cap 22
- ¿Me vas a contar qué te pasa? – Preguntó abriéndome la puerta del auto.
- No Joel – Rodé los ojos y subí al auto – Solo vámonos ya, por favor.
- Como digas – Sonrió y rápidamente rodeó el auto para subir al lado del piloto.
- ¿Y Colón? – Preguntó rompiendo el silencio. Una lágrima se deslizó pero rápidamente la limpié.
- Te agradecería que dejaras de hacerme preguntas – Dije sin siquiera voltear a verlo. Seguía con mi mirada hacia la ventana.
- Lo siento, solo que no te ves bien y el auto de él estaba afuera... ¿Se enojaron?
Rodé los ojos, estaba por decirle que me bajaba ahí cuando mi celular vibró. La pantalla indicaba que era Erick quien llamaba. Incliné la cabeza haciendo que mi cabello cubriera mi rostro ya que no podía resistir más y las lágrimas tomaban sus propias decisiones.
Me debatía en desviar la llamada o solo no responder. Me decidí, no respondería. Guardé de nuevo el celular en mi bolso y disimuladamente limpié las lágrimas de mi rostro.
- ¿Qué ha sido tan malo para que derrames lágrimas por él? – Volteé a verlo sorprendida. No esperaba que se diera cuenta – Te conozco muy bien ¿Recuerdas que alguna vez estuvimos juntos? – Tomó mi mano y rápidamente la soltó dándome mi espacio, acción que agradecí inmensamente.
- No tiene importancia – Susurré y una vez más regresé mi mirada hacia la ventana.
Afortunadamente no preguntó más y tampoco el celular vibró más.
- Aquí – Le dije señalando.
- ¿Qué? – Dijo más que sorprendido.
- Que aquí está bien, déjame aquí – Aclaré. Ya que podía ser malinterpretada.
- No te dejaré en este hotel de cuarta – Dijo con repulsión. De hecho yo no estaba muy contenta, pero digamos que no traía el efectivo suficiente para uno mejor y no traía mi billetera donde están las extensiones de las tarjetas de mi madre.
- No te estoy preguntando si me dejas quedarme o no...
- No sé qué mierda te hizo Colón pero yo no te dejaré aquí – Me interrumpió y continuó conduciendo – ¿Tú casa o la de Colón?
"Magníficas opciones las que me diste".
- Regresa al hotel – Dije cruzándome de brazos – No iré a ninguno de esos dos lugares.
- ¿Entonces? – Exhaló con fastidio – Ni pienses que te dejaré en uno de esos lugares – Se refería al hotel, no respondí – Bien... ¿No elegirás alguno? – Negué con la cabeza? – Perfecto – Rodó los ojos y volvió a mirar el camino.
(...)
- Gracias por nada Joel – Dije cerrando con fuerza la puerta del auto, odiaba que hiciera eso.
- Aún sigo detestando que hagas eso – Dijo como si leyera mentes.
- Da lo mismo – Acomodé mi vestido antes de comenzar a caminar por la calle.
- ¿A dónde crees que vas? – Preguntó retóricamente.
- No voy a quedarme en tu casa, iré a buscar algún hotel – Seguí caminando y un fuerte viento me hizo temblar y enmarañó mi cabello. Maldije, con ganas de tirarme al piso y llorar hasta quedar seca.
- No seas ridícula y entra ya – Me giré y lo vi caminando hacia la puerta. ¿Qué más haría? No tenía a donde ir... una vez más. Tal vez no había sido del todo bueno vivir con Erick.
Ya había pasado mucho tiempo desde que no entraba a la casa de Joel. Muchos recuerdos llegaron a mi mente haciéndome estremecer aún más que el frío viento de afuera.
- Dormirás en mi habitación – Dijo mientras subíamos las escaleras – Toma de mi armario la ropa que necesites, yo estaré en la sala – Abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara.
- ¿No saldrás? – Pregunté ya que apenas llegó a la fiesta y lo hice regresar.
- No – Negó con la cabeza – Cámbiate y si tienes hambre... baja.
- Quisiera ducharme...
- Pues hazlo – Dijo obvio, me sonrió y salió de la habitación.
Apenas se cerró la puerta y me desplomé en la cama, en automático, las lágrimas brotaban como si no tuvieran fin. ¿Cómo podía haberme hecho eso? ¡Y con Selena! Tal vez, yo me había equivocado en el pasado pero eso no le daba el derecho de acostarse con cualquiera... y mucho menos esa. Me dolía el pecho. Era el mismo dolor que me había atormentado cuando Erick había dicho que no quería volver a verme.
La herida que se había cerrado ahora se estaba abriendo y era mucho peor que la última vez.
"¿Por qué Erick?"
Era lo único que podía susurrar entre llanto. ¿Por qué siempre había algo? Siempre había algo o alguien impidiendo lo nuestro. ¿Por qué? Mierda ¿Es que no soy lo suficientemente buena? ¿Es por eso que siempre me cambian?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top