Capítulo 8. El comienzo de algo nuevo
—Y luego me llevaron a la comisaría, donde estuve mucho tiempo —decía Mike
—¿Entonces no recuerdas nada de lo que te pasó? —preguntaba Nicole.
—No, mi vida inició desde que desperté en ese hospital —respondía Mike.
—¿Pero por qué tu nombre sí lo recuerdas?
—No tengo idea, esas son cosas que me gustaría saber.
—Entiendo. Entonces usas tu sudadera para ocultar esas marcas que tienes —suponía Nicole.
—Bueno, más o menos, en realidad no es tanto por mi cuerpo, sino por los demás pokémones —explicaba el eevee.
—¿Cómo? —confundida.
—Mira... Te cuento.
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En una comisaría, hace 10 años:
—Esta es tu habitación, Mike —decía un decidueye.
—¿Voy a vivir aquí? —preguntaba un eevee.
—Sí, solo será por unos días en lo que encontramos a tus padres —mencionaba Mark.
El eevee entró a su habitación y se quedó observándola durante un tiempo.
—Estaré en la oficina principal con Walter —decía Mark.
El decidueye cerró la puerta y dejó a Mike en su habitación.
Mark se dirigió a la oficina principal donde lo esperaba Walter y otros pokémones.
—Ya estoy aquí —decía Mark.
—Bien, informes —mencionaba un greninja.
—No tenemos ningún sospechoso, parece que el implicado escapó por la parte trasera, la puerta principal estaba cerrada con llave, pero la puerta trasera estaba abierta. Dentro de la casa había dos habitaciones, una de ellas parecía una recámara infantil, la otra un poco más formal, un baño, una sala, una cocina y el sótano; la casa estaba oscura, todas las cortinas estaban cerradas. Encontramos en una de las recámaras, la recámara que parecía más formal, un frasco con píldoras, eran antipsicóticos, suponemos que alguien, probablemente un adulto, sufría de problemas mentales. La estructura destrozada que se encontró junto a la víctima quedó inservible y no se sabe para qué servía. Si nadie aparece a reclamar la propiedad en unos años, será decisión del gobierno qué hacer con ella, probablemente la pondrán en venta para cualquier pokémon —mencionaba un gallade.
—¿Qué se hará con el eevee por el momento? —preguntaba Walter.
—Según el protocolo, se cuidará en un lugar apto y seguro para su edad, que puede ser aquí perfectamente. Si no se encuentra nadie que se pueda hacer cargo de él, se dará en adopción.
—Otra cosa, ¿es verdad que tiene 13 años? —preguntaba Mark.
—Espera, ¿tiene 13 años? —preguntaba Walter, sorprendido.
—Él dijo que tiene 13 años —explicaba Mark.
—Bueno... Puede ser que haya sufrido una contusión o por algún problema mental no recuerde correctamente su edad, eso explicaría el porqué no recuerda nada de lo que le pasó, ya que en realidad parece un niño de 6 o 7 años, sus órganos sexuales no parecen desarrollados, así como su voz, su estatura y su actitud que parecen de un niño. La doctora Emma nos dará el informe de su salud en cuanto pueda, es por eso que se enviará a el eevee cada mes a una revisión, para determinar si tiene algún problema mental.
—También hay que hablar de su físico —mencionaba Walter.
—Las quemaduras y cicatrices de cuerpo parecen causa de alguna explosión, no parecen hechas a propósito; la marca en su cuello es desconocida, no sabemos con qué o cómo fue hecho, parece con un orificio para insertar algo, o si le hubieran quitado parte de su piel; su muslo negro no sabemos nada, si es alguna enfermedad, alguna condición, si puede ser algún tipo de tatuaje; parece que el eevee no tiene problemas físicos o fisiológicos con eso y puede mover su pata con normalidad. El informe nos lo dio Emma, también sigue investigando acerca de eso.
—¿Si evoluciona mantendrá esas marcas? —preguntaba un pokémon de ahí.
—No lo sabemos, lo mejor es que no evolucione todavía para poder estudiar su estado de mejor manera —respondía el gallade.
—¿Dices que las quemaduras pueden ser causadas por una explosión? —preguntaba Mark.
—Así es, puede ser —afirmaba el gallade.
—Si la máquina que se encontró junto a Mike estaba destrozada, entonces eso puede significar que esta explotó, causándole esas quemaduras.
—Es verdad, por eso había fragmentos por todo el suelo —agregaba Walter.
—Agregaré eso al informe —mencionaba el gallade.
—Por favor, Izan —pedía Mark.
—Eso es todo lo que tenemos, chicos. Seguiremos investigando el caso, cualquier información sobre la víctima, su estado, sus padres; personas implicadas, sospechosos, lugares, etcétera, favor de comunicármelo a mí o, en su defecto, a Mark o a Walter—mencionaba el Izan.
