Capítulo 10. ¿Qué es lo que me pasó?

—Que sea lo que tenga que ser —decía Mike.

Narra Mike:

Estoy en mi cuarto, con el número que Mark le dio a Nicole en mi pata.

No tengo idea de lo que querrá, pero al menos quiero pedirle una disculpa y dejar que hable.

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En un bar:

—Dame otra —decía un Decidueye.

—En seguida —contestaba un Pokémon. —¿Cómo llegaste a estar así, Mark? —preguntaba.

—No sé, creo que debo dejar este trabajo —respondía Mark.

El Pokémon le daba la bebida a Mark.

—Gracias —agradecía Mark.

—¿Qué pasó con el Eevee? —preguntaba el Pokémon.

—¿Mike? No sé, no me importa, ya no; me ocupé demasiado de él que me desconcentró de todo lo demás, para que al final no me escuchara —decía con desagrado el Decidueye.

—¿Dejarás la investigación?

—Sí, ya no seguiré investigando, necesitaría de su ayuda para seguir —explicaba Mark.

—Es una pena.

—Lo sé, solo espero que esté bien.

—Te encariñaste de él —mencionaba el Pokémon.

—Un poco, además me intrigaba mucho su situación.

—¿A quién no? 

—Jaja, sí.

Mark probaba su bebida.

—¿Y que ha pasado con Evelin? —preguntaba el Pokémon.

—Dudo que una hembra tan linda como ella se enamore de alguien como yo —contaba Mark.

—Nunca digas nunca.

—Es difícil.

Mark tomaba otro sorbo de su bebida.

—¿Cómo te enamoraste de Emma? —preguntaba el Pokémon.

—No lo sé, creo que nunca me enamoré de ella.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué te acostabas con ella?

—Bueno, era guapa, y creo que me dejé llevar por mi instinto —bromeando, Mark.

—Error.

—Ya lo sé... —con desagrado.

El decidueye iba a tomar otro sorbo de su bebida cuando su teléfono sonó.

—¿Oh? Amigo, seguro que es Evelin —mencionaba el Pokémon.

—No lo creo.

Mark revisó su celular y se dio cuenta de que era un número desconocido.

—Es... un número desconocido —decía Mark.

—¿Desconocido? ¿Y si es Emma? —teorizaba el Pokémon 

—Calla, déjame contestar —mencionaba Mark.

Mark contestó la llamada.

—¿Hola? —contestaba Mark.

—Hola, Mark —saludaba Mike.

—¿Quién es? 

—Soy yo, Mike, el Eevee.

—¿¡Mike!? —sorprendido y confundido.

—¿Es Mike? —agregaba el Pokémon del bar.

—Sí, soy yo. Quería pedirte perdón, por haberte gritado esa vez —explicaba Mike.

—Ah, sí, bueno... eso ya no importa —decía Mark.

—Mira, en ese entonces estaba mal, no pensé bien las cosas. Realmente odié estar en ese lugar, pero hay cosas que puedo rescatar de él.

—Mike, no me importa, quiero descansar de todo esto.

—En serio. Tú fuiste el único que me cuidó en ese entonces.

—... —en silencio, Mark.

—Pero no me había dado cuenta. Me protegiste de los que se burlaban de mí, me entrenaste y todo este tiempo estuviste investigando mi situación porque... porque yo te importo —explicaba Mike.

—Mike...

—Y quiero disculparme, pero quiero que sepas que he cambiado. Le he contado mi historia y le he enseñado mi cuerpo a mis amigos. Hace unos días fui a una fiesta y me divertí bastante. Y hasta creo que me estoy enamorando —contaba Mike.

—...

—Lo que quiero decir es que estoy bien, ya no me preocupo por mis problemas.

—Yo... Me alegra que estés bien, en serio —decía Mark, sonriendo.

—Una cosa más. No quiero que todo el tiempo invertido en mí se vaya a la basura, así que... quiero que me enseñes lo que sabes.

—¿Qué?

