11.


Deje la mayoría de mis libros en el casillero, afortunadamente no había tanta tarea, solo unos cuantos problemas de matemáticas y algunos resúmenes. Caminaba hacia la salida del edificio y no lograba ver a Sofia. -Más te vale que no te hayas ido Daccarett...- pensé mientras la buscaba en el campus.

-Tú no te preocupes que tenemos todo el día- una sarcástica voz me saco de mis pensamientos

-Te estaba buscando- le dije sonriente

-Si, como sea- rodó los ojos y comenzó a caminar –Sígueme- me indico mientras se subía a su motocicleta.

-¡Dios mío! lo que tiene de amargada, lo tiene de sexy- pensé mientras la veía. Sacudí levemente mi cabeza, para salir de mis pensamientos. -S...Si- conteste y camine hacia mi auto, lance mi bolsa en el asiento trasero.

No fue muy largo el trayecto, solo tenía algo de dificultad al tratar de seguir la alta velocidad de Sofia.

De pronto Sofia se subió a la acera, estacionando su motocicleta ahí, aunque no parecía una casa, seguramente sería su trabajo. Me estacione y baje no muy segura.

-Espérame- me dijo antes de entrar a una enorme tienda de música. De todas formas entre detrás de ella.

-¡Sofia!- un rubio detrás del mostrador le saludo al mismo tiempo que estrechaban fuertemente sus manos.

-¡Wow!, ¿y tú eres?- le saco la vuelta a Sofia acercándose hacia mi

-Nadie, no es nadie- Sofia lo tomo de cuello de la camisa y lo regreso al mostrador. -Concéntrate en tu trabajo- le ordeno.

-¡Sofia que bueno que viniste!- una castaña que bajaba las escaleras con ambas manos ocupadas por dos cajas, -Llamo Dan...- su mirada se quedó fija en mí, analizándome de pies a cabeza. Su cabello entre café claro con algunos rayos oscuros, levemente desordenado, jeans desgastados, converses viejos y maltratados. No me extrañaría que fuera la... la novia de Sofia.

-¿Que dijo Dan?- pregunto Sofia con cara de desespero

-Que... que no podría pasar por Paulina- dejo las cajas en el piso

-Pero... ¿por qué?- el desespero, aumentaba.

-Su auto...­- dijo haciendo una seña con sus manos como de explosión y junto con el rubio rieron.

-No puede ser­- dijo mirando el reloj en su mano

-Me va a matar- dijo caminando rápidamente hacia la puerta ­-Espérame aquí- me indico.

-Sí, aquí espérala- sonrió el rubio cuyo nombre desconocía, mientras que era aniquilado con la mirada por la pelirroja.

-Sofia pero...­- hable y regreso

-No- tomo su cabello entre sus manos -No puedo ir en la motocicleta por ella- regreso al mostrador -Dame tu auto- le dijo al chico quien asintió con la cabeza y se agacho.

-Aquí tienes- saco sonriente una patineta

-Twan- le dijo fulminantemente. Según lo que entendía la castaña no era su novia, y la tal 'Paulina' era muy importante, así que seguramente que ella si sería la... novia.

-Lo siento Sofia, en esto vine- sonrió

-¿Hailee?- se dirigió a la chica

-Camine- sonriente subió los hombros.

-¿pero qué?, ¡Siempre está lleno el estacionamiento por sus autos!- dijo alterada y yo solo me limite a agitar las llaves de mi lujoso auto.

Se dio la media vuelta para verme y le sonreí. Acorto nuestra distancia con aproximadamente cinco pasos.

-Nunca te pediría algo a ti- susurro en mi oído para después salir de la tienda. Le gustaba sufrir ¿no? Salí detrás de ella, después de escuchar un 'Nos vemos' del tal Twan.

-Sabes...­- le dije por la espalda, gracias a la altura de los zapatos, alcanzaba con precisión su oído -Hieres mis sentimientos- la rodee poniéndome frente a ella.

-¿Enserio?- levanto una de sus naturalmente bien definidas cejas. Acortaba lentamente la distancia entre ambas. Mientras dejaba mis llaves en una de las bolsas de su chaqueta.

-No- solté una carcajada y me di la media vuelta y camine hacia mi auto. Solo que esta vez subí al lado del copiloto. -Al parecer si aceptaste mi ayuda...- dije sonriente cuando Sofia subió al auto.

-No, solo subí y tome tu auto- aclaro

-¿Entonces viene siendo un robo?­- pregunte mientras miraba su perfecto perfil.

-Exacto- afirmó

-¿Y quién es Paulina?- me aventure a preguntar.

-No te importa- dijo de mala gana

-Claro que me importa- volteé a verla -Me interesa saber por quién, llegaste al grado de pedirme ayuda- como gozaba de hacerla enojar.

-A ver­- dijo con fastidio, esta mujer no tenía ni una pizca de sentido del humor -No te pedí ayuda. Serias la última persona a la que le pediría algo- seria regreso su mirada al camino.

-Una pregunta...- dije divertida ­-¿Por qué tanto "odio"...- hice comillas -...Hacia mi?- la verdad me intrigaba, ya que nunca en mi vida. Alguna chica o chico me había rechazado y/o tratado tan mal como ella lo hacía.

Se estaciono en un enorme parque, había muchos autos alrededor, la verdad no reconocía donde estábamos

-Detesto a las personas como tú- hablo -Falsas y engreídas que piensan que solo por ser 'lindas' pueden hacer lo que se les pegue la gana- apago el auto.

