Trece/San Valentín en diciembre
Me quedo completamente inmóvil al sentir mi mano ser rodeada por la de Jungkook.
— Estamos un una cita.
¿Qué?
Estoy por reprenderlo pero detengo mis palabras al ver la cara de asombro de Hana y la expresión de disgusto de Seongjin.
— ¿Pero qué estás diciendo? — Contesta él con notorio enojo. — Que descarada eres, Yun Hyori. ¿Tan rápido te olvidaste de mí?
Su pregunta me hace soltar un bufido lleno de burla. — ¿En serio te creíste tan importante? — Pregunto con sorna. — Las personas asquerosas como tú se reemplazan con facilidad.
— ¡Yo soy mucho mejor que este tipo!
Me hierve la sangre al escucharlo ser tan descarado, estoy por responder cuando soy interrumpida por Jungkook.
— Incluso en tus sueños te gustaría ser mejor que yo, ¿Pero sabes qué?, nunca lo serás. — Su respuesta nos deja impactados a todos, muerdo mi labio conteniendo mi risa. — ¿Podrías dejar de irritar nuestros oídos con tu horrorosa voz? A mi novia le molesta tu presencia.
Puedo ver a Seongjin apretar su mandíbula con disgusto y a Hana soltar una carcajada.
— Bueno, nosotros ahora estamos oficialmente juntos. — Comenta Hana. — ¿Qué les parece si tenemos una cita doble?
Estoy por negarme cuando mi acompañante se me adelanta. — Me parece una idea genial. En la guía turística decía que hay un parque de diversiones no muy lejos de la salida.
Me golpeo la frente mentalmente y pellizco la palma de su mano con disimulo. Él da un pequeño salto y me mira con susto sin comprender el motivo de mi acción.
— Está bien. — Me resigno a aceptar. — Ustedes adelántense, nosotros iremos después.
Seongjin me lanza una mirada se desconfianza, pero corre detrás de Hana al ver que esta ya se encuentra en la salida del jardín.
— ¡¿Cómo se te ocurre aceptar!? — Exclamo en dirección de Jungkook cuando estamos a solas. — ¡Vámonos antes de que se den cuenta de que no los estamos siguiendo!
Intento correr en la dirección contraria a ellos pero Jungkook me lo impide.
— ¿En serio piensas huir? — Pregunta apretando el agarre de nuestras manos. — ¡Vamos Yun Hyori, será divertido!
— ¿Y estar viendo cómo esos dos asquerosos se intercambian las bacterias con la boca? No gracias. — Me zafo de su agarre pero él vuelve a tomar mi mano.
— Nosotros podríamos hacer lo mismo.
— ¿Qué?
— Que mañana hay misa para los sordos.
Le doy un pequeño empujón en el hombro por su comentario mientras él sólo se ríe.
— ¡Perdón! — Dice sin dejar de reír. — Pero una buena oportunidad para que les demuestres que no te dolió lo que te hicieron.
— Pero es que sí me dolió.
— Pero ellos no tienen porqué saberlo. — Se encoge de hombros. — ¿Me regalarías una cita?
— No. — Bromeo. — Primero tenemos que formalizar nuestra relación.
— Entonces... — Envuelve mis manos entre las suyas y se agacha hasta quedar sobre una de sus rodillas. — Yun Hyori, ¿me concederías el honor de ser tu novio por tan siquiera un día?
— Está bien. — Contengo mi risa antes de seguir. — Pero sólo por lo que queda del día.
— Con eso me conformo.
Intento eliminar la extraña calidez que se ha formado en mi pecho y estabilizar los latidos de mi corazón para que vuelva a la normalidad, pero me es imposible hacerlo lograrlo cuando Jungkook dirige una de sus manos a mi cara y aprieta mis mejillas.
Necesito una ambulancia, está por darme un paro cardíaco.
Nuestro momento se rompe cuando Seongjin aparece nuevamente en el jardín.
— ¿Podrían apurarse? Hana ya está por llegar a la taquilla y necesitamos su parte del dinero.
Jungkook está por buscar su billetera pero lo detengo. — ¿Recuerdas qué dijiste que después me pagabas el dinero del aire de las llantas? Tómalo de ahí.
Seongjin me mira con recelo pero finalmente se va, no sin antes recordarnos que nos demos prisa.
— ¡¿Te cobraron por echarle aire a las llantas?! — Jungkook me mira con asombro e incredibilidad.
— No lo hicieron.
— ¿Entonces por qué... Oh, ya entendí. — Se ríe con malicia y copio su acción. — Ese chico no es muy listo, que bueno que lo cambiaste por alguien mucho más inteligente.
— Sí. — Concuerdo. — Un especialista en hacer que los cerdos vuelen.
Sujeto su mano nuevamente antes de que pueda protestar y nos encamino hacia la salida. Me sorprendo mucho al notar que el parque de diversiones literalmente se encuentra en la salida del jardín.
