2.

           

Desperté. A duras penas me puse de pie para dirigirme al baño y abrir la regadera. En cuestión de segundos el agua tomo la temperatura perfecta. Deje caer mi ropa en el piso y entre para que junto el agua y el jabón se llevaran cualquier rastro de sudor.

Salí después de algunos minutos, y envolví mi cuerpo en una toalla blanca. Tome un conjunto una blusa de tirantes floreada que se pegara a mi cuerpo perfectamente y una falda exactamente igual que me quedaba un poco más arriba de las rodillas.

Hoy más que nunca tenía que ir arreglada. Sabrina y yo habíamos terminado, así que no podía haber rastro alguno de debilidad. Al contrario, debía demostrar que todo seguía siendo más que perfecto. Deje mi cabello suelto, permitiendo que ligeras ondas se formaran en el. Puse levemente maquillaje, delineé mis ojos con lápiz negro, mascara para pestañas y solo un poco de brillo labial, sobre mis gruesos y bien definidos labios.

Tome mi bolso, el cual traía algunos libros. Ya que la mayoría estaban en mi casillero. Baje las escaleras. Mi madre estaba en la sala. La mesa de centro como siempre estaba llena de papeles, su laptop y sus tres teléfonos celulares. Sin duda alguna una mujer ocupada.

-Me voy...- le avise antes de salir,

-Que te vaya bien- me contesto

Hace dos meses que no conducía. Sabrina siempre iba por mí y me llevaba a la escuela, saliendo nos regresábamos juntas y cualquier cosa que necesitaba lo hacía Sabrina.

Llegue al campus y estacione mi auto. Me gustaba llegar algo tarde. Y así lograr capturar la atención de todos. Obviamente, no era algo difícil de lograr.

Baje y todas las miradas se posaron en mí. Las de los chicos eran despectivas al contrario de las de las mujeres que solo indicaban deseo.

Solo que esta vez todos murmuraban cosas entre ellos. Seguro seria la ausencia de Sabrina a mi lado. Abrazándome por la cintura y cargando mi bolsa. Lo ignore y seguí caminando lentamente agitando mis caderas suavemente en un ritmo único.

-¡Rayos!- pensé molesta -¡Donde demonios esta Sarah!- No lograba verla. Y realmente la necesitaba.

Llegue a mi casillero. Saque mi celular y comencé a presionar botones, escribiendo un mensaje para Sarah.

-¿Por qué tan acelerada?- una voz burlona casi hace que el celular cayera de mis manos.

-¡Donde estabas!- le conteste alterada

-¿En mi casa?- contesto extrañada

-No me dejes sola...- le dije seriamente

-Ves... Chloe necesitas más amigas- se burló

-Bien sabes que Chloe y amigas... no van juntas en la misma oración, a menos que lleve un 'no necesita' en medio- comenzamos a caminar hacia el salón. Las clases transcurrieron rápido, debido a mi ansiedad por que diera la hora del receso y hacer que Sabrina se arrepintiera de haberme dejado.

Finalmente el estruendoso timbre nos liberó del maestro de álgebra. Espere a Sarah.

Ya acompañada por esta, caminamos hacia la cafetería. Acomode mi cabello antes de entrar y escuche una carcajada de Sarah.

-Ves lo que te digo... ella tiene toda la razón mujer- la fulmine con la mirada y empuje las puertas de la cafetería para entrar.

-Adiós linda...-

-Preciosa...-

Halagos de ese tipo aunados a leves chiflidos y besos tronados se escuchaban al momento en que yo pasaba entre las mesas. Ya se habían enterado. Ya que estando con Sabrina absolutamente nadie se atrevía a abrir la boca.

Como amaba esta atención. Todos desde los deportistas, inadaptados e incluso mujeres volteaban a verme. A excepción de alguien...

-¿Dónde demonios esta Sabrina?- pregunte en un susurro solo audible para Sarah y para mi

-Disfrutando de su libertad.-

-Sabes, creí que eras mi amiga- le dije seriamente

-Oh vamos, sabes que es juego- contesto riendo

Platicábamos de tonterías, como era común en nosotras. Pero aun así no podía evitar pensar en donde rayos estaba Sabrina.

-¡Hey!- se escucharon cuatro voces al unísono. Las amigas de Sarah.

-Nos abandonaste Sarah- le reclamo una mientras todas se sentaban en la mesa

-Lo siento, mi amiga necesita apoyo- les contesto y la fulmine con la mirada

-Oye... ¿es cierto?- dijo un Morena -¿Terminaron tú y Sabrina...?- todas en la mesa me miraban atentas

-¿Qué te parece si tú y yo?-

-Dianne... Ni lo pienses si- la interrumpió Sarah y le agradecí con una sonrisa

No me molestaba la presencia de todas en la mesa, de hecho era divertido. Lo que me molestaba era la ausencia de mi ex novia.

