Capítulo 7. Una carga menos

—Muy bien. ¡Escuchen todos! Vamos a jugar voleibol en la piscina, cada pareja se enfrentará a otra pareja; se meterán al agua, cada pareja en un extremo, y se lanzarán la pelota por encima de esta red, cuando la pelota toque el agua será punto para el equipo contrario. ¿Entendido? —explicaba en voz alta Lucas.

Narra Mike:

Los demás gritaban "sí", "claro", "dale", como respuesta.

—Todos van a pasar, no se preocupen. Pero, aquí tengo unas pistolas de agua y globos con agua, los que estén afuera podrán dispararles o lanzarles globos, los globos son limitados, así que úsenlos bien —explicaba en voz alta Lucas.

De nuevo, todos gritaban emocionados. Menos yo.

—Entonces que pasen las primeras parejas —exclamaba en voz alta Lucas.

Las primeras parejas se iban acercando. Mientras yo hablaba con Nicole.

—¡Qué divertido! ¿No crees? Hay que pasar rápido —decía Nicole

—Ehh... Suena divertido, pero tendría que quitarme mi ropa —decía con desánimo Mike.

—Oh, es verdad, entonces no jugaremos —cabizbaja.

—Juega tú, quizá pueda ser un uno contra uno, podrías decirle a Dylan o a su acompañante.

—Sí, es verdad, pero, ¿y tú? —preguntaba Nicole.

—Yo les puedo lanzar globos desde afuera.

—¿No estarás incómodo sin mí? 

—No importa, será por un momento, además podría estar con Dylan si jugas tú con Emily —respondía Mike.

.

Narra Nicole:

.

Flashback

—Si quieres ser una buena amiga, déjalo en paz —dijo Dylan.

—...

—E intenta que se gane más tu confianza, tal vez así hable contigo —agregaba.

.

Creo que sé que hacer.

—Si tu no vas a entrar, yo tampoco —decía con confianza Nicole.

—¿Qué? No, entra tú, no quiero ser un estorbo —se negaba Mike .

—Dije que me quedaría contigo y eso haré —insistía Nicole.

—Quedarte conmigo no es estar pegado a mí —insistía Mike.

—¿Te molesta? 

—No, solo quiero decir que, por separarte de mí un momento no va a pasar nada —explicaba Mike.

—No importa, me quedaré contigo —aferrándose a la pata del eevee.

.

Narra Mike:

Me sorprendió un poco el hecho de que Nicole no quisiera que me quedara solo. Realmente aprecio lo que hizo. No conozco a nadie aquí y tampoco puedo molestar a Dylan, además de que si uno juega el otro no podrá hacerlo.

—¿Y entonces qué vamos a hacer? —preguntaba Mike.

—Lo que quieras —decía Nicole, aún aferrada a la pata de Mike.

—Hay que lanzarle globos a Dylan —con una sonrisa.

—Qué malo eres —bromeando.

Mientras hablábamos, Dylan se nos acercó.

—Oigan, ¿quieren pasar contra nosotros? —proponía el rockruff.

—Ehh... Creo qu- —interrumpido decía Mike.

—No, pasa con otra pareja, Mike y yo nos quedaremos aquí, pero eso sí, te lanzaremos todos los globos que haya —interrumpía Nicole.

—Está bien, como quieran.

Dylan se alejó de nosotros.

—Tampoco era necesario que me interrumpieras —decía Mike.

—Era extremadamente necesario, Mike —mencionaba la mightyena.

Al cabo de un rato, llegó el turno de Dylan. Nicole y yo les lanzamos globos y agua a montón. 

Me quedé pensando, realmente me hubiera gustado meterme a la piscina, creo que me hubiera divertido mucho, y me siento un poco mal por haber hecho que Nicole no se metiera tampoco.

De todas formas, fue pasando el tiempo...

Hicimos más juegos, desde unos simples como lanzar dardos, hasta otros más... explícitos, como poner cara a cara a una pareja y dejar caer un billete entre los labios de estos dos, con el objetivo de que, con sus labios, pudieran atrapar el billete y así quedárselo, aunque la mayor parte del tiempo no lo conseguían y terminaban con un beso. En el caso de Nicole y yo, por suerte, pudimos atrapar el billete.

Pero ese fue una de muchas más cosas que hicimos.

.

8 horas después:

Eran las 22:00 . Lucas volvió a ponerse en el centro del patio y dijo en voz alta.

