras.

—Eso es cierto, pero también se muy bien que es una forma para no salir. —su voz, a pesar de sonar tranquila, también era algo firme mientras mantenía sus ojos sobre la joven.

Esto erizó la piel de Sumire hasta dejarla en piedra sin mirar a su senpai. Su mirada oculta fue lo suficientemente transparente para Akita, después de todo ya sabía cómo actuaba Sumire ante sus inseguridades.

— ¿No has hecho amigos en la universidad?

—Claro que tengo —declaró apresuradamente al encarar a la mujer mayor—. Tengo a mis dos amigas, Namida y Wasabi. Son las que normalmente me junto porque estamos en las mismas clases.

—Si, eso lo sé pero… —suspiró nuevamente con decepción—, ¿nunca tienes tiempo para salir con ellas?

—Bueno, siempre para hacer nuestras tareas a la biblioteca…

—Es eso a lo que me refiero Sumire, no veo que sales para socializar. Me sorprende de igual forma que no salgas a pasar un buen rato con ellas o más compañeros tuyos.

Se sintió muy preocupada y decepcionada Akita, podía verla desde su asiento. Sumire no sabía que decir aparte de lo que confesaba sobre ella en sus tiempos "libres" fuera de su trabajo en el laboratorio.

Y es que era cierto en que nunca se había dado la oportunidad de querer salir con sus amigas. Ya ha habido muchas ocasiones en las que había sido invitada por ellas para ir al karaoke o a comer con otras chicas a un restaurante. Otras veces le invitaban para esas cenas en las que usaban las chicas para conseguir un novio con encuentros casuales.

Nunca se le ha dado bien congeniar con gente que ama las fiestas, los encuentros casuales y cenas nocturnas.

La única y más reciente acción social que ha hecho en la universidad fue cuando se hizo una fiesta de bienvenida por los nuevos alumnos.

Tristemente eso fue hace un año cuando había empezado su vida universitaria. Solo permaneció 2 horas allí y luego se largo por la presión de los que estaban presentes.

Nunca consiguió ningún amigo cuando en su periodo de primer año en la universidad, fue algo tan complicado para Sumire.

Afortunadamente había conocido a Namida y Wasabi en la mayoría de sus clases que le tocó tener en este segundo año. Se había llevado muy bien con ellas hasta tener tanta confianza con ellas…, pero todo era diferente cuando se trataba de estar con más gente.

—Simplemente el socializar con el resto me es complicado —se quedó mirando su pequeño reflejo en su chocolate—. Todo el mundo es muy "complicado" y les gusta solo "divertirse". Me incomodan mucho.

—Ya. Osea, ¿no eres buena socializando por ser tímida?

—No, no soy social porque no quiero serlo y estar con el resto. Siempre me he enfocado a mis estudios y en llevar una buena vida.

— ¿Y tus únicas amigas? —preguntó Akita meneando sin propósito su taza, viendo detenidamente a la joven.

—Ellas son la única opción, son muy buenas conmigo y también me acompañan a estudiar en clase —respondió con gratitud mientras sonreía—. Namida tal vez no le gusta mucho hacerlo porque considera muy complicado molesto estudiar. Sin embargo, lo soporta porque quiere esforzarse, aunque le gusta mucho salir con personas. En cuanto a Wasabi, ella es la más normal y es estudiosa, pero al igual con Namida, es igual de sociable con el resto.

—Si, ya me has comentado de ellas y me da gusto que sean buenas personas —sonrió Akita, aunque luego dejo de estarlo—, ¿Y que hay sobre el otro género? ¿No tienes algún amigo o al menos te interesa alguien?

—Akita-san, si yo no me junto con personas en la universidad, mucho menos sería amiga de un chico, ni siquiera un novio. —dijo la pelivioleta.

No quería admitirlo o mostrarlo, pero la pregunta le había puesto muy incómoda y avergonzada. Seguía siendo una chica y el tema sobre chicos era algo que no eran TAN experta. Nunca ha sabido manejar muy bien esa clase de cosas, además, le causaba un pequeño malestar en su corazón.