— Se tardaron mucho, ¿se estaban besando?
— Nah, nosotros no somos muy fanáticos de compartir fluidos en sitios públicos.
Seongjin abre la boca incrédulo ante mi comentario y toma la mano de Hana para dirigirla hacia la entrada del parque, ella nos entrega nuestras entradas antes de ser jalada por su novio.
— ¿Qué esperamos para entrar? — Pregunta Jungkook antes de copiar la acción de la otra pareja.
— ¿Qué hacemos primero? — Pregunta Hana cuando volvemos a estar junto a ellos.
— Carritos chocones. — Propone Seongjin. — Hagamos algo, la pareja que choque más veces contra la otra antes de que se acabe el tiempo invita la comida.
— Hecho.
Sin mas, nos encaminamos en busca de dicha atracción y al estar frente a ella le entregamos nuestros tickets al chico encargado de este juego. Volteo mis ojos al ver que sólo tenemos diez minutos para jugar.
Me quejo internamente con Seongjin por su tacañería y obsesión por comprar todo por el precio más bajo.
— ¿Listos para perder? — Pregunta el antes mencionado.
— Te pregunto lo mismo. — Contesta Jungkook. Un dato que descubrí sobre él el día de hoy es que es suele ser muy competitivo con todo lo que hace. — Por cierto, prefiero las palomitas acarameladas antes que las saladas.
Seongjin está por responder cuando es interrumpido por el sonido de una campana que nos avisa que nuestro tiempo ya empezó a correr.
Me apresuro a tomar el carrito que me pareció más resistente y me siento en el lado del copiloto para que Jungkook pueda tomar el volante.
Antes de que tan siquiera podamos ponernos en marcha, nuestros contrincantes aprovechan para tomar ventaja y darnos el primer el primer golpe provocando que nuestro auto se mueva un poco en la pista. Jungkook aprovecha el impacto del choque para encender nuestro pequeño vehículo y conducirnos a toda velocidad hasta chocar contra el auto de nuestros rivales y hacer que estos vayan a dar hasta el otro lado de la pista.
— ¡Vaya! — Exclamo con asombro mientras intento calmar mi temblor. — ¡Eres muy bueno en esto!
Jungkook sonríe de lado haciéndome entender que mi elogio le ha subido el ego.
— Cariño, ¿dónde crees que aprendí a conducir?
— ¡¿DÓNDE ESTÁ EL CINTURÓN DE ESTA COSA?!
— No hay porqué preocuparse, ¡soy un experto en esto!
Jungkook refuerza su agarre en el volante y nos conduce a toda velocidad mientras damos vueltas por la pista hasta chocar nuevamente contra el auto de nuestros enemigos. Hana ha abandonado el puesto de piloto y ahora le pertenece a Seongjin, quién conduce con más ferocidad que ella y nos devuelve el golpe con mucha más potencia.
Lo que pensamos que sería simplemente un juego por comida gratis, se ha convertido en una gran pelea por descubrir quién saca de la pista a quién. Una alarma suena fuertemente informándonos que nuestro tiempo ha terminado, pero la emoción de Jungkook es tan grande que parece no darse cuenta de ello.
Una de las indicaciones que nos dio el encargado del juego, fue que al acabarse nuestro tiempo debemos dejar los carritos en el lugar dónde los encontramos, pero al parecer a Seongjin no parece importarle mucho eso.
Jungkook sigue sin caer en razón y nuevamente presiona el acelerador, chocando con el otro auto justo cuando Seongjin se estaba poniendo de pie, provocando que este caía del vehículo quedando sobre su trasero en el suelo pista.
Todos los presentes nos quedamos asustados viendo al chico intentar ponerse de pie, mientras que otros lo ayudan a levantarse y el chico a mi lado de encoge en el asiento mientras tiembla del miedo.
— ¡¿Qué hiciste?! — Grito en un susurro con temor.
— Bueno... Tú misma lo dijiste, soy especialista en hacer que los cerdos vuelen...
Sin nada mas que decir, yo también procedo a encogerme en el asiento.
⇼
Tomo mi maleta entre mis brazos y la sostengo fuertemente contra mi pecho. Estoy feliz porque mientras se llevaban a Seongjin al hospital pude aprovechar para ir a su auto y sacar mis pertenencias faltantes.
Jungkook y yo nos encontramos en camino a la veterinaria. Luego de la caía de Seongjin nos obligaron a abandonar el parque de diversiones por romper tantas reglas y armar tal escandalo, Hana tuvo que llamar una ambulancia ya que su novio tenía una ligera parálisis en su trasero y le era imposible moverse por cuenta propia. Jungkook y yo huimos de los guardias de seguridad mientras ellos nos seguían para que nos hiciéramos cargo del costo del servicio de la ambulancia.
