Capítulo 5
–¿Estás segura de que usaste tus poderes? –preguntó Noelle mientras se abanicaba, aún no se había acostumbrado a las temperaturas de la ciudad.
–Estoy segura. –respondió Karma con seguridad. –Una vez más, Arthur.
–¡Vale!
El grupo se encontraba en un parque que había a las afueras de la ciudad, como estaba algo lejos casi nadie iba por allí, tan solo las personas que lo cuidaban y alguna persona que quería tranquilidad. Por lo que era un buen sitio para practicar. Y eso era lo que estaba haciendo Karma junto a Arthur, quien cogió una piedra mediana y se la volvió a lanzar a Karma, quién quiso usar sus poderes pero solo recibió la piedra en la cara haciéndole un rasguño.
–¡Perdón! ¿Estás bien? –preguntó Arthur acercándose.
–Odio el dolor, ¿Cómo los humanos lo podéis soportar? –gruñó Karma mirando a sus amigos. Sabrina se acercó con un pañuelo para limpiarle la sangre que tenía la chica en su frente. –Gracias.
–De nada. –Sabrina sonrió algo tímida y le limpió la herida.
Cuando Sabrina se giró se encontró con la mirada curiosa de su hermana haciendo que le sonriera algo nerviosa y haciendo que Jessica sonriera complacida. El pequeño duelo de miradas fue interrumpido cuando Karma gritó frustrada de que no pudiera usar sus poderes de nuevo.
–Tal vez sólo los puedes usar cuando sea realmente necesario. –opinó Morticia mientras mantenía su mirada en un libro que estaba leyendo sentada bajo un árbol.
–Voy a maldecir al puto Viej...
Karma no pudo terminar ya que un rayo impactó en ella haciendo que cayera al suelo mientras gemía del dolor. Los demás se sorprendieron y hasta unos minutos no reaccionaron para acercarse a su amiga, Morticia miraba la situación sonriendo y dirigió su atención al libro de nuevo.
–No maldigas tanto y piensa en todo el amor que tienes. –comentó Dharma mirando a la chica.
–Deja tus cursilerías de hippie, Dharma. No ayudas. –dijo Karma incorporándose algo mareada.
–Hueles a carne cocinada. –Arthur rio mientras recibía una mala mirada de Sabrina. –Perdón.
–¿Estás bien? –le preguntó Sabrina a Karma.
–Eso creo.
–Aquí hay tema. –comentó Jessica mirando con una gran sonrisa a Sabrina y Karma, quién la primera estaba ayudando a la otra chica a levantarse.
(...)
Los días fueron pasando, Noelle y Dharma localizaron a uno de los chicos que secuestraron a Jessica y para su suerte estaba persiguiendo a Sabrina, quién estaba haciendo unas compras para la casa de Arthur. Ambas volaban encima de ellos y vieron como arrinconó a Sabrina en un callejón, para robarle o tal vez algo peor, sonrieron y bajaron hasta donde estaban.
–¿Quiénes sois vosotras? –preguntó algo cauteloso mientras Sabrina sonreía.
–Vamos a ser tu peor pesadilla. –dijo Noelle con una sonrisa arrogante.
Noelle pisó fuerte el piso haciendo que se congelara hasta donde estaba el chico, él comenzó a perder el equilibrio y lo intentaba mantener para no caerse, Dharma usó sus poderes haciendo que algunos gatos callejeros comenzaran a saltar sobre él para morderlo y arañarlo. El chico se resbaló por el hielo y comenzó a gritar por los mordiscos de los gatos.
Noelle descongeló una parte para que Sabrina pudiera ir con ellas, y cuando Dharma usó sus poderes de nuevo para que los gatos se fueran, Noelle comenzó a congelar al chico hasta el cuello, dejándolo inmóvil en el suelo.
–¿Qué cojones sois vosotras? –preguntó asustado.
–Digamos que te metiste con quién no debías. Ahora, dinos quién quiere matar a Sabrina y Jessica Moore. –dijo Dharma agachándose a su altura y mirándole seriamente.
–Sino vas a tener muchos problemas. –añadió Noelle transformando su mano derecha en una garra de hielo afilado.
–No puedo.... –dijo asustado.
–Claro que puedes. –Dharma le hizo una señal a Noelle y esta se agachó para comenzar a acercar su mano de hielo a la cara del chico. –Tienes dos ojos, con perder uno no pasaría nada, ¿no?
–Espera... –susurró el chico asustado al ver como tenía la garra cada vez más cerca. –¡Lo diré! Nos contrató Magnus Moore.
–¿Quién? –preguntó extrañada Sabrina.
–Es...
El chico no pudo seguir hablando ya que fue callado por un disparo en la cabeza, alertando a Noelle y Dharma, quiénes se pusieron delante de la chica. Dharma opinó que sería mejor irse de la zona y los teletransportó a la casa de Arthur, donde Jessica y Karma estaban jugando a un videojuego de disparos y Arthur las miraba sonriendo.
–Uhm. Nunca acabaré de entender la finalidad de este juego. –opinó Karma al haber perdido por octava vez.