—Sí, enséñame lo que querías enseñarme ¿Quieres que regrese a la comisaría? Iré.

—Mike... Ya dejé eso de lado. Ahora quiero estar en paz y vivir tranquilo.

—¿En serio? Bebiendo alcohol —bromeando agregaba el Pokémon del bar.

Mark le hizo señas de que se callara.

—Oh. Bueno, lo siento... Espero que no te haya molestado —decía Mike, con desánimo.

—Lo justo sería que rechazara tu petición, cono tú hiciste conmigo, pero si tu cambiaste yo también, así que... Sí, te enseñaré lo que sé —decía Mark.

—¿En serio? Gracias.

—¿Recuerdas dónde está la comisaría? —preguntaba Mark.

—Sí, se dónde —respondía Mike 

—Bien, te veré ahí en una hora.

—Está bien, Mark.

—Nos vemos, Mike.

Mark colgó la llamada.

—¿Qué pasó? —preguntaba el Pokémon.

—Liam, tengo una misión que cumplir —decía emocionado Mark.

—¿Qué? 

—Debo ir a la comisaría, si pregunta Evelin por mí, dile que estoy en proceso de una investigación.

—Ehh... Ok.

Mark se levantó y se fue del bar.

—¡Ey, Mark, no pagaste! —exclamaba Liam.

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Narra Mike: 

Después de hablar con Mark, no lo pensé dos veces y me dirigí directamente a la comisaría. Es curioso que hace días regresar a ese lugar me parecía ir directamente al infierno, no digo que me gustaría hacerle visitas a diario, pero ya no tengo problemas en ir.

Me puse mi sudadera y salí de mi departamento.

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40 minutos después...

Había llegado a la entrada de la comisaría. Mark no estaba ahí, así que me senté a esperarlo.

—No sé que es lo que Mark me quiere mostrar —decía Mike, en su mente.

Mientras esperaba, recibí una llamada.

—¿Nicole? —confundido.

Era Nicole. Contesté.

—Hola —saludaba Mike.

—Hola, Mike. ¿Cómo estás? —saludaba Nicole.

—Sentado.

—Entiendo. Oye, te quería invitar al cine.

—¿Me querías invitar o me quieres invitar? —bromeando Mike.

—Qué gracioso, mejor hablamos otro día.

—¿Qué decías? ¿Al cine? ¡Claro que sí!

—Sí, me gustaría que fuéramos a la plaza, iremos a ver una película y después comeremos algo y andaremos por ahí. ¿Qué me dices?  —contaba la Mightyena.

—Claro. ¿Mañana?

—Sí, sería mañana.

—Bueno, mañana te veo entonces.

—Perfecto. Nos vemos.

—Adiós, Nicole.

—Bye, te quiero.

Nicole colgó la llamada.

—Bueno, espero que Mark no me necesite para mañana... —decía Mike.

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A lo lejos de ese lugar:

Se encontraban dos Pokémon, uno de ellos usaba unos binoculares.

—Ahí está —mencionaba un Pokémon.

—¿Iremos por él? —preguntaba el otro Pokémon.

—No seas tonto, Karim, está en un lugar público.

—¿Cuándo lo atraparemos?  —preguntaba Karim.

—Primero le sacaremos información, después lo atraparemos en un lugar poco visible —explicaba el Pokémon.

—¿Estás seguro de que saldrá bien?

—Confía en mí. Tú obtendrás lo que quieres y yo lo que quiero —mencionaba el Pokémon.

—Está bien.

—Tú solo obedece, Houndoom —mencionaba el Pokémon.

—Dígame Karim, por favor.

—Como sea...

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Narra Mike:

Después de esperar unos minutos, Mark había llegado.

—¡Qué puntual! —exclamaba Mark.

—Yo también me alegro de verte —decía Mike.

—Bueno, Mike. ¿Cómo has estado? —preguntaba Mark.

—La verdad es que bien, estoy disfrutando de mi vida.

—Me alegra oír eso.

—¿Y qué me dices de ti?

—Bueno... Estaba pensando en dejar mi trabajo.

