Veinticuatro

— ¡Tenemos que tomarnos una foto grupal! — Propone Jungkook cuando el mural decorativo finalmente se ha quedado libre. — ¡Jimin, carga a Nancy! 

— ¡¿Por qué tengo que hacerlo yo?! — Pregunta como una queja mientras hace el malogrado intento de cargar a la susodicha. 

— Porque así tendremos una foto digna para el video del bautizo — Responde Jungkook con obviedad. — ¡Recuerda que eres el padrino de Nanzo!

— En ese caso tendría que cargar a Nanzo, no a su madre. 

Jungkook analiza las palabras del futuro padrino por un momento hasta que finalmente cobran sentido en su mente. 

— Tienes razón... — Acepta vagamente. — Entonces que la cargue Taehyung. 

Una nueva disputa comienza luego de unos pocos segundos de calma, donde el casi mecánico y el enamorado a distancia se enfrentan en una batalla a muerte por saber quién será el desdichado -o afortunado, como afirma Jungkook- de cargar a Nancy por sí solo. 

Luego de deshacer nuestro abrazo en el balcón, regresamos al primer piso del salón, donde nos encontramos con los chicos invadiendo la mesa de los bocadillos mientras que dejaron a los suidae cuidando nuestra mesa para que nadie nos la robara.

Desde que Yoongi me comentó que los animales como los jabalís y sus parientes más cercanos son mamíferos artiodáctilos, pertenecientes a la familia suidae, no he dejado de pensar en ello y ahora me es inevitable nombrar a mi hija y nieto de dicha forma cada vez que de me da la oportunidad. También tengo entendido que Jimin proviene de una de las familias granjeras de más prestigio de todo Busan, por lo que también es un gran conocedor de las características de los animales que suelen estar en su entorno.

Actualmente, el salón se encontraría desolado de no ser por nuestra presencia. Falta poco para las doce y los demás graduados ya se han retirado, quedando solo nosotros mientras intentamos decidir nuestras posiciones para la foto de recuerdo.

— ¡¿Qué pasará si se ensucia mi traje?! — Contraataca Taehyung a Jimin, quién se excusó diciendo que se le había roto la uña del meñique y por eso no podía levantar a la suidae mayor. — ¡Perderemos la reserva si debo hacerme un cambio de ropa!

 las fechas de la graduación de Jungkook y el cumpleaños de Taehyung son días continuos, decidimos que lo mejor sería celebrar la graduación durante la noche del veintinueve y el cumpleaños durante la madrugada del treinta, aprovechando así la ocasión para festejar de forma atrasada mi cumpleaños y el bautizo del suidae menor para ya salir del paso.

— No te preocupes, tenemos tiempo de sobra para llegar. — Le asegura Jungkook mientras mira el reloj en su muñeca. — La reservación es para dentro de doce horas y solo nos tardaremos alrededor de tres horas en volver a Daegu. 

El lugar se queda en silencio mientras procesamos las palabras la información anteriormente dada, logro sostener a Seokjin de la muñeca antes de que este suelte el manotazo que estaba destinado para el menor de sus amigos.

— ¡¿CÓMO SE TE OCURRE HACER UNA RESERVACIÓN EN DAEGU CUANDO ESTAMOS EL SEÚL?!

— Es un restaurante muy bueno y las chuletas de cerdo están al dos por uno durante todo el mes de diciembre! — Jungkook se excusa mientras se protege de Seokjin utilizando a Yoongi como escudo. 

— ¿Es en serio, Jeon? — Yoongi se lleva una mano a la frente para luego lo mirarlo de manera desaprobatoria. — ¿Estás hablando de comer cerdo mientras tenemos a los pequeños enfrente?

Jimin chista a la vez que se lleva el dedo índice a los labios. — ¡No hablen tan duro, ellos podrían escucharlos! 

— Eso sería como canibalismo para ellos. — Apoya Taehyung. — ¿Cómo podríamos ser capaces de degustar nuestro paladar con la carne de sus primos frente a sus narices?  