–Serías mejor si dejaras de pegar tiros al aire. –rio Jessica dejando el mando en la mesa y Karma frunció el ceño.
Sabrina sonrió al ver las reacciones de Karma mientras su hermana le explicaba el juego, luego lo ignoró y les preguntó que había ocurrido. Una vez reunidos todos en el salón, Dharma y Noelle comenzaron a contar lo que había ocurrido hace tan solo unos minutos en la calle.
–¿Quién es Magnus Moore? –preguntó Karma confundida.
–Ni idea. Tenemos que averiguar quién es. –comentó Davina mirando a sus amigos.
–Eso es verdad. Por cierto, ¿desde cuándo te volviste tan agresiva, Noelle? ¿No tendrías que portarte bien? Siendo la hija de Santa Claus. –preguntó Dharma con una sonrisa viendo a la chica.
–No tiene nada que ver, puedo ser quien yo quiera ser. –respondió Noelle encogiéndose de hombros mientras sonreía.
–¡Te quiero! –dijo Dharma abrazando a Noelle haciendo que pusiera una cara de asco bastante graciosa.
–Quita que me das calor. –Noelle intentaba separar a Dharma pero esta seguía abrazándola.
Los demás observaron con sonrisas y risas la interacción de las dos chicas. Karma por un instante miró la ventana al haber sentido una extraña presencia, pero en cuando Jessica la llamó para jugar con ella lo dejó pasar, después de todo podía haber sido un tonto sentimiento humano.
(...)
Karma podía observar a través de la puerta como Sabrina atendía a la profesora de Historia, ella sonrió contenta de que su relación con su hermana pequeña hubiera mejorado y ahora fueran más unidas. Sin nada que decir, dio la vuelta y se marchó a la habitación de jardinería, donde ayudaba a Jorge para mantener bonito el parque que había dentro de la escuela.
Debido a su gran trabajo, el director la ascendió y ahora no tenía que limpiar más baños, sino que se encargaría del cuidado del jardín. Se encontraba podando un pequeño arbusto cuando un hombre se acercó a ella para preguntarle algo.
–¿Sabe si el director se encuentra en la escuela? Debo darle una carta pero me urge entregar otras más importantes.
–Puedo entregársela yo, en un rato le veré. –respondió Karma quitándose un guante para coger la carta.
–De acuerdo, solo debería darme sus datos para que quede constancia de la entrega.
Karma dio sus datos al cartero y este le agradeció con una sonrisa hasta que se marchó rápidamente. La chica, curiosa, gritó la carta para ver el destinatario y que no se hubiera equivocado cuando leyó:
"Magnusfius Moore"
Frunció el ceño al leer el nombre, de alguna forma se le hacía conocido ¿podría ser...?
Karma caminó por los pasillos del instituto hasta llegar al piso donde estaba el despacho del director, pero no había nadie. Comenzó a buscarlo por el resto del edificio hasta que lo localizó observando la clase donde estaba Sabrina, Karma lo miró sospechosa pero aún así se acercó a él.
–Señor. –avisó y él la miró con una mirada sombría que cambió por una sonrisa.
–Karma, ¿Qué tal va? ¿Le gusta su nuevo trabajo? –preguntó el director sin dejar de echar miradas a la clase, algo que no pasó desapercibido por Karma.
–Me han entregado una carta para usted. –dijo Karma enseñándole la carta y él se la quitó rápidamente. –Vaya, si que tiene prisa por leerla.
–Si, digamos que son negocios que tengo pendientes.
–Se apellida Moore. –comentó Karma tras varios minutos en silencio haciendo que el hombre la mirase fijamente. –Igual que Sabrina, ¿Qué curioso, no?
–Sí...El mundo es un pañuelo, señorita Karma. –respondió serio mirando a la chica. –Es una bonita casualidad diría yo.
Ambos se quedaron mirando hasta que el timbre salió y se tuvieron que apartar de la puerta para que los alumnos pudieran salir de la clase. Sabrina salió de la clase y al ver a Karma le dio un abrazo pero eso no hizo que perdiera contacto con el director, tenía varias teorías rondando por su cabeza, las cuales fueron interrumpidas cuando Sabrina tiró de la chica y ambas se fueron, aún sintiendo la fija mirada del director en ellas.
–¿Qué ha pasado allí? –preguntó Sabrina sobre las miradas que se habían dado, mientras caminaban a casa de Arthur.
–Digamos que tu director es sospechoso. Tiene un aura de misterio rondándole. –le respondió Karma sin darle mucho detalle. –Será mejor hablar de esto en casa.
–De acuerdo. –Sabrina parecía confundida por la respuesta pero no dijo nada, simplemente comenzaron a hablar sobre otro tema.
(...)
–Tu trabajo es darme a esas dos niñas en bandeja de plata. No he hecho ese trato por nada. –dijo un hombre enfadado mirando una silueta en la pared de su casa, en la cual se podía apreciar que aquella sombra tenía cuernos y una larga cola acabada en punta.
–Sé lo que tengo que hacer, pero primero quiero poner a prueba a Karma, hace siglos que no la veo.
Y sé la manera perfecta para hacerlo...
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