cap 7
- Así que patinadora profesional – Entró al hielo pero no parecía ser la primera vez que lo hacía, ya que lo hacía ver sencillo.
- ¿Profesional? No – Reí – Pero de chica, mi padre me traía todos los fines de semana – Me acerqué y lo rodeé – Digamos que tengo experiencia – Sonrió pícaramente – Ven – Le tendí mi mano a Yami quien permanecía en la orilla por temor a caerse.
- Me voy a caer – Dijo sin querer soltarse.
- Pero te levantarás, además, no pasa nada. Todos se caen alguna vez – Tomó mi mano sin soltarse de la orilla – Así... Despacio – Dije tranquilamente tratando de darle confianza.
Levanté mi mirada y me encontré con la de Erick quien nos miraba sonriente. Le devolví el gesto y se dio la media vuelta para comenzar una carrera con Thiago.
- ¿Ves? Es sencillo – Yami había tomado más confianza y se había soltado de la baranda.
- Si, es divertido – Dijo alegre soltando mi mano pero perdió el equilibrio y cayó en el hielo.
- ¿Estás bien? – Le pregunté mientras la ayudaba a levantarse.
- ¡Sí! – No paraba de reír, eso era bueno.
Una vez parada, comenzó a patinar agarrada de mi mano levemente hasta que hizo un pequeño gesto de auto-suficiencia y comenzó a soltar mi mano. Ya había entrado en confianza, había empezado a patinar por sí sola.
- Mhmm, ya era hora – Sentí la mano de Erick en mi cintura – Ya me tocaba a mí con la patinadora alfa – Tomó mis manos y entrelazó nuestros dedos – Tienes la nariz roja – Rió después de tocarla con su índice.
- No te burles – Lo empujé.
- No me burlé – Ambos reímos – Espera – Se frenó y por ende yo también.
- ¿Qué pasa? – Volteé hacia él y lo abracé ocultando mi rostro en su pecho.
Susurró mi nombre, tomó mi barbilla y me hizo mirarlo a los ojos, observé con detenimiento sus perfectas facciones, mientras trataba de descifrar lo que pasaba, su cara estaba totalmente seria pero sus ojos no reflejaban enojo o frialdad, todo lo contrario.
- ¿Quieres ser mi novia? – Debo confesar que me sorprendió. A pesar de vivir juntos, no es lo mismo ser "novios". Una enorme sonrisa se formó lentamente en mi rostro y estoy segura que mis ojos comenzaron a brillar.
- Claro que si – Acaricié su mejilla antes de besar esos adictivos labios.
Estuvimos ahí por mucho tiempo, jugábamos carreras y en ocasiones, nos regañaban, ya que podíamos chocar con alguien pero aún así, Erick nos incitaba a hacerlo. Después de salir del lugar, comimos algo en un pequeño restaurante y luego de eso, volvimos a casa.
- Son novios, son novios – Yami no dejaba de cantar desde que se enteró.
- Le gustó la noticia – Dije feliz abrazando a mi novio.
- Me alegra – Besó mi mejilla y tomó mi mano para después caminar hacia las escaleras, íbamos en la mitad de estas cuando el timbre nos sorprendió. Erick bufó con fastidio.
- ¿Abro? – Le pregunté y negó con la cabeza – Yo lo haré – Besó mis labios y subí hasta mi habitación.
Tomé un short de jean y una musculosa estampada ya que eran las cinco de la tarde, aún era temprano para ponerme el piyama. Erick no llegaba así que decidí bajar.
- ¿Erick? – Canturreé mientras descendía con brincos por las escaleras – Ay, lo siento – Dije tapando mi boca bastante apenada al llegar a la sala y ver que había visitas.
- No te preocupes, ven – Me tendió la mano y aún avergonzada la tomé – Tía... – Se dirigió a la mujer castaña con sonrisa amable que estaba frente nosotros, me presentó – Ella es mi novia - ¡Dios! Me encantaba cómo lo decía.
- Erick – Largó con ternura – Es hermosa – Se acercó a mí y me saludó con un beso en la mejilla – Yo soy Sarah, la tía de Erick – Me sonrió y al igual le obsequié una sonrisa. Seguramente era la tía sobre la que me había contado que se encargaba de ellos cuando sus padres fallecieron.
- Mucho gusto – Dije cortésmente.
- Ay niña, dime qué le viste a esta piedra – Se refería a Erick y carcajeó, me fue imposible no seguirla.
- ¿Ya vamos a empezar? – Habló Erick y ella carcajeó aún más.
- No seas amargado Erick – Tomó su mejilla – Es una broma – Erick rodó los ojos.
De pronto se escucharon muchas voces de niños, volteé y eran Thiago y Yami con otros tres pequeños parecidos entre sí. Era obvio que eran los hijos de Sarah.
- Erick ¿Podemos ir a la casa de Tía Sarah? – Preguntó Yami y fue secundada por Thiago.
- Vamos... es sábado – Agregó Thiago.
- No lo sé.
- Déjalos, yo los traigo mañana en la noche o pasas por ellos – Le dijo Sarah y aceptó finalmente.
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