— Lo siento, no había pensado en ello... — Abro mis ojos con sorpresa cuando noto la mirada de Jungkook cristalizarse. — Nunca tuve la intención de cometer tal atrocidad. 

— Yo sí quiero comer chuleta. — Todos sueltan un suspiro de asombro y desconcierto al escuchar mi confesión. — Solo dejemos a los suidae en la veterinaria y luego nos vamos al restaurante. 

— Hyori... — Jungkook me mira decepción en su mirada. — ¿Cómo eres capaz de decir algo así? — Sostiene mi mano con fuerza mientras me mira a los ojos como si buscase algo en el interior de esto. — ¿Quién eres tú? Porque no eres la chica de la que me enamoré...

— ¿Perdón? — Trago duro al escucharlo hablar. — ¿A qué te refieres con eso? 

— ¡Es una canción en la que hemos estado trabajando! — Afirma Jimin antes de que Jungkook puedo atender mi consulta. — Pero no tienes por qué escucharla, aún no está terminada. 

— La verdad es que a mí también se me antojaron las chuletas. — reconoce Seokjin luego de haberse calmado. — Sin intenciones ocultas, querida Nancy.

— Pero también vamos a celebrar el bautizo de Nanzo Grabiel. — Jimin nos refresca la memoria con un nuevo inconveniente. — ¿Entonces como lo haremos? No podemos llevarlos a dicho lugar.

— Terminarían siendo tocino o traumados de por vida. — Afirma Taehyung bajo su obsesión con el embutido anteriormente mencionado.

— No se preocupen, acabo de recordar algo que podría sernos de utilidad. — Jungkook intenta calmarlos con una sonrisa triunfadora. — Creo que tengo una solución en mente, solo tienen que confiar en mí y dejar que haga algunas llamadas.

— ¡¿Entonces qué esperamos?! — Pregunta Seokjin con emoción. — ¡Pongámonos en marcha!

— Yo opino que lo mejor sería esperar a que amanezca. — Habla Yoongi captando la atención de todos. 

— ¿Dónde se encuentra ubicado su hotel? — Pregunto con curiosidad. 

El profundo silencio es el contestador de mi pregunta, pero aun así prefiero afirmar mi sospecha.

— ¿Olvidaron reservar uno?

— ¡¿Qué estamos esperando?! — Yoongi evade mi pregunta con otra pregunta. — ¡Es hora de regresar a Daegu!

Ahora nos encontramos una vez más en el auto en un nuevo recorrido de tres horas que esta vez espero que no se alargue. Seokjin, Taehyung y Yoongi van en el auto de este último, mientras que Jimin se ha ofrecido en llevar consigo a Nancy y Nanzo Grabiel. 

 Por otro lado, Jungkook y yo nos dirigimos en su auto como se ha vuelto costumbre en los últimos días, esto bajo decisión de los demás, aunque de igual manera íbamos a hacerlo de dicha forma.

— ¿Entonces cómo nos dividiremos con respecto a los autos? — Preguntó el Mondongo mientras subía a su vehículo. — Quién quiera venir conmigo tiene un minuto para hacerlo, si se quedan botados me abstengo de adquirir culpa alguna. 

— ¡Oye! No digas eso... — Lo reproché mientras los recuerdos volaban por mi mente. — Se siente horrible cuando realmente te pasa, luego tienes que aceptar el aventón de un descocido cuando te dejan a mitad de la nada. 

Jungkook posó su mirada sobre mí para luego llevar sus manos a sus a ambos lados de su cadera. — ¡Pero debes admitir que el desconocido es atractivo! 

— Y raro.

— ¡Pero no negaste que te mueres por mi hermosura!

El zumbido de un auto nos hizo sobresaltar y salir de nuestra pequeña discusión, buscamos al causante de esto y nos encontramos con Taehyung desde el interior del auto de Yoongi.

— ¿Podrían dejar su discusión para después? — Preguntó el casi mecánico asomando su cabeza por la ventana. — ¡Ya son más de las doce y ninguno de ustedes me ha felicitado! 

— ¡Pero si yo fui el primero en felicitarte! — Protestó Jimin desde el interior de su auto. No vengas con tus quejas en este momento.