—Gracias, Izan —agradecía Walter.
Los pokémon reunidos empezaron a irse.
—Yo cuidaré de Mike —mencionaba Mark.
—¿En serio? —preguntaba Walter.
—Sí, tiene algo especial —decía el decidueye.
—Pues sí que es especial —agregaba el greninja.
—Más allá de su condición, tiene algo que me gusta de él.
—Como quieras, Mark. Yo estaré en mi oficina —se despedía Walter.
—Está bien.
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—En la comisaría, me llevaron a una zona donde había varios pokémones de mi edad, supongo que para que me sintiera más cómodo, pero no fue así —contaba Mike.
—¿Qué pasó? —preguntaba Nicole.
—Me maltrataban —decía Mike.
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En una comisaría, hace 9 años.
Se veía a Mark, caminando a la habitación de Mike.
—Hola, Mike. ¿Puedo pasar? —tocaba la puerta Mark.
—¡No, vete! —gritaba el eevee desde adentro.
—¿Estás bien? —preguntaba el decidueye.
—¡Déjame! —gritaba Mike.
Mark abrió la puerta y vio a Mike, en su cama, triste, casi llorando.
—Mike, ¿qué te pasó?, ¿estás bien? —preguntaba Mark, preocupado.
—Los otros pokémones me dicen fenómeno y me maltratan —casi llorando decía Mike.
—¿Fenómeno?
— Me dicen que soy feo y que soy un fenómeno. Se ríen de mi cuerpo —contaba Mike, triste.
—Espérame aquí, en un momento regreso —mencionaba Mark.
El decidueye salió de su habitación y se dirigió a una especie de bodega, abrió una caja y sacó de ella una prenda de ropa. Regresó a la habitación de Mike.
—Mira, Mike, lo que te conseguí —decía Mark, con una sonrisa.
Mark le entregó una sudadera.
—Para que así nadie te vea —mencionaba Mark.
Mike solo se quedó viendo la prenda.
—Así la gente te tratará por cómo eres, y no por cómo te ves —decía con una sonrisa el decidueye.
Mike se puso la sudadera con emoción, estaba feliz.
—Te queda bien —decía Mark.
—¡Gracias, me encanta! —mencionaba Mike, calmado y feliz.
Mike abrazó a Mark.
—No hay de qué, amiguito. Ahora vamos a ir con la doctora Emma para que te revise —mencionaba Mark.
—Sí.
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—Y desde ese entonces, nunca me quitaba la sudadera, no quería que los demás me tratasen como ellos lo hicieron —decía Mike.
—Ya veo... —decía Nicole.
—Y viví así mucho tiempo, Mark se encargaba de mí.
—Ese decidueye fue bueno contigo, te cuidó —mencionaba Nicole.
—Pues me cuidó en un principio —mencionaba Mike.
—¿Qué quieres decir?
—Me retuvieron en ese lugar durante mucho tiempo y no me dejaban irme de ahí, yo ya estaba fastidiado. No sé que querían de mí, yo solo quería salir de ahí y tener una vida normal, pero me tenían atrapado ahí, limpiando oficinas y siendo molestado por los pokémones que aún seguían ahí. Decía Mark que aún me necesitaban para encontrar una respuesta a lo que me había pasado, pero yo ya estaba harto, ya no quería saber nada y Mark no hacía nada para ayudarme, solo me llamaba para decirme que limpiara su oficina o para que me llevaran con la doctora —contaba Mike, frustrado.
—Viviste un infierno ahí —agregaba Nicole.
—Cada día era levantarse, no poder hacer nada, comer, no poder hacer nada y dormir.
—¿Y cómo llegaste aquí? —preguntaba Nicole.
—Es una larga historia y no quiero hablar de eso —decía Mike, molesto.
—Está bien, entiendo.
Narra Mike:
Ahora me siento más relajado, necesitaba sacar eso de mí y compartirlo con alguien.
—Y así fue mi vida —mencionaba Mike.
—Bueno, agradezco que hayas tenido la confianza de contarme lo que te pasó, y que me hayas enseñado tu cuerpo —decía sincera Nicole.
—¿Me veo feo? —preguntaba Mike.
—Mira, sí te ves un poco extraño, pero a mí no me importa, yo sé la clase de pokémon que eres y con eso basta —decía Nicole, con sinceridad.
—Gracias.
—Además, yo también quiero decirte algo, así como tú tuviste la confianza de decirme eso, yo tengo la confianza para hacer esto —mencionaba Nicole.
—¿Hacer qu- —interrumpido Mike.