—Muchas gracias a todos por venir, desafortunadamente mis padres llegarán pronto y no pueden ver todo esto, así que me tocará recoger. De todas formas, espero que se hayan divertido y que hayan limpiado las habitaciones si es que las usaron, los que quieran quedarse un poco más les pido que consideren el irse pronto, por favor. De nuevo, muchas gracias a todos por haber venido —decía Lucas en voz alta.

Todos aplaudieron, hasta yo, la verdad me divertí bastante, creo que es la primera vez que me lo paso tan bien.

—¿Ya nos vamos? —proponía Nicole.

—Sí, vámonos —respondía Mike.

Nos dirigimos a la salida de su casa. Antes de salir, Nicole recibió una llamada y se apartó de mí por un momento.

—¡Oye, Mike! —exclamaba Dylan.

—¿Qué pasa? —preguntaba Mike.

—¿Ya se van?

—Sí, ya.

—Te divertiste, ¿verdad? —suponía Dylan.

—Sí, la verdad es que sí 

—No te metiste a la piscina por no quitarte tu sudadera, ¿no es así? 

—Eh... Sí, aún no quiero hacerlo —con desánimo.

—Está bien, solo quiero decirte que, aún siendo el Mike que lleva su sudadera a todos lados, puedes divertirte —mencionaba Dylan.

—¿Por qué me dices todo esto? —preguntaba Mike.

—Porque yo pasé por una situación similar.

—¿De verdad? ¿Qué pasó? —intrigado.

—No te voy a contar, solo quiero que entiendas que el cambio es lento, si te divertirse usando tu ropa, ¿cómo te sentirás sin ella? —mencionaba Dylan.

De repente, Nicole llegó.

—¿Mike, nos vamos? —mencionaba Nicole.

—Eh...sí, vámonos. Adiós Dylan y gracias —se despedía Mike.

—¡Bye, Dylan! —se despedía Nicole.

—Adios, amigos —se despedía de ellos el rockruff.

Nicole y yo nos alejamos de la casa de Lucas. Esperamos el autobús de regreso, una vez dentro, nos sentamos.

—Estoy muy cansada —decía Nicole, bostezando.

—Yo también un poco —mencionaba Mike.

Nicole se recostó en mi hombro.

—Me despiertas cuando lleguemos, no media hora antes —molesta.

—Sí, está bien, ahora sí sé dónde bajar.

Nicole se quedó dormida, yo por mientras seguía pensando. Dylan dijo que pasó por una situación similar a la mía, me interesa saber qué fue lo que le pasó.

Como sea, tiene razón, me divertí mucho aun sin meterme a la piscina, que era la actividad principal.

Y Nicole... no me dejó solo

Creo que sé qué tengo que hacer, de una vez por todas.

Después de un rato, desperté a Nicole y bajamos del autobús.

—Bueno... Ahora tú irás a tu casa y yo a la mía —mencionaba Nicole.

—Con respecto a eso, ¿te puedo acompañar a tu casa? —preguntaba Mike.

—¿Y eso? —con curiosidad.

—Ya que tu viniste a mi casa en la mañana, ahora yo te dejaré en la tuya en la noche.

—Está bien, vamos entonces.

Acompañé a Nicole hasta su casa, mientras ella iba diciendo cosas de la fiesta.

—Viste como Daniel besó a Mary, se puso súper rojo —mencionaba Nicole.

—¿Tú recuerdas cómo mordiste la cola? —decía Mike.

—Perdón, fue la adrenalina del juego.

—Pues aún con la adrenalina me dolió mucho —quejándose Mike.

—No seas chillón, a ti se te cayó la esponja y por eso perdimos —quejándose Nicole.

—Es verdad, me pasé —riéndose, Mike.

Al final llegamos a su casa.

—Bueno, Mike, ahora sí, tú irás a tu casa y yo... yo entraré, tomaré un baño y me dormiré —mencionaba Nicole.

—Una cosa más, ¿crees que pueda pasar un momento? —preguntaba Mike.

—¿Qué quieres hacer? —curiosa.

—Quiero mostrarte algo —explicaba Mike.

—Está bien, entra.

Entré a su casa y nos sentamos en sus sillones.

—Lo justo sería que estuviera en tu cuarto mientras tú te bañas, como hiciste conmigo —bromeaba Mike.

—¿Qué estás tramando? —preguntaba Nicole.

—Nada. ¿Me llevarás a tu recámara?  

—¿Acaso quieres tocarme? —bromeaba Nicole.

—No haré eso, solo quiero enseñarte algo —negaba Mike.

