Capítulo 10

Meliodas cargaba a Elizabeth hasta la habitación dando vueltas y besándola apasionadamente. Mientras pasaban la puerta, él comenzó a quitarle la ropa y ella, sin quedarse atrás, hacía lo mismo.

— Te amo Meliodas — dijo ella quedando arriba de él solo con el sostén puesto. Meliodas se lo quitó quedando ambos desnudos. Ya no había vergüenza entre ellos dos. Ya se habían visto sin ropa y el cuerpo perfecto de ella volvía loco a su compañero de vida — tócame — Meliodas sonrió y abrió una cajita de preservativos y con un leve sonrojo detuvo a su rubio — No lo uses...

— ¿Qué? — preguntó él confundido.

— Quiero un bebé.

Sus palabras eran peligrosas, ambos deseaban tener hijos pero nunca se dio la oportunidad, pero ahora que estaban en la mitad de la intimidad, Elizabeth se atrevió a decírselo.

— ¿Segura? — preguntó Meliodas.

— Si, Meliodas — respondió sintiendo como su miembro entraba en ella — Ahh~ — un gemido salió de su boca mientras rodeaba sus brazos en el cuello de su amado.

— Estás tan mojada — susurró Meliodas mientras aumentaba sus embestidas.

— Ay Meliodas, más rápido — dijo ella con lágrimas en sus ojos por la excitación que sentía en ese momento.

Él comenzó a jugar con sus pechos mientras dejaba marcas en su cuello. Hizo que Elizabeth quedara arriba y comenzó a dar sentones, subía y bajaba sin parar al punto de dolerle, pero no un dolor normal, un dolor de excitación terriblemente placentera.

— Voy a~ — gimió ella soltando un grito seguido de una sensación de calor dentro de ella, Meliodas dio unas embestidas más y ambos cayeron rendidos en la cama, abrazados. Ella en su pecho y él acariciando su cabello hasta quedar dormidos.

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