—Sumire, está claro que necesitas salir y conocer más gente. Entiendo que eres una chica muy dedicada a tus estudios y trabajo que te hemos dado Katasuke-sensei y yo, pero tanto él como yo nos gustaría que una chica como tú se diera el lujo de experimentar y disfrutar de la juventud.

—Ya estoy en la universidad —mencionó la chica sin mucha emoción—, no sé si pueda decir que disfrute de la juvent—.

—Eso es una mala excusa niña —mas que molestarse o mostrarse indignada, le causó cierta gracia las palabras de la chica—. A nuestros ojos aún sigues siendo una chica joven, aún eres una chica joven que está en su segundo año en la universidad. Aún estás en la zona de la juventud.

Ahora que lo pensó bien, lo que decía Akita estaba en lo cierto y Sumire estaba tristemente de acuerdo con eso. Aunque aún estaba muy incómoda al respecto de esto, comenzó a sentirse un poco mal por su tutora que estaba enfrente suyo, preocupándose por su propio futuro.

“En la vida solo hay una, debes en cuando hay que ser egoístas y disfrutarla.”

Dicha frase paso por su cabeza, una de la cual no había vuelto a pensar desde hace muchos años. Recordó a su vieja yo y de lo muy inocente que era ella, pero aún así fue algo que atesoraba en sus recuerdos

«Vamos Sumire, ¿qué es lo que puedes perder aparte de tiempo?»

Se dió un poco de valor, poco, pero al menos era lo suficiente como para darle un buen empujón a su corazón para que sea más activa. Por mucho que a veces le daba un cierto peso recordar el pasado, también había olvidado prometerse ser mejor.

Con un suspiro regresó su mirada hacia la mujer mayor mientras sus manos se movían de forma intranquila por la taza de chocolate caliente.

—Bueno…, tal vez pueda… intentar en ser mucho más social con los demás —dijo con una leve sonrisa—. No prometo nada, pero… lo intentaré. Has hecho mucho por mi, Akita-san. No puedo faltarte al respeto cuando haces mucho por mí.

—Haha. Vamos, digas eso, eres como una hija para mí —su sonrisa era tan cálida que todo el aire frío se disipada alrededor—. Quiero que disfrutes de la vida, de cosas que luego puedes arrepentirte de no haber hecho cuando llegues a cierta edad.

Las palabras de Akita se hicieron más livianas en el corazón de Sumire y ella se sentía un poco mal por haber rechazado sus buenas intenciones para ella. Siempre velaba por su seguridad como una buena madre, lo que Sumire agradecía de corazón.

—Si… Muchas gracias, Akita-san —le regresó la sonrisa, igual de calidad mientras asentía con la cabeza—. Aún así, no se cuando es que debería hacerlo. Ya todo el mundo debe de haberse ido a su casa fuera por estás noches, así que… Que problema.

Cómo las clases habían terminado hace días y las vacaciones apenas habían comenzado para todos los estudiantes. No tardó en ver a muchos haber planeado alguna reunión o festejo para este último mes del año.

Lo más normal que se le ocurría es esperar cuando sea el siguiente año. Podrá intentar ser mucho más abierta y comunicativa en el siguiente año escolar, pero aún falta mucho para eso.

Sin embargo, algo se disparó dentro de su cabeza como una bala.

Un pequeño y vago —para ella— recuerdo pasó por su cabeza, una conversación que habían tenido con sus dos amigas hace días cuando estaban en las últimas clases antes de las vacaciones.

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— ¿Eh? ¿Una fiesta de navidad?

Entre las tres chicas reunidas una se había pasado un poco de su sorpresa, haciendo un poco de ruido pero nada alarmante para que más las pudiera oir.

Había sido una suerte que habían pasado su conversación a la parte de atrás del salón clases, estando en la parte de arriba.

— ¿No les parece algo emocionante? —una chica de coletas de cabello marrón naranja les miró de reojo a cada una.

Las otras se miraron entre sí, pasando un intervalo de medio segundo, suficiente para que la que se había sorprendido de antes fuera hablando.

—Bueno, sinceramente no veo nada de malo con eso —dijo ella con una expresión dudosa y pensativa—. No digo que no me disguste la idea, es solo que me sería algo complicado tener que ir cuando ya había tenido planes para volver a mi ciudad a pasar la navidad y año nuevo con mi familia…

—No tienes que preocuparte Wasabi, la fiesta será dos días antes del veinticuatro, así que tendrás el tiempo suficiente para ir a tu hogar.