-¿Así que piensas que soy linda?- me gire hacia ella

-¿Lo ves?- bufó -No puedes ser más hueca porque no te da tiempo de arreglarte- saco las llaves y bajo del auto.

-¡Es que es una estúpida!- pensé molesta. -Esta tipa realmente piensa que soy más tonta que nada- solo de una cosa estoy segura. Se va a arrepentir.

Espere en el auto cerca de cinco minutos hasta que por fin logre verla caminar hacia el auto, cruzaba la calle para después atravesar el parque. Pero lo que me llamaba la atención era la que seguramente sería Paulina

-¿Es su hermana? Si seguro que es su hermana-

Tenía un pequeño debate en mi mente al ver a la 'rudísima' de Sofia Daccarett con una pequeña de unos 5 años aproximadamente. Sin duda era hermosa, finas facciones, nariz respingada, ojos verdes, cabello castaño y lacio -¿su hija?- digamos que un poco de pánico se apodero de mi -Tal vez es casada, con esposa, hijos ¿Pero cuántos años tiene? ¡Tal vez por eso se resiste a mí!- cada vez se acercaba más y mi rostro de ¿estupefacción? Era imposible de ocultar. -Es que es tan parecida a ella- respire profundamente y me gire en el asiento para ver hacia el frente

Escuche que se abría la puerta de atrás y Sofia sentó a la niña detrás del asiento del piloto. La pequeña no paraba de hablar, con su aguda voz entre cortada podría entender que hablaba sobre sus tenis. Sofia trabó el cinturón de seguridad y subió al auto en el lado del piloto. Paulina, no se había dado cuenta de mi presencia hasta que volteo y me sorprendió observándola.

-Hola- dijo con una hermosa sonrisa –Toots- llamo a su ¿hermana?, ¿madre? -¿Ella es tu novia?- pregunto con una risita cubriendo su boca. -¡NO ES SU HIJA!- celebre en mi interior

-¿Yo?- solté una carcajada y voltee a ver a Sofia quien solo rodó los ojos -Claro que no- le sonreí -Soy solo su compañera en un trabajo.- Le hablaba con ternura. –Soy Chloe- me presente.

-Yo soy Paulina- no tenía una idea de lo aliviada que me sentía al saber que era solo una pequeña, así no tendría que deshacerme de nadie.

-Toots ¿es tu hermana?- le pregunte a la pequeña ya que si le preguntaba a ella, diría 'Que te importa' La pequeña asintió y sonrió al escucharme utilizar el mismo apodo que ella había dicho para referirse a su hermana. -¿y quién te hizo esas coletas tan lindas?- le dije y Sofia volteo bruscamente hacia mí y me fulmino con la mirada. ¿Pero que había dicho?

-Hailee me las hizo- dijo sonriente -Sofia me las hace horribles- solté una carcajada, es imposible que esa dulzura fuera familiar de la amargada de Sofia.

-Bueno basta de preguntas, ¿sí?- dijo Sofia seriamente. Me gire nuevamente en el asiento y volteé mi mirada hacia la derecha.

*

Llegamos a la que seguramente sería su casa, era realmente hermosa. Blanca, enormes ventanas, inmenso jardín. Sin duda una mansión. Sofia se estaciono y todos bajamos del auto, caminamos en silencio detrás de Sofia hasta la puerta. Mientras esperábamos a que Sofia  abriera, note como la pequeña me observaba.

-Es muy lindo tu vestido- dijo tocándolo

-¿De verdad lo crees?- le pregunte ahora muerta de ternura, asintió con la cabeza -Sabes...- le dije sonriente -Este es mi favorito- le confesé

-Eres muy linda, te pareces a una de mis muñecas- dijo riendo

-Hasta en lo plástica y hueca...- dijo Sofia en un susurro al momento de abrir la puerta, entre no sin antes matarla con la simple mirada. Lo que tenía de linda lo tenía de bocona.

Entre y la casa parecía aún más grande por dentro que por fuera, la verdad no me extrañaría que al igual que Paulina, sus padres serian un mismísimo dulce de leche. Lo que me seguía extrañando sin duda alguna seria Sofia y su notoria amargura.

-Paulina- la llamo ya que corrió por la escalera -Quiero que hagas la tarea ahora- indico seriamente, no con el grosero tono que usa conmigo obviamente -Estaré aquí abajo por si necesitas ayuda- a pesar de su ruda forma de hablar, me mataba de ternura.

La pequeña niña asintió con la cabeza y subió las escaleras, Paulina agitaba su mano con una enorme sonrisa como diciéndome adiós. Le devolví el gesto. Me gire hacia Sofia y le sonreí.

-Parece que a tu hermana le agrado a pesar de ser plástica y hueca- solté una carcajada

-Solo porque le recuerdas a sus muñecas, no te emociones- dijo caminando hacia la que supuse seria la sala.

Camine detrás de ella hasta que llegamos a la sala, dejo su mochila en uno de los enormes sillones negros de piel, me senté y puse mi bolsa en mis piernas, saco el enorme paquete de hojas y lo dejo caer en la mesa de cristal del centro de la sala.

-Ya vuelvo- dijo y salió por donde habíamos venido.

Me acerque a la mesa y tome la guía, tome de mi bolsa un lápiz para poder contestar mientras Sofia volvía.

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