Capítulo 11. No soy un Eevee normal y nunca lo fui


Narra Mike:

Estaba en mi casa, arreglándome para ir con Nicole a la plaza.

—¿Debería llevar una de mis sudaderas o llevar algo más elegante? —decía Mike en su mente.

Mientras elegía qué ponerme pensé por un momento, ¿me estoy enamorando de Nicole? Me encanta estar con ella, me gusta hacerla reír y me gusta mucho la forma en que ella interactúa conmigo, además de que físicamente me gusta. Es muy linda. 

Por otro lado, no sé si yo le guste a ella, me dio un beso ese día en su casa pero dijo que era más de agradecimiento que de otra cosa.

Flashback

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—Mira, no sé si me gustas o si siento algo por ti, pero sí se que cuando estoy contigo me siento muy cómoda, realmente me agrada tu forma de ser, me gusta que sigas mis juegos, que seas comprensivo, que seas bromista y que tengas la confianza para mostrarme y decirme algo tan íntimo como tu pasado. Por eso quería darte un beso, como agradecimiento tal vez —explicaba Nicole.

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Sé que ella lo pasa muy bien conmigo y que le encanta cómo soy, pero no estoy seguro de que eso significa que le gusto, tal vez ella ni siquiera busque una relación... aunque recuerdo que dijo que podría surgir algo.

Flashback

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—Supongo que podemos seguir interactuando juntos y ver si algo surge —proponía Nicole.

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No sé y mi apariencia física no me ayuda. Ella dijo que no le importaba el cómo me viera, pero el físico es muy importante, tal vez no le importa que me vea así pero le importa a la hora de tener una relación.

Flashback

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—¿Me veo feo? —preguntaba Mike. 

—Mira, sí te ves un poco extraño, pero a mí no me importa, yo sé la clase de Pokémon que eres y con eso basta —decía Nicole, con sinceridad.

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Sé que no debo odiar mi cuerpo y que ya aprendí a vivir así, pero a veces desearía ser un Eevee normal. Espero que Mark pueda ayudarme con esto, al menos saber cómo me pasó esto.

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20 minutos después...

—Estoy listo —decía Mike.

Después de bañarme, cambiarme, tener un momento reflexivo y rociarme perfume me dispuse a salir de mi casa y dirigirme al hogar de Nicole.

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10 minutos después...

Mientras caminaba, a lo lejos pude ver que había varios Pokémon de agua divirtiéndose cerca de un estanque. Había un Prinplup, un Politoed, un Quagsire y un Vaporeon, ese último me llamó la atención.

—Un Vaporeon, justo lo que quería ser —mencionaba Mike.

Recuerdo que de pequeño quería ser un Vaporeon, se lo dije a Mark y él amablemente me consiguió una piedra agua... Lástima que no salió bien.

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En un hospital, 9 años atrás:

—¿Qué tenemos de nuevo? —preguntaba un Decidueye.

—La verdad es que muy poco, sus análisis demuestran que tiene buena salud y definitivamente no tiene 13 años —decía una Meowscarada.

—Sí, eso ya lo sabíamos —agregaba el Decidueye.

—¿Cuánto tiempo lo tendremos aquí? —preguntaba un Greninja.

—El tiempo suficiente, Walter —respondía la Meowscarada.

—¿Has sabido algo sobre sus marcas? —preguntaba el Decidueye.

—Nada nuevo, las marcas de su cuerpo fueron causadas por quemaduras, ya está sanando; la marca en su cuello no cierra, es extraño, parece como si tuviera algo incrustado, revisamos pero no tenía nada y no sabemos cómo se originó eso ahí, podríamos poner pelo para ocultar su marca. —decía la Meowscarada.

—¿Le incrustaron algo? —preguntaba Walter.

—Eso parece, no tiene pelo en la parte anterior de su cabeza, me refiero a su melena, es como si le hubieran quitado parte de ella para introducir algo. —explicaba la Meowscarada.

—¿Y su pata negra, Emma? —preguntaba el Decidueye.

—Absolutamente nada, sigue siendo un misterio y no tenemos información a cerca de eso —decía Emma.

—¿No será algún tipo de pintura? —agregaba el Decidueye.

—No, Mark, no es pintura —negaba Emma.