—Mmm…, si así está la cosa entonces no veo el problema —dijo la chica de pelo castaño.

Se había acercado entre las otras dos para ser mucho más privada la conversación dentro de su área.

— ¿Y tú Sumire? ¿Qué me dices? —preguntó entusiasmada—. ¿Te interesaría ir a la fiesta también?

—No lo creo. Estaré ocupada ese dia con cosas de mi trabajo.

A decir verdad, no había ningún plan ese día para ella, pero buscaba la mejor forma de rechazar tal invitación a una fiesta que no tenía ganas de ir. No quería tener que estar entre mucha gente ruidosa.

Solo quiere estar tranquila y también estar concentrada con su trabajo aparte.

— ¿En serio? Eso es una pena —bajó la cabeza un tanto triste—. En tu trabajo si que son muy estrictos.

—B-Bueno, ya será la siguiente vez Namida, no te preocupes. —comentó la otra chica mientras le daba unas palmadas en la cabeza a su amiga de coletas.

—Es que quisiera que alguna vez podamos salir entre las tres para divertirnos, siempre la pasamos estudiando aquí pero no haciendo otra cosa.

—Sumire tiene sus propias prioridades, así que no te desanimes. —comentó Wasabi.

—Si, lo entiendo… —suspiró Namida—. Me iré a comprar algo para comer. ¿Les gustaría algo?

—Estamos bien.

Las otras dos le respondieron en negocio mientras le sonreían a la joven de coletas.

No tardó en irse Namida del salón de clases hasta verla desaparecer por la puerta, dejando a las dos. Wasabi al ver que ya no se encontraba su amiga, volteó a ver a la pelivioleta.

—Sumire, creo que deberías ser un poco más social. Se muy bien que eso último que dijiste fue más para no tratar de ser mala con Namida.

—Ya sabes que nunca he sido de esas que les gusta estar en fiestas. Priorizo mucho más mis estudios. —respondió Sumire con tanta naturalidad.

Aunque hablaba y escuchaba a Wasabi, se concentraba más en uno de los libros de la biblioteca que normalmente leía en sus tiempos libres. Sus ojos no se despegaban de él, pero antuvo su atención auditivo en su amiga.

A Wasabi no le molestaba mucho está forma de ser de Sumire, porque al fin y al cabo sabe que ella esa una buena chica y considera de verdad a ellas dos como unas amigas.

—Al menos piénsalo antes —dijo con una sonrisa, teniendo la atención completa de Sumire hacia ella—. Si en el menor caso cambias de opinión, mándame un mensaje de confirmación.

Se tomó un minuto de silencio mientras Sumire volvía su atención a la lectura de su libro. El sonido de la página doblándose se escuchó entre ellas dos, Sumire habló después de eso.

— Lo pensaré.

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«Aún cuando había dicho que lo pensaría, se me había olvidado. Tal vez no debería mencionarlo a Wasabi.»

Le preocupa mucho de lo que pensaría su amiga. Está claro que Wasabi no llegaría a molestarse, pero si que es una chica que mostraría mucho su decepción.

Algo de lo que más le disgustaba a Sumire sería en decepcionar a sus amigas, y aunque ya lo había hecho muchas veces al rechazar siempre salidas que no tengan que ver con estudios, estaba claro que está vez si era algo muy diferente.

Era una época de unión y estaba claro que para muchos significaba mucho.

¿Hace cuando fue que le importaba mucho ese detalle o estas fechas?

Ah claro, antes de que su madre muriera por una enfermedad. Desde ese entonces ya no le importaba tanto la navidad o al menos pasar una "noche buena" con seres queridos.

No había nadie de su familia con quién festejarlo. Sus padres ya no estaban con ella, lo único que hacía desde entonces para "celebrar" el 24 de diciembre era comer algo que usualmente no comería todos los días, y esa sería la comida que su madre siempre le hacía.

Dichos pensamientos los sacó nuevamente de su mente y volvió a el tema principal de todo esto, esa fiesta.

