Capítulo 8

El grupo estaba sentado en los sofás esperando una respuesta de Karma. Arthur estaba sentado junto a ella mientras le acariciaba la espalda y Karma simplemente veía el suelo con una mirada perdida. Davina, Noelle y Morticia la miraban sin ninguna expresión en sus rostros.

–Hace tiempo lo hice. –habló Karma en un susurro casi inaudible pero fue escuchada por todos. –Sólo lo hacía como siempre, por reírme de las desgracias de los humanos. No pensé que algo así pudiera pasar.

–Eso te sirve para valorar la vida de todos por igual. –dijo Davina. –Los humanos no son como nosotros, seres inmortales. Ellos tienen una vida corta, algunos la aprovechan para vivir felices y otros la malgastan. He visto muchos casos.

–Por ahora debemos salvar a Jessica. –habló Noelle levantándose del sofá y mirando a sus amigas.

–Pero...

–Jessica te importa, ¿no? –preguntó Noelle a Karma, quién asintió lentamente. –Eso es lo único que te debería importar ahora mismo. Salvar a la pequeña Moore.

–Yo me debo marchar. –dijo Morticia sorprendiendo a todos.

–No te puedes ir, debemos hacer algo. –Davina se interpuso entre la salida y Morticia.

–Me he cansado de vuestras payasadas.

Morticia usó sus poderes y desapareció haciendo que Karma se sintiera aún peor de lo que ya estaba. Davina y Noelle comenzaron a idear un plan, Magnus era un simple humano por lo que se podían hacer cargo de él con facilidad, el problema real era Rasmondeus. Un demonio de clase alta, y aunque fueran a pelear contra él, aún no tendrían suficiente fuerza para derrotarlo. Davina y él al ser opuestos sus poderes eran nulos el uno contra el otro, por lo que las únicas eran Dharma, Noelle y Karma en caso de que pudiera usar alguno de sus poderes, algo en lo que no tenía ninguna esperanza.

–Por ahora Dharma se quedará con Sabrina. –avisó Davina apareciendo en el salón con sus poderes. –Será mejor que no se involucre aunque creo que lo está deseando. ¿Y Karma?

–Salió corriendo de la casa. –dijo Arthur algo preocupado. –Pero de eso y a hace dos horas.

–Desde luego, Sabrina y ella son cabezotas. –rio Noelle mientras se comía un dulce.

–Deberías dejar de comer tantos dulces, te saldrán caries. –Arthur miró a Noelle y le sonrió.

–Nunca cojo caries, querido Arthur.

–Que suerte tienes.

(...)

Karma corría por el bosque intentando llegar al pueblo más cercano, lo que empeoró la situación fue que había empezado a llover, haciendo que toda su ropa se mojara y comenzara a tener lo que los humanos llamaban escalofríos. Observó a su alrededor pero sólo podía ver árboles, desde luego su orientación en tierra no era lo suyo.

–Hola Karma. –le saludó Gabriel detrás suya. Él vestía con ropa completamente blanca, sus alas blancas era perfectas y su halo sobre su cabeza brillaba en un tono dorado.

–Tú. Maldito. –Karma se acercó a él con rabia. –Dame mis poderes.

–¿Para seguir con tus bromas? Aun no es el momento de que los tengas.

–Tú no lo entiendes. ¡Tengo que salvarla! –gritó Karma pero Gabriel ni se inmutó haciendo que la chica quisiera llorar. –Tengo que hacerlo, por favor.

–Lo siento. Aún no es el momento.

–Entonces, ¿para qué has venido?

Karma vio como Gabriel se había marchado, la rabia crecía en su interior y dio un puñetazo contra el tronco de un árbol, haciendo que se hiciera cortes en su mano y comenzara a sangrar. Sintiendo por primera vez el dolor físico, el emocional ya lo conocía muy bien.

–Karma.

Al girarse vio a Davina mirarla con tristeza. Davina observó como Karma estaba despeinada, con la ropa empapada y con su mano herida. Se acercó a ella sin decirle nada y le abrazó, haciendo que Karma se derrumbara y llorase por primera vez en siglos, algo que entristeció a Davina.

–Volvamos, los demás esperan.

Davina, sin dejar de abrazar a Karma, se teletransportó al interior de la casa junto a los demás. Quiénes al ver la situación de su amiga no dudaron en acercarse y unirse al abrazo, algo que relajó a Karma al sentir a todos sus amigos con ella.

Aquella noche, Karma se enfermó después de estar corriendo bajo la lluvia, algo que no le gustó para nada aquel sentimiento de sentirse mal. Davina y Noelle cuidaron de ella ya que por razones obvias ellas no se enfermarían ni necesitaban dormir, algo que le dio envidia a Arthur pero al recordar lo mucho que le gustaba dormir se le pasó.

Al día siguiente, el grupo regresó a la ciudad rápidamente gracias a los poderes de Davina. En la casa se encontraron a Dharma y a Sabrina peleándose; Dharma estaba impidiendo que Sabrina le entregara los papeles a Magnus y la chica parecía capaz de todo.

–Me da igual la herencia, sólo quiero a mi hermana.

