cap 28

  Erick POV.

- ¡_____! (Tu apellido) – Bramó el profesor, rodé los ojos y me interné en mi libro – ¡Señorita! – Gritó más fuerte. 

- ¿Si? – Respondió sorprendida. 

- ¿En qué mundo se encuentra? Es la tercera vez que le llamo la atención, a la cuarta, se va de la clase. 

- Disculpe – Dijo arrepentida – Es que no me siento bien... ¿Podría llamar a mi casa? – Me fue imposible no voltear, sentí un alivio al saber que había regresado a su casa. 

- Vaya – Le respondió con fastidio – Después de todo, no está haciendo nada productivo aquí.

Tomó su bolso y se puso de pie, pero al hacerlo se tambaleó como si fuera a desmayarse. Por reflejo me enderecé pero retuve mis ganas de pararme y asegurarme de que estuviera bien, me recargué de nuevo.

- ¿Está bien? – El profesor se acercó a ella y la sujetó por el hombro, Zabdiel rápido se puso de pie. 

- Si, solo me mareé un poco...

- A ver... d – Volteó a ver a todo el grupo, rápido levanté el libro tratando de esconderme detrás de este – Tú, Colón, acompáñala a la enfermería – ¡Mierda! 

- Mejor, yo voy con ella – Habló Zabdiel. 

- He dicho Colón – Reiteró el profesor como si estuviera en mi contra – Tu luego no regresarías. 

- No necesito que me acompañen – Habló ella – Se llegar – Se abrió paso y salió del aula.

- Colón, ahora – Señaló la puerta.

- Pero ella dijo que...

- Solo ve y asegúrate de que llegue a la enfermería y no termine en el piso – Maldije por lo bajo y me puse de pie.

- Dije que no necesitaba que me acompañaran – Enunció al escuchar mis pasos. 

- Y yo dije que no quería hacerlo, a ambos nos ignoraron – Bajé mi velocidad para ir detrás de ella - ¿Qué te pasa?

- Nada. 

- Casi te desmayas. 

- ¿Y?

- Entonces si te pasa algo...

- No.

- ¡Maldición, deja de hablarme así! – La tomé del brazo y la giré hacia mí. 

- Entonces dejo de hablarte – Se zafó de mi agarre y siguió caminando. 

(...)


- ¿Qué comiste esta mañana? – Le preguntó la enfermera, ella bajó la mirada y negó con la cabeza – ¿Anoche? – Una vez más negó tímidamente – ¿Cuándo y qué fue lo último que comiste? – Preguntó teniendo una sospecha.

- V-viernes en la noche... un pedazo de pizza. 

- Creo que no tengo que explicarte qué hacer ¿Verdad? – Asintió con la cabeza – Perfecto, como quieras, tengo que llamar a tu casa y explicar el problema. 

- ¡No!

- ¿Por qué no?

- Porque... – Volteó a verme – ¿Podríamos hablar en privado? 

- Espera aquí afuera y no te vayas – Me pidió la enfermera, puse los ojos en blanco y salí.

Cerré la puerta y me recargué de espalda en esta. Ella dijo que esperara afuera, no era mi culpa que la puerta fuera delgada y me permitiera escuchar todo.

- Bien, no llamaré, si te vuelvo a ver aquí tendré que llamar a tu madre vivas con ella o no ¿Esta claro?

- Está bien – Me moví de la puerta, se escuchaban más cerca las voces. 

- ¿En qué te irás? – La puerta se abrió.

- En taxi, es aquí cerca. 

- No creo que sea lo correcto.

- Yo la llevo – Hablé y ella palideció. 

- Perfecto, yo hablaré con el profesor. 

- No necesito...

- Si necesitas – La interrumpió – Necesito que te vayas, comas algo y descanses. 

- Pero...

- Pero nada – Ahora fui yo quien la interrumpió.

La lleve prácticamente a rastras hasta el auto. Durante todo el camino no emitió sonido alguno hasta que llegamos a "casa".

- Has llegado – Anuncié estacionándome frente a la casa de su madre. Miraba hacia el frente con furia pura.

- Eres un imbécil – Se bajó del auto y cerró la puerta con enojo. Comenzó a caminar pero no hacia la casa, sino que por la calle, baje la ventanilla – ¿Qué no es esta tu casa? – Pregunté mientras avanzaba lentamente. No hubo respuesta – Oh, lo siento, es que yo no sé donde vive Joel. 

- Pues entonces no debiste haberte entrometido y le hubiera pedido a él que me llevara – Apreté con enojo el volante. Apagué el auto, me bajé y caminé rápidamente hacia ella. 

- ¿Por qué? ¿Por qué siempre hay algo separándonos? – La sujeté por el brazo haciendo que se detuviera – Siempre hay algo o alguien interponiéndose.

- Tal vez no es nuestro destino estar juntos – Dijo como si nada ¿Realmente le daba lo mismo? Igual que la última vez, se liberó de mi agarre y siguió caminando.

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