— ¡Mira, Hyori! — Dice Jungkook sacándome de mis pensamientos. — ¡Mi auto ya está reparado!
Levanto mi mirada y corro en su dirección al ver que lo que dice es cierto. El vehículo se encuentra estacionado frente a la veterinaria.
— Creí haber escuchado que estaría listo hasta mañana por la mañana. — Menciono con desentendimiento.
— Bueno, al parecer ya está listo y cómo nuevo. — Contesta mientras abraza el capo. — ¡Mira esto!, incluso le añadió algunos detalles a la pintura!
— Tu amigo es realmente bueno en lo que hace. — Concuerdo.
— Luego le preguntaré por el costo. — Jungkook asiente con orgullo. — Bueno, ahora que tengo a mi bebé de vuelta podríamos retomar nuestro camino a Seúl hoy mismo.
Lo pienso por unos segundos pero finalmente acepto, debo volver a casa lo antes posible si no quiero hacer que mi madre se preocupe más.
Jungkook le da un último abrazo a su bebé antes de entrar a la casa.
Busco al veterinario mondongo con la mirada pero me es imposible encontrarlo, estoy por preguntar pero Jungkook parece leer mis pensamientos. — Espérame aquí, buscaré a Yongo.
Una vez más asiento en su dirección y lo observo marcharse hacia algún lugar de la casa desconocido para mi. Doy vueltas sobre mi eje mientras me decido entre hacerle caso a Jungkook o subir a la habitación y guardar mis cosas.
Sin pensarlo mucho, me dirijo hacia las escaleras para llegar al segundo piso, pero detengo mi paso al encontrarme con un chico alto de bata blanca. Intento pasar desapercibida pero él levanta su mirada e inmediatamente se da cuenta de mi presencia.
— Hola, mucho gusto. — Saluda el joven en mi dirección. — Soy el veterinario Kim Seokjin, puedes llamarme Jin.
Vaya, es realmente guapo.
— Mi nombre es Yun Hyori, pero puedes llamarme el amor de tu vida.
Esperen... ¡¿Lo dije o lo pensé?!
— Ese es un apodo algo peculiar, pero lo tendré en cuenta. — Toma mi mano y deja un beso sobre el dorso de esta.
Agacho mi cabeza mientras siento la sangre subir a mis mejillas. Estar tanto tiempo con Jungkook está provocando que se me peguen sus cosas raras.
— ¡¿QUÉ HACES BESANDO A MI MUJER?!
— ¡¿TU MUJER?!
— Primero Yoongi y ahora tú, ¿qué clase de amigos tengo? — Jungkook lo mira con decepción y melancolía. — No hay duda, todos los veterinarios son iguales.
— Que no se te olvide que Taehyung le coqueteó. — Añade Yoongi a sus espaldas.
Jungkook suelta un suspiro antes de resoplar. — Pero está bien, ya no importa. Ahora somos pareja y confío plenamente en que no me engañará.
— ¿Ya son pareja? — Pregunta Yoongi con asombro. — ¡Bien!, ¡ahora Taehyung me debe tres billetes de los grandes!
— Pero solo por hoy. — Aclaro. — Cuando el reloj marque las doce volveremos a ser simplemente amigos.
— ¡No se pueden dejar! — Reprocha. — ¡Tienen que durar por lo menos tres días para que Taehyung pueda pagarme el dinero de la apuesta!
— Bueno chicos, tendré que dejarlos. — El guapo interrumpe las quejas del mondongo. — El dueño de mi paciente pasó al baño y supongo que ya debe estar esperándome en mi oficina.
— Espera. — Jungkook interrumpe su partida. — ¿Qué tú no estabas de vacaciones? Yoongi dijo que te presentabas hasta el lunes.
— Se suponía que era así. — Suelta un pesado suspiro. — Pero el dueño de Ruddy exigió verla el día de hoy.
Sin decir nada más, se despide con una reverencia y se marcha hacia lo que supongo que es su oficina.
— Nosotros también nos retiraremos. — Anuncia Jungkook.
— Gracias por dejarnos hospedarnos en tu hogar. — Hago una reverencia en dirección a Min Yoongi. — ¿Dónde está Nancy?
— Con respecto a Nancy... En estos momentos necesita descansar mucho, no creo que puedan llevarla con ustedes. — Jungkook y yo lo miramos sin comprender. — Mis sospechas eran verdaderas pero aún no me explico cómo puede estar bien después de tremendo golpe.
— Está bien... — Accedo tristemente.
— Todo por el bien de nuestra pequeña hija. — Concuerda Jungkook.
— Ya les dije que no es tan pequeña, lo que pasa es que...
— ¡No lo digas! — Lo detengo. — Ya entendimos que nuestro retoño está floreciendo.