Ya estábamos todos más internados en la plática, cuando una de las das amigas de Sarah emitió un '¡Oh no!' mientras miraba hacia la puerta de la cafetería. Todos volteamos a verla a ella, para luego seguir la dirección de su mirada y encontrarnos con una escena para nada grata. Rápidamente sentí como Sarah volteaba a verme, pero yo no podía sacar la mirada de esa escena

-Creo que será mejor que nos vayamos...- ni siquiera supe quien dijo eso pero en cuestión de segundos solo estábamos Sarah y yo en la mesa.

-¿Chloe?- Hablo Sarah

-¿Rowan Blanchard?- estaba en shock –Rowan Blanchard le va a dar más que superficialidad y sexo?-

Rowan Blanchard digámoslo así, es mi 'rival' desde siempre. Todo en su vida es una constante replica de lo que yo hago. Su mayor objetivo es tener todo lo mío. Y al parecer va por buen camino. Ya que ya tiene mi odio y a mi ex novia.

Rowan caminaba con el brazo de Sabrina sobre sus hombros, esta sonreía hipócritamente como diciendo 'Mírenme, se la quite'. Al igual Sabrina caminaba quitada de la pena. Saludaba a las demás miembros del equipo que estaban sentadas en una de las mesas del otro extremo de la cafetería.

-Celeste- escuchaba la firme voz de Sarah pero no podía, ¡no reaccionaba!, No podía sacar mi mirada de ellas.

La mirada de Rowan se encontró con la mía, le sostuve la mirada. No hay nada peor que cortar la mirada, no demuestra nada más que debilidad.

Al ver que mi mirada no cedía, levanto una de sus delgadas y castañas cejas, se dio la media vuelta y tomo a Sabrina del rostro para atraerla a sus labios. -Odiaba que yo hiciera eso...- dije mientras veía como la besaba frente a todas sus amigas. Sabrina detestaba que hiciera eso... pero al parecer el que ella lo hiciera le agradaba.

-Chloe Celeste Hosterman voltea a verme ahora- me indico Sarah y rápidamente voltee a verla

-Cuando más necesitas tu orgullo, este decide descansar- me regaño, -Deja de verlas ya- tenía razón.

-No, Sarah...- me puse de pie. -No puede hacerme esto- camine hacia la puerta de la cafetería, obviamente a pesar de todo el coraje, nunca sin estilo

Llegue a mi casillero para sacar mis libros para la siguiente materia, Historia.

-¿Cómo pudo hacerme eso...?- pensé aun incrédula, -¡Cambiarme por esa hueca!- sin duda alguna Rowan Blanchard, es la persona más estúpida que conozco.

El fuerte timbre me saco de mis pensamientos. Cerré de un fuerte golpe mi casillero y camine hacia el salón de clases.

Entre y todos me miraron extrañados, comúnmente llegaba tarde a clases. Solo que ahora no tenía con quien 'distraerme'. Me senté en mi lugar de siempre, en la primera fila en el penúltimo asiento ya que Sarah se sienta en el último, o sea detrás de mí. Recargue mi cabeza en mis manos y miraba perdidamente hacia el piso.

-¿Que no era que no te importaba?- la voz de Sarah me hizo volver de mi mundo 

-Y no me importa...- mentí, si me importaba. Pero de todos modos Sarah se daría cuenta

-Si no es así, ¿por qué esa cara?-

-Pienso en cómo me voy a vengar de ellas- sonreí

-¿vengar?- soltó una carcajada

-Lo bueno es que no te importa eh...-

-Cállate Jeffery- gire sobre mi asiento para poder verla ya que estaba detrás de mí

-¿y qué vas a hacer?- sonrió divertida, -¿vas a salir con alguien más para causarle celos a Carpenter?- se burló

-Sabes... no es mala idea- volteé a verla sonriente

-Es una estupidez Celeste- alargo

-¡Claro que no!- dije pensativa. -Solo tengo que buscar a alguien que le produzca celos, así la estúpida de Rowan se dará cuenta de que aún me quiere, se enojaran, Sabrina regresa conmigo y todo perfecto de nuevo- levante una de mis delgadas cejas orgullosamente ante mi plan.

-¿Cómo fue que termine siendo tu mejor amiga?-

-No lo sé...- tome su mano, -Pero ahora serás mi novia- afirmé

-Chloe...- puso su otra mano sobre la mía. -Todos saben que somos como hermanas y que jamás saldríamos- era cierto. No creerán que salimos.

-Entonces, ¿quién?- mi plan se había frustrado. No podía ser cualquier persona. Tenía que ser alguien que a Sabrina le molestara, que le importara y que no resistiera ver a mi lado. Pero el problema era ¿quién?

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