segunda temporada
Es horrible la sensación que te inunda cuando te das cuenta de que no tienes anda, no tienes con quien y mucho menos a donde ir ¿Nunca lo has sentido? Pero puedo asegurarte de que el sentimiento que te abarca cuando todo parece arreglarse es lo mejor del universo, sin duda alguna. Te hace darte cuenta de las cosas y apreciarlas sean muchas o pocas, pero las aprecias de sobremanera, sería algo parecido a una segunda oportunidad.
- Vámonos hermosa – Sus labios capturaron los míos con una dulzura increíble, el simple roce de sus suaves labios me subía a las nubes. Se alejó de mis labios para luego depositar un tierno beso en mi frente.
Tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos y mi pulso una vez más se aceleró.
- Espera – Dije limpiando mis lágrimas que aún permanecían en mis mejillas. Regresé y tomé mi bolsa que momentos antes había dejado caer al piso.
Volví rápidamente con Erick y lo abracé como si hace años que nos no veíamos. Una vez más tomó mi mano entrelazando nuestros dedos.
(...)
Llegamos a la casa de Erick, él se bajó de su auto y tomó mis maletas.
- ¿Me dejarás quedarme? – Pregunté con una enorme sonrisa que aún seguía un tanto insegura, me miró y bajó las maletas para caminar hacia mí. Los nervios me carcomían, me sentía tan estúpida.
- Yo no te dejaré sola – Acarició mi mejilla – Mas bien... – Sonrió – No te dejaremos sola – Con su pulgar desapareció la lágrima que se había escapado.
- Te amo Erick – Me até a su cuerpo y escondí mi rostro en su pecho.
- Pero yo te amo más – Susurró en mi oído.
Dejó mis maletas en el living y en solo dos segundos ya lo tenía abrazado a mí.
- ¿Yami y Thiago? – Le pregunté rodeando su cuello con mis brazos. Bajó la mirada.
- Me odian – Solté una pequeña risa.
- Eso es imposible – Pasé mi mano por su cabello, lo había echado de menos.
- No, no lo es. Yami esta resentida conmigo y Thiago la apoya – Ocultó su rostro en mi cuello donde comenzó a dar pequeños besos.
- ¿Y por qué lo está? – Algo me decía que yo era la responsable.
- Le grité – Sacó su rostro y una vez más miró hacia abajo – Pero seguro se pondrán muy felices cuando te vean – Sonreí y bese fugazmente sus labios.
- Ven – Le dije tirándolo del brazo para caminar hacia la sala.
- No... – Dijo pero ya había entrado y visto la mesa central hecha trisas. Me giré hacia él con los ojos como platos – Si me ponía a limpiarlo, no hubiera llegado al aeropuerto – Se excusó y luego subió sus hombros.
- Eres un tonto – Le golpeé – Te pudiste haber lastimado – Rió aunque no le encontraba la gracia. La sala estaba llena de vidrios – Vamos a tener que levantarlo, los niños se pueden lastimar – Le dije soltándome de su abrazo.
- Hey, hey – Me tomó de la cintura – Tenemos que limpiar más aparte de eso – Señaló el cadáver de la mesa – Pero solo tenemos tres horas para nosotros solos y las quiero aprovechar.
En ese instante, me morí.
- ¿No fue lo único que rompiste? – Pregunté sorprendida tratando de controlar mis hormonas ante sus sensuales palabras.
- Digamos que tal vez será necesario que me mude contigo – Por mi encantada.
- Erick ¿Qué has hecho? – Sonrió tímido, ya me imaginaba lo que había pasado con su habitación.
Suspiró después de decir mi nombre y acarició mi brazo de arriba a abajo.
- No me vuelvas a lastimar así – Una horrible punzada se hizo presente en mi pecho y estómago.
- Jamás me perdonaré, Erick – No sé cómo era posible que siguiera teniendo lágrimas – Eres lo más valioso que tengo y no te quiero perder... nunca – Remarqué.
- Ya pasó – Dijo sosteniendo mi rostro por las mejilla – A partir de ahora, todo olvidado ¿Está bien? – Posicionó sus labios sobre los míos y se separó lentamente – Vamos – Regresó por mis maletas y subimos corriendo las escaleras.
Llegamos al piso de arriba y me guiaba hacia mi antigua habitación. Entramos y dejó las maletas de golpe en el piso y me rodeó por la espalda con sus brazos a la velocidad de la luz. Me gire sobre mis tacones para poder verlo de frente y su celular comenzó a sonar. Cerró los ojos molestos y dejé salir mi risa.
- No le encuentro la gracia ¿Eh? – Rodó los ojos sacando su celular.
- Por eso mismo te apodé "Am" – Hundí mi rostro en su cuello y lo mordí suavemente. Sus dientes aprisionaron su labio inferior, me encantaba que hiciera eso.
El teléfono dejó de sonar y una pícara sonrisa apareció en su rostro. Seguí jugando en su cuello, degustando cada una parte de blanca piel de porcelana. Cerró los ojos disfrutando mis besos y caricias.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top