—¿Seguro que no quieres jugar conmigo? —decía Nicole de forma coqueta.

—Ya deja de molestarme.

—Jaja, bueno, vamos a mi habitación entonces —decía con una sonrisa.

Nicole me llevó a su habitación.

—Muy bien, ¿qué vas a hacer? —preguntaba Nicole.

—Mira, hoy me divertí mucho, nunca había sentido esa sensación, desde el día en que me pediste que te acompañara a la fiesta pasaron muchas cosas, estos días he estado muy pensativo. Desde que tengo memoria he pasado por muchos problemas, y hay cosas que quisiera saber. Todos esos pensamientos me rompían la cabeza, fue por eso que al principio no quería ir y me parecía aburrido, pero fueron pasando los días y me di cuenta de que de alguna forma tengo que olvidarme de todo eso y empezar de nuevo. Hoy me la pasé increíble, pero al fin y al cabo sigo siendo Mike —contaba Mike.

—¿Qué quieres decir? —intrigada.

—Sigo siendo el eevee que lleva su sudadera a todos lados y que quitársela sería arrancarse el corazón para él. Lo que quiero decir es que si me divertí usando esto, podré divertirme aún más sin esto. Tú me demostraste confianza al preocuparte todo el rato te de mí, me preguntaste de nuevo si quería ir a la fiesta, aun cuando eso significase que tu tampoco irías; fuiste hasta mi casa y me trajiste desayuno, y no me dejaste solo en la fiesta. De verdad que te agarré más cariño y confianza que antes. Es por eso que te quiero... enseñar algo —explicaba nervioso Mike.

—¿Qué es? —confundida preguntaba Nicole.

Estaba muy nervioso, era la primera vez que hacía esto. 

Di un respiro y, frente a los ojos de Nicole, me quité mi sudadera.

Nicole se quedó asombrada.

—Yo... eh... así es mi cuerpo —decía Mike, incómodo.

—Oh, Arceus, Mike, ¿qué rayos te pasó? —preguntaba Nicole, muy asombrada.

.

Narra Nicole:

Nunca pensé que pasaría esto. Mike se quitó su ropa y dejó ver su cuerpo por primera vez. 

Tenía quemaduras por todo su cuerpo, cicatrices; tenía gran parte de su muslo de color negro, además de varias machas del mismo color por todo su cuerpo, como si se hubiese hecho un tatuaje; tenía una marca extraña en su cuello, como si tuviera una abertura. Realmente daba... miedo, estaba un poco... feo, un poco por su apariencia pero también por la situación. 

¿Qué rayos le habrá pasado?

—Por eso no quiero que me vean, soy un fenómeno —decía cabizbajo Mike.

—Pero, ¿por qué tu cuerpo está así? preguntaba Nicole con curiosidad.

—No lo sé —decía Mike.

—¿Cómo que no lo sabes? —confundida.

—No lo sé, no sé qué me pasó. No recuerdo nada de mi infancia —explicaba Mike.

—¿No recuerdas nada? —muy confundida.

—Solo desperté, en una habitación, estaba en un hospital, y vi que mi cuerpo estaba quemado, con mi pata trasera negra y con esta marca en mi cuello.

—¿Pero cómo es posible que no recuerdes tu infancia?

—¿Recuerdas a Mark, el decidueye? Pues esa vez que vino a la escuela, él me dijo que me necesitaban, que yo recordaría todo, y supongo que se refería a eso, quería llevarme a un lugar donde estuve mucho tiempo. No era porque necesitaban a un eevee inteligente para su experimento —explicaba Mike.

—Entonces sí me mentiste —molesta, Nicole.

—Perdón, no quería contarle a nadie en ese momento —con desánimo, Mike.

—Sí, está bien entiendo. Pero, ¿por qué rechazaste si dices que te gustaría saber?

—Como dije, no quiero más problemas, quiero olvidarme de todo, si mi cuerpo es así, así será —explicaba Mike.

—Dices que te quería llevar a un lugar, ¿era a ese hospital? —preguntaba la mightyena.

—Te voy a contar lo qué pasó... 

.

.

.

Hace 10 años, en un hospital:

—Informe —decía un greninja.

—Se encontró a un eevee, viernes 18 de 2014 a las 6:34 a.m.; macho, de unos 6 a 8 años; desmayado y herido; encontrado en el sótano de una casa en la siguiente dirección, Número 44, calle Pord, colonia Lago azul; encontrado con quemaduras por todo el tronco y parte del abdomen, parte del muslo de color negro y manchas del mismo color cercas, y una marca en el cuello en forma de u; se encontró junto a una especie de máquina destrozada, con fragmentos de esta por todo el suelo; no había nada más y no hay ningún sospechoso y/o involucrado —leía un decidueye.