Una sorpresa que Akita le haya tenido que agarrar sobre el tema de ser más social con las personas en estos días, justamente cuando estaba ya estaba la fiesta a la vuelta de la esquina. Mañana sería 21 de diciembre y significaría que sería el día de la fiesta.

Por mucho que no le apetecía ir, no podía solo ignorarlo y hacer oído sordos a la petición de Akita. Ella ya le había mostrado su iniciativa en mejorar en ese aspecto, así que no podía solo echarse para atrás.

—Akita-san, a decir verdad… mis amigas me invitaron a salir para una fiesta. —se sinceró con la mirada puesta en su chocolate que estaba por terminarse.

—Oh, ¿una fiesta? Eso es muy emocionante y buena experiencia universitaria —para una mujer como Akita era claro que estaría muy emocionada, no como Sumire pero si que era algo que encontraba como una buena oportunidad para relacionarse con gente de su misma edad—. ¿Cuándo será?

—Será mañana mismo por la noche. Aún no le he confirmado a mis amigas que iré, creo que sería buena oportunidad de al menos intentar divertirme… Creo…

—Eso es bueno Sumire, definitivamente es una oportunidad para que puedas disfrutar mucho más de tu juventud. —se había levantado de su asiento repentinamente, no midió su evidente alegría que llegó al resto del local.

Los ojos de Akita empezaran brillar como estrellas, o al menos esa era la imagen que veía la chica al ver a su tutora tan entusiasmada.

Estaba claro que su expresión mostraba una felicidad, una que era comparable al de una madre. Bueno, así siempre ha sido ella con Sumire desde que se conocían y ahora está situación se formó como la plática de una madre con su hija para que ésta última consiguiera ser más activa con el resto.

—Si tu lo dices Akita-san —suspiró en señal de rendición a ha su nueva misión que se le presentó para el día de mañana—. Si es así, entonces debería de avisar y…

—Eso hazlo después, primero hay que apresurarse e ir las tiendas del gran mercado.

— ¿Para qué? —preguntó.

— ¿Acaso no es obvio? —tomó un último trago de lo que le faltaba de chocolate y se paró de la mesa—. Iremos a la tiendas que frecuento mucho para comprarte algo de ropa.

—N-No es necesario Akita-san, yo tengo en casa unas cuantas para ponerme. —agitaba las manos muy preocupada por la iniciativa de la mujer mayor.

Sus comentarios solo le hicieron mucha más energía a sus acciones, a lo que jalo a la joven hacia ella hasta pararla. Sentía una lastima Sumire al no poder terminar su chocolate.

—Eso no, tienes que verte tan malditamente hermosa hasta dar miedo por tu belleza.

—Eso sonó muy horrible… —entrecerró los ojos preocupada.

Por mucho que sus palabras fueran escuchadas por Akita, sabía muy bien que no las tomaría con la importancia que se deben. Sumire no tuvo más remedio que dejarse llevar por la mujer mayor hasta salir del local.

Algo le decía que el resto del día de esa tarde sería demasiado agitado antes de poder regresar a su apartamento y descansar.

Al menos en pleno camino tuvo la oportunidad de mandarle un mensaje a Wasabi para confirmarle de su presencia en la misma fiesta de navidad de mañana. Por supuesto, su respuesta fue una clara reacción positiva hacia todo esto y con una mera advertencia —de una forma bromista hacia ella— le dijo que se prepare.

Sumando en como Akita le llevaría en tienda en tienda para hacerla probar mucha ropa y preparase para el día de mañana, solo le causaba una enorme duda de elección.

«Estoy comenzando a arrepentirme de esto…»
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Continuará…

***

A/N: Como parte de mi regreso a escribir, me apeteció hacer una mini historia en la época navideña. Estando en estás fechas me gustó la idea así que enos aquí.

Espero que les haya gustado este primer capítulo, que muy posiblemente más tarde publique el segundo que ya lo tengo preparado.

No tengo mucho que decir más que, comentar que fue muy gratificante volver a escribir algo nuevo después de mucho tiempo. Está vez no diré mucho porque aún tengo que avanzar a la historia para tenerlas listas.

¡Nos leemos hasta luego!

¡Sayo!

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