capítulo 45

  Una vez en casa, tomé una ducha, cepillé mis dientes, sequé mi cabello con cuidado y comencé a prepararme para la cita .

Una vez lista habré esperado unos quince minutos hasta que escuché el claxon del auto de Erick y comencé a bajar las escaleras corriendo.

- ¿A dónde vas? – Preguntó mi madre desde la sala, quien leía unos papeles. 

- Erick me invitó a cenar – Dije con una enorme sonrisa. 

- ¿Y cuándo me pediste permiso?

Lo estaba haciendo intencionalmente ¿Cierto? Podía faltar dos días a casa y no se daba cuenta, podía decir de sobrellevada que pasaría la noche en la casa de Zabdiel y a ella no le parecía una mala idea pero no podía ir a cenar y regresar si no lo había pedido permiso.

- Te lo dije el martes – Mentí, de todos modos no recordaría. 

- Está bien – Dijo sin despegar la mirada de las hojas. Rodé los ojos y caminé hacia la puerta.

...

- Wow – Levantó ambas cejas al verme – Creo que tendremos que ir a un lugar más elegante de lo que había pensado – Ambos reímos. 

- Si quieres me cambio – Dije señalando hacia atrás.

- No, no – Negó con la cabeza - ¿Vamos? – Caminamos hacia su auto, él hacia el lado del piloto y yo al del copiloto. Abrió la puerta y subió, al contrario yo puse mis brazos en mi cintura y lo miraba a través del vidrio frontal. Me miró y rió negando con la cabeza. 

- ¿Es de verdad? – Preguntó con la sonrisa en sus labios. 

- Pues... en mis tiempos las cosas se hacían así – Dije como si fuera una mujer de noventa años. 

- ¿En tus tiempos? – Preguntó saliendo del auto. 

- Solo hazlo y no preguntes – Mordí mi labio inferior reteniendo mi risa.

- Como ordene "Princesa" – Rodeo el auto y abrió la puerta del copiloto. 

- Aww – Dije enternecida – Me dijiste princesa – Lo miré con ternura. 

- Fue sarcásticamente – Puso los ojos en blanco.

- Yo sabía que había un Erick dulce detrás de esto – Hice un ademán señalando su ropa. 

- Sar-cas-mo – Separó en sílabas – Lo conoces de sobra.

Quería reír a carcajadas, era divertido molestarlo así.

- ¿Y a donde tenías planeado que fuéramos? – Le pregunté ya dentro del auto y subió los hombros en señal de "No lo sé" - ¿McDonald's? – Una vez más rió y volteó a verme por un par de segundos y luego regresó la mirada al camino. Condujo al menos cinco minutos.

- Es broma ¿Verdad? – Esta vez sí solté una carcajada. 

- Tú querías venir aquí ¿No? – Sonrió divertido mientras estacionaba el auto en el mencionado restaurant. 

- Erick, era sarcas... – Bufé y bajé del auto, se estaba vengando por lo de "Princesa".

- ¿No te gusta? – Preguntó cerrando la puerta del auto y caminó hacia mí.

- Si lo hubiera sabido antes, no me hubiera partido tanto la cabeza tratando de encontrar un lindo vestido.

...

- Yo quiero una hamburguesa mediana con queso y una malteada de... – Dije pensativa tratando de decidir qué sabor – Fresa – Dije segura y el chico tocó la pantalla - ¡No! Mejor chocolate – Reí – Discúlpame – Le dije apenada ya que ya lo había marcado. 

- No te preocupes, tomate tu tiempo – Me contestó aquel chico con una galante sonrisa.

Sentí cómo la mano de Erick pasaba por mi espalda para llegar a mi cintura y lentamente me apegó a él. ¡Bienvenidos celos!

- Vainilla, si, mejor vainilla – Dije finalmente y volteé a ver al chico y su galante mirada había sido sustituida por una sumisa – Erick – Lo llamé y cambió su intimidante mirada por una más suave.

Erick pagó y el cajero le entregó nuestro ticket de compra con el número de nuestra orden.

- Lo bueno es que llamé temprano para reservar una mesa – Bromeó pasando su brazo por mis hombros.

- Cielos – Fingí estar sorprendida – Creo que te debió haber costado demasiado conseguir esta mesa, es una de las mejores del lugar – Nos sentamos en la supuesta mesa especial.

- ¿Se les ofrece algo más? – Se refería en específico a mí, ya que sentía su fija mirada. 

- No – Contestó Erick duramente, de inmediato volteé a verlo – Gracias – Dijo mirándome. 

- No te pongas celoso – Le dije cuando el castaño se fue. 

- No estoy celoso – Afirmó desenvolviendo su hamburguesa que era dos veces más grande que la mía. 

- ¿A sí? – Dije con el muy empleado en esta noche: Sarcasmo – Porque... la verdad parecía que quería desarmarlo a golpes – Suspiré – Seguro que es mi imaginación. 

- Si, eso es...

Seguimos platicando de cosas sin sentido, me hacía preguntas y yo las respondía, le hacía preguntas y él me respondía. No podía parar de reír, aunque él intentaba no reír pero terminaba haciéndolo.


*****


- ¿Sigues pensando lo mismo sobre mí? – Pregunté cesando un poco las risas.

- ¿Por qué preguntas? – Se recargó en el auto. 

- Porque... – Miré hacia abajo – En realidad me importa lo que piensas tú de mí – Mordí mi labio inferior. 

- No – Dijo tomando mi barbilla y alzando mi rostro – No pienso lo mismo – Se acercó lentamente con un fijo objetivo. Mis labios.

Me acerqué al igual pero desvié mi rostro y llegué a su mejilla donde deposité un suave beso.

- No beso en la primera cita – Susurré entre pequeñas risas en su oído. 

- Me has besado antes sin siquiera tener una cita – Dijo también en mi oído. 

- Pero ahora la tenemos – Golpeé jugando su estómago – Y no hay beso en la primera. 

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