—Perfecto, revise a la víctima y encárguese del informe—mencionaba el greninja.

—Entendido, Walter —asentía con la cabeza el decidueye.

El decidueye se dirigió a una habitación, donde estaba un eevee en una camilla rodeado de varias enfermeras.

—Emma, informe —mencionaba el decidueye.

—El sujeto está despierto; signos vitales estables; estado de salud correcto —mencionaba una meowscarada.

—Bien, deme el informe —pedía el decidueye.

—¿Vas a interrogarlo, Mark? —preguntaba Emma.

—Así es —respondía.

—Está bien, se gentil, es pequeño y parece no recordar muchas cosas —agregaba Emma.

—No te preocupes, soy experto con los niños —decía Mark.

—Pues es todo tuyo. Te esperaré afuera, guapo —decía la meowscarada mientras pasaba su dedo por el pico del decidueye.

—Será rápido. 

—Eso espero —decía Emma mientras se iba del lugar.

Mark se paró al lado del eevee.

—Hola, amiguito, ¿cómo estás? —decía Mark, suavemente.

—Hola, eh... bien —respondía el eevee, frío.

—Mi nombre es Mark, soy un decidueye como puedes ver. ¿Cuál es tu nombre? —con una sonrisa

—¿Mi nombre? Eh... soy Mike. 

—Mike, muy bien. Mike, ¿sabes cómo llegaste al sótano de esa casa? —interrogándolo.

—¿Cuál casa? —preguntaba el eevee, sin entender.

—Ehh... la casa donde te encontramos, ¿la recuerdas? 

—No recuerdo nada.

—Ok, ¿sabes dónde están tus padres?

—¿Mis padres? No.

—¿Recuerdas que especies de pokémon eran?

—No —confundido.

—¿Conoces a alguien que haya estado contigo? Un hermano, tío, primo, ¿alguien? —intentando de encontrar una respuesta.

—No, no recuerdo nada, no sé qué me pasó... ¿Qué me pasó? ¿Dónde estoy? ¿Por qué mi cuerpo se ve así? —inquieto y asustado.

—Tranquilo, Mike, solo necesito que recuerdes algo, lo que sea, algún nombre, un pokémon, un lugar —tranquilizándolo.

—No me acuerdo de nada —preocupado.

—¿Cuántos años tienes, Mike?

—Eh... tengo 13 años —respondía el eevee, nervioso.

—¿13? Me refiero a años de edad, ¿cuántos tienes? —confundido.

—Tengo 13 años —insistía Mike.

—Ok... 13 años... —muy confundido

—¿Por qué mi pata es negra? —asustado.

—Eh... Mike, espérame un momento, por favor.

Dicho eso, Mark salió de la habitación, donde lo esperaba Emma.

—¿Qué ocurrió? —preguntaba Emma, con curiosidad.

—No recuerda nada, parece que tiene algún tipo de amnesia o algo, no recuerda a sus padres, ni a nadie que se pueda hacer cargo de él, ni algún lugar, pokémon, hecho; nada. Dice que tiene 13 años —explicando.

—¿¡13 años!? —exclamaba con sorpresa.

—Algo le pasó, ¿sabes qué?

—No, no demostraba signos de alguna contusión o golpe. Tendrás que llevártelo a la comisaría en lo que encuentran a alguien que pueda hacerse cargo de él, existe la posibilidad que sus recuerdos regresen con el tiempo —proponía Emma.

—Tendríamos que investigar más, ¿no sería mejor darlo en adopción? —proponía Mark.

—Así lo marca el protocolo, primero se encuentra a alguien que pueda hacerse cargo de él —insistía Emma.

—No todos siguen el protocolo.

—Tú sí, eres profesional, así que se lo llevan, lo cuidas y tratas de investigar más sobre él. Lo llevarás aquí para darle un chequeo cada mes. —mencionaba la meowscarada.

—Está bien —con desagrado.

—Obedece y puede que nos divirtamos los dos —decía Emma mientras tocaba suavemente el muslo de Mark.

—Para, aquí no —ligeramente sonrojado e irritado.

—Bueno, ya sabes, hazte cargo de ese tal Mike —decía Emma mientras se iba de ahí.

—Ya qué —decía Mark—. Ahora será una carga más —decía en su mente.

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