Karma se acercó a Sabrina, quién la miró con odio y la abrazó sintiendo como la pelirroja se tensaba en su abrazo, algo que le hizo sentir mal a Karma. Al separarse, Karma le dio una pequeña sonrisa mientras le quitaba los papeles sin dejar de mirarla a los ojos.

–No quiero que me perdones. Pero déjame ayudarte a salvar a Jessica, después no volverás a saber de mí. –le prometió Karma. –Te lo prometo.

Aquello dejó a Sabrina helada y sin saber qué decir, pero Karma no necesitaba saber cuál era la respuesta, la tenía clara. Le entregó los papeles a Arthur, Noelle usó su magia para duplicar los documentos, así que uno tendría los originales y otro los falsos.

–Bien, debemos... –habló Karma pero se sintió débil a causa de la fiebre y cayó al suelo desmayada.

–¡Karma!

Todos se acercaron a ella, Sabrina la levantó suavemente la recostó en sus piernas mientras los demás la miraban preocupada. Sabrina llevó su mano a la frente de la chica para notar que estaba ardiendo y sudando mucho.

–Corrió en tu busca. –le dijo Noelle a Sabrina, la chica la miró sorprendida y preocupada. –No pudimos detenerla, y bueno, ni queríamos la verdad. Creo que no pensó que se podría enfermar.

Arthur cargó a Karma al estilo nupcial para llevarla a su habitación para que descansara, mientras Davina, Dharma y Noelle debatían sobre cómo se curaba una enfermedad humana, Sabrina mientras tanto estaba preocupada por las dos personas más importantes para ella.

–Yo solo he visto a gente nacer. –dijo Davina.

–La gente que estaba enamorada se cuidaban mutuamente. –añadió Dharma a la conversación.

–Mis padres simplemente me daban caramelos.

–Iré yo. –dijo Sabrina con una pequeña sonrisa al escuchar la conversación.

Sabrina se levantó del sofá y caminó por el pequeño pasillo hasta llegar a la habitación de Karma, llamó a la puerta que estaba entrecerrada y al escuchar un "pasa" de Arthur abrió la puerta por completo y entró. Vio a Karma tumbada en la cama con una toalla húmeda en su frente y a Arthur sentado a los pies de la cama mirándola, pero su vista se fue a Sabrina.

–¿Qué tal va? –preguntó Sabrina acercándose con timidez.

–Parece que la fiebre le ha bajado un poco, pero aún está débil para moverse. –Arthur le quitó la toalla para mojarla en la zafa con agua fría que había en la mesa y se la volvió a poner en la frente. –Además de que parece que está delirando un poco.

–Maldito Gabriel... –murmuró Karma removiéndose en la cama, haciendo que Sabrina y Arthur sonrieran.

Arthur se marchó para comprar algunas medicinas para Karma mientras Sabrina se quedaba a cuidarla, y las demás se marcharon para ver si encontraban alguna pista sobre Magnus por la ciudad.

Sabrina contempló a Karma, quién dormía ahora más tranquila, ella sabía que la chica no tenía culpa de lo que pasó o realmente sí. Ahora lo que más le importaba era cuidar de su hermana, era la única familia que le quedaba y no quería que le pasara nada malo, es por eso que depositaba toda su confianza y esperanza en que Karma y las demás la encontraran cuanto antes.

–Recupérate pronto, te necesito para salvar a Jessica. –susurró Sabrina acercándose a Karma.

Sabrina se asomó por la puerta para comprobar que estaban solas, lo último que quería era que Dharma estuviera demasiada emocionada por lo que iba a hacer. Se sentó cerca de Karma y acercó su rostro al suyo, Sabrina le dio un pequeño beso en la comisura de sus labios haciendo que Karma frunciera levemente el ceño y Sabrina al separarse sonriera con cariño.

Salió de la habitación en silencio y fue hasta el salón, dónde encendió la televisión y sonreía tontamente por su acción de hace unos minutos. No podía creer que lo había hecho al fin.

Arthur regresó un rato después con algunas medicinas para Karma, Sabrina le comentó que todo estaba muy bien haciendo que el chico estuviera confundido por el comportamiento de la chica pero sonrió al hacerse una idea. Davina, Noelle y Dharma aparecieron a los minutos de llegar el chico, pero sin noticias.

–Al parecer Rasmondeus se ha encargado de esconderlos muy bien. –explicó Dharma a Sabrina.

Cuando Arthur entró a la habitación con un vaso de agua y unas pastillas, se encontró con Karma incorporada en la cama, por su aspecto parecía estar mejor. Él le sonrió y su sonrisa se amplió cuando vio el rostro rojo de su amiga, y sabía que no era causado por la fiebre.

–¿Qué tal te encuentras?

–Odio las enfermedades humanas. –respondió Karma con una pequeña sonrisa. Miró las medicinas que llevaba Arthur en su mano y le miró fijamente. –Estás loco si crees que me voy a tomar esa mierda.

–Te las tomarás si quieres mejorar. Además, querrás darle algo a Sabrina también, ¿no?

–Te odio.

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