—¿En serio?

—Sí, quiero disfrutar mi vida. Pero antes me ocuparé de investigar tu caso —decía Mark, con una sonrisa.

—Gracias por cierto.

—Ni lo menciones, siempre fuiste un caso muy interesante. 

—Sí te creo —bromeando Mike.

—Como sea. Entra, te mostraré todo —mencionaba Mark.

Mark y yo entramos a la comisaría.

—Hola, Mark —saludaba un Pokémon.

—Hola, Izan —saludaba Mark.

—Espera, ¿eres... Mike? —preguntaba Izan, viendo directamente a Mike 

—Hola, Izan. Sí, soy yo, el eevee quemado y con la pata negra —decía Mike. 

—Hace mucho que no te veíamos por aquí. ¿No habías huido? —preguntaba el Gallade.

—No hay que hablar de eso —mencionaba Mike.

—Lo siento. Bueno, bienvenido —decía Izan.

—Gracias, supongo.

—Llevaré a Mike a mi oficina, quiero mostrarle la investigación —agregaba el Decidueye.

—Está bien, Mark, yo aquí estaré por si necesitan algo —

—Gracias, Izan.

Después de esa charla con Izan, Mark me llevó a su oficina.

—Entra, Mike —decía Mark.

Entré a su oficina y vi que tenía un gran pizarrón con anotaciones y papeles por todos lados.

—Creo que les hago falta —bromeaba Mike.

—Perdón por eso, Walter quería que hicieras algo mientras permanencias aquí —explicaba Mark.

—Claro.

—Como sea. Mira, te voy a decir lo que se —mencionaba Mark.

—Te escucho.

—Como sabes tú eres un Eevee... —decía Mark.

—¡Wow! Qué descubrimiento, valió la pena venir —bromeaba Mike.

—Por favor, Mike. Mira, tú eres un Eevee y eso significa que tus padres son de la misma especie. Hace muchos años, se encontró el cuerpo de un Jolteon y una Flareon, el Jolteon estaba muerto mientras que la Flareon se encontraba desmayada y muy herida, ella está en coma en un hospital. Es importante esto ya que, unos meses después, te encontramos a ti. Entonces, mi teoría es que esa Flareon es tu madre y aún esta viva —contaba Mark.

—¿Mi madre es una Flareon?—decía Mike, sorprendido.

—Puede ser, fueron los únicos incidentes de eeveeluciones antes de que te encontramos.

—Pero, ¿por qué mataron a el Jolteon?

—Existe la posibilidad de que te hayan secuestrado, ellos trataron de defenderte y el delincuente asesinó al Jolteon y lastimó a la Flareon —explicaba Mark.

—¿Me querían secuestrar?

—Puede ser. El día que te encontramos te hayamos en el sótano de una casa, al lado de tu cuerpo había una especie de máquina destruida. Suponemos que esa máquina explotó y las quemaduras de la explosión te hirieron, por eso tienes esas cicatrices. Probablemente un pokémon quería experimentar contigo o quería hacerte algo pero algo salió mal y la máquina explotó y el delincuente huyó por la puerta trasera —contaba Mark.

—¿Sabes para qué o por qué me quería?

—No, no tengo idea.

—Y supongo que no tienes ni idea del delincuente.

—Adivinaste, lo único que encontramos en la escena del crimen y en la casa fue un pelo rosa, unas botellas de cristal vacías, una caja de madera vacía y unas pastillas, antipsicóticos.

—¿Y eso no sirve de pista?

—Pues el pelo rosa nos dice que probablemente el delincuente sea de color rosa o alguna de sus partes lo sea; esas botellas y la caja no nos dicen nada, aparentemente; y esas pastillas nos dice que probablemente el delincuente sufría problemas mentales o psicológicos. Pero nada es seguro.

—Por cierto, ¿y mi pata negra? —preguntaba Mike.

—Tampoco sé nada sobre eso.

—Entiendo, ¿y para qué me necesitabas? —preguntaba Mike.