Antes de que pueda hacer más profunda la herida de nuestros corazones, tomo la mano de Jungkook y nos dirijo al segundo piso para tomar nuestras cosas.
⇼
Recargo mi cabeza sobre el cristal de la ventana. Suelto un doloroso suspiro y miro de reojo al chico a mi lado, su mirada se encuentra completamente opaca perdida y no puedo evitar sentirme peor de lo que ya estaba al notarlo.
Dicen que las despedidas son tristes y eso es algo que siempre he tenido presente, pero nunca pensé que llegaría a vivirla en carne propia a una edad tan temprana. Los recuerdos del momento vuelan dentro de mi cabeza y me obligo a contener mis lágrimas cuando las memorias se reproducen como si fuese película.
⁌ • ⁍
— Papá volverá pronto. — Afirmó Jungkook mientras jugaba con ambas patas delanteras de Nancy. — Quiero que seas una niña buena y no cometas muchas travesuras.
Acaricié su cabeza mientras ella cierra sus ojos demostrando su comodidad. — Pórtate bien y hazle caso al tío mondongo. Mamá necesita resolver un asunto, pero te prometo que en menos de lo acordado estaremos juntas de nuevo.
— Volveremos a estar juntos como la bella familia que somos. — Añadió su padre en un débil susurro.
La mirada de nuestra hija se volvió cada vez más cansada, sumándole así el peso profundo de sus ojos lo cual provocaba que estos se entrecerraran. Debíamos irnos, eso era algo que sabíamos muy bien.
Debíamos irnos antes de que ella se diera cuenta de nuestra intención de abandono temporal.
— ¡Ya se durmió! — Gritó Min Yoongi en un susurro mientras intentaba cargar con el peso de Nancy. — ¡Esta es su oportunidad para irse!
Me levanté rápidamente de mi asiento y corrí con sigilo hacia la salida, me despedí de Yoongi con la mano pero al darme la vuelta descubrí algo.
Jungkook seguía de cuclillas frente a Nancy.
— Volveremos. Es una promesa.
⁌• ⁍
Llevamos alrededor de una hora en la carretera, un tiempo en el que no hemos intercambiado ni una palabra en todo lo que llevamos de recorrido. Enciendo la pantalla de mi celular para fijarme en la hora, cayendo en cuenta de que falta muy poco para que termine el día.
Pocos minutos para que finalicé nuestro falso noviazgo.
— Disfruté mucho la salida de hoy. — Rompo el silencio con la esperanza de que se olvide un momento del motivo de su tristeza.
— Yo también lo hice, fue cómo un San Valentín pero en diciembre. — Sonríe. — Deberíamos repetirlo alguna vez.
— Deberíamos.
El silencio vuelve a reinar en el lugar, pero al menos las expresiones de tristeza han sido remplazadas por sonrisas dulces y sinceras.
— También disfruté mucho del ser tu ''novio''. — Añade. — Eres una chica espectacular, Yun Hyori.
— Y tú un chico magnífico, Jeon Jungkook.
La velocidad del auto disminuye con el aumento de las palabras hasta el punto en el que nos encontramos aparcados en lo que parece ser un mirador.
Me deslizo por el asiento mientras intento obtener una mejor vista de las estrellas que adornan el cielo. El chico a mi lado copia mi acción y me es inevitable girar mi cabeza en su dirección, me sobresalto al notar que nuestras miradas se encuentran y nuestros labios están a tan sólo milímetros de distancia.
— No puedo creer que esto sea posible. — Susurra.
— ¿A qué te refieres?
— Aún teniendo un hermoso cielo estrellado frente a mis narices, me es imposible apartar mi mirada de tus deslumbrantes ojos.
Cierro mis ojos con fuerza por unos segundos antes de que ya no pueda apartar mi vista de esos labios que llaman con fuerza mi nombre. Quiero hacerlo, pero sé que no puedo.
Miro la hora una vez más; faltan menos de tres minutos para que el tiempo se acabe.
Finalmente decido dejar de lado la voz de mi conciencia que me suplica que no lo haga, y le abro paso a mi corazón para que haga de las suyas por un rato.
Al voltearme nuevamente hacia Jungkook, me llevo la sorpresa de que esta vez nos encontramos más cerca de lo que estábamos hace unos pocos minutos. Cierro mis ojos con fuerza tomando el valor de llevar a cabo mi acción antes de que puedo pensar en arrepentirme.
Pero al parecer piensa lo mismo y se acerca a mí a la misma vez que yo me acerco a él.
El intercambio de nuestras respiraciones se hace presente cuando nuestros labios están a punto de rozarse, pero una voz hace que nos distanciemos y nos acomodemos en nuestros asientos.
— ¡Policía! — Grita una voz haciéndonos sobresaltar. — ¡Abandonen el vehículo y coloquen sus manos donde pueda verlas! Están detenidos por intento de robo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top