Capítulo. 6: Silencio

Jay no tardó en reaccionar ante la noticia de Cole y corrió hacia la puerta.

—¡No me quiten mi lugar! —gritó para después salir disparado hacia el pasillo junto con el eco de otras cuantas pisadas más.

Woah, parecen niños pequeños, pensé y me levanté de la silla riéndome cortamente. Caminé hacia mi maleta, saqué mi ropa y la acomodé rápidamente en los cajones y clósets, dejando afuera una blusa negra de mi banda favorita, un short de mezclilla y mis tennis blancos con los cuales me vestí. Recogí mi cabello en media coleta, y al final, coloqué un listón rojo que combinaba con el logo de mi blusa.

Al estar lista, salí de mi nueva habitación y pude notar los letreros que se encontraban colgados en las puertas de los cuartos; la habitación de en frente era de Jay. Entonces, recordé lo que sucedió con el inquieto muchacho cuando intentó hacer spinjitsu hace unos minutos: en serio es de las cosas más incómodas que me ha pasado con alguien que apenas conozco y tal vez considere utilizar un hechizo para borrar de mi memoria tal vergüenza.

Desvié aquellos pensamientos para dirigirme a las escaleras y asomarme cuidadosa y sigilosamente hacia comedor. Todos ya estaban sentados y en silencio; los únicos que faltaban eran Sensei Wu y mi tío. Qué pena llegar cuando todos ya están sentados desde hace media hora.

• Perspectiva de Cole •

Platos y vasos rosando contra la mesa era lo único audible. Todos comíamos en silencio absoluto como si estuviéramos en alguna clase de funeral. Zane había cocinado Buddies (así llamamos a los emparedado que prepara de tocino con pollo y aderezo). Había cuatro sillas vacías: Dos del centro que son de Zane (quien estaba de pie cocinando) y Sensei Wu; una en el centro del lado contrario de la mesa, que es de Garmadon; y la última en frente a Jay y a un lado de Lloyd que ahora es de Karly... que por cierto, ¿en dónde estará?

Como si la hubiera invocado, Karly apareció a un lado de Lloyd y se había cambiado su ropa a una blusa de una banda. Pasaron unos cuantos minutos y como vi que nadie se atrevía a hablar aún, decidí romper el silencio.

—¿Por qué tan callados todos?

—Estamos comiendo, ¿qué esperabas? —Kai me miró como diciendo lo obvio.

—No lo sé, uno de los chistes del señor Walker. —comenté mientras miraba a Jay quien estaba más callado que de costumbre.

—¿Tengo cara de payaso? —inquirió el castaño indignado.

—Tal vez, Mr. J. —hice una referencia de Batman por la cual todos soltaron una carcajada: el apodo era totalmente idóneo.

—Lo dice el que se cree Bruce Wayne, ¿en serio no tienes nada de color en tu guardarropa o nunca saliste de tu etapa emo? —me atacó de vuelta con otra referencia y le siguieron más risas.

Touché.

—A lo que me refiero es a que estás muy calladito. —le sonreí acusador ignorando su comentario.

—Siempre soñaste con el día en que me callara, ¿no? Pues se te hizo. —contestó y tomó un sorbo de su jugo.

Le sonreí de lado sabiendo que escondía algo. Suficientes años lo conozco como para saber que algo le ocurría; pronto descubriré qué es. ¿Por qué? Porque soy su mejor amigo, pero principalmente porque quiero saber qué es para que se quede callado así siempre.

—Por cierto, ¿por qué llegaste tarde, Karly? —Zane preguntó seriamente de la nada.

Todos saben que a Zane no le agrada que lleguen tarde a comer y mucho menos si él fue el que preparó la comida. Todos voltearon a ver a la chica, incluyéndome.

—¡Oh! Es que estaba ordenando mi habitación y alistándome ya que alguien no dejó que lo hiciera antes. —la rubia respondió y fulminó a Jay con la mirada.

Yo me limité a arquear una ceja: ¿qué estaban haciendo?

—Hum. —Zane murmuró viendo hacia el de ceja partida quien sólo le sonrió apenado—. Se entiende. —afirmó dedicándole una sonrisa a la chica.

• Perspectiva de Karly •

Zane en serio me había asustado con su pregunta; creí que estaba molesto. Al poco tiempo, todos fueron terminando y dejando la mesa, excepto Cole y yo. Parecía que él me estaba haciendo compañía tomándose un vaso de jugo que parecía interminable. Me di cuenta de que se paró de la mesa y se puso en la silla que estaba en frente de mí.

—¿Te gustó la comida?

—Demasiado, parecía comida de chef profesional. —respondí sonriendo y comiendo un bocado de mi emparedado.

—Sí, a ese Nindroide se la da bien la cocina. —comentó viendo mi emparedado.

¿"Nindroide"? ¿Acaso había sido un apodo?

—¿Nindroide? —interrogué con la mente en blanco.

Cole se sorprendió y desvió la mirada como arrepintiéndose de haberlo dicho.

—Sí, es que... Es complicado, pero... —decía entre cortado y sin saber cómo explicarlo.

Lo vi más confundida que antes. Tomé un sorbo de mi jugo.

—Él... Él es un robot. —confesó sobándose la nuca.

Escupí el jugo por accidente y casi me ahogo.

—¿Estás bien? —Cole se espantó al principio, pero luego al ver que no fue algo grave soltó una carcajada.

—¡¿Qué?!

—Es una larga historia, al principio nadie lo sabia, ni si quiera él. —me explicó.

—¿Cómo es posible? Él parece un humano, aunque... —estudié sus facciones en mi mente.

Ambos reímos al mismo tiempo. Era impresionante como había más silencio cuando estábamos todos en la mesa a cuando solo estábamos Cole y yo.

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