—¿Recuerdas que dije que la Flareon está en coma en un hospital? La cosa es que yo necesito que ella despierte para que pueda hacer pruebas de ADN con ella y contigo y ver si coinciden —explicaba Mark.

—¿Y cuándo despertará? —preguntaba el Eevee.

—No lo sé. Hace varios días fui a ver su estado, me dijeron que no sabían cuándo despertaría, pero hace unos días me llamaron y me dijeron que parecía que pronto lo haría —contaba el Decidueye.

—Comprendo.

—Pero hay cosas que son extrañas —agregaba Mark.

—Todo esto es extraño.

—Por ejemplo, el que no puedas evolucionar, el que sepas usar pulso oscuro, tu marca en tu cabeza... Recuerdo que cuando te interrogué dijiste que tenías 13 años cuando en realidad tenías 6 —explicaba Mark.

—Espera, ¿es raro que sepa usar pulso oscuro? —confundido Mike.

—Bueno, sí, los Eevee no pueden usar pulso oscuro —explicaba el Decidueye.

—Por eso Dylan reaccionó así... —en su mente, Mike.

—Sé que hay una relación entre todo esto, pero no sé cuál es... —decía Mark, pensativo.

—Ya veo, gracias por mostrarme lo que tienes —agradecía Mike.

—Por nada. En cuanto la Flareon despierte te llamaré para que vayamos a verla.

—Está bien.

—¿Y está bien que nos permitas hacerte pruebas de ADN? —preguntaba Mark.

—Sí, no hay problema.

—Gracias, Mike. Eso era todo lo que te quería mostrar.

—Recuerdo que habías dicho que si venía aquí podría evolucionar —agregaba Mike.

—Ehh... Era una excusa para que vinieses, lo siento —decía Mark, con vergüenza.

—Está bien, Mark.

Después de que Mark me dijera eso salí de su oficina, él se quedó dentro.

Me disponía a irme de ahí.

—¡Ey, fenómeno! —gritaba un Pokémon.

Volteé a ver y era uno de los Pokémon que me molestaba de pequeño.

—Hola —saludaba Mike.

—¿Qué haces aquí, fenómeno? ¿Extrañabas a papá Mark?

—Eh, no.

—Claro que extrañas a tu papi Mark, el te dio una sudadera para protegerte, qué lindo y qué estúpido —molestándolo.

—En efecto, él me dio esto.

—Quítate eso, y muéstrate al mundo que eres un fenómeno, fenómeno.

—Ok.

Me quité mi sudadera.

—Listo, ¿feliz? —con una sonrisa.

—¿Qué?

—¿Querías que mostrara mi cuerpo para que se burlen de mí o para que tú te deleitaras con mi cuerpo?

—Eres un enfermo.

—Correción, estoy enfermo, ¿no ves cómo está mi pata?, puede ser que sea una nueva enfermedad.

—Idiota.

—Lo sé, por mucho tiempo fui un idiota, pero he cambiado y ahora soy mejor y me siento orgulloso. ¿Y tú? No has cambiado, sigues siendo el mismo pokémon que molesta a otros con exactamente las mismas bromas, créeme que aburres, amigo.

—¡Estúpido! —exclamó el Pokémon.

—¿Quieres pelear? Pero recuerda quién me entrenó, papi Mark.

El Pokémon se fue de ahí, molesto.

—Claro, huye.

Me puse de nuevo mi sudadera y salí de la comisaría.

—Bueno, de regreso a casa —decía Mike.

Me dirigí a mi casa pensando en lo que Mark me dijo. ¿Mi madre es una Flareon? ¿Me secuestraron? ¿Es raro que pueda usar pulso oscuro? Muchas incógnitas pasaban por mi cabeza, pero al menos puede ver a Mark de nuevo y lo ayudaré para saber qué es lo que me pasó.

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En otro lado: 

—Ya salió —decía un Houndoom.

—Muy bien, síguelo y ve hacia dónde se dirige —mencionaba otro pokémon.

—Como usted diga, Jostin.

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