—Parece un Umbreon —bromeaba Walter.

—Bueno, eso es todo. Seguiré revisando a Mike —decía Emma.

—Gracias, Emma. Mark, vámonos, tenemos trabajo —decía Walter.

—Mark, ven un momento por favor —decía Emma.

—¡Voy! Espérame, Walter.

—Rápido, Mark.

El Decidueye se dirigió a donde estaba Emma, lejos de Walter.

—Mi pajarito... —decía Emma mientras tocaba el pico de Mark.

—¿Qué sucede? —preguntaba Mark.

—¿Puedo preguntar por qué Mark llevaba una sudadera el día que lo trajiste? 

—Bueno... le gusta como le queda. 

—En serio, Mark, no quería quitársela, no podíamos revisarlo porque se negaba —contaba Emma.

—Mira... Creo que hay unos Pokémon que molestan a Mike por su apariencia, entonces le regalé esa sudadera para que lo dejaran en paz —explicaba Mark.

—¿No era más fácil regañar y hablar con esos niños que darle algo que nunca se quitará?

—No es para tanto, es solo una prenda. Y bueno, Mike nunca me dijo quiénes eran los que lo molestaban.

—Podrías haber hablado con todos los Pokémon o haber alejado a Mike de ellos.

—Mira, no soy un niñero, no sé cuidar a los niños, se me ocurrió darle una sudadera a Mike y ya. Estoy muy ocupado para  centrarme en esas cosas —decía Mark, irritado.

—Ya veo, estás muy ocupado como para no preocuparte por Mike pero no estás ocupado para tener sexo conmigo —bromeaba Emma.

—Emma, no digas eso, además sí me preocupo por Mike.

—Y no lo niegas...  —bromeando, Emma.

—Basta, Emma —molesto, Mark.

—Como sea... Deberías hablar con él, se ve un poco desanimado, triste, frío... —contaba Emma.

—Ya me ocuparé de eso.

—En serio. Mira, podrías hablar con él y preguntarle en qué quiere evolucionar, si es alguna evolución por piedra podrías conseguirle una. Eso lo haría más feliz —sugería Emma.

—Es buena idea pero, ¿qué pasará con su cuerpo?, ¿no afectaría a tu investigación y sus análisis? —dudaba Mark.

—Escucha, no tenemos idea de lo que pasa con su pata, hemos probado de todo y aún así no sabemos qué pudo haberle ocasionando eso. Sin embargo, tiene buena salud, puede mover su pata con normalidad y no siente dolor o incomodidad. Por otro lado, es un niño, déjalo ser feliz. Además, si evoluciona y pierde esa pigmentación negra y sus marcas, será mejor para él, así ya no lo molestaran, ¿no lo crees? —explicaba Emma.

—Sí, creo que tienes razón —decía Mark.

—Entonces, habla con él, consigue una forma de hacer que evolucione y consiéntelo.

—Sí, lo haré, gracias por tu consejo —aceptaba Mark.

—Y también consiénteme a mí  —bromeaba Emma.

—Emma, creo que es demasiado, estamos haciendo esto muy seguido.

—Pero te diviertes de todas formas.

—Déjame descansar —decía Mark.

—No hay tiempo para descansar —decía Emma mientras acariciaba el pico de Mark.

—Creo que esto es demasiado, debería hablar con ella y decir que deberíamos reducir nuestra actividad. Ahora que lo pienso, ¿por qué acepté acostarme con ella la primera vez? —decía Mike, en su mente.

—Como sea. Termino de revisar unas cosas con Mike y se los mando a la comisaría —mencionaba Emma.

—Sí... Emma, gracias. 

Mark salió de la habitación y se dirigió a Walter.

—Te dije que rápido —decía Walter, enfadado.

—Lo siento, pero Emma me dio una buena idea.

—Ya me platicarás después. Vámonos, este lugar me da mala vibra.

Walter y Mark se fueron del hospital. En el camino, Mark le platicaba a Walter sobre la idea que Emma le propuso 

—¿Quieres evolucionarlo? —preguntaba Walter.

—Sí, tenemos piedras en la bodega si es que quiere evolucionar en Jolteon, Vaporeon o Flareon —explicaba Mark.

—¿Y qué pasa con las demás?