No pude terminar mi frase al sentir los labios de Nicole chocar con los míos, no lo podía creer, Nicole me acababa de besar en los labios. Así estuvimos durante unos cuantos segundos, era la primera vez que alguien me besaba en los labios.
—Lo siento —decía Nicole, sonrojada.
—Yo... tú... te... ¿te gusto? —mencionaba Mike, con estupor y con un ligero sonrojo.
—Mira, no sé si me gustas o si siento algo por ti, pero sí se que cuando estoy contigo me siento muy cómoda, realmente me agrada tu forma de ser, me gusta que sigas mis juegos, que seas comprensivo, que seas bromista y que tengas la confianza para mostrarme y decirme algo tan íntimo como tu pasado. Por eso quería darte un beso, como agradecimiento tal vez —explicaba Nicole.
—No sé qué decir. Yo tampoco sé si siento algo por ti, me agradas mucho también, además de que eres muy guapa y muy linda —mencionaba Mike.
—Supongo que podemos seguir interactuando juntos y ver si algo surge —proponía Nicole.
—Me parece bien —decía Mike con una sonrisa.
—Bueno, gracias de nuevo por contarme tu historia. Ahora tengo que tomar un baño —decía Nicole.
—Sí, bueno, ahora ya sabes por qué llevo mi sudadera a todos lados.
—Deberías contarle lo que me contaste a David, a Dylan y a los demás, además de mostrarles tu cuerpo, para que vayas poco a poco —sugería la mightyena.
—Sí, lo haré, gracias —agradecía el eevee.
—Y yo que pensaba que no mostrabas tu cuerpo porque lo tenías muy grande —bromeaba Nicole.
—Si así fuera, andaría todo el rato sin ella —bromeando Mike.
—Al parecer... es un tamaño promedio —bromeaba Nicole mientras observaba el cuerpo de Mike.
—No me veas tan a fondo —decía incómodo Mike.
—Jajaja, lo siento —disculpándose Nicole.
—Bueno, ya tengo que irme, gracias por escucharme y entenderme... y por el beso —mencionaba Mike, con una sonrisa.
—¿No quieres quedarte? Puedes dormir en la otra habitación —proponía Nicole.
—No, gracias, ya es tarde y de verdad que quiero ir a casa —rechazaba Mike.
—Está bien.
—Pero otro día podrías invitarme a tu casa y hacemos algo —sugería Mike.
—Seguro, Mike —decía con una sonrisa Nicole.
—Entonces espero que ese día llegue.
—Siempre que vengas te recibiré —sonriendo Nicole.
—Gracias. Nos vemos —se despedía.
—Bye, Mike —despidiéndose.
Me puse mi sudadera, me dirigí a la entrada de su casa y salí de esta. Me sentía bien, relajado, me sentía vivo. Caminé hacia mi casa pensando en el beso, me gustó aunque no me lo esperaba, realmente Nicole es muy linda.
Cuando llegué a mi casa, fui a mi recámara a tomar un baño. Mientras me bañaba, apreciaba mi cuerpo, no me gusta verme así, pero puedo vivir, si pude enseñarle mi cuerpo a Nicole, podré hacerlo al mundo. Cuando terminé de bañarme, me acosté y antes de dormir pensaba en la idea de contarle mi historia y mostrarle mi cuerpo a David y a Dylan. Me quedé pensando un momento, miré el peluche que Laura me dio, y recordé que Nicole me había sugerido que hiciera.
Al final, le mandé un mensaje a David y a Dylan:
Hola, David. Oye, ¿crees que mañana pueda hablar contigo en privado? Es importante.
Dylan, hola. Gracias por tus consejos que me diste en la fiesta. Me gustaría contarte algo, en privado.
Después, dejé mi celular en la mesa, me acosté y me quede dormido, pensando en que este sería el comienzo de algo nuevo para mí.
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En algún lugar, tiempo atrás:
Se encontraba un espeon y un samurott luchando en el campo de batalla de un estadio. Ambos pokémones estaban exhaustos.
—Ya... no... puedo... —exclamaba el espeon, muy cansado.
El espeon cayó debilitado. El público gritaba.
—¡¡Y el samurott es el ganador del torneo, un fuerte aplauso!! —exclamaba un comentarista.
Desde las gradas, un umbreon se veía triste.
Todo el mundo aplaudía y gritaba.
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Dentro de una casa:
—Está bien, llegaste muy lejos, estoy feliz por ti —decía un umbreon.
—¡Cállate! Perdí y perder no amerita ningún logro —muy furioso exclamaba un espeon.
—Pero llegaste a la final, no cualquiera hace es- —interrumpido el umbreon.
—¡¡Cállate!! —gritaba el espeon.
Dentro de esa casa, se pudo escuchar el sonido de una explosión, que más tarde se convertiría en un llanto.
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