— Tú no fuiste el primero en hacerlo. — Anunció Taehyung con firmeza en su tono de voz. 

— ¿Entonces quién lo hizo?

— La abuela de Jungkook me envió un mensaje a las doce en punto.

Dirigí mi mirada con rapidez hacia Jungkook mientras lo observaba con asombro, expectante por saber si él conocía dicha información, lo cual negó al encogerse de hombros. 

— No sabía de tu abuela sabía utilizar el teléfono móvil. — Comentó Seokjin con asombro. 

— Que puedo decir... — Respondió Jungkook con orgullo. — Desde que le enseñé a usar WhatsApp se ha convertido en una máquina imparable de mensajería.

— Lo mismo pasa cuando come carne. — Afirmó Yoongi con las manos sobre el volante. — Seokjin, ven con nosotros.

— Nos iremos en grupos de tres. — Aclaró Jimin ante el desconcierto del mayor de todos. — Tú, Yoongi y Taehyung en un auto, Nancy, Nanzo y yo en otro. 

— La parejita tendrá un tiempo a solas después de mucho tiempo. — Añadió Taehyung con todo burlón. — Espero que sepan aprovecharlo.

No hay manera de negarlo, Taehyung estaba en lo correcto al suponer que sabríamos muy bien qué hacer. Luego de una hora de recorrido, no existe duda alguna de que realmente hemos aprovechado nuestro tiempo a solas...

— ¿Entonces me estás diciendo que es más probable que una sirena camine a ver una nave alienígena en el cielo? — Pregunto con incredulidad en su dirección.

— Sí, porque según los estudios científicos realizados, se conoce más del espacio que del océano. — No puedo evitar aceptar la certeza en sus palabras. — Así que eso me lleva a confiar en que los aliens decidirían estar lo más alejados de la tierra para no ser descubiertos, mientras que las sirenas podrían salir libremente sin el miedo de ser vistas, ya que nadie tiene la certeza de su verdadera existencia.

Su teoría hace que miles de números se reproduzcan como una película justo frente a mis ojos, de alguna u otra manera, sus palabras logran cobrar sentido en mi mente. Sacudo mi cabeza con fuerza para disipar la idea e imágenes que se han creado gracias a mi imaginación.

— ¿Por qué escogiste un restaurante en Daegu en lugar de uno de Seúl? — Pregunto en un intento de cambiar de tema. — Aparte de la promoción de chuletas, claro.

— Quería estar un poco más de tiempo con mis amigos. — Aclara en voz baja. — Es difícil que podamos reunirnos los cinco en un mismo lugar y a la misma hora, ya que Daegu queda de pasada, pensé que podríamos despedirnos de los chicos a la vez que compartimos más tiempo con ellos. 

— Es una buena estrategia. 

— Y de la misma manera es un impulso para encaminarnos hacia Busan de una vez. — Afirma. — Finalmente podremos volver a nuestra querida ciudad luego de tanto tiempo estando afuera por el malentendido de las calificaciones. 

— En realidad soy de Ulsan. — Confieso y el me mira con asombro. — Me estoy quedando en Busan por las vacaciones de navidad, la casa de campo de la familia de Seongjin es mi actual hospedaje.

Jungkook procesa mis palabras por unos segundos sin apartar sus ojos de mí, rápidamente empujo de él para que vuelva su mirada al frente y no tengamos un nuevo accidente con la Nancy que solo cruza en camino.

— ¡Oh, todo cobra sentido! — Responde Jungkook con sorpresa. — Ahora entiendo por qué tu acento es diferente pero similar al de Jimin y al mío.

— Sí, a pesar de estar en diferentes en diferentes provincias, nuestras ciudades de origen se encuentran relativamente cerca.

— A menos de una hora de distancia. — Confirma mis palabras. — No será muy difícil reencontrarnos. 

— Estás en lo correcto. — Sonrío en su dirección y él me devuelve el gesto de forma inmediata. — Pero por el momento, enfoquémonos en llegar a Daegu y dormir un poco antes de la hora de la reservación.

Sin más, me recuesto sobre el asiento mientras lo observo conducir.

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