—Bueno, en las montañas de Articuno hay una roca hielo, para Glaceon, y en el bosque oscuro está la piedra musgo, para Leafeon —explicaba Mark.

—¿Y si quiere ser un Espeon, Umbreon o Sylveon?

—Eso tardaría más... Espero que no quiera ser uno de esos —decía Mark.

—Como sea, haz lo que quieras, si así se siente cómodo él, házlo —decía el Greninja.

—Sí, en cuanto Izan traiga a Mike de vuelta hablaré con él.

—Me parece bien. 

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2 horas después...

Mike se encontraba en su habitación, jugando con unos juguetes que Mark le había comprado.

El detective se dirigió a la habitación del Eevee y tocó la puerta.

—¿Mike, puedo pasar? —preguntaba el Decidueye.

—Sí —respondía Mike.

—Hola, ¿cómo estás? —preguntaba Mark.

—Ya me preguntaste eso cuando llegué.

—Perdón, amiguito. Oye, me gustaría que me dijeras algo.

—¿Qué?

—Ya sabrás que los Eevee pueden evolucionar en 8 formas distintas, ¿verdad?

—Si, Jolteon, Flareon, Vaporeon, Espeon, Umbreon, Leafeon, Glaceon y Sylveon —nombraba Mike.

—Muy bien, veo que has leído bastante —felicitaba Mark.

—Sí —con una sonrisa, Mike.

—Bueno, ¿has pensado en qué forma quieres evolucionar?

—De hecho sí, quisiera ser un Vaporeon, me gustaría poder nadar.

—¿Estás seguro de que quieres ser un Vaporeon?

—Muy seguro —sonriendo.

—Está bien, quédate aquí, regreso pronto. 

—Está bien.

Mark salió de la habitación de Mike, se dirigió a la bodega y sacó una piedra agua de una caja. Posteriormente, regresó con Mike.

—Ya estoy aquí —decía Mark, con la piedra agua escondida detrás de su espalda.

—¿Qué me trajiste? —decía Mike, entusiasmado.

—Cierra los ojos.

El Eevee cerró los ojos, estaba entusiasmado, ya sabía lo que Mark le iba a mostrar pero siguió el juego.

—¡Ábrelos! —exclamaba Mark.

—¡Ohh...! ¡Una piedra agua! —exclamaba Mike.

—En efecto, Mike.

Sin darle tiempo de reaccionar a Mark, Mike acercó su pata rápidamente a la piedra, sin embargo, Mark pudo apartar la piedra a tiempo.

—Espera, antes de que evoluciones quiero que estés seguro de esto, no podrás revertirlo —advertía Mark.

—Sí, sí, estoy seguro —decía Mike, impaciente.

—Prométemelo.

—Te lo prometo, Mark —decía con sinceridad Mike.

—Está bien. ¿Listo?

—Listo.

Mark acercó la piedra agua a Mike, él acercó su pata e hizo contacto con la piedra agua. Sin embargo, no pasó nada.

—Ehh... ¿Ya evolucioné? —mencionaba Mike.

—¿Qué? ¿Qué pasó? —sorprendido y confundido, Mark.

—No funcionó —decía con desánimo, Mike.

—Prueba otra vez.

Mike volvió a tocar la piedra agua pero no sucedía nada.

—Debe de ser falsa. Iré por otra —decía Mark.

Mark salió de la habitación y regresó a la bodega para tomar dos piedras agua más. 

Regresó con Mike.

—Ok, traje dos. Prueba de nuevo, Mike.

Mike tocó la otra piedra que había traído Mark pero seguía sin suceder nada.

—No entiendo... Prueba con la otra —confundido decía Mark.

Mike tocó la tercera piedra y no ocurrió nada de nuevo.

—No es posible... ¿Por qué no evolucionas? —decía Mark, muy confuso.

—¿No puedo evolucionar a Vaporeon? —decía Mike, triste.

—Ehh... No lo sé, creo que no puedes evolucionar —decía Mark.

—¿A qué te refieres con que no puedo evolucionar?

—Podríamos probar con otra evolución, tal vez un Glaceon o un Leafeon, ¿te gustaría? —proponía Mark.

—Como sea —decía Mike, desanimado.

—Luego te llevaré a un lugar para que puedas evolucionar.

—Está bien.

—Bueno... Me llevaré las piedras —decía Mark antes de irse.

—Sí.

Mark salió de la habitación y fue directamente a la oficina de Walter.

—Walter —tocaba la puerta Mark.

—Pasa —respondía Walter.

El Decidueye entró a la oficina.

—Walter, ¿estás piedras son auténticas? —preguntaba Mark.

—Claro, ya las hemos usado antes —afirmaba el Greninja.

—Mike tocó las tres y no pudo evolucionar —explicaba Mark.

—¿En serio? ¿Estás diciendo que no puede evolucionar? 

—Quizá no pueda hacerlo por piedra evolutiva, luego lo llevaré al bosque o a las montañas para intentar otra evolución.

—Avísale a Emma sobre eso, es muy extraño.

—Claro.

Mark salió de la oficina.

—Me intrigas mucho Mike. ¿Qué demonios te pasó? —decía Mark en su mente.

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Narra Mike:

Aún no sé por qué no puedo hacerlo, no sé que rayos me habrán hecho para terminar así. Espero saberlo algún día.

Como sea. Hoy tengo que ir con Nicole a la plaza y no puedo andar preguntándome eso.

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5 minutos después...

Estaba tranquilo caminando, casi llegaba a la casa de Nicole. Pero de repente...

—¡Argh...!—se quejaba.

Me dio un fuerte dolor de cabeza.

—¡Argh...! 

Dolía mucho, nunca había sentido ese dolor. 

Sin embargo, después de unos segundos el dolor cedió.

—Uf... ¿Qué... ocurrió?

El dolor cedió de manera repentina, ya no me dolía en lo absoluto, fue algo extraño.

No quería tomarle importancia pero no podía simplemente dejarlo pasar. Por el momento ignoraré lo acaba de pasar y después iré con un médico a revisar lo que me pasó. Espero no vuelva a ocurrir.

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5 minutos después...

Había llegado a casa de Nicole. Toqué el timbre y esperé unos segundos a que me abriera. 

—Hola, Mike —saludaba Nicole, con entusiasmo.

—Hola, Nicole —saludaba Mike.

Nicole se acercó a mí y me dio un beso en mi mejilla.

—¿Listo para irnos?  —preguntaba Nicole.

—Por supuesto, vamos.

—Bien, vámonos.

Nicole salió y cerró la puerta de su casa.

Empezamos a caminar para dirigirnos a la plaza. Mientras andábamos seguía pensando en muchas cosas... Definitivamente soy extraño, ya lo sabía, pero pensé que tal vez eso había terminado, me doy cuenta de que no. No soy un Eevee normal y nunca lo fui, ni antes, ni ahora.

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Cerca de un bosque, 4 años atrás:

—Atrápalo —decía un Grovyle.

—Estoy listo —mencionaba un Treecko.

El Grovyle lanzó un disco hacia donde estaba el Treecko.

—Lo lanzaste muy fuerte, cayó en el bosque —decía con desagrado el Treecko.

—Lo siento, ve a buscarlo —respondía el Grovyle.

—Ajá.

El Treecko se adentró al bosque en busca del disco 

—¿Dónde está...? ¡Ahí estás! 

El Treecko había encontrado el disco. Se dirigió a tomarlo.

—Bueno, regresemos —decía el Treecko, en su mente.

El Treecko se disponía a irse.

—Ayuda... —decía una voz, débilmente.

—¿Qué fue eso?  —mencionaba el Treecko 

Sin embargo, había escuchado una voz cerca de ahí, por lo que se dirigió hacia ese sonido.

Al llegar, vio a un Pokémon en el suelo, débil.

—¿Qué hace un Eevee aquí? —se preguntaba el Treecko.

El Treecko se acercó al Eevee para cargarlo.

—Qué extraño, no es común ver Eevees aquí.

El Treecko revisó el Pokémon.

—Estás débil amigo, te ayudaremos.

El Treecko se dirigió de regreso a donde estaba el Grovyle.

—¿Por qué hay un Eevee aquí en el bosque, solo y débil? ¿Por qué lleva una sudadera? Es extraño.

Al llegar, el Grovyle vio que el Treecko no estaba solo.

—David, ¿por qué cargas un Eevee? —